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PDVSA pide ayuda para construir viviendas por Juan Carlos Zapata


Claro que la percepción es importante. Y en ello se basa Chávez. Que los votantes crean que está haciendo el trabajo y  voten. Así, espera que la Misión Vivienda lo ayude a ganar las elecciones de 2012. En lo real, sabe que tiene un problema. Una bomba de tiempo. Chávez piensa en los damnificados que no han recibido la vivienda prometida, aunque todavía le brindan un margen de espera. Chávez piensa en todos aquellos afectados por las expropiaciones de terrenos y estacionamientos: son votos en contra. Piensa en la producción de cabillas, de cemento. Piensa en que son más los problemas para construir, y que el asunto no es tan fácil. Y piensa en lo que significa electoralmente si no llega a la meta de casas construidas. Ese es su principal temor. Tan grande ese temor que la semana pasada en PDVSA se realizó una reunión con algunos constructores privados. Estaba Indepabis, el organismo que intervino los desarrollos en marcha, y acusó a los constructores. En ese encuentro, la preocupación fue evidente, y de allí el clamor. Tienen que ayudar a terminar los desarrollos. Pero ¿cómo? Sí, cómo si hay constructores perseguidos, otros se fueron, otros no gozan de garantías alguna. Indepabis se comprometió a buscarle una vuelta legal al asunto. Una vuelta porque el tiempo pasa, los meses transcurren, y no hay construcción de nuevas casas, y los desarrollos intervenidos siguen paralizados, sin entregarse. Y esto no se los perdonará Chávez. Que ya se lo imaginan en plena campaña electoral reclamando viviendas para entregar y montar su show. En PDVSA y en Indepabis reconocen que tienen una papa caliente en las manos. Por eso ahora necesitan del sector privado. El mismo al que han acorralado.

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Claro que la percepción es importante. Y en ello se basa Chávez. Que los votantes crean que está haciendo el trabajo y  voten. Así, espera que la Misión Vivienda lo ayude a ganar las elecciones de 2012. En lo real, sabe que tiene un problema. Una bomba de tiempo. Chávez piensa en los damnificados que no han recibido la vivienda prometida, aunque todavía le brindan un margen de espera. Chávez piensa en todos aquellos afectados por las expropiaciones de terrenos y estacionamientos: son votos en contra. Piensa en la producción de cabillas, de cemento. Piensa en que son más los problemas para construir, y que el asunto no es tan fácil. Y piensa en lo que significa electoralmente si no llega a la meta de casas construidas. Ese es su principal temor. Tan grande ese temor que la semana pasada en PDVSA se realizó una reunión con algunos constructores privados. Estaba Indepabis, el organismo que intervino los desarrollos en marcha, y acusó a los constructores. En ese encuentro, la preocupación fue evidente, y de allí el clamor. Tienen que ayudar a terminar los desarrollos. Pero ¿cómo? Sí, cómo si hay constructores perseguidos, otros se fueron, otros no gozan de garantías alguna. Indepabis se comprometió a buscarle una vuelta legal al asunto. Una vuelta porque el tiempo pasa, los meses transcurren, y no hay construcción de nuevas casas, y los desarrollos intervenidos siguen paralizados, sin entregarse. Y esto no se los perdonará Chávez. Que ya se lo imaginan en plena campaña electoral reclamando viviendas para entregar y montar su show. En PDVSA y en Indepabis reconocen que tienen una papa caliente en las manos. Por eso ahora necesitan del sector privado. El mismo al que han acorralado.

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