Canciller de Suecia Bildt y Nobel de la Paz Arias abogan por libertad de Leopoldo López
El líder de VP cumple 4 meses de injusto encarcelamiento en Ramo Verde
Cuando se cumplen 4 meses de injusto encarcelamiento de Leopoldo López, además de un proceso judicial amañado, el canciller de Suecia, Carl Bildt, y el premio nobel de la paz y expresidente de Costa Rica, Oscar Arias, abogaron por la liberación del coordinador nacional de Voluntad Popular, quien permanece preso en la cárcel militar de Ramo Verde, a la espera del inicio de su juicio.
El canciller sueco recordó este miércoles en su cuenta en twitter @CarlBildt la situación de López. “El líder opositor venezolano @leopoldolopez tiene hoy cuatro meses preso. Y aún no comienza ni el juicio”, fueron las palabras.
Venezuelan opposition leader Leopoldo López has today spent four months in custody. And there is still not even a trial.
— Carl Bildt (@carlbildt) June 18, 2014
Por su parte, Oscar Arias, quien es un prominente defensor de la democracia en Latinoamérica escribió un artículo en el Diario La Nación de Costa Rica titulado “Lo humanamente correcto” en el pide la liberación de López y cuestiona el proceder de Nicolás Maduro, así como el silencio de los vecinos de Venezuela.
“Maduro está persiguiendo a sus opositores con una maquinaria institucional cómplice y corrupta. Su proceder en contra de Leopoldo López, María Corina Machado, varios alcaldes de la oposición e innumerables estudiantes que se han lanzado a las calles para protestar contra el régimen, es un atropello a todo lo que inspira la Carta de las Naciones Unidas, la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos y, en general, el ordenamiento internacional de los derechos humanos (…) No basta tener una voz. Solo sirve si la usamos para defender los más caros valores de la humanidad. Me sumo al coro que pide la liberación de Leopoldo López. Me uno al coro que pide el fin del proceso contra María Corina Machado. Me sumo al coro que condena este circo alucinador, donde la locura se hace pasar por inventiva, y la intransigencia por patriotismo (…) El único comportamiento que un demócrata puede aceptar de parte de Maduro es el cese de toda hostilidad contra los opositores. En ninguna democracia del mundo existen presos políticos. “Libérenlos. Libérenlos. Libérenlos.” Eso es lo único que es políticamente correcto decir, porque es lo único que es humanamente correcto exigir.”
Como se recordará el pasado 4 de junio la juez Adriana López decidió enviar a juicio al líder de Voluntad Popular por la supuesta comisión de los delitos de incendio y daños de edificación pública en grado de determinador, asociación para delinquir e instigación pública, a pesar de que la Fiscalía no presentó elementos probatorios para tales acusaciones, más allá de un informe semiológico realizado por un militante del PSUV en el que se indica que López posee un mensaje subliminal que incita a la violencia.
La defensa de López apeló este martes la decisión, cuya decisión se espera en las próximas horas. De ratificarse la acusación, el líder de VP iría a juicio entre los meses de julio y agosto, junto a los jóvenes estudiantes Christian Holdack, Mario Coello, Damián Martínez y Ángel González.
A continuación transcribimos el artículo de Oscar Arias:
Lo humanamente correcto
Por Óscar Arias Sánchez
Es una gran ironía que la ola democratizadora en América Latina haya generado un efecto auto-censurador en el discurso de quienes, durante décadas, alzaron la voz con valentía en contra de las dictaduras que marcaron con plomo la región.
Una vez que los Gobiernos latinoamericanos empezaron a ser el resultado de elecciones democráticas, una vez que la tortura, las desapariciones, los asesinatos masivos dejaron de abofetear la dignidad de millones de seres humanos, surgió en el medio internacional un nuevo estándar retórico. Como ya no se puede llamar dictadura a ningún Gobierno en la región, con excepción de Cuba, es “políticamente incorrecto” ser demasiado agresivo en el ataque al comportamiento de ciertos líderes con tendencias indiscutiblemente autoritarias.
Nos hemos sumido en un nivel de crítica tenue y respetuosa. En atención a la soberanía de los países, y, sobre todo, en atención al hecho de que las propias poblaciones son las que eligen perpetuar estos regímenes, nos eluden las palabras apropiadas para condenar categóricamente el comportamiento de gobernantes como Nicolás Maduro.
Sacudir los buenos modales. Es hora de sacudir los buenos modales. En Venezuela se están cometiendo violaciones a los derechos humanos y no importa si Maduro se cree líder electo libremente, y no importa si las encuestas reafirman su popularidad, y no importa si algunas de sus políticas sociales supuestamente buscan aliviar la pobreza, y no importa si carecemos de mecanismos efectivos para que la comunidad internacional intervenga: A fin de cuentas, quien suprime a la oposición es un enemigo de la democracia.
No planeo atemperar la acusación. Maduro está persiguiendo a sus opositores con una maquinaria institucional cómplice y corrupta. Su proceder en contra de Leopoldo López, María Corina Machado, varios alcaldes de la oposición e innumerables estudiantes que se han lanzado a las calles para protestar contra el régimen, es un atropello a todo lo que inspira la Carta de las Naciones Unidas, la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos y, en general, el ordenamiento internacional de los derechos humanos.
Dirán que es poco lo que podemos hacer. Dirán que aquello tiene asomos de proceso judicial y es difícil demostrar la total arbitrariedad de las investigaciones. Dirán que hay que ser cuidadosos de no equiparar el Gobierno venezolano a otros regímenes mucho más brutales. Me tiene sin cuidado. En las palabras de Willian Faulkner: “Creo que el hombre no solo perdurará, sino que prevalecerá. Creo que es inmortal no por ser la única criatura que tiene voz inextinguible, sino porque tiene un alma, un espíritu capaz de compasión, de sacrificio y de perseverancia”.
Valores de la humanidad. No basta tener una voz. Solo sirve si la usamos para defender los más caros valores de la humanidad. Me sumo al coro que pide la liberación de Leopoldo López. Me uno al coro que pide el fin del proceso contra María Corina Machado. Me sumo al coro que condena este circo alucinador, donde la locura se hace pasar por inventiva, y la intransigencia por patriotismo.
Lo más probable es que el gobierno de Maduro ignore mis palabras. Con suerte, me endilgará el caché de ser agente de la CIA.
Lo que no puede ignorar es una verdadera avalancha de censura internacional. Lo que no puede ignorar es la sumatoria de miles y miles de voces en cientos de países, articulando la condena que hasta ahora no ha adquirido la contundencia que merece.
‘Libérenlos’. El único comportamiento que un demócrata puede aceptar de parte de Maduro es el cese de toda hostilidad contra los opositores. En ninguna democracia del mundo existen presos políticos. “Libérenlos. Libérenlos. Libérenlos.” Eso es lo único que es políticamente correcto decir, porque es lo único que es humanamente correcto exigir.