Estuve en el diario Últimas Noticias durante más de dos años como defensor del lector, una cómoda manera de leer el periódico y que te paguen por ello. Claro que las cosas no son tan fáciles como parecen.
Para ejercer la defensoría del lector a cabalidad en ocasiones hay que vérselas con algún redactor soberbio que no admite su falta ni da explicaciones al respecto. Pues de eso se trata a fin de cuentas el trabajo de un defensor del lector, analizar el periódico, escuchar las quejas u observaciones de los lectores y, luego, buscar la explicación, la disculpa o la enmienda, si procede. Un defensor del lector es más que todo un observador. Debe tener criterio.
Debe ser equilibrado pero atendiendo con primacía al lector, principal cliente de un medio de comunicación impreso. Y debe dictaminar lo que está bien o lo que está mal en el periódico: Eso de dictaminar implica una responsabilidad delicada. Tal responsabilidad viene de la mano con un manual de ética y de reglas generales para enfrentar las situaciones del trabajo reporteril y de redacción.
Hoy en día, todo periódico que se precie debe desarrollar su Manual de Estilo y Redacción, y allí hay siempre unas advertencias con respecto a la ética. Algunos periódicos colombianos y brasileños, así como españoles, han sido pioneros dentro de Iberoamérica de la defensoría del lector, así como de la transparencia y el seguimiento que los usuarios de los medios tienen derecho a exigir sobre estos medios. Se parte de la premisa de que son un servicio público, una empresa de especiales características.
Eleazar Díaz Rangel, un profesor de la UCV que tuvo una destacada figuración gremial y en algún tiempo fue vocero de la Felap, asumió la dirección de Últimas Noticias creo que en 2000. Era columnista en Tal Cual cuando fue llamado por “Michu” Capriles para desempeñar el cargo. Díaz Rangel fue quien, a su vez, me llamó para inaugurar el cargo de defensor del lector en 2004. No tengo un solo reclamo acerca de la relación que tuvimos.
Me aleccionaba sobre el beisbol y me regalaba libros; en dos ocasiones tuvimos diferencias que estuvieron a punto de significar mi renuncia a esa figura, que no es un cargo ni comporta compromiso entre ambas partes más allá de un contrato con un sueldo fijo.
Superamos esas diferencias, a duras penas pero lo hicimos. Siempre supe que Díaz Rangel defendía al chavismo. Hubo un escrito de Ramón Hernández en ocasión de una visita de Fidel Castro a Venezuela, demoledor. Y mucho más tarde un texto del propio hijo de EDR que quizás haya sido traumático en la familia. En fin, bastaba leer su columna.
Pero todos decían en el periódico que, si un reportero le presentaba un reportaje limpio, periodísticamente redondo, aunque fuera una acusación contra el régimen o revelara una trama de corrupción en algún ente gubernamental, él no se negaría a publicarlo pues es ante todo un periodista.
Una vez vi llegar a la Torre de la Prensa a unos tipos perseguidos por la justicia (es un decir) que se iban a entregar. Prefirieron hacerlo ante una periodista del diario antes que en la Fiscalía. Realmente, la gente sentía a ese periódico como suyo, una casa de refugio que se hacía eco de sus protestas y exigencias; fidelidad cimentada, en parte, sobre títulos de dudosa sintaxis en portada, aunque populares a fin de cuentas.
Quizás eso siga siendo así, habría que hacer un estudio de opinión. Pero de lo que no cabe la menor duda es de que, tras la renuncia de Nathalie Alvaray y Tamoa Calzadilla, más la censura a un trabajo de Laura Weffer, ya Díaz Rangel ha abandonado el bagazo de periodista que anidaba en él. Ya es, por todo el cañón, un capataz al servicio del régimen. Otra página triste en este carnaval del oprobio que vive el país.
CONCURSO DE NOVELA
El primer concurso de novela auspiciado por Fundavag (Fundación Rosa y Giuseppe Vagnoni) está abierto y es una oportunidad para encerrarse, evadirse del horror venezolano y hacerse un mundo propio, a la medida de la imaginación de cada quien. Se puede entregar la obra (o más de una) hasta el 31 de mayo.
Primer premio: 15.000 bolívares y la publicación del texto. Este concurso es el segundo que impulsa Fundavag Ediciones, ya que en 2013 patrocinó uno orientado a la literatura infantil. Los aspirantes pueden enviar su trabajo si es inédito, en español.
No puede estar concursando actualmente en otro certamen ni haber sido premiado con anterioridad. La extensión, no menor de 150 páginas. Las novelas se recibirán en cualquier oficina del grupo Zoom de Venezuela a nombre de Fundavag Ediciones, CCS 321526. Información adicional a través de fundavag@gmail.com
Sebastián De La Nuez