Qué cambia con el "dólar libre" en Venezuela
Qué cambia con el «dólar libre» en Venezuela

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Los venezolanos ahora podrán, como en cualquier país, ir a una casa de cambio para convertir sus bolívares en dólares.

Esto, al menos, según los detalles que dieron este martes las dos máximas autoridades financieras del país: Rodolfo Marco Torres, ministro de Finanzas, y Nelson Merentes, presidente del Banco Central de Venezuela (BCV).

El nuevo esquema –que seguirá siendo híbrido– será decretado el miércoles y, desde entonces, será legal vender y comprar divisas al precio que fije el mercado.

Quienes importen productos considerados prioritarios seguirán operando a tasas bajas, por lo que varios analistas vaticinan la continuación de las distorsiones, la reventa de productos y la escasez.

La economía venezolana, que entró en recesión el año pasado, pasa por una de las peores crisis en décadas, con una inflación del 60% en 2014, un déficit fiscal del 15% y escasez de productos básicos.

El nuevo esquema cambiario busca aliviar esas presiones, aunque no son pocos los escépticos.

Justo este martes se cumplieron 12 años de la instalación del control cambiario en Venezuela, que en un principio buscaba evitar la fuga de capitales pero, para los críticos del gobierno, se convirtió en una fuente de corrupción y distorsiones económicas.

El gobierno, sin embargo, lo considera una forma de proteger al pueblo venezolano.

Lo que cambia

Durante los últimos dos años, la única forma de comprar divisas en Venezuela ha sido a través de las entidades del Estado.

Pero ahora se abrió el Sistema Marginal de Divisas (SIMADI), un mercado donde, según los anuncios, podrán participar personas naturales y jurídicas en 3.792 bancos públicos y privados, casas de bolsa y casas de cambio.

Desde que se fundó el control cambiario ha habido un mercado negro de divisas en el que el dólar se vende libremente.

En los últimos meses esa tasa libre se disparó, llegando cotizar un dólar en 180 bolívares.

El Simadi, pues, es visto por algunos como la legalización del llamado «paralelo», un mercado que si bien sirve de alternativa para personas naturales e importadores, es un detonante de la inflación.

Ni Merentes ni Torres dijeron cuánto estiman que valga ese dólar libre, pero las casas de cambio creen que puede ser entre 120 y 180 bolívares por dólar.

«Las devaluaciones siempre son para beneficiar al gobierno, que es quien tiene los dólares en Venezuela al ser el único exportador de petróleo», dice el economista Asdrúbal Oliveros, de la firma Ecoanalitica.

«Asumiendo que el mercado es libre y no hay límites en el cambio, el sistema puede aliviar las presiones y desequilibrios que tiene el gobierno», dice.

Con esto, por ejemplo, la estatal Petróleo de Venezuela (Pdvsa) podrá aumentar sus ingresos en bolívares y así pagar con más eficiencia su caja menor.

 

Lo que se queda igual

Como había anticipado el presidente Nicolás Maduro hace tres semanas, el gobierno decidió mantener el Centro de Comercio Exterior (Cencoex), el mercado donde cada dólar se vende a 6,3 bolívares.

«Se reservará para alimentos, medicamentos y demás bienes necesarios de la canasta nacional», dijo Torres.

Y añadió que aquellas divisas 20 veces más baratas que las libres son «para los sectores comprometidos con el país».

Este mercado que cambia a 6,3 representa, según Torres, el 70% de la economía venezolana.

Mientras los críticos del gobierno ven el Cencoex como una fuente de distorsiones, corrupción y reventa de productos, el gobierno lo considera una forma de luchar contra el hambre y la pobreza.

El otro mercado que se mantiene es el Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), donde las divisas se subastarán de 12 bolívares por dólar en adelante, una tasa que los analistas estiman subirá rápidamente.

Y ahí participaran importadores de bienes no prioritarios y viajeros.

 

Lo que viene

La pregunta es si el nuevo sistema puede detener la galopante inflación, la recesión y la escasez de medicinas y productos que genera largas colas en los supermercados venezolanos.

Merentes, del BCV, reiteró que la inflación y el dólar paralelo son, a su parecer, establecidos o inducidos por factores externos a la economía como parte de una guerra económica contra Venezuela.

Y este nuevo sistema, aseguró, permitirá que la inflación y el dólar libre se fijen por el mercado.

Sin embargo, admitió que Venezuela debe repotenciar la producción: «No solo con un componente se llega a un equilibrio en la inflación. Los estamos atacando de manera simultánea. De tal manera de llegar a índices inflacionarios razonables».

Mientras tanto, Oliveros dice que aún si el sistema libre se aplica como se espera, la inflación puede llegar a 120% este año: «Con esta devaluación, la emisión inorgánica monetaria de dinero, los diferentes mercados negros y los incrementos de salario, es difícil que la inflación se detenga», le dice a BBC Mundo.

La otra pregunta que queda por responderse es qué va a pasar con las empresas internacionales que tienen sus ingresos en bolívares y necesitan repatriar ese dinero en dólares; como, por ejemplo, las aerolíneas, que tienen miles de millones de dólares estancados en Venezuela.

Varios analistas, incluso del sector oficialista, consideran que como parte de este conjunto de medidas para aliviar la crisis es necesario acabar con el subsidio de la gasolina, que al ser tan barata le genera US$12.500 millones en pérdidas al gobierno al año.

Y quedan pendientes, también, la venta de las refinerías venezolanas en EE.UU., Citgo, así como la unificación cambiaria que planteó el gobierno hace un año.

Porque este nuevo sistema cambiario, dicen los analistas, no es suficiente para solucionar el problema.