@Carlosbecerra00: “He visto tantas cosas, que ya no creo en nada”
@Carlosbecerra00: “He visto tantas cosas, que ya no creo en nada”

@AdrianitaN

Profesión: Fotógrafo
Ejercicio: Independiente
Edad: 37 años
Siete años tomando fotos. Alumno del taller de fotografía Roberto Mata. Fotógrafo de calle desde el 12 de febrero de 2014

La foto la tomó el 4 de abril de 2014. El fotoperiodista Carlos Becerra fue a tantas marchas, concentraciones y protestas por esas semanas que no logra recordarlo con exactitud. Ese día, un piquete de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) estaba sobre el puente que divide Chacaíto y El Rosal. Becerra se encontraba abajo, tratando de captar su foto soñada. “Me sorprendió que los policías devolvían las piedras, no sé si se les acabaron los perdigones. Yo quería tomar esta foto de los policías con este grafitti que decía “libertad”. Los policías me vieron porque estaba cerca. Empezaron a putearme (insultarlo). Me alejaba diez pasos y seguía tomando fotos. Me lanzaban piedras muy cerca. Me aleje un poco más y me quede esperando esa fotografía”.

Cuando cayó en cuenta de que los PNB estaban “afinando la puntería” decidió que era el momento de irse. Una “chispita” le hizo cambiar de opinión. “Para mi es sumamente simbólica esa fotografía, es de un momento bien oportuno. Todos los elementos de la fotografía: la explosión, los afiches que están detrás con cara de sorprendidos, el graffiti, representaban el sentimiento de un grupo de personas que estaban manifestando en ese momento. Era como una explosión repentina de libertad. Ese es el significado que tiene para mí”, señala.

Hasta febrero de 2014, dedicarse a la fotografía a tiempo completo no era más que un sueño para Becerra. “Me pareció que lo único que podía hacer para contribuir era fotografiar y mostrar lo que estaba pasando. Lo hice por las redes sociales. Utilicé una herramienta que me parece importante: el CNN iReport. Ellos fueron bastante receptivos con mis fotografías. Mis fotografías y videos se vieron mucho por CNN y la gente empezó a notar mi presencia en las calles”, relata.

Becerra no se alegra de haber adquirido notoriedad a partir de uno de los conflictos más significativos del 2014. “Esto es desafortunado y triste, que este problema me haya dado tantos beneficios apuntando hacia lo que quería hacer. Fue una suerte para mi, pero un desagradable momento para Venezuela”, destaca. Sin embargo, celebra que su trabajo haya servido para dejar en evidencia las fallas que tenían los dos sectores en conflicto. “Me encantaba que mis imágenes salieran en CNN cuando había personas del Gobierno que decían que aquí no pasaba nada. Eso me parecía fantástico. Sentía que aportaba algo. Pero las guarimbas me parecen lo más tonto que podemos hacer, me parece absurdo. Esas posiciones radicales las considero extremas. No comparto la postura del Gobierno desde hace mucho tiempo, pero creo que hay que mejorar”, confiesa.

El 15 de abril de 2014 a Becerra “casi lo joden”. “Nos fuimos de la Plaza Altamira, hacia Chacao detrás de unos chamos. En esa época no estaban enmascarados todo el tiempo. Llegaron unos encapuchados y se los llevaron frente al Ministerio de Hábitat y allí se formó el rollo. Ese día casi me atrapa la GN. Me salvó que diez metros atrás estaba gente de La Patilla grabando y me dejaron ir. Eran un montón de guardias y yo un solo fotógrafo”, relata.

En ese punto se cuestionó: “¿qué hago aquí?”. La respuesta fue un tuit de su profesor de fotografía, Roberto Mata, que rezaba: “esta escuela tiene 20 años formando fotógrafos. Ahora es que se necesitan en las calles”. “Eso fue como una reivindicación de lo que estaba haciendo. Bueno, me voy a quedar -pensó-”. Y desde entonces, la calle se convirtió en su elemento.

¿Miedo? No, objetividad y preparación. “Yo trato de no emitir tantas opiniones sobre lo que miro. He visto tantas cosas, que ya no creo en nada. Hay muchos fotógrafos que salen por la fama, porque quieren tener notoriedad. A los fotógrafos que lo hacen por una motivación honesta y están preparados, les va mejor”.