Leandro Mazzini
Coluna Esplanada
El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva luchó durante un año con un nuevo cáncer y logró controlarlo, aseguraron fuentes cercanas al Partido de los Trabajadores (PT). Lula se curó del primer diagnóstico de esta enfermedad en la laringe, pero enfermó de cáncer de páncreas, lo que habría sido descubierto a principios de 2014. El ex presidente continuó con un régimen de visitas esporádicas al Hospital Sirio-Libanés, en Sao Paulo, durante las madrugadas, al que ingresaba en vehículo por el garaje privado del personal de la clínica para evitar la difusión de rumores. Lula tomó un medicamento fuerte para evitar a toda costa la quimioterapia.
Hace dos meses que el periodista tuvo acceso a información sensible sobre la salud del expresidente de Brasil, y desde entonces ha confirmado la información con cuatro diferentes fuentes, que pidieron el anonimato —entre ellos un médico del Sirio-Libanés, que no forma parte del equipo que atiende a Lula; un director de PT; un asesor especial de la Casa Presidencial; y un parlamentario amigo de Lula.
El expresidente no se somete a un tratamiento intensivo en el hospital —el mismo donde fue curado la primera vez de cáncer— porque estaría tomando diariamente un medicamento importado de los EE.UU., que cuesta alrededor de 30.000 reales por mes (aún no comercializado en Brasil). Sería un inhibidor denominado Bevacizumab, una nueva versión del fármaco Avastin, muy popular y poderoso y que alivia el cuadro clínico, el dolor, y evita la quimioterapia.
El estado de salud impidió a Lula a intensificar a la agenda de campaña con la presidenta Dilma Rousseff, aunque sí participó de visitas a algunas ciudades, pero siempre bajo la supervisión de sus médicos. La presencia del Dr. Roberto Kalil en fiesta de la victoria de Rousseff, en el Palacio de Alvorada, donde Lula estuvo la noche del 26 de octubre no sería solo una visita amigable a Dilma, quien también luchó contra la enfermedad en el cuidado del mismo médico de Lula.
Interrogado durante más de un mes, un portavoz del Instituto Lula, que representa los asuntos personales del expresidente, ha negado rotundamente la nueva enfermedad, e informó de que solo se comunicaría oficialmente mediante una nota del Hospital Sirio-Libanés. El centro médico, al solicitársele una declaración oficial, informó que no se pronunciaría; mas sin embargo no confirmó, ni no desmintió las informaciones.
Este sábado (3 de enero), Coluna Esplanada pudo contactar con otros dos médicos del Sirio-Libanés. Un colaborador de este medio conversó con el médico de Lula, el Dr. Roberto Kalil. Al ser consultado sobre la nueva enfermedad, advirtió que no se pronunciaría sobre el tema, y citó el último boletín médico de Lula como el único informe oficial sobre la salud del líder del PT.
El documento al que se hizo referencia el médico, sin embargo, no menciona un nuevo cáncer, y sólo informa que el estado de Lula es bueno. Otra fuente cercana al hospital confirmó las visitas de Lula por la madrugada, e informó que el ex presidente se someterá a chequeos cada seis meses a partir de ahora.
ESCENARIO PARA 2018
El estado de salud del mayor líder político de Brasil hoy en día puede cambiar todo el escenario político-electoral para las próximas elecciones presidenciales en 2018.
A pesar de negar que será el candidato presidencial, Lula lo es a partir de ahora por el papel que juega el PT en la balanza de poder: el país está como nunca dividido por la mitad entre petistas y no petistas, y el partido no tiene una figura nacional de peso electoral para concurrir a las presidenciales después de Dilma. El PT dependerá de la salud de Lula, para que se lance, o para apoyar un nuevo nombre.
Los nombres no faltan y, secretamente, anuncian sin querer disputas dentro del PT: Sin Lula en el escenario futuro, los pre-candidatos de hoy son los ministros Aloizio Mercadante (Casa Civil), Jaques Wagner (ministro de Defensa) y Patrus Ananías, de vuelta el Gobierno, en el Ministerio de Desarrollo Agrario.
El más fuerte —esto dependerá de su actuación— quien vive fuera de Brasilia, es el gobernador de Minas Gerais, Fernando Pimentel. Es un amigo de Dilma desde hace décadas, ambos son confidentes, y salió bien valorado como ministro en el segundo mayor colegio electoral de Brasil.