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#MonitorDeVíctimasLara | Hombre murió carbonizado dentro de su vehículo en accidente en Barquisimeto

A David Da Silva, la víctima, no pudieron sacarlo de la camioneta en la que iba porque se prendió en llamas

 

Adid Manuel Chejín, de 18 años, señalado responsable del siniestro, fue imputado por el delito de homicidio intencional y omisión de socorro 

 

@KaryPerazaR

 

El pasado lunes 8 de noviembre David Da Silva, de 37 años de edad, estaba en una reunión familiar, a eso de las 9:30 de la noche decidió regresar a su casa. Se montó en su camioneta, una Silverado Pick Up, mientras que su esposa abordó otro vehículo junto a su hijo de 4 años de edad. Instantes después el hombre iba a morir. El hecho ocurrió en Barquisimeto.

Da Silva se detuvo en el semáforo de la avenida Lara con Bracamonte y en cuestiones de segundos su vida cambiaría para siempre. Una camioneta Fortuner que supuestamente venía a exceso de velocidad impactó la camioneta Silverado y esta, a su vez, fue a dar contra una moto que era conducida por Génesis Álvarez, de 26 años de edad. La camioneta Fortuner dio varias vueltas e impactó contra un árbol. 

Álvarez cayó de la moto y quedó debajo de la camioneta Silverado, la cual se prendió en llamas en segundos. Da Silva quedó atrapado dentro del vehículo. 

Las personas que estaban en el lugar al momento del impacto corrieron para ayudar y sacaron a la mujer arrastrada de debajo de la camioneta. La esposa de Da Silva llegó al sitio, con su hijo en brazos gritaba desesperada pidiendo auxilio. Aunque intentaron abrir la puerta del vehículo para salvarlo, las llamas no lo permitieron. El hombre murió carbonizado. 

A Álvarez, que trabaja en una empresa de Delivery y en el momento del siniestro acababa de entregar un servicio, la trasladaron hasta la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda, tras la primera revisión médica constataron que tenía una fractura de tibia y peroné. Un día después del accidente fue sometida a una operación. 

Un joven detenido 

El conductor de la camioneta Fortuner era Adid Manuel Chejín, de 18 años de edad. Según versiones de los testigos, el joven pudo salir del automotor, que también se prendió en llamas. Caminó unas cuantas cuadras y una patrulla de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) lo detuvo. 

El estruendo del accidente hizo que los residentes de un edificio cercano salieran y además a esa hora varias personas transitaban por la zona. Muchos grabaron lo que pasaba y las imágenes del accidente comenzaron a ser difundidas a través de grupos y redes sociales. La llegada de Bomberos de Iribarren y Protección Civil Lara fue inmediata.

En uno de los videos se aprecia cuando Beiker Pavón, fiscal superior del estado Lara, llega al sitio del accidente y tras identificarse, les pide a los funcionarios de la PNB que le entreguen a Chejín. Se llamó una ambulancia en la que el detenido fue trasladado a una clínica ubicada al este de la ciudad, donde se mantenían a orden del Ministerio Público. Su diagnóstico: traumatismo torácico cerrado y  una lesión a nivel auricular, según informó una fuente

No había antropólogo que pudiera identificar el cuerpo 

Da Silva era ingeniero y gerente general de una empresa de comercialización de helados en la región. Su cuerpo fue trasladado hasta la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda por funcionarios de del Instituto de Tránsito Terrestre. 

Familiares del occiso acudieron al siguiente día para retirar los restos. Los cadáveres, como es sabido, deben ser plenamente identificados, pero en este caso, como el cuerpo estaba carbonizado, no pudo hacerse el procedimiento a través de las huellas dactilares, tampoco pudo hacerse por odontología forense debido a que la víctima había perdido las piezas dentales.

La identificación tendría que realizarse mediante las labores de un antropólogo. Se conoció a través de una fuente de la medicatura forense que Lara no cuenta con antropólogo y que entonces se hizo contacto con los de otros estados. Respondió el de Carabobo, quien fue enviado una vez culminó sus labores en la otra región. Supuestamente llegó a las 10:00 de la noche. 

Imputaron homicidio intencional al presunto responsable    

Familiares y amigos Da Silva iniciaron una campaña en redes sociales para exigir justicia. Cuatro días después del accidente, el 12 de noviembre, fiscal, juez se trasladaron a la clínica donde mantenían recluido a Chejín para realizar la audiencia de presentación, pero fue diferida. 

Ese mismo día, en horas de la tarde, Tarek William Saab, Fiscal General de la República, publicó en su cuenta en Twitter que el Ministerio Público imputaría a Chejín por los delitos de “homicidio intencional a título de dolo eventual, lesiones gravísimas a título de dolo eventual y omisión de socorro», y que solicitará la imposición de medida preventiva privativa de libertad.

El mismo 12 de noviembre el caso fue pasado a manos del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) del estado Lara.

Un día después fue realizada la audiencia de presentación y efectivamente Chejín fue imputado por los ya mencionados delitos y quedaría privado de libertad en la sede del Cicpc. Así lo ordenó el Juez de Control 2 de la región.

El miércoles 17 de noviembre el hombre tuvo el alta médica y fue trasladado hasta su sitio de reclusión. 

Crímenes sin Castigo | Deforma policial
La reestructuración ordenada en la Policía Nacional puede ser una oportunidad de oro para corregir más de diez años de vicios, pero hasta el momento no hay señales que justifiquen algún optimismo

 

@javiermayorca

El 11 de octubre, la vicepresidenta ejecutiva Delcy Rodríguez emitió una resolución mediante la cual se otorga un lapso de seis meses para finalizar la reestructuración de la Policía Nacional Bolivariana.

Para el mes pasado, el Ejecutivo ya debía haber entregado el nuevo organigrama del principal cuerpo de policía preventiva del país, tomando en cuenta que el proceso fue iniciado en abril por decreto presidencial, vigente hasta la segunda semana de octubre.

Una de las razones para explicar este retraso fue el cambio del titular en Relaciones Interiores y Justicia, en agosto. Es claro que el nuevo ministro, el almirante en jefe Remigio Ceballos, no estaba empapado sobre los detalles de un proceso que él debía conducir, toda vez que este funcionario encabeza la denominada “comisión reestructuradora”.

Pero ese no es el problema de fondo. Lo que más preocupa es el control del principal cuerpo civil armado del país. Aunque su pie de fuerza ha disminuido considerablemente −como ha ocurrido en las demás agencias preventivas−, es probable que actualmente supere los 20 000 hombres.

Desde su fundación en 2009 este cuerpo fue colocado como ejemplo de lo que debía ser el “nuevo modelo policial”, con uniformados que privilegiaran las tácticas de prevención, prestando más atención a la resolución de problemas, en un trabajo de proximidad con las comunidades. Mientras tanto, la represión a los delincuentes quedaría bajo la responsabilidad del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas.

La primera deformación con clara intención política fue introducida por el presidente del momento, Hugo Chávez, cuando promovió un cambio a la Ley del Servicio de Policía, con el único propósito de conferir un apellido a ese cuerpo: Bolivariana.

Este cambio, que algunos podrían ver como cosmético, generó suspicacias entre los expertos de la extinta Comisión Nacional para la Reforma Policial (Conarepol). Por ejemplo, el criminólogo Luis Gerardo Gabaldón se preguntaba cuál sería el trato que los agentes de la PNB darían a esa mayoría de la población que no comulga con lo “bolivariano”.

Desde entonces, la PNB, y por efecto de imitación el resto de las policías preventivas, han sido sometidas a continuas deformas. Por ejemplo, un servicio que se supone de carácter civil ha sido comandado desde sus albores por generales activos de la Guardia Nacional. La Inspectoría interna también es conducida por un oficial de ese mismo componente militar, aunque en “reserva activa”.

Según el proyecto inicial, la condición civil y hasta cierto punto “neutral” de esta policía debía ser acompañada por ciertos simbolismos, que iban desde el atuendo hasta los lemas utilizados. Pero, de la noche a la mañana, el uniforme azul (inspirado por cierto en el de la Policía Nacional de Nicaragua) fue cambiado por uno semejante al de los grupos tácticos urbanos, y mientras tanto las minutas eran finalizadas con la frase: “Leales siempre, traidores nunca”, a la que también acuden en la Fuerza Armada.

Otra deformidad importante fue introducida en 2017, con la creación de la Fuerza de Acciones Especiales (FAES), que en sus cuatro años de existencia acumuló más de doce mil muertes, y se constituyó en lo que el criminólogo y abogado Fermín Mármol García describió como “una policía dentro de la policía”, con funcionarios que no estaban sujetos a la cadena de mando institucional.

El gobierno de Maduro se convenció de que los FAES podrían afrontar el desafío planteado por las megabandas, y que en teatros de conflicto también podrían complementar a las unidades similares de la FANB. En este último aspecto, lo sucedido en marzo en La Victoria (Apure) fue debut y despedida al mismo tiempo, cuando estos agentes fueron señalados por una masacre que suscitó profundo rechazo popular.

FAES se convirtió en un lastre tan pesado para el régimen, que no pudieron esperar a que la comisión de reestructuración entregara sus recomendaciones finales. En esto, la exigencia de la alta comisionada para los DD. HH. de la ONU, Michele Bachelet, jugó un rol fundamental. De un plumazo, ordenaron el desmantelamiento de las células que tenían dispersas en casi todo el país, y los funcionarios fueron reasignados a otras unidades. Ahora, se llama como era hace cuatro años: Uote.

También se ha desdibujado la especificidad de los servicios policiales, a través de las llamadas “habilitaciones”, según las cuales los cuerpos preventivos tienen permiso del MRI para incorporar direcciones de investigaciones penales en sus estructuras. Del otro lado, la policía judicial, que se supone debería enfocar sus escasos recursos en las investigaciones de los delitos, desarrolla labores de entidades preventivas, por ejemplo, cuando adelanta campañas para la orientación de los compradores que utilizan el Facebook Marketplace o para evitar el maltrato animal. Esta mezcla de funciones fue caracterizada por Mármol como un “bochinche institucional”.

Cabría preguntarse entonces por qué el Ejecutivo ordena una nueva estructura para la Policía Nacional, cuando lo que existe ya es el resultado de sus propias decisiones.

En un conversatorio sobre reformas policiales efectuado en octubre, el ex viceministro de Seguridad de Costa Rica, Max Loria, observó que los procesos de reforma policial carecen de sentido si no son el producto de discusiones abiertas con todos los sectores de la sociedad, lo cual solo es posible en una verdadera democracia.

Esto no quiere decir que otros tipos de regímenes estén impedidos de implantar cambios en sus aparatos de seguridad. De hecho, los llevan a cabo. En el caso de la PNB hay algunas pistas sobre lo que realmente se intenta lograr. El decreto publicado el 13 de abril establece que este proceso tiene como objetivo fundamental “la irrupción definitiva del nuevo Estado popular y revolucionario”.

Al enmarcar la iniciativa en este propósito, el resultado podrá ser de todo menos una policía que ajuste sus actuaciones al debido principio de imparcialidad.

De continuar así, los cambios implantados a la PNB no serían muy notables con respecto a lo que ya existe. Las quejas de las comunidades hacia la actuación de los uniformados de este cuerpo son permanentes, y apuntan básicamente a la implicación en distintas formas de delito. La extorsión o matraqueo es lo más frecuente, pero también son conocidos casos de robos, secuestros y tráfico de drogas. A tal punto que la PNB ha perdido uno de sus activos más valiosos, como es la confianza de las comunidades.

Soberanía criminal

Soberanía criminal

La última encuesta Latinobarómetro, divulgada en octubre, sintetiza esta situación: los venezolanos son los que han manifestado el menor nivel de confianza en sus cuerpos policiales, con solo 13 %. En otras palabras, el 87 % restante expresa algún grado de recelo hacia los uniformados. Desde luego, la PNB no es la única responsable de estos resultados, pero sí es uno de los más importantes, pues el propio régimen la erigió en el principal ejemplo de su modelo de policía. Por cierto, en ese trabajo de campo otros regímenes afines como los de Nicaragua y Bolivia también obtuvieron resultados por debajo de la media latinoamericana, que fue de 36 %. Lo de Nicaragua es notable, pues refleja un acelerado descreimiento hacia un modelo policial que alguna vez fue visto como expresión de cierta solidez institucional.

En abril del año entrante, la comisión reestructuradora de la PNB encabezada por el ministro de Relaciones Interiores entregará sus propuestas, y con toda seguridad se insertarán algunos cambios en la Ley Orgánica del Servicio de Policía y del Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana.

Según Mármol, un “signo positivo” sería que el Gobierno lance una amplia convocatoria a los sectores del país que investigan y analizan el quehacer policial. En su criterio, todavía hay tiempo para involucrar a académicos, expertos y representantes de organizaciones no gubernamentales.

Pero, hasta el momento, nada de eso ha ocurrido.

Breves

Varias acciones ha emprendido el gobierno de Maduro con el propósito de lograr un “control de daños”, que en cierta forma desvirtúe los graves señalamientos vertidos en el expediente Venezuela I, instruido por la fiscalía ante la Corte Penal Internacional. Las ampliaciones y refacciones adelantadas en varios centros para presos de conciencia, como por ejemplo Ramo Verde y Contrainteligencia Militar de Boleíta, son quizá las más evidentes. Pero no son las únicas. Se debe recordar que en mayo Maduro decretó el desalojo de las instalaciones del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) y de la propia Dgcim, y asignó la vigilancia de sus detenidos al ministerio para Servicio Penitenciario. Esta orden no fue cumplida en el plazo fijado de un mes, como suele suceder, por la propia inoperancia del Ejecutivo. Pero, según fuentes ligadas a la policía política, en octubre un representante del ministerio de prisiones se acercó al Helicoide para coordinar el nuevo régimen.

Además, el retén de máxima seguridad, conocido como La Tumba, fue desalojado casi por completo. De hecho, se han producido traslados desde diversos centros, para disminuir el hacinamiento.

A pesar de todo, el Gobierno aún mantiene tras las rejas a numerosas personas por el simple hecho de que han disentido, protestado o militado en la oposición. Un ejemplo claro es el del periodista Roland Carreño. Y son cientos más. En el plano normativo, una reforma a la ley procesal penal incorporó varias disposiciones que, por lo menos en la letra, posibilitan a los numerosos exilados cursar desde la distancia sus denuncias sobre presuntas violaciones a derechos fundamentales. Otra reforma restringió el fuero militar, para que los juzgados castrenses no puedan enjuiciar a civiles. Y ahora también se plantea eliminar la posibilidad de que los cuerpos de inteligencia actúen como auxiliares de policía judicial. Todo esto forma parte de la reacción de los operadores del oficialismo ante una amenaza real y tangible, como es un proceso ante la CPI. Por ende, no es el producto de un acto sincero de contrición o arrepentimiento.

El lunes 8 de noviembre hubo intensos enfrentamientos durante una incursión de agentes de la policía judicial, con apoyo de la Guardia Nacional y de la Policía Nacional, en San Juan de las Galdonas, estado Sucre. En esa jornada fue reportada la muerte de Gilberto Malony Hernández, alias Malony, un individuo que figuraba en la lista de los “más buscados”… pero del estado Guárico. Este hombre de 37 años de edad dio sus primeros pasos en el mundo del delito como lugarteniente de José Tovar Colina, alias Picure, líder de la megabanda conocida como Tren del Llano. Con la muerte de Tovar, en mayo de 2016, Malony se independizó. Ya entonces era solicitado por homicidio, robo y porte ilícito de armas.

El hecho de que mudara sus operaciones desde el centro del país a esa remota población en Paria no es fortuito. Sucre es un territorio en disputa.

En una economía deprimida como la de Venezuela, quien controle esas playas tendrá acceso a las ganancias por tráfico de drogas hacia el Caribe oriental, traslado de emigrantes y metales preciosos a Trinidad, y el contrabando de mercancías desde esa isla. Esa situación ha potenciado los peligros para la navegación, al punto en que la Organización Nacional de Salvamento (ONSA) advirtió que todas esas costas son de “alto riesgo”. Son aguas infestadas de piratas, que incluso han trasladado a tierra firme a pescadores trinitarios secuestrados mientras faenaban. En este contexto, la banda de Malony ni siquiera era la más temible.  Según informes de cuerpos de seguridad, hay en Sucre por lo menos ocho grandes organizaciones, plenamente identificadas. Son Los Sindicalistas, los grupos del Neno, Zacarías, Cane, Pilo, Puyín, Nandu y los llamados Piratas Bajos. Los que operan en el sur de la península ya pasaron de la extorsión al secuestro, con un caso verificado en octubre. La eliminación de Malony dejará el campo abierto para que la plaza sea tomada por otra organización.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

DDHH olvidados | “A tu hijo te lo sembraron, ahorita se lo están llevando a tribunales”
A Yesenia le detuvieron arbitrariamente a su hijo menor de edad frente a sus ojos mientras estaban en El Cementerio, pero en Fiscalía aseguran que fue en la Cota 905

@ValeriaPedicini

Yesenia* estaba con su hijo el día que lo detuvieron. Días atrás, habían llegado a El Cementerio, en el sur de Caracas, y se encontraron con la calle revuelta por los operativos en la Cota 905. Aprovechaban los fines de semana y las semanas radicales para trabajar en la zona. Así que, en vez de devolverse a su casa en Guatire, se resguardaron en la vivienda de su sobrina a esperar que todo se calmara. 

El viernes, cuando todo estaba más tranquilo, decidieron salir del refugio. Efectivos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) los pararon en medio de la calle, a plena mañana, para revisarlos. Yesenia ya había notado que los funcionarios estaban “alterados”. Y al ver que el muchacho de 17 años no cargaba su cartera con la cédula de identidad, todo fue peor. 

“Eres un sinvergüenza, tienes que cargar tu cédula”, los regañaron. Ella intentó explicarles que, aunque no tenía la cédula, sí llevaba encima una carpeta con documentos como constancia de estudio, partida de nacimiento y registro militar, porque el muchacho quería optar por un cupo para entrar a las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES). 

Nada de eso funcionó: decidieron llevárselo. 

“Tranquila, que si él no está solicitado, le entregan a su hijo. Solo es una verificación para que aprenda a cargar su cédula”, le prometieron a Yesenia. Para ese momento, no reaccionó ni tuvo una postura a la defensiva. “Yo estaba creyendo en su buena fe. ‘Están haciendo su trabajo’, pensé. No pensé que iba a pasar todo esto”. 

Mientras al muchacho lo llevaban a la Quebradita II, Yesenia había ido a buscar su documento de identidad. Cuando llegó, un funcionario le dice que su hijo era el 17 en orden de verificación y había que esperar. 

Pasó el viernes, el sábado no hubo sistema y el domingo se repitió la historia. Yesenia nunca se movió del lugar porque quería a su hijo de vuelta y porque tampoco tenía pasaje para ir y regresar de su casa en Guatire. 

El martes, un efectivo le preguntó qué hacía en el sitio. Yesenia le explicó la situación y él fue a verificar el caso. Cuando volvió le dijo: “¿Por qué dejaste que pasara tanto tiempo? A tu hijo te lo sembraron. Ahorita se lo están llevando a tribunales, vete corriendo”. 

Yesenia no supo ni cómo reaccionar, no entendía qué estaba pasando. “¿Cómo es que yo llevaba ahí varios días y a mí nadie me había dicho nada? Yo estaba creyendo en la buena fe de que no había sistema”. 

Cuenta que en la audiencia solo escuchó horrores. Entre esos, que la detención de su hijo había sido en la Cota 905 y que era producto de una “orden presidencial”. No importó que dijera que ella estaba con él en El Cementerio cuando eso ocurrió, que había testigos de lo ocurrido o que pidieran revisar las grabaciones de las cámaras de seguridad que hay a lo largo de la avenida principal de El Cementerio. 

“No le hicieron caso a los videos ni a nada porque dicen que no van a perder su trabajo porque esto es político. Pero a nosotros, que somos inocentes, nos están haciendo un daño”, expresó Yesenia. 

Al muchacho lo trasladaron a una sede en La Yaguara, donde su madre denuncia que “le cayeron a tablazos”. Después, lo llevaron a San Agustín, donde duró unos días, para luego moverlo a Guárico para finalmente dejarlo en Yaracuy. “No sé qué está pasando que me lo tienen de allá pa’ acá y de allá pa’ acá”. 

Ella solo ha tenido oportunidad de verlo una sola vez y por tan solo dos minutos. En primer lugar, porque las visitas están restringidas hasta principios de septiembre y porque a Yesenia se le hace difícil poder conseguir el dinero para trasladarse hasta el interior del país. Gracias a una recolección que hicieron su familia y conocidos, pudo reunir los 40 dólares del transporte y visitarlo para llevarle productos de higiene, ropa y una colchoneta. 

Producto del hacinamiento que se vive en las cárceles y centros de reclusión, a su hijo le dio escabiosis. Pero lo que más le impresionó fue ver a su hijo tan afectado emocional y psicológicamente, sobre todo cuando vio que ella llegaba con sus pertenencias. “Me dijo ‘mamá, ¿me van a dejar aquí? Ayúdame, no me dejes’”. 

A Yesenia le notificaron que la audiencia sería para octubre. “Es mucho tiempo, lo que está cometiendo es un atropello con nosotros. Esto no se entiende. Vivo en zozobra porque mi hijo no hizo nada y mira todo lo que pasó”. Cuenta que desde que detuvieron a su hijo, le cuesta ver a funcionarios en la calle por miedo de lo que pueden hacer. “Siento que me pueden hacer algo”. 

Desde que detuvieron a su hijo, a mediados de agosto, la vida le cambió también a Yesenia. No ha podido ver al resto de sus hijos por estar concentrada al 100% en lo que le pase al muchacho de 17 años. “He ido a todos lados, en algún sitio me van a escuchar”, clamó. 

 

#MonitorDeVíctimas | Denuncian que la PNB mató a vendedor de tequeños en una fiesta en Coche
Parientes de la víctima aseguraron que los funcionarios llegaron a la reunión y abrieron fuego

@loremelendez

 

A «Ficha» o «Pito», como apodaban a Ernesto Antonio Flores Ríos, de 30 años, lo conocían como vendedor de tequeños desde hace años. El hombre murió el pasado sábado 4 de septiembre cuando, según la versión de sus familiares, funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) lo señalaron como delincuente y lo mataron.

El hecho ocurrió durante una fiesta en el sector El Estanque, en la parroquia Coche del Distrito Capital. Parientes de la víctima contaron que eran las 3:00 a.m. cuando arribaron los uniformados y comenzaron a disparar. Aseguraron que durante el procedimiento policial murieron otras tres personas, pero esta información no pudo ser confirmada.

Flores Ríos tenía tres hijos menores de edad y era el sostén de una familia de cuatro miembros. También mantenía a un hermano con discapacidad.

De acuerdo con las cifras de Monitor de Víctimas, durante los 6 primeros meses de 2021 al menos 24 personas han muerto en presuntas ejecuciones extrajudiciales en Caracas. Según familiares de esta última víctima el caso de Flores Ríos también se trató de una ejecución.

#MonitorDeVíctimas | Mujer fue asesinada a cuchillo frente a sus hijos por su pareja

Fotoleyenda: A la morgue de San cristóbal no solo acudieron los familiares de Ruth Noemí Rubén, sino además los de Jairo Alberto Sánchez, quien fue asesinado a bala

 

La víctima tenía 23 años de edad y se supo que recibió al menos 23 puñaladas. Por este hecho hay un detenido, que confesó haber cometido el crimen 

 

@yamilejimenez

 

Ruth Nohemí Rubén, de 23 años de edad, fue asesinada el pasado 10 de agosto por su pareja. El hombre fue detenido minutos después del crimen y según información policial, confesó haber sido él el responsable del homicidio.

El crimen fue perpetrado a cuchillo, en el interior de una vivienda ubicada en el Barrio Bolívar, en las Dantas, municipio Junín del estado Táchira.

Esta nueva víctima de feminicidio, natural de Valencia (Carabobo), deja una niña de 5 años y de un niño de 2 años, hijo del señalado homicida.

El presunto responsable, de 49 años, supuestamente actuó en estado de ira. Al parecer, dominado por los celos, le propinó al menos 10 puñaladas a la víctima. El hecho habría ocurrido en presencia de los dos niños y de la madre de él. Al momento de la captura el individuo tenía en la mano el cuchillo con el que habría actuado.

Se conoció que el detenido tenía varias denuncias por violencia de género, incluso contra su propia madre.

“Lo mataron por equivocación”

Jairo Alberto Sánchez, de 40 años, tenía tres días cuidando una casa ubicada en el sector conocido como La Y, en el municipio Junín del estado Táchira. Lo asesinaron mientras estaba en esta labor y según relató Gladys Sánchez, tía de la víctima, lo mataron por error.

“Él no tenía enemigos. El asesino iba a matar al dueño de la casa y se confundió”, contó Sánchez, mientras esperaba en la morgue el cuerpo de su familiar.

El suceso se registró el pasado 11 de agosto. A las pocas horas de ocurrido el crimen funcionarios de la Policía del Táchira detuvieron en el lugar a un hombre de 66 años, quien tenía en su poder la escopeta con la que supuestamente fue cometido el asesinato.

Según la reseña policial, el señalado victimario, quien no puso resistencia al momento de la detención, confesó que había tenido una pelea con la víctima y que lleno de rabia le disparó. 

Murió funcionario de la PNB herido en junio

Jonathan Azuaje, funcionario de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) de 27 años, falleció luego de haber estado mes y medio en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Central de San Cristóbal.

El hombre había resultado herido el pasado 27 de junio, cuando hombres armados a bordo de una moto lo interceptaron en el municipio Michelena, estado Táchira, para robarle el arma de reglamento y el celular.

Para el momento del hecho, el oficial de la PNB se encontraba de civil y se desplazaba hacia el municipio Ayacucho. En el lugar del suceso los uniformados encontraron unos documentos presuntamente de los victimarios. 

Funcionarios de los distintos cuerpos de seguridad se avocaron a las investigaciones y lograron dar con uno de los presuntos homicidas, quien tenía en su poder el teléfono celular de la víctima. El arma no ha sido recuperada y  se cree que pudiera estar en Colombia.

Se supo que el presunto homicida está identificado y que incluso allanaron su casa y encontraron evidencias de interés criminalístico para la resolución del caso. 

#MonitorDeVíctimas | Larense fue asesinado por la PNB dos meses después de salir de la cárcel
La madre de Edilver Moreno denunció que su hijo desapareció el 2 de agosto después de ir a tribunales y la Comandancia General de la Policía del estado Lara para consultar si seguía requerido en el Sistema de Información Policial (Sipol). El joven planeaba viajar por tierra a Ecuador para reencontrarse con sus hermanos

Foto Liz Gascón

Edilver Leonel Moreno Aguirre fue asesinado por una división de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) dos meses después de salir en libertad plena de la cárcel Fénix de Barquisimeto. Estuvo preso durante cinco años y siete meses por robo y le había dicho a su familia que se iría de Venezuela por miedo a ser perseguido por los cuerpos de seguridad, contaron sus allegados.

Según la minuta, la muerte se registró, el 3 de agosto, en un presunto enfrentamiento con la Brigada de Respuesta Inmediata (BRI) en las inmediaciones del Cementerio Nuevo de Barquisimeto. Tres familiares del joven, entrevistados por Monitor de Víctimas el 5 de agosto, negaron esta versión.

La madre de Moreno denunció que su hijo desapareció el 2 de agosto después de ir a tribunales y la Comandancia General de la Policía del estado Lara para consultar si seguía requerido en el Sistema de Información Policial (Sipol).

Temía ser detenido

El joven planeaba viajar por tierra a Ecuador para reencontrarse con sus hermanos y le había expresado a su mamá su miedo de ser detenido en una alcabala antes de cruzar la frontera con Colombia en caso de tener un proceso judicial abierto en el sistema.

“Mi hijo se fue de mi casa el lunes a las ocho de la mañana y se dirigía al Edificio Nacional (la sede de los tribunales). En su bolso llevaba una crema dental, un cepillo, su cédula y los documentos de su libertad. Me hizo una llamada y me dijo: ‘mamá, perdí el tiempo aquí y me voy a la 30 (sede de la comandancia policial) porque yo quiero irme limpio’. Después me hizo otra llamada para avisarme que llegó a la 30 y que si seguía en reseña iba a pasar tres días preso”, detalló la mamá de Moreno sobre la última conversación que tuvo con su hijo.

Al día siguiente, la mamá y el hijo de 16 años de Moreno fueron a la Comandancia General de la Policía de Lara a llevarle comida porque creían que estaba detenido.

“Me dicen: ‘aquí no ha llegado nadie’, entonces fui a preguntar en reseña y tampoco me dieron respuesta. Fuimos a buscarlo a todas las comandancias. En el Cicpc nos atendieron y nos dijeron que lo buscáramos en la morgue y sino en los hospitales. Ya eran las dos de la mañana (del miércoles) y nos fuimos a la casa. El miércoles antes de salir nos enteramos que lo mataron por las noticias”, contó la mamá de la víctima entre lágrimas.

Le quitaron sus documentos

Moreno fue asesinado en un sector apartado de su residencia y que no frecuentaba, indicaron sus allegados. Para su madre, el joven fue entregado por la policía regional a la BRI. “Lo vinieron a tirar tan lejos. Le quitaron la cédula, los papeles y hasta los zapatos que traía y la ropa. Lo dejaron desnudo”, señaló.

El cuerpo de Moreno fue reconocido por sus familiares el 4 de agosto, dos días después del deceso, en la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto. “Él no cargaba armas. Él cometió errores, pero esto es una injusticia. ¿Por qué lo matan si le dieron libertad plena? Ahí estaba en su papel”, reiteró la mamá de la víctima.

Moreno deja un adolescente huérfano. Hace menos de un mes, le comentó que había conseguido trabajo en Ecuador. “Iba a hacer bloques en una fábrica con sus hermanos y a estar como vigilante”, mencionó su hijo.

#MonitorDeVíctimas | Tres cadáveres fueron hallados en la avenida principal de El Cementerio

Durante los primeros tres meses de este año fueron asesinados 22 hombres en la parroquia La Vega, municipio Libertador

 

Los cuerpos, todos de sexo masculino, fueron hallados la noche del pasado martes 13 de abril. Presentaban múltiples impactos de bala

 

@Daigalaviz

 

Los cadáveres de tres hombres fueron localizados por efectivos de la Policía Nacional Bolivariana la noche del martes 13 de abril. Las víctimas habían recibido múltiples impactos de bala. 

Los cuerpos fueron abandonados en la avenida principal de El Cementerio con avenida Los Bucares. Efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) los trasladaron a la medicatura forense para su identificación.

Según la versión oficial, los asesinatos ocurrieron en la Cota 905, sector Las Casitas, parroquia La Vega, municipio Libertador. Se desconoce si la banda de Carlos Luis Revete, alias «el Coqui», tuvo que ver en el triple homicidio.

De acuerdo con datos recopilados por Monitor de Víctimas, entre enero y marzo de 2021 fueron asesinados en la mencionada parroquia 22 ciudadanos, todos de sexo masculino.

Provea: Cuerpos policiales asesinaron a 2853 personas durante 2020
Según un informe de Provea y el Centro Gumilla, solo entre los meses de marzo a junio, en plena cuarentena, los policías y militares asesinaron a 1.091 personas

 

El Programa Venezolano de Educación – Acción en Derechos Humanos (Provea) y el Centro Gumilla denunciaron que los cuerpos policiales y militares de Venezuela fueron más letales que la Covid-19 durante el año 2020. Un total de 2853 personas fueron víctimas de la letalidad de los cuerpos armados del Estado venezolano.

La mayoría de las víctimas fueron jóvenes de sectores populares, entre 18 y 30 años de edad, lo que indica un patrón de discriminación que pone en riesgo la vida de los jóvenes,

Los estados en los que la población sufrió con mayor rigor la violencia institucional de policías y militares fueron por orden de letalidad Zulia, Aragua, Bolívar, Lara, Carabobo y Miranda. En todo el 2020 el estado Zulia fue el que registró más muertes con 667, seguido de Aragua con 297, luego aparece Bolívar con 269 muertes y Lara con 193. En muchos de los casos familiares o vecinos desmintieron la versión de enfrentamiento.

Mayo fue el mes donde policías y militares actuaron con mayor letalidad. 379 personas fueron asesinadas en un contexto de cuarentena por coronavirus, en el que la circulación de personas en la vía pública era mucho menor, pero los operativos violentos contra la población no se detuvieron. Solo entre los meses de marzo a junio, en plena cuarentena, los policías y militares asesinaron a 1.091 personas.

Así actuaron los cuerpos policiales

La Policía Nacional Bolivariana (PNB) principalmente a través de su cuerpo élite las Fuerzas de Acciones Especiales (Faes) es el cuerpo policial más letal. En 2020, la PNB fue responsable de 672 asesinatos, lo cual representa el 23,55% del total. Muy de cerca el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) con 593 casos, lo que equivale al 17,52% del total.

En los dos últimos años en el debate público se ha opacado la responsabilidad de este organismo en las cientos de presuntas ejecuciones ocurridas en el país. El señalamiento se ha centrado en el FAES puesto que actuando en menos estados del país es el cuerpo de seguridad que más atenta contra el derecho a la vida. Las policías estadales fueron responsables de 721 presuntas ejecuciones, equivalente a 25,71%. Llama la atención la letalidad de la policía del estado Zulia responsable de 262 asesinatos, Aragua con 104 y la del estado Carabobo con 101 muertes.

La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) es responsable de 359 casos en su gran mayoría responsabilidad de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Llama la atención el significativo incremento en el número de casos responsabilidad de la FANB. Provea pudo identificar en 2019 la participación de la FANB en 55 presuntas ejecuciones. Este resultado corresponde al cada vez más creciente proceso de militarización de las labores de seguridad ciudadana.

Las policías municipales por su parte, fueron responsables de 134 presuntas ejecuciones. Estas policías, que están definidas como policías principalmente de carácter preventivo, participan con mayor frecuencia en operativos donde el resultado es dar muerte a presuntos delincuentes.

Provea y el Centro Gumilla insisten en que las autoridades siguen sin dar cumplimiento a las recomendaciones de los organismos internacionales de protección de derechos humanos, persisten en mantener una política de seguridad que no respeta el derecho a la vida y otros derechos humanos, no se investiga ni sanciona a los autores materiales y a las cadenas de mando de los responsables de las miles de presuntas ejecuciones.

Ambas organizaciones destacaron que la actuación del gobierno de Nicolás Maduro insiste en reforzar la lógica belicista y la estigmatización y criminalización de distintos actores sociales para «justificar el uso excesivo de la fuerza por parte de los funcionarios policiales y militares, y consolidar el Estado policial y militar que supone la primacía de los intereses del Estado por encima de los derechos ciudadanos».

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