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Emigración

Adultos mayores que migran de Venezuela enfrentan barreras en el disfrute de sus derechos
Los adultos mayores que han emigrado son una población pequeña e invisibilizada dentro de los venezolanos en el exterior que sufre grandes limitantes para obtener ingresos propios, acceder a la salud pública, tener autonomía, entre otros

@Lucianpietf

Las Personas Mayores Migrantes (PMM) enfrentan varios obstáculos para encontrar trabajo en el exterior y además sufren limitantes en el goce de sus derechos a una vida digna, salud, autorrealización, entre otros, de acuerdo a un informe publicado este miércoles por el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (CDH-UCAB), titulado «Recomenzar lejos de casa. La migración forzada de personas mayores venezolanas», y elaborado mediante investigaciones y entrevistas en Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá, Perú y Uruguay.

En medio de la Emergencia Humanitaria Compleja, el CDH-UCAB estima que 86% de las Personas Mayores (PM) en Venezuela están en condición de pobreza. La hiperinflación no permite que puedan subsistir solamente con su pensión o jubilación, por lo que deben realizar actividades económicas informales, apoyarse en ayudas humanitarias o depender de las remesas que puedan enviar sus familiares. 

Esta situación ha impactado en la salud mental y física de las PM, que priorizan la alimentación sobre las medicinas. Pueden sufrir tristeza, ansiedad y preocupación por no poder costear sus necesidades y/o tener que depender de los demás. 

El informe indicó que la mayoría de las personas mayores acude al sistema de salud público solo en emergencias (33% asisten a un hospital), pero no periódicamente por problemas financieros y dificultades de movilidad, lo cual ha ocasionado una desmejora en su salud, sumándose a ello que más del 90% no cuenta con seguro médico. 

«En 2022 se registraron 30 suicidios de personas mayores, mientras que entre julio y diciembre fallecieron cuatro por falta de atención medica oportuna por parte del estado», destacó el Centro. 

Estas son las principales razones que mueven a los adultos mayores fuera del país. En otros casos, algunos han migrado con el objetivo de llevar a sus nietos a que se encuentren con sus padres migrantes en el exterior, para acceder a tratamientos médicos o ayudar a sus hijos con el cuidado de sus nietos.

 

 

Las dificultades del extranjero

El acceso al empleo es complicado para los adultos mayores migrantes por discriminaciones de edad, límites en el registro y validación de estudios académicos y el reconocimiento de la experiencia – por la lentitud y corrupción en el sistema de apostilla de documentos en Venezuela-. 

Ante la imposibilidad de tener un empleo formal,  se ocupan en empleos informales como venta de comida, pequeños emprendimientos, trabajo de guardería y clases a domicilio o en colegios privados sin contrato, con salarios usualmente debajo del mínimo. Las PMM también pueden verse relegados al hogar para cuidar de sus nietos y su vida puede verse subordinada a esta responsabilidad, sin remuneración, afectando su autonomía. 

Respecto al acceso a la salud, la investigación arrojó que muchas de las personas mayores migrantes  llegan a los países receptores en condiciones precarias, con desnutrición, enfermedades no tratadas y necesidad de atención para enfermedades de alto costo. En Uruguay y México, por ejemplo, son atendidos en el sistema de salud pública sin inconvenientes. En Colombia, Chile, y Perú son atendidos con algunas limitaciones, pero en otros países la atención es deficitaria.

Con  relación a la salud mental de estos adultos mayores, el CDH manifestó que si bien hay trastornos neuropsiquiátricos propios de la edad, hay otras afectaciones que se relacionan directamente al hecho de migrar, como el desafío de adaptarse, comenzar de nuevo, aprender otras dinámicas sociales e idioma. 

 

 

Sin jubilación

Por otro lado, el Centro hace mención de que, actualmente, el Estado no garantiza el derecho a la seguridad social (pensión y jubilación) para los adultos mayores.

Algunos de los que migraron realizaron en su momento los trámites necesarios para el traslado de sus pensiones al nuevo país de residencia, donde se les debería hacer el cálculo de la moneda nacional a divisas, pero desde el 2015 el Estado venezolano dejó de pagar la pensión a más de 12.500 pensionados y jubilados en el extranjero, ‘’dejándolos  desamparados’’, y además eliminó las solicitudes de divisas preferenciales para este grupo en el 2016, declaró el CDH.

Venezuela mantiene convenidos bilaterales en materia de seguridad social y pago de pensiones con Portugal, Italia, España, Uruguay, Ecuador y Chile, pero las personas mayores migrantes en estos países no están cobrando sus pensiones por la falta de pago del gobierno venezolano, aunado a que la hiperinflación ha disminuido el valor de estos pagos, ya que no han sido indexados al dólar o al euro. 

En el informe se expresó que «esta situación ha dejado esta situación ha dejado sin independencia económica a los adultos mayores que están en el exterior, excluyéndolos socialmente y arrojándolos a la pobreza».

¿Cuántos se encuentran en el exterior?

Hay poca información disponible, pero de acuerdo con el informe, el censo realizado a la población migrante y refugiada venezolana en Perú arrojó que en 2018 las personas mayores migrantes constituían el 1.6% y en 2022 las cifras ascendieron a 2.573. En Chile, según estimaciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Departamento de Extranjería y Migración (DEM), para el 2019 las cifras se ubicaron en 15.175. 

En Colombia, se estima que 71.492 migrantes venezolanos tienen 60 años o más. En España, desde 2014 hasta 2019, unas 29.364 personas mayores venezolanas estaban residenciadas allí, sumadas a 61.055 españoles mayores de 65 años que retornaron a esa nación.

 

 

El CDH-UCAB explicó que «las personas mayores migrantes (PMM) venezolanas constituyen el grupo más pequeño de los más de 7.3 millones que han migrado; además, es una población invisibilizada, incluso por las estadísticas oficiales de los Estados de acogida (…)  lo cual constituye una primera barrera para el diseño y ejecución de políticas públicas específicas para este sector de la población en los países receptores».

Finalmente, el documento ofreció recomendaciones entre las cuales están: recuperar el sistema de pensiones y jubilaciones para venezolanos dentro y fuera del país, cumplir con los compromisos derivados del Convenio Iberoamericano de Seguridad Social (1988), firmar y ratificar la Convención interamericana sobre la protección de los derechos humanos de las personas mayores (CIPM) e implementar políticas públicas para los afectados, y levantar datos de las PMM y su distribución geográfica.

Para los países receptores, recomendó recopilar y hacer pública la información de las PMM en su territorio, desarrollar políticas públicas diferenciadas y realizar jornadas de regularización y registro en el sistema de seguridad social para estos grupos. 

Venezolanos huyen a pie de Guayaquil ante la falta de empleo
Venezolanos huyen de Ecuador ante la falta de empleo y maneras de subsistir. Andrew Castro, presidente de la Fundación Mueve, dijo al diario El Comercio que han atendido 20 casos de desalojo de venezolanos en los últimos 45 días. Los afectados están en condición de vulnerabilidad ante el COVID-19, porque son personas que, en su mayoría, viven del día a día y se quedaron sin ingresos. El Ministerio de Salud ecuatoriano registra 22 venezolanos con COVID-19

Un grupo 21 venezolanos, entre los que se contabiliza a dos menores de edad, abandonaron a pie la ciudad de Guayaquil, en Ecuador, el lunes 20 de abril para regresar a su país, ante la complicada economía familiar que enfrentan debido a la falta de trabajo, el desalojo de las viviendas del que han sido víctimas y los riesgos que entraña el COVID-19, reportó el diario El Comercio.

Antes de partir, frente al terminal terrestre de Guayaquil, los criollos lucieron carteles con el mensaje: «Somos venezolanos». La Fundación Mueve, organización creada en 2016 en la principal ciudad portuario de Ecuador, tiene registros que evidencian que al menos 200 personas han abandonado en distintos grupos la urbe desde que empezó la emergencia en marzo pasado.

Andrew Castro, presidente de la organización, comentó que han atendido 20 casos de desalojo de venezolanos en los últimos 45 días. Los afectados están en condición de vulnerabilidad porque son personas que, en su mayoría, viven del día a día y se quedaron sin ingresos.

«Aunque a muchos no les fue tan bien aquí, tenían la esperanza de estar en mejor situación, pero ésto (la emergencia) los complicó muchísimo, hay gente desesperada y que no tiene nada que comer y no pueden salir a trabajar (…) en Venezuela, pese a la situación, tienen casa propia, familia y pueden resolver la comida», refirió Castro al diario ecuatoriano.

Estimó que en la provincia del Guayas, la más afectada por el coronavirus con 6.921 casos, viven alrededor de 200.000 venezolanos. «Sabemos que desde Quito y otras provincias mucha gente también está saliendo por pasos irregulares al estar cerradas las fronteras formales, varios han sido detenidos incluso por incumplir el toque de queda», dijo.

Ronald Borges, de la casa refugio un Techo para el Camino, de Hogar de Cristo, que hace más de un año brinda ayuda temporal a extranjeros, aseguró que brindaron abrigo a los venezolanos que el lunes emprendieron el regreso a Venezuela.

La nota de El Comercio indica que entregaron al grupo de venezolanos kits alimenticios, sanitario y de tránsito que incluye sábana, gorra, entre otros artículos.

Borges afirmó que los venezolanos organizan el regreso en grupos a través de las redes sociales. María, nombre protegido, fue una de ellas, indica el diario, después de permanecer más de 45 días sin poder trabajar.

El Ministerio de Salud ecuatoriano reporta 22 venezolanos que resultaron positivos para COVID-19, de ellos 10 están en Guayas (seis en Guayaquil). No obstante, para la Fundación Mueve la cifra de contagios es aún mayor, pero no han sido registrados ante la falta de acceso a pruebas diagnósticas.

Estados Unidos aplicará nuevas medidas para solicitar la visa de ingreso

SI EL TRÁMITE para solicitar una nueva visa de ingreso a Estados Unidos era ya de por sí algo tortuoso, los cambios que acaba de introducir el Departamento de Estado lo volverán aún más complejo y, para algunos, invasivo.

A partir de ahora, toda persona que solicite una visa de inmigrante o no inmigrante tendrá que suministrar los nombres que usa –o ha usado– en las redes sociales más populares como Twitter, Instagram y Facebook, al igual que correos electrónicos y números telefónicos.

La medida, que ya entró en vigencia, fue anunciada el sábado por el Departamento de Estado y ya se refleja en los nuevos formularios. En total, se calcula que anualmente al menos 700.000 solicitudes para visas de inmigrante y casi 15 millones en el caso de las de no inmigrante se verán afectadas. Eso incluye las visas de turista, estudio, negocios, al igual que las de trabajo o por vínculo familiar.

De hecho, prácticamente todas las personas que requieran visa para Estados Unidos tendrán que aportar esa información. Solamente serán excluidas las visas para diplomáticos y/o funcionarios de otros países.

“La seguridad nacional es nuestra prioridad número uno cuando adjudicamos aplicaciones de visa, y a cada prospecto de visitante o inmigrante que viene a Estados Unidos se lo somete a un proceso muy riguroso. Siempre estamos buscando maneras de mejorar nuestro proceso de revisión para proteger a los estadounidenses mientras respaldamos los viajes legítimos a Estados Unidos”, dijo el Departamento de Estado.

El nuevo formulario requiere que se suministren los nombres en redes sociales, teléfonos y e-mails de los últimos cinco años, y advierte que proporcionar información fraudulenta o incompleta puede conducir a la negación de la visa.

«Siempre estamos buscando maneras de mejorar nuestro proceso de revisión para proteger a los estadounidenses mientras respaldamos los viajes legítimos a EE UU»

En marzo del año pasado, Estados Unidos había comenzado a aplicar estas mismas medidas, pero solo a personas que procedieran de zonas del mundo donde hay gran presencia de grupos terroristas.

En su momento, la Unión para las Libertades Civiles Americanas (UCLA) catalogó la medida de ineficiente e invasiva, pues no existe evidencia de que este tipo de monitoreo pueda dar con posibles criminales y se podría prestar para «castigar» a alguien por expresar lo que piensa.

Las medidas hacen parte, además, de la política de «investigación extrema» (extreme vetting) que comenzó a implementar el presidente Donald Trump cuando asumió la riendas de la Casa Blanca, y también prevé la suspensión de visas a personas provenientes de ciertos países, en su mayoría de origen musulmán.

La razón última de la emigración, por Alejandro Moreno

POR MUCHO QUE SE QUIERA DISMINUIR LA diáspora venezolana, estamos viviendo algo que nunca habíamos podido imaginar años atrás. Cuántas veces habremos dicho la expresión: “Aquí no se puede vivir”, como un dicho más, como una frase cualquiera cuando por cualquier banal motivo estábamos fastidiados. Nunca llegamos a pensar que pudiera algún día hacerse pura y simple realidad. He aquí que ese día llegó. Si es verdad que la vida biológica sigue siendo aunque muy precaria y muy dudosamente posible para la gran mayoría de la población, el sentimiento de fondo de todos es que vida como tal vida, la propiamente venezolana, solo es posible para unos cuantos, los “enchufados”.

Esas masas de gente, ahora ya del pueblo, de los pobres y desheredados de toda fortuna, que pasan a diario las fronteras arrastrando sus míseras pertenencias y cargando o llevando de la mano a sus pequeños hijos, ¿de qué huyen y qué buscan? Huyen en último término de la muerte que les acecha en cualquier sitio de su país por el hambre, la enfermedad, el asesino que puede asaltarles a la vuelta de una esquina. No buscan fortuna ni riqueza que muy bien saben no les será fácil. Buscan por lo menos poder sobrevivir porque bien saben que para ellos “aquí no hay vida”.

Por la vida, se exponen a cualquier dificultad que haya que soportar: a la humillación de tener que recurrir al auxilio de la caridad ajena, al calor de los asoleados caminos del Brasil lo mismo que a los fríos páramos de Colombia, a días y días de camino, incluso, a veces, al rechazo de las otras gentes que los desprecian como extranjeros peligrosos, invasores.

Los revolucionarios idealistas, y creo que sí los hay, cuando proyectan, planifican y ejecutan sus revoluciones, no tienen en cuenta lo que van a hacer con la vida de la gente común, de los hombres del pueblo a favor de los cuales piensan sus proyectos. Todo el cambio que proponen y procuran les parece que solo puede producir mejoras y bienestar. Por eso es tan difícil convencerlos de que se equivocan, de que el bien de los pueblos, si es cierto que no está en la inmovilidad social y política, es sobre todo verdad que no está en los cambios violentos y rápidos, las revoluciones, porque descoyuntan las vidas de la gente y ese es un falso remedio.

El cambio hay que hacerlo, pero adecuándose al ritmo del pueblo, respetando su proceso propio de vida, del sentido profundo del vivir, y la vida pone las condiciones que son muy complejas para poder ser vida.

El Hombre es un ser de cultura y, antes que todo, espíritu.

ciporama@gmail.com

#YoSoyVenezolano Historias que demuestra la riqueza de nuestro tejido social contra la xenofobia a los venezolanos emigrantes

 

La ola de migrantes venezolanos por toda América Latina despertó la solidaridad de extranjeros e hijos de extranjeros quienes a través de una etiqueta en Twitter, #YoSoyVenezuela, contaron sus propias historias.

Los mensajes llegan después de que el presidente de la asamblea nacional constituyente, Diosdado Cabello, calificara de montaje las imágenes y video de los venezolanos que decidieron emigrar, incluso a pie.

«¿No les parece sospechoso que hay fotos en Perú (de venezolanos) caminando por la orilla de la carretera? En Ecuador, en Colombia (…) parece que eso fuese luces, cámaras, acción. Los bajan de los autobuses, no los dejan montar y los dejan en cualquier sitio, no les queda otra (que caminar) y esa es la toma que hacen», indicó también el número dos del PSUV.

En los mensajes con la etiqueta, los usuarios resaltaban como los venezolanos recibieron a sus abuelos, padres o a ellos mismos para permitirle llevar una vida fuera de sus países.

Estos mensajes también surgen después de que países como Brasil, Ecuador y Colombia lanzaran las últimas semana medidas de migración para mitigar a la llegada de venezolanos a sus países.

A continuación una recopilación de la etiqueta #YoSoyVenezolano:

El País: Refinerías venezolanas cerca del colapso

 

La falta de mantenimiento, la desinversión, la politización de los cargos, la emigración de personal cualificado y la corrupción han llevado a las refinerías petroleras venezolanas casi al borde de la zona de colapso. En la actualidad, operan a un 30% de su capacidad, en el mejor de los casos. A la espera de un informe técnico final, el Gobierno considera cerrar algunas de ellas o reducir su actividad al mínimo para centrarse en las que puedan ofrecer soluciones inmediatas.

El bache, junto a una constante merma en las cotas globales de producción de Petróleos de Venezuela (PDVSA), que está ya certificada por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y que es reconocida por miembros del Gabinete de Nicolás Maduro, está generando fallas graves en el abastecimiento de combustible. Rafael Quiroz, profesor de postgrado en Hidrocarburos en la Facultad de Economía de la Universidad Central de Venezuela, afirma que la producción petrolera del país está llegando a sus niveles más bajos en 70 años: 1,5 millones de barriles diarios. A finales de 1997, la producción petrolera venezolana sobrepasaba holgadamente los tres millones de barriles, y en 1970 había llegado a arañar los cuatro millones. Quiroz sostiene que en la OPEP están previendo que el desplome de PDVSA podría colocar la producción venezolana en el sótano de los 1,2 millones de barriles diarios a finales de este año.

Por primera vez en su historia, el país ha tenido que recurrir masivamente a la compra de gasolina importada para cubrir su demanda interna. En muchas ciudades venezolanas han sido frecuentes, por temporadas, largas filas de coches aguardando su turno para poder abastecerse. En regiones enteras solo se consigue desde hace mucho tiempo combustible de 91 octanos. También son muy escasos, y están exorbitantemente caros, los aceites para motores, las ligas de frenos, el combustóleo y el combustible para la aviación, todos productos tradicionalmente abundantes y muy económicos en Venezuela.

 

Vea la nota completa en El País.es

Incremento sin precedentes de venezolanos en Colombia

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Más de medio millón de venezolanos viven actualmente en Colombia, que en los últimos cinco meses ha visto un incremento sin precedentes en la entrada de migrantes de ese país, según datos oficiales divulgados el viernes.

De acuerdo con esos cálculos, más de 550.000 venezolanos residen en esta nación -200.000 más que en julio- lo que representa un aumento de 57% durante ese periodo.

Esta ola migratoria plantea un desafío a un país acostumbrado más históricamente a emigrar por su conflicto armado que a recibir extranjeros, según autoridades y expertos.

“Ningún país está preparado para atender fenómenos emergentes de esta magnitud, lo que hacemos es una preparación de tipo contingente”, dijo a The Associated Press Julio Sáenz Beltrán, asesor del Ministerio de Salud, que lleva dos años registrando un aumento de venezolanos que escapan de la pobreza, la violencia y la crisis política de su país.

Las estimaciones de las autoridades migratorias incluyen a unos 200.000 ciudadanos venezolanos con permiso para residir en Colombia y también a quienes permanecen en su territorio de forma irregular en base a proyecciones sobre el flujo de la frontera de más de 2.200 kilómetros que separa ambos países.

Entre agosto y octubre, Migración Colombia regularizó a unas 70.000 familias mediante una política que permitía a los venezolanos sacar un permiso de residencia de dos años con requisitos mínimos como tener el pasaporte sellado con el ingreso al país y no tener antecedentes penales.

Sin embargo, más de la mitad, siguen llegando de forma irregular.

En 2010, había poco más de 100.000 extranjeros en Colombia, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones, un país más acostumbrado a emigrar que a recibir foráneos tras medio siglo de enfrentamiento armado. Hoy, solo los venezolanos son más de medio millón.

La agencia de Naciones Unidas para los refugiados se mostró recientemente preocupada sobre si Colombia tiene la capacidad para dar atención básica a los venezolanos que se están instalando en el país de forma cada vez más acelerada.

“El número está aumentando rápidamente y siguen llegando venezolanos todos los días”, dijo a la AP Jozef Merkx, representante de la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) en Colombia, que considera “un reto” la integración en un país más acostumbrado a emigrar que a recibir extranjeros.

“Si ya la población colombiana tiene dificultades para acceder a los servicios básicos, con una población adicional de 600.000 personas es muy difícil”, agregó.

ACNUR ya tiene en Brasil refugios para los venezolanos que cruzan la frontera por el Amazonas y se prepara ante una eventualidad en Colombia. Este organismo estima que acontecimientos como las elecciones regionales de octubre en las que el partido del presidente Nicolás Maduro se proclamó vencedor de 17 de las 23 gobernaciones aumentan la fractura entre el oficialismo y la oposición y empujan a muchos a salir del país.

Los venezolanos que han solicitado asilo en el mundo pasaron de casi 4.000 en 2014 a más de 100.000 en 2017, según los datos de esa agencia, que lanzó esta semana una campaña para prevenir la xenofobia en Colombia.

El gobierno lleva preparándose desde 2015 para recibir una oleada de migración venezolana en cualquier momento y los datos del Ministerio de Salud reflejan un aumento drástico desde entonces: ese año en los hospitales y clínicas colombianos atendieron a unos 1.500 venezolanos, frente a los casi 20.000 entre enero y septiembre de 2017.

Aunque las cifras no distinguen entre quienes residen en Colombia y quienes cruzan la frontera para recibir atención médica, ante la precariedad del sistema de salud de Venezuela.

El Ministerio de Salud dedicó este año casi 3,5 millones de dólares a reforzar los presupuestos regionales para atender a los migrantes, aseguró Sáenz.

Por ley, en Colombia se debe prestar atención a cualquier persona que llega al departamento de emergencias de un centro de salud independientemente de cuál sea su estatus migratorio, explicó el funcionario.

El Ministerio de Salud instaló además una campaña de vacunación en la frontera de más de 2.200 kilómetros que Colombia comparte con Venezuela por temor a que la escasez de medicamentos haya provocado plagas. Uno de los temores es el sarampión.

Territorios de la Pupila, por Milos Alcalay

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Al recorrer el mundo, los venezolanos no podemos dejar de constatar una nueva realidad: la presencia masiva de nuestros compatriotas en el exterior. En el inmenso territorio planetario, poder constatar sus peripecias, nos hace vibrar por sus logros y por sus fracasos. La diáspora venezolana, con más de dos millones de emigrados, se ha expandido por los más distantes espacios, en rechazo a los atropellos diarios de un régimen colapsado que se prolonga por casi dos décadas, y que no quiere entender que ya debe dejar de destruir al pueblo: ni lo han hecho bien, ni han sabido cómo mejorar las condiciones de vida de nuestro conciudadanos.

Entre los múltiples casos de expatriados,  encontramos todo tipo de realidades, entre quienes destacan también voceros calificados de una élite pensante. Al verlos triunfar, nos alegra, pero nos invade una sensación de tristeza por no poder compartir en nuestra tierra a familiares y amigos, pero sobre todo saber lo que pierde nuestro país.

Lo único que nos gratifica el espíritu, es sentir con orgullo la exitosa proyección de muchos de nuestros emigrantes que elevan su creatividad fuera de nuestras fronteras y que otros ciudadanos los reciben con admiración y afecto.

Podría citar muchísimos casos de grandes amigos médicos, economistas, músicos; ingenieros petroleros, periodistas, psicólogos – por no mencionar sino algunas de las profesiones en las que nuestros dignos representantes se han destacado.

Pero lo que quisiera es concentrarme en uno solo al mencionar a un gran hermano: Enrique Viloria Vera quien ya en Venezuela nos había impresionado con su versatilidad al regalarnos más de cien libros de su autoría, imprimiendo en sus páginas la profundidad de una cosmovision atractiva que cubre  los más amplios espacios: historia, poesía, relaciones económicas internacionales, críticas de arte, de gastronomía y otros temas. En fin, los escritos de Viloria eran y son un testimonio de vida.

Viloria fue uno de los muchísimos venezolanos que fueron a enriquecer otras tierras. Salamanca lo recibió con los brazos abiertos. Y parafraseando la conocida frase, en el caso de Enrique, lo que Salamanca le dio, también la Naturaleza le prodigo. Que orgullo saber que editoriales españolas han publicado sus libros: el último, lleva el título de «Territorios de Pupila» y recorre (al igual que la suma de sus obras) los más amplios espectros del quehacer humano, proyectando en el exterior los valores de la venezolanidad dandole una dimensión universal a nuestros valores humanos.

Destacados escritores hispanos como Enrique García Trinidad y José López Rueda destacan tanto en su prólogo como en el epílogo, respectivamente, el impacto que tuvieron al profundizar sus relaciones con este Caraqueño insigne que es reconocido en Salamanca, y de allí, en el ámbito iberoamericano. Gracias Enrique por tu regalo, acompañado por tu siempre recordada compañera Iraida Paez.

 

@milosalcalay