Lucía Pietrini, autor en Runrun

Lucía Pietrini

Instan a enfrentar las distintas formas de violencia que afectan a las venezolanas
En medio de una Emergencia Humanitaria Compleja, muchas mujeres quedan atrapadas en labores de cuidado y reproducción, sin independencia económica o en medio de ciclos de violencia de género, pero estos son solo algunos de los obstáculos que enfrentan y de los que el Estado no se ocupa, según diversas oenegés 

Las crisis humanitarias aumentan las brechas de género y, en el caso venezolano, afecta a las mujeres de forma diferenciada, explicó Magdymar León , coordinadora de la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa), en el conversatorio «Venezuela en Emergencia: Violencia y crisis, dos grandes desafíos que enfrentan las venezolanas», impulsado este viernes por el Observatorio Social Humanitario.

La pobreza es la consecuencia más significativa de la Emergencia Humanitaria Compleja (EHC), pero también están los movimientos migratorios y movilidad dentro del país.  El impacto es diferente en hombres y mujeres porque viven realidades distintas. 

En medio de la crisis y la pobreza, muchas han quedado atrapadas en las labores de cuidado y reproducción, lo cual les quita independencia económica y tiempo para cualquier otra actividad que la mujer desee o necesite desarrollar, aumentando las brechas de género, indicó León. Esto afecta especialmente a aquellas en condiciones de mayor vulnerabilidad, como indígenas, adolescentes, adultas mayores y/o discapacitadas. 

Sobre las vulneraciones de derechos, hay puntos específicos que afectan a las mujeres, como la violencia sexual en la cotidianidad que incluye la extorsión sexual – para obtener medicinas o cruzar fronteras, por ejemplo- y el aumento de la trata y tráfico de personas en los últimos años, ya que los grupos delincuentes ven en las venezolanas vulnerables  «presas fáciles».

En el sistema de salud también son presas de la violencia, pues sólo tres de cada 10 mujeres en edad  reproductiva tienen acceso a métodos anticonceptivos, según estudios aplicados por Avesa en los estados Sucre, Apure y Táchira. Esto genera una incapacidad para controlar salud sexual y reproductiva que se traduce en una planificación familiar deficiente, que a su vez se vuelve un obstáculo para tener un proyecto de vida, incorporarse a la universidad o tener trabajo, que perpetúa los ciclos de pobreza y las mantiene rezagadas. 

En este apartado, la coordinadora destacó la situación de violencia obstétrica en el país por la falta de atención adecuada en los centros de salud y los embarazos adolescentes, consecuencia directa del punto anterior. 

Respecto al acceso a la justicia, hay gran cantidad de trabas en las instituciones, la recepción de denuncias, los procesos legales y la colocación de medidas de seguridad para las víctimas, así como la desconfianza de las víctimas en que haya una «justicia real».

León comentó que en el 2016 la organización llevó un seguimiento de denuncias y «las que llegaban a juicio eran menos del 1% (…)». Sin una adecuada sanción de delitos, se mantiene la violencia y los índices de femicidio. 

Superar la crisis pasa por enfrentar la violencia

Magdymar León, coordinadora de la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa), reiteró que es indispensable atender las necesidades y todas las formas de violencia que afectan a las mujeres, pues de lo contrario, difícilmente se podrá superar la crisis.

“Difícilmente habrá desarrollo para el país y democracia, porque son elementos contrarios. En vez de ir hacia el desarrollo, parece que estamos yendo a un proceso de involución y las formas de violencia están coadyuvando a aumentar la brecha”, indicó.

León también hizo referencia a la falta de justicia en el país: “Los índices de feminicidio siguen aumentando, es la punta del iceberg de la violencia física, detrás de ello hay muchas formas de violencia que se están presentando. Tiene que haber sanción a esos delitos», insistió.

El miedo en las calles

La ponente María Luisa Campos, coordinadora general de la organización Resolania, presentó los hallazgos del informe «Solas en la Calle», que aborda la violencia que experimentan las mujeres en los espacios públicos a través de datos recopilados de 397 encuestadas en tres municipios, Libertador, Caracas, y Maracaibo y Machiques, estado Zulia. 

Campos definió el espacio público como «aquel de libre acceso para todo público sin importar su clase social» e incluye centro comerciales, espacios comunitarios, plantas bajas de residencias y el transporte público. 

Sobre los descubrimientos, afirmó que las mujeres experimentan estas violencias desde la niñez, que van desde acoso callejero, exhibicionismo, violencia racial, política y hasta obstétrica. «Todas las violencias son posibles en el espacio público (…) incluido el rapto» , advirtió. 

Un 40% de las encuestadas aceptó haber sido víctima de violencia de género, «sin embargo, cuando se comienza a indagar en qué tipos de violencias son – acoso, tocamientos indeseados, palabras sexuales, etcétera-, el número sube a más de 70%». En entornos urbanos – Libertador y Maracaibo-, las mujeres mencionan haber experimentado exhibicionismo. 

Estas experiencias constantes se traducen en un miedo a transitar el espacio público, apuntó la coordinadora, que terminan en la creación de estrategias por parte de las víctimas para evitar este peligro, como salir en un rango determinado de horas o recorrer rutas más largas y «seguras» para regresar a sus hogares. 

Normalmente, los perpetradores son hombres desconocidos y grupos de hombres, parejas o exparejas, policías y entes del gobierno.

De acuerdo con Campos, esto se relaciona con la crisis venezolana, porque la violencia ocurre mayoritariamente cuando estas mujeres están realizando labores de cuidado como compras de productos básicos, medicamentos, traslado de bombonas de gas o botellones de agua, o cuando se están trasladando a para acceder a sus planteles de estudio. Es decir, durante sus movimientos cotidianos para sostener su vida en medio de una EHC.

Las mujeres indígenas encuestadas – en su mayoría Yukpa- reportaron que uno de los principales perpetradores de violencia son los terratenientes y las violencias más resaltadas fueron la psicológica, obstétrica, racial y políticas, agregó la coordinadora. 

A nivel internacional

La coordinadora de incidencia del Centro de Justicia y Paz (Cepaz), Cristina Ciordia, relató la participación de la organización en el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw). 

El rol del comité es tomar los estándares internacionales de derechos humanos (DDHH) para evaluar los reportes que describen el panorama venezolano, enviados por las organizaciones de la sociedad civil venezolana y el gobierno, para realizar un diagnóstico personalizado de acuerdo a las necesidades y urgencias del Estado en pro de alcanzar los más altos estándares en términos de DDHH, en este caso para las mujeres. 

El documento final del Cedaw contiene 58 recomendaciones y tres acciones prioritarias fundamentadas especialmente en los informes de la sociedad civil. «¿Cómo sabemos esto? Porque el informe que envió el Estado dice que todo es perfecto», una situación que no corresponde con la realidad ya presentada. 

Las acciones prioritarias, de las que se deben tomar acción inmediata y reportar  al comité en un lapso de dos años, son la violencia basada en género, la trata de personas, y la salud sexual y reproductiva. Algunos de los títulos más importantes entre las recomendaciones tienen que ver con ‘’la no discriminación, estereotipos de género, participación de las mujeres en la vida política y pública, las mujeres defensoras de derechos humanos, acceso a la justicia específicamente para víctimas de violencia basada en género y  para víctimas secundarias de graves violaciones de los derechos humanos, los grupos desfavorecidos que se consideran pues en su intersección con la feminidad, y el acceso a datos e información pública. 

Estas recomendaciones específicas son esenciales aún si el Estado no coopera,  porque ofrecen a las oenegé una ‘’hoja de ruta’’ con pautas a seguir para avanzar hacia estos derechos y con las que se pueden acercar a  ‘’personas que están en centros de poder, sean directamente del partido de gobierno o de otras instituciones, o sean candidatos o candidatas’’. 

Entre violencia y penurias las mujeres jóvenes viven la crisis venezolana
Las fallas en derechos sexuales y reproductivos y la vulnerabilidad ante la violencia de la violencia de género son algunos factores que afectan especialmente a las mujeres jóvenes venezolanas en medio de la crisis

 

La crisis en Venezuela ha afectado a las mujeres de forma diferenciada, especialmente a las jóvenes. Esto fue visibilizado en el segundo informe de la Red de Mujeres Constructoras de Paz, «Las más jóvenes, las más vulneradas: El impacto de la crisis venezolana en las mujeres entre 18 y 24 años», elaborado con datos recopilados de 1.112 mujeres de 13 estados del país.

Los derechos sexuales y reproductivos son un tema urgente y con gran repercusión negativa en las venezolanas, el cual continúa desatendido por el Estado. 

Según el estudio, 42% de las mujeres jóvenes de 18 a 24 años no usan anticonceptivos. Las razones varían, entre las principales están el alto costo (9%), la falta de de acceso a consultas ginecobstétricas (9%), motivos religiosos (7%) – donde la región de Los Andes tiene prevalencia-, presión de su pareja (3%) y desconocimiento de cómo usar los métodos (3%), que reflejan la violencia de género y la falta de educación sexual integral en Venezuela, que se ubica como el país con la tasa de embarazos adolescentes más alta de la región, con 97,7 embarazadas por cada 1.000 jóvenes, según Cedesex. 

Sobre la menstruación, el 47% de las jóvenes ha faltado a la escuela o trabajo debido a dolores (91%), falta de acceso a productos menstruales (30%) y falta de agua (25%). 

Infografía: Constructoras de Paz

 

Violencia de género

A falta de cifras oficiales del Estado, la organización utilizó el Monitoreo de Femicidios de Venezuela 2022, realizado por el Observatorio Digital de Femicidios del Centro de Justicia y Paz (Cepaz) para establecer patrones, como que aquellas entre 16 y 24 años son las más afectadas, así como las de 31 a 33 años. 

En Venezuela se siguen dejando desamparadas a la mayoría de mujeres. Las periodistas de la Red de Mujeres Constructoras de Paz examinó  a fondo los obstáculos que impiden la creación de políticas de protección más efectivas para las mujeres en el país. 

A pesar de que existen leyes e instituciones para recibir denuncias y brindar asistencia, como Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género y la Fiscalía General de la República, existen limitantes como la falta de capacitación y empatía entre los funcionarios encargados, además de la burocracia y las trabas legales para las denuncias, logrando que muchas mujeres desistan en los procesos legales contra sus agresores, continuando el ciclo de violencia, pudiendo llegar al femicidio

Mediante encuestas, se comprobó que cuatro de cada 10 mujeres se identificó como víctima de violencia de género, siendo 75% de esta violencia psicológica, 24% económica, 41% física, 18% institucional y 12% sexual en general, aunque para aquellas entre 18-24 años, la sexual aumenta a 24%. 

También evidenciaron que las personas con un mayor nivel educativo son más propensas a reportar abusos (41%) sobre aquellas con uno menor, pues cuentan con más herramientas para reconocerse como víctimas (35%). A nivel general, sólo 65% de las encuestadas confirmaron saber a dónde acudir en caso de ser víctima. Según los datos, para muchas mujeres no es tan fácil identificar la violencia de género por los estereotipos de género que fomenta la sociedad patriarcal venezolana. 

La Red de Mujeres Constructoras de Paz destacó en el estudio que este año han desarrollado siete microproyectos para abordan la violencia de género, apoyar y mostrar posibles soluciones a las mujeres de sus comunidades. 

Infografía: Constructoras de Paz

Acceso a la educación y participación

El sistema educativo venezolano continúa en crisis desde el 2014. Para este informe, 48% de las encuestadas indicaron vivir con al menos una niña o adolescente en edad escolar y 98% están inscritas en un centro educativo, pero mientras un 62% asiste siempre a clases, 31% de las niñas y adolescentes asisten tres veces por semana. 

Las razones se deben a la suspensión de clases por la escuela (58%) por fallas en las condiciones de las instituciones, falta de maestros (17%) por ausencia de salarios dignos, falta de transporte (14%) y falta de alimentos en sus hogares (17%). En 6% de los hogares del nivel socioeconómico bajo, las niñas y adolescentes dejan de asistir a clase porque trabajan fuera o dentro de la casa – labores domésticas o como cuidadoras-. 

Infografía: Constructoras de Paz

Respecto a la participación política y comunitaria, la generación de las jóvenes entre 18 y 24 años desconocen el funcionamiento de las instituciones y de los procesos democráticos, además de que solo la han visto un partido de gobierno encabezar el país, detalló la Red. 

Por otro lado, 51% de las jóvenes no están inscritas en el Registro Nacional Electoral (CNE), otro 51% considera que la participación en actividades democráticas es importante y  solo un 45% piensa participar en las próximas elecciones presidenciales. Las que no lo harán es porque no les interesa la política (25%), no confían en el CNE (27%), les parece una pérdida de tiempo (23%) o no le gustan los candidatos (19%). 

La Red destacó que la Asamblea Nacional de mayoría oficialista presentó un 9% de mujeres en sus filas en 2022. Agregó que solo 2 de 23 gobernaciones venezolanas y 62 de las 335 alcaldías tienen mujeres al frente. 

La migración sigue siendo una realidad

Para 65% de las encuestadas, al menos un familiar ha emigrado en los últimos cinco años, siendo su mayoría hermanos y/o hermanas (63%), padres (23%), abuelos (3%) y cónyuge (2%). La ida de familiares del núcleo directo hace que muchas queden al cuidado de otros familiares y con responsabilidades domésticas.

Entre las jóvenes, solo 24% recibe remesas mensualmente, 6% una vez al año y 41% restante nunca recibe. Los montos varían con menos de 50 dólares (38%) hasta 301 y 500 dólares o más (4%). Las remesas son cruciales para la estabilidad financiera de muchas en medio de la crisis, declaró el informe. 

Dentro de la migración, un aspecto preocupante es la creciente amenaza de trata de personas que aflige particularmente a las jóvenes, pues traficantes las reclutan con promesas de empleo o una vida mejor en el extranjero solo para someterlas a explotación sexual y laboral una vez llegan a sus destinos. Las mujeres migrantes en situación de irregularidad también son vulnerables a estos delincuentes. 

¿Qué debe hacer el Estado?

La Red de Mujeres Constructoras de Paz ofreció recomendaciones a partir de los análisis realizados. Es primordial que el Estado escuche a las activistas, defensoras de derechos humanos y oenegés que trabajan con las mujeres afectadas. 

Sobre la salud sexual y reproductiva, deben distribuir métodos anticonceptivos, insumos de gestión menstrual gratuitos, así como ofrecer programas de educación que aborden dichos temas en las escuelas. 

En materia de violencia de género, es importante que se refuercen las medidas que buscan prevenir y sancionar los casos. Deben apoyar con centros de acogida, asistencia jurídica y asesoramiento psicosocial. A esto se suma la capacitación de funcionarios y medios de comunicación pertinentes. 

Indicaron que también se debe promover la participación política de las jóvenes y que se hagan jornadas de inscripción en el CNE. También es vital que se realicen acciones para frenar la presencia de grupos de trata, pero para eso hace falta cooperación internacional. 

 

Adultos mayores que migran de Venezuela enfrentan barreras en el disfrute de sus derechos
Los adultos mayores que han emigrado son una población pequeña e invisibilizada dentro de los venezolanos en el exterior que sufre grandes limitantes para obtener ingresos propios, acceder a la salud pública, tener autonomía, entre otros

@Lucianpietf

Las Personas Mayores Migrantes (PMM) enfrentan varios obstáculos para encontrar trabajo en el exterior y además sufren limitantes en el goce de sus derechos a una vida digna, salud, autorrealización, entre otros, de acuerdo a un informe publicado este miércoles por el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (CDH-UCAB), titulado «Recomenzar lejos de casa. La migración forzada de personas mayores venezolanas», y elaborado mediante investigaciones y entrevistas en Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá, Perú y Uruguay.

En medio de la Emergencia Humanitaria Compleja, el CDH-UCAB estima que 86% de las Personas Mayores (PM) en Venezuela están en condición de pobreza. La hiperinflación no permite que puedan subsistir solamente con su pensión o jubilación, por lo que deben realizar actividades económicas informales, apoyarse en ayudas humanitarias o depender de las remesas que puedan enviar sus familiares. 

Esta situación ha impactado en la salud mental y física de las PM, que priorizan la alimentación sobre las medicinas. Pueden sufrir tristeza, ansiedad y preocupación por no poder costear sus necesidades y/o tener que depender de los demás. 

El informe indicó que la mayoría de las personas mayores acude al sistema de salud público solo en emergencias (33% asisten a un hospital), pero no periódicamente por problemas financieros y dificultades de movilidad, lo cual ha ocasionado una desmejora en su salud, sumándose a ello que más del 90% no cuenta con seguro médico. 

«En 2022 se registraron 30 suicidios de personas mayores, mientras que entre julio y diciembre fallecieron cuatro por falta de atención medica oportuna por parte del estado», destacó el Centro. 

Estas son las principales razones que mueven a los adultos mayores fuera del país. En otros casos, algunos han migrado con el objetivo de llevar a sus nietos a que se encuentren con sus padres migrantes en el exterior, para acceder a tratamientos médicos o ayudar a sus hijos con el cuidado de sus nietos.

 

 

Las dificultades del extranjero

El acceso al empleo es complicado para los adultos mayores migrantes por discriminaciones de edad, límites en el registro y validación de estudios académicos y el reconocimiento de la experiencia – por la lentitud y corrupción en el sistema de apostilla de documentos en Venezuela-. 

Ante la imposibilidad de tener un empleo formal,  se ocupan en empleos informales como venta de comida, pequeños emprendimientos, trabajo de guardería y clases a domicilio o en colegios privados sin contrato, con salarios usualmente debajo del mínimo. Las PMM también pueden verse relegados al hogar para cuidar de sus nietos y su vida puede verse subordinada a esta responsabilidad, sin remuneración, afectando su autonomía. 

Respecto al acceso a la salud, la investigación arrojó que muchas de las personas mayores migrantes  llegan a los países receptores en condiciones precarias, con desnutrición, enfermedades no tratadas y necesidad de atención para enfermedades de alto costo. En Uruguay y México, por ejemplo, son atendidos en el sistema de salud pública sin inconvenientes. En Colombia, Chile, y Perú son atendidos con algunas limitaciones, pero en otros países la atención es deficitaria.

Con  relación a la salud mental de estos adultos mayores, el CDH manifestó que si bien hay trastornos neuropsiquiátricos propios de la edad, hay otras afectaciones que se relacionan directamente al hecho de migrar, como el desafío de adaptarse, comenzar de nuevo, aprender otras dinámicas sociales e idioma. 

 

 

Sin jubilación

Por otro lado, el Centro hace mención de que, actualmente, el Estado no garantiza el derecho a la seguridad social (pensión y jubilación) para los adultos mayores.

Algunos de los que migraron realizaron en su momento los trámites necesarios para el traslado de sus pensiones al nuevo país de residencia, donde se les debería hacer el cálculo de la moneda nacional a divisas, pero desde el 2015 el Estado venezolano dejó de pagar la pensión a más de 12.500 pensionados y jubilados en el extranjero, ‘’dejándolos  desamparados’’, y además eliminó las solicitudes de divisas preferenciales para este grupo en el 2016, declaró el CDH.

Venezuela mantiene convenidos bilaterales en materia de seguridad social y pago de pensiones con Portugal, Italia, España, Uruguay, Ecuador y Chile, pero las personas mayores migrantes en estos países no están cobrando sus pensiones por la falta de pago del gobierno venezolano, aunado a que la hiperinflación ha disminuido el valor de estos pagos, ya que no han sido indexados al dólar o al euro. 

En el informe se expresó que «esta situación ha dejado esta situación ha dejado sin independencia económica a los adultos mayores que están en el exterior, excluyéndolos socialmente y arrojándolos a la pobreza».

¿Cuántos se encuentran en el exterior?

Hay poca información disponible, pero de acuerdo con el informe, el censo realizado a la población migrante y refugiada venezolana en Perú arrojó que en 2018 las personas mayores migrantes constituían el 1.6% y en 2022 las cifras ascendieron a 2.573. En Chile, según estimaciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Departamento de Extranjería y Migración (DEM), para el 2019 las cifras se ubicaron en 15.175. 

En Colombia, se estima que 71.492 migrantes venezolanos tienen 60 años o más. En España, desde 2014 hasta 2019, unas 29.364 personas mayores venezolanas estaban residenciadas allí, sumadas a 61.055 españoles mayores de 65 años que retornaron a esa nación.

 

 

El CDH-UCAB explicó que «las personas mayores migrantes (PMM) venezolanas constituyen el grupo más pequeño de los más de 7.3 millones que han migrado; además, es una población invisibilizada, incluso por las estadísticas oficiales de los Estados de acogida (…)  lo cual constituye una primera barrera para el diseño y ejecución de políticas públicas específicas para este sector de la población en los países receptores».

Finalmente, el documento ofreció recomendaciones entre las cuales están: recuperar el sistema de pensiones y jubilaciones para venezolanos dentro y fuera del país, cumplir con los compromisos derivados del Convenio Iberoamericano de Seguridad Social (1988), firmar y ratificar la Convención interamericana sobre la protección de los derechos humanos de las personas mayores (CIPM) e implementar políticas públicas para los afectados, y levantar datos de las PMM y su distribución geográfica.

Para los países receptores, recomendó recopilar y hacer pública la información de las PMM en su territorio, desarrollar políticas públicas diferenciadas y realizar jornadas de regularización y registro en el sistema de seguridad social para estos grupos. 

Cada cuatro días ocurre un suicidio o un intento de suicidio en la región andina
Las cifras son consecuencia de factores como la pobreza, desempleo, pésima calidad de los servicios públicos, falta de atención medica y la migración

@Luciapietf

El Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Los Andes (ODH-ULA)  registró 43 suicidios y 28 intentos de suicidio entre enero y el 10 de septiembre de este año en la región andina, conformada por Mérida, Táchira y Trujillo, lo que se traduce en una ocurrencia promedio de cada cuatro días, de acuerdo a la información publicada en sus redes sociales. 

El estado con mayor cantidad de casos es Mérida, con 33 suicidios y 25 intentos. Le siguió Táchira con siete suicidios y dos intentos y, por último, Trujillo, con siete suicidios y un intento, según datos recabados por la institución mediante monitoreos en redes sociales, páginas web de periodistas, medios de comunicación y, en menor medida, información de los cuerpos de seguridad de la región, debido a la ausencia de datos oficiales emitidos por entes públicos.

«La falta de información pública impide contar con estadísticas oficiales, situación que genera márgenes de error y diferencias en los registros que hacen distintas organizaciones no gubernamentales», aclararon. 

El observatorio advirtió que estas cifras son consecuencia de factores como la pobreza, desempleo, pésima calidad de los servicios públicos, falta de atención medica y la migración, situaciones que aumentan el riesgo de cometer un suicidio.

En un estudio reciente, la ODH-ULA concluyó  que mejorar la calidad de vida y facilitar el acceso a servicios de salud eficientes para la población puede reducir las tasas de mortalidad por suicidio. 

Declara que es responsabilidad del Estado prevenir este suceso y exhorta a las autoridades a atender de manera urgente las causas de riesgo mediante políticas públicas adecuadas «lo cual requiere de una verdadera voluntad política para tomar acciones que permitan al país superar la Emergencia Humanitaria Compleja que viene atravesando desde hace varios años». 

El primer lugar

El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) contabilizó 2.173 muertes por suicidio durante el 2022, según su informe sobre violencia autoinfligida, donde Mérida también fue la entidad con mayor mayor cantidad de acontecimientos, con una tasa de 8,3 suicidios por cada 100 mil habitantes.

El documento indicó que el ahorcamiento, dispararse con un arma de fuego y el envenenamiento fueron los métodos más empleados por las personas para atentar contra su vida.

 

Violencia contra mujeres y niñas que hacen vida en el Arco Minero es una constante
En el Arco Minero del Orinoco, la contaminación por sustancias tóxicas empleadas en la minería ilegal empuja a los indígenas a incorporarse al trabajo minero
Los crímenes en las zonas mineras afectan a las mujeres y niñas de manera diferenciada por razones de género, edad y etnia
ONG alertan que las edades para iniciar el trabajo sexual en el Arco Minero han disminuido de forma considerable, con la participación de ‘niñas de hasta 7 y 8  años

 

La contaminación de las aguas y los suelos por sustancias tóxicas como el mercurio, empleadas en la extracción ilegal de minerales en Amazonas y Bolívar,  ha limitado las actividades agropecuarias indígenas y los obliga a incursionar en la minería. Además, las mujeres y niñas – de hasta 10 años– que realizan labores domésticas y trabajo sexual en el Arco Minero se ven sometidas a condiciones de salud e higiene precarias, según el conversatorio impulsado por el Centro de Justicia y Paz (Cepaz), este 25 de septiembre a través de X Spaces. 

La actividad se tituló «Violencia contra mujeres y degradación ambiental en el Arco Minero» y contó con la participación de Estefanía Mendoza, coordinadora general de Mulier Venezuela, y Eumelis Moya, abogada y coordinadora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), núcleo Guayana, quienes expusieron los hallazgos de investigaciones realizadas por ambas entidades respecto a la situación de emergencia en el Arco Minero del Orinoco (AMO).

Mendoza indicó que en el noveno informe sobre sobre la Situación de las mujeres y el ambiente en Venezuela en el marco de la revisión del Estado Venezolano ante la Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw) destacaron las consecuencias de la minería ilegal como los impactos ambientales, destrucción de territorios ancestrales indígenas y la contaminación general por el uso de sustancias tóxicas – como el mercurio- utilizadas en la explotación de minerales, una situación que vienen denunciando los líderes indígenas y defensores de la naturaleza de los estados Amazonas y Bolívar. 

La investigadora resaltó que la contaminación se está extendiendo y que hay estudios que demuestran la presencia de mercurio en distintos pueblos indígenas, yanomamis, pemones, yekuanas y sanemas, que incluso se ha extendido hacia comunidades no indígenas en El Callao, Isla Ratón y otras zonas de curso del Orinoco. También, manifestó que el Estado venezolano no ha ratificado el Convenio de Minamata sobre el Mercurio y que al ser cuestionados en el CEDAW sobre esto, no ofrecieron respuestas precisas. 

»(…) Desde el 2016 hay una prohibición del uso de mercurio, pero la realidad es que es ampliamente usado para la actividad minera en Venezuela (…) y sin ningún tipo de política pública para atender a los peligros del uso de esta sustancia», declaró. 

En la investigación también se destacó la incorporación de temas como la esclavitud moderna, trata de persona, explotación de mujeres, adolescentes y niñas – especialmente indígenas- en las llamadas «currutelas», y la «violación de derechos generalizada (…)  como ya hemos visto con situaciones como la masacre de Yapacana», ocurrida a mediados de este mes».

Es un panorama que no solo tiene que ver con la falta de presencia del Estado, o sus acciones de corrupción en la zona, sino también con la presencia de grupos armados irregulares, los denominados «sindicatos», que controlan estos sitios  y se vuelven un «paraestado», explicó Mendoza. 

Lo que quedó para los pueblos indígenas

La depredación del ambiente que contamina las aguas y arrasa con los suelos limita las actividades propias de los grupos autóctonos, como la agricultura y la pesca. Esta situación los acerca a la pobreza y, seguidamente, los empuja a la minería como única solución. Según Mendoza, este hecho facilita la «narrativa» de una «minería ecológica» que promueven algunos sectores, especialmente el gobierno. 

»(…) No es solo la atención a la actividad minera  lo que se exige el Estado, sino también la atención a las condiciones generales de la zona, porque solo si existen oportunidades, la posibilidad de tener una vida económica,  atención de salud, garantía de derechos,  es que las personas van a poder dedicarse a otras actividades», concluyó. 

La investigadora advirtió que es necesario exigir al Estado políticas públicas integrales y acciones lógicas para atender esta situación y abandonar este modelo de explotación y saqueo del ambiente a costa del resguardo de nuestros bienes naturales »que tienen un significado tan importante en un contexto de cambio climático».

¿Qué pasa con la mujer en el Arco Minero?

A través de los resultados de la investigación »Formas Contemporáneas de Esclavitud en el Estado Bolívar,  una perspectiva de género-sensitiva», Eumelis Moya aclaró el impacto diferenciado de los crímenes de los que son víctimas mujeres y niñas en los municipios Callao, Roció y Sifontes del estado Bolívar que hacen vida en el AMO, y como la ausencia generalizada de un enfoque genero-sensitivo ha decantado en la estigmatización de quienes hacen vida allí.

Detalló que desde el trabajo doméstico hay un perjuicio de la salud y la higiene por la escasez de agua o el acceso a líquidos contaminados, así como la preparación de alimentos en fogones, cuyo humo afecta sus pulmones y derivan en enfermedades respiratorias. 

En lo que respecta el trabajo sexual, sin importar que la víctima haya ido por cuenta propia o bajo circunstancias engañosas, debe laborar en condiciones de privacidad e higiene poco apropiadas o nulas, a su vez  deben hacer una erogación para su protección y permanencia en esos lugares. Aunado a este punto, se encuentran los matrimonios forzados a temprana edad, donde desde el CDH han calculado un 35% de afectación, »siendo modestos».

Indicó que las edades para iniciar el trabajo sexual han disminuido de forma considerable, con la participación de »niñas de 7 y 8  años que realizan trabajo sexual en las plazas». Agregó como preocupación la propagación de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), con niñas de hasta 10 años en estado de gravedad, junto a las altas cifras de embarazos adolescentes, con un 25% dentro de los embarazos generales reportados en el estado.

»(…) Hablar del tema requiere sentarse, detenerse y empezar a evaluar los segmentos de una manera interseccional», declaró, refiriéndose a la complejidad de la afectación sobre las mujeres, que varía por edades y grupos étnicos. 

La abogada también expresó las dificultades para visibilizar las violaciones a los derechos humanos ocurridas en el AMO, por el peligro que implica investigar la zona con la presencia de los grupos irregulares. Al denunciar los hechos, lo hacen de manera cuidadosa »porque es una responsabilidad muy grande ser voz de las personas que están en esa situación». 

Explicó que a la hora de visibilizar lo que ocurre »hay que hacer muchísimo énfasis (…) con los medios de comunicación de cómo hacer un enfoque que respete esas condiciones, la inclusión, la afectación diferenciada, que se respete la interseccionalidad y se genere en el colectivo la necesidad de no naturalizar las situaciones».

 

Violencia digital en Venezuela: mujeres que expresan sus opiniones reciben amenazas e insultos
36 mujeres con voz pública en entornos digitales fueron encuestadas para determinar los desafíos que enfrentan al ejercer su derecho a la participación y libertad de expresión en espacios digitales de difusión

 

@Luciapietf

Las mujeres defensoras, periodistas, activistas venezolanas con voz pública que difunden sus opiniones políticas, denuncias sociales y/o defienden los derechos humanos (DDHH) se ven sometidas a una constante violencia digital por razones de género, de acuerdo a una encuesta realizada por el centro Centro de Derechos Humanos (CDH) de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) a finales de 2022. 

En el ámbito político y la gestión pública, las mujeres son discriminadas por roles de género y esta situación puede agravarse en contextos poco democráticos, especialmente para mujeres sometidas a condiciones vulnerables que pueden verse limitadas a participar en actividades sociales y comunitarias, reportó el CDH. 

Aquellas que superan algunas carencias materiales, enfrentan discriminación y/o pueden ser víctimas de una posible violencia. En Venezuela, para 2022, 1 de cada 10 mujeres y niñas fueron objeto de ataques sexuales o físicos. El CDH registró también 282 casos de femicidios consumados y 120 frustrados, y en promedio hubo una acción femicida cada 26 horas y un femicidio de niñas cada 9 días.

El delicado escenario empeora con la prolongada crisis, consolidación de prácticas autoritarias, atmósfera hostil que restringe el espacio cívico, ausencia de información oficial, falta de contención judicial y prevención frente a delitos.

Violencia digital: peligros y repercusiones

Mediante una encuesta en línea respondida por 36 mujeres periodistas, activistas sociales y políticas, defensoras de DDHH entre agosto y septiembre de 2022, el CDH concluyó que la mayoría de las agresiones identificadas tienen potenciales efectos físicos, pues un 27% de las mujeres señalaron recibir amenazas  de seguimiento y vigilancia, así como a la integridad física en un 10%. 

Los insultos por razón de género y apariencia física ocuparon un 25% y, en un 5%, se denunciaron casos de exposición de información personal o del círculo cercano. 

Las encuestadas identificaron como motivo de los ataques la difusión de contenidos críticos, de opiniones personales o profesionales sobre temas de interés público, la publicación o difusión de contenidos sobre defensa de DDHH y, en menor medida, por considerarse públicamente feministas. 

Entre las opiniones y contenidos críticos, hallaron que específicamente la difusión de comentarios críticos (16 casos) hacia grupos de poder o cercanos a este – político, económico o religioso-, y opiniones generales o expertas (14 casos) sobre diferentes asuntos de interés social y denuncias sobre presuntas violaciones de DDHH generaron agresiones contra estas mujeres. 

Entre las redes donde se dan la mayoría de las agresiones, Twitter va a la cabeza con 55%, seguido de Facebook e Instagram con 10%, respectivamente. Un 9% se registró en WhatsApp – en grupos y estados de terceros-.

Incompatible con la democracia

El CDH indicó que la violencia en línea va más allá de lo digital al tener efectos concretos y visibles, ya que las agresiones pueden tener consecuencias psicológicas en las mujeres y sus entornos cercanos, y la exposición de datos personales es un riesgo latente para la integridad de las involucradas. En el informe se recalcó que a pesar de la existencia de leyes que contemplan algunas de estas prácticas como delitos, la respuesta de los sistemas judiciales es muy lenta.

En el país se registran casos en los que se niega o impide el acceso a la justicia cuando se intenta tramitar una denuncia por violencia, amenaza, vigilancia o seguimiento en línea, porque los funcionarios consideran que la persona no se encuentra en «verdadero riesgo». En los casos en los que se logra procesar la denuncia, la respuesta es limitada y no evita futuras agresiones. 

A esto se suma la vigencia de la «Ley contra el odio» que buscan pasar la crítica y opiniones legítimas como supuesta instigación al odio para criminalizar el cuestionamiento de funcionarios y autoridades. 

«Las expresiones sobre temas de interés público y en especial referidas a funcionarios, aún cuando se realicen bajo tonos que se puedan considerar ofensivos, están protegidas por el derecho a la libertad de expresión», se destacó en el informe.

El CDH consideró que las brechas en la participación social de mujeres basadas en prejuicios de género es incompatible con sistemas democráticos, así como la intolerancia ante la difusión de críticas contrarias a la alineación del Estado. 

También, precisó que para enfrentar la violencia digital de género es necesario  identificar los casos y registrarlos, sobre todo en situaciones que puedan escalar. El Estado debe hacer seguimiento y facilitar el acceso a la información sobre los índices de violencia por razones de género que permitan generar políticas públicas, consultadas y realistas que prevengan, contengan y sancionen dichas prácticas.

 

¿Hay una sofisticación de las megabandas criminales en Venezuela?
Los grupos delictivos organizados se equipan de mejores elementos y cumplen una preparación logística para ejecutar sus crímenes en el país, según lo observado en dos eventos que involucraron a «Santanita» y el  «Tren del llano»
Ambos eventos pueden estar evidenciando una preocupante sofisticación dentro de los grupos armados no estatales venezolanos que operan en el país desde la última década.

 

@Luciapietf

La incursión armada de un grupo criminal en una vivienda en el estado Lara y la publicación de una fotografía que muestra el poder de fuego y la organización de una poderosa estructura delictiva de Guárico son dos hechos recientes que podrían apuntar a la sofisticación de las megabandas en Venezuela.

El pasado 2 de julio, un grupo armado organizado, identificado por las autoridades como la banda de «Santanita» ingresó a una urbanización en Barquisimeto, estado Lara, con uniformes tácticos y armas largas para extraer una caja fuerte de una vivienda deshabitada. 

El grupo llegó la noche del 2 de julio a la urbanización Ciudad Roca, al este de Barquisimeto, en una camioneta plateada, con hombres uniformados y armados. Los delincuentes sometieron a los vigilantes y se identificaron como Policía Nacional Anticorrupción para entrar a una vivienda deshabitada, de donde extrajeron una caja fuerte que luego cargaron dentro de la camioneta, informó la periodista Karina Peraza a través de un tuit.

Al investigar el caso, las autoridades notaron que los supuestos policías eran en realidad presuntos delincuentes del grupo liderado por Josué Angel Santana, alias «Santanita», quien es la mano derecha de Héctor Rutherford Guerrero Flores o «Niño Guerrero», el principal líder de la megabanda el Tren de Aragua, de acuerdo a Transparencia Venezuela en su informe ‘‘Economías Ilícitas’’.

«Santanita» está solicitado desde 2017, mismo año en el que se fugó del Hospital Central Antonio María Pineda tras fingir que estaba enfermo y ser sacado del Centro Penitenciario David Viloria, Uribana, en Lara. Actualmente se encuentra en la lista de delincuentes más buscados por el Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz por homicidios, robos, secuestros y extorsiones. 

Se le atribuyen diversos ataques con granadas fragmentarias a concesionarios de autos en Barquisimeto con el fin de causar zozobra. 

 

 

El delincuente y su banda recibieron notoriedad tras el secuestro y asesinato del comerciante sirio Tammam Al Shaer, cuyo cuerpo fue encontrado el 16 de enero del 2020 en la parroquia Santa Rosa. Santanita fue el autor intelectual y material del suceso, según Douglas Rico, director del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). Las autoridades capturaron a tres miembros de la banda, pero «Santanita» se mantiene prófugo.

Entre mayo y agosto de 2020, Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) y el Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (CONAS) ejecutaron extrajudicialmente a 28 hombres durante presuntos operativos de búsqueda de  «Santanita» en Lara por tener supuestas asociaciones con el delincuente, de acuerdo con Monitor de Víctimas.  

El Tren del Llano se organiza

Cinco días antes del incidente en Lara, el 27 de junio, circuló una fotografía en redes sociales donde el presunto líder del grupo delincuencial «Tren del llano» posaba , junto a una decena de sus hombres, utilizando vestimentas tácticas, con cascos, chalecos antibalas, máscaras y fusiles.

La fotografía fue publicada por Eligio Rojas, del diario oficialista Últimas Noticias,  el 27 de junio en su Twitter. En la imagen aparecía el actual cabecilla del grupo, Oscar de Jesús Noguera Hernández, alias «El Pipi», y posa con otros 18 delincuentes vestidos con indumentaria similar, como si se tratara de un uniforme de entrenamiento. Además tenían implementos militares, botas, pantalones, bolsos, camisas, cascos, chalecos antibalas, máscaras y armas largas.

La foto circuló en redes sociales pero el periodista no especificó su origen exacto.  «Presumen que la gráfica fue tomada en las montañas de Altagracia de Orituco, Guárico, cercanas al Balneario Guanapito» indicó Rojas.  

El «Tren del Llano» es una de las primeras megabandas y opera en el país desde hace más de una década, dedicada principalmente a la extorsión, el secuestro y otros delitos. 

Tren del Llano
Miembros del «Tren del llano» posan con uniformes tácticos y fusiles. Fuente: Eligio Rojas (@ELESPINITO)

También fue conocida como la banda de «El Picure», por el apodo su fundador y antiguo líder, José Antonio Tovar Colina, que fue uno de los delincuentes más buscados y que falleció a manos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en mayo de 2016 en la población El Sombrero, Guárico. 

Gilberto Malony Hernández, alias «El Malony», heredó el liderazgo de la banda hasta su fallecimiento en noviembre de 2021 en un presunto enfrentamiento con cuerpos de seguridad en el estado Sucre, que dejó 17 fallecidos. 

Lo que llama la atención 

Ambos hechos representan una señal de alerta para las autoridades venezolanas en cuanto a la manera en que los grupos armados organizados y las megabandas perfeccionan sus métodos y asientan su dominio a través del territorio nacional. 

Aunque «Santanita» y su grupo no son los únicos que han simulado ser policías para engañar y cometer crímenes, la planificación y ejecución de la operación criminal en una vivienda del estado Lara denota planificación, uso de técnicas policiales, poder fuego y una importante articulación. 

Otras organizaciones criminales, también vinculadas al Tren de Aragua también han incurrido en prácticas similares. Los miembros de la banda de «El Coty» se vestían como funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y Cicpc para robar automóviles en alcabalas móviles y luego exigir pagos para el rescate de los vehículos. 

El líder del grupo, alias «El Coty», pertenece al Tren de Aragua y es uno de los delincuentes con más poder en la organización delictiva. Su grupo opera en los estados Aragua y Carabobo. 

A pesar de mantener un modus operandi basado en sus nexos con el Tren de Aragua, la diferencia clave entre ambos grupos radica en la logística y preparación detrás de sus crímenes.  

En el caso de «El Coty», si bien contaban con el vestuario y el armamento para engañar y después amedrentar a sus víctimas, su accionar era aleatorio, al colocar las alcabalas y escoger conductores al azar para robar sus bienes. 

El 14 de junio de 2022 hubo un enfrentamiento con armas de fuego entre la banda y las fuerzas policiales en Cagua, municipio Sucre, que dejó un saldo de dos muertos, uno de cada bando, de acuerdo al reportero Eleazar Urbaez.

Por su parte, en el crimen cometido por «Santanita» se evidenció un estudio previo de la víctima, urbanización y ubicación exacta de su vivienda, así como un plan de acción que permitió a los delincuentes entrar a la residencia y cometer el robo sin mayores obstáculos.

«El Coty» junto a integrantes de su banda. Fuente: El Aragüeño

En el caso de la fotografía del «Tren del llano», si bien la imagen recuerda a aquellas tomadas al inicio de la organización, la diferencia respecto a la actual es que en el pasado sus miembros posaban con vestimentas de civiles, pantalones cortos, chancletas y sombreros usados en el campo. Evidencia una actualización estructural y de logística con un tinte militarista, que busca imitar a la cultura del ejército. 

La imagen parece tener la intención de enviar un mensaje de fortalecimiento y evolución de parte de la banda, que a pesar de haber perdido a dos líderes, mantiene una fuerte presencia y poderío en Guárico, uno de los estados más grandes del país. 

Bandas ubicadas en otras localidades del país, como el sur del estado Bolívar, también dieron indicios de una modernización con el uso de radiotransmisores para comunicarse, vehículos de tracción 4×4, así como armas de uso militar como rifles AR-15, AK-103 y AK-47, fabricados en Rusia y bajo licencia en Venezuela. 

 

El baile de los 33: derechos de la comunidad LGBTIQ+ en Venezuela retroceden  30 años
33 hombres fueron arrestados, expuestos al escarnio público e imputados con cargos que no corresponden a los hechos sucedidos y que pueden dar pie a una futura criminalización sistemática contra las personas sexodiversas

 

@Luciapietf

Funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) irrumpieron en un club nocturno sin una orden de allanamiento y detuvieron arbitrariamente a 33 hombres por supuestamente participar en una «fiesta sexual» en un local privado de Valencia, estado Carabobo, el cual contaba con su permisología respectiva y tenía más de 20 años funcionando en la ciudad. 

Posteriormente, la policía publicó fotografías de los aprehendidos mostrando sus rostros e identificaciones. La PNB señaló en el parte policial que «al parecer, los sujetos realizaban una ‘‘orgía’’ en el local y además registraban la acción en videos para comercializar el material». A su vez, divulgaron que uno de los arrestados es presuntamente seropositivo. 

El Código Penal no establece como delito las relaciones consensuadas – grupales o no- entre adultos del mismo género en un espacio privado, pero los hombres fueron trasladados al Palacio de Justicia de Carabobo para ser presentados ante tribunales. 

Tras más de 48 horas, los detenidos fueron imputados por la jueza Marialba Villareal en el Tribunal Quinto Municipal de Valencia por delitos de  «ultraje al pudor, agavillamiento y contaminación sónica», según el director general de la oenegé País Plural, Daniel Picado. Treinta de ellos fueron liberados bajo régimen de presentación y los tres restantes, el dueño del local y dos trabajadores, presentaron fiadores para obtener libertad condicional.

«Esto puede ser el inicio de la criminalización hacia personas LGBTIQ+ en Venezuela», declaró Picado.

En entrevista para Runrun.es, la diputada y abogada Tamara Adrián explicó por qué fue un proceso irregular, así como por qué los cargos imputados no corresponden a los hechos y representan una violación a los derechos de los detenidos.

 

 

Los presuntos crímenes

El delito de «ultraje al pudor», previsto en el artículo 382 del Código Penal Venezolano, hace alusión a diversos actos que atenten contra “la moral y buenas costumbres” y es un crimen que solo se puede cometer en la vía pública o lugares abiertos a la vista público. «No se le puede imputar porque no fue público, fue dentro de un local cerrado donde no había posibilidad de acceso a la vista de terceros», afirmó Adrián. 

El agavillamiento, establecido en el artículo 287 del Código Penal, consiste en la asociación de dos o más personas con el fin de cometer delitos, «(…) pero necesitan ponerse de acuerdo y cometer efectivamente el delito». Como no hubo delito, no pudo haber agavillamiento, aseveró. 

La contaminación sónica es una norma constituida en el artículo 110 de la Ley Penal del Ambiente, pero aseveró que «no se lo han aplicado nunca a nadie» y que el local donde ocurrieron los hechos tiene más de 20 años funcionando en la ciudad. Además, esta norma solo se aplica a los propietarios de establecimientos, no a quienes hagan vida en estos.

Cabe mencionar que el tribunal estableció régimen de presentación a 30 de los 33 detenidos, lo cual no significa libertad absoluta, y se aplica cuando el tribunal considera que existe un peligro de fuga u obstaculización de la investigación, detalló la oenegé Acción Solidaria desde sus redes sociales. 

También se dictó una prohibición de enajenar el local y que este puede ser incautado por las autoridades. «Creo que estamos en presencia de un plan de limpieza social», como en la sociedad venezolana a finales del siglo XX, expresó la abogada.   

«En los años 80 y 90, cuando tú ibas a un local de ambiente, el temor que tú tenías era enorme. Eso no impedía que fueras, pero estabas en cualquier momento esperando que hubiera un allanamiento, viendo dónde estaba la puerta de emergencia, cómo salías (…) Dependiendo de los sitios, ocurría más o menos», aclaró Adrián, refiriendose a los bares de ambiente caraqueños de aquellas décadas, donde las posibilidades de sufrir extorsiones, arrestos o la aplicación de la extinta Ley de vagos y maleantes era muy elevada. 

La ley de vagos y maleantes, declarada inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia en 1998, permitía a las autoridades llevar personas que nunca cometieron un delito a campos de reeducación. Estas personas presuntamente cumplían ciertos rasgos que los predisponían a ser criminales. 

Los homosexuales eran definidos como «vagos» y, en consecuencia de su orientación, podían pasar hasta dos años en estos campos, indicó Adrián.

El escarnio público y la cobertura mediática

Tras el arresto, la PNB publicó una minuta con los datos y rostros de los detenidos. Expuso a los hombres masivamente a través de las redes y medios de comunicación, donde algunos le dieron una cobertura “irresponsable y estigmatizante” a los hechos que alimentó la burla y la desinformación, de acuerdo con País Plural. 

Por su parte, el Colegio Nacional de Periodistas (CNP) exhortó a los periodistas a revisar su Código de Ética y señaló que «replicar informaciones estigmatizantes y que denigran a los implicados también es una violación de los Derechos Humanos (DDHH)».

En las coberturas también se expuso la condición de VIH de uno de los hombres aprehendidos, lo que generó críticas y señalamientos por ello. La Ley Orgánica para la Promoción y Protección del Derecho a la Igualdad de las Personas con VIH/Sida y sus familiares establece en el artículo 9 lo siguiente: «La condición de salud de las personas con VIH/SIDA, forma parte de su derecho a la vida privada y es de carácter estrictamente confidencial, salvo excepciones previstas en la ley (…)».

Vulneración de derechos: el inicio de una posible persecución sistemática

Yendri Velásquez, coordinador del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) LGBTIQ+, manifestó en entrevista con Runrun.es que los detenidos fueron recluidos en celdas preventivas de la sede de la PNB en Carabobo y que aunque «hubo un cierto grado de colaboración de los funcionarios con los familiares», nunca dejaron pasar medicamentos para aquellos con condiciones de salud especiales como diabetes, asma y gastritis.

Tampoco permitieron a los familiares verlos salvo una vez, durante cinco minutos, cuando la audiencia fue diferida el martes. La comunicación fue muy limitada y las autoridades no actualizaron a los familiares que se mantenían fuera de los tribunales esperando por información del proceso, lamentó Velásquez.  

País Plural denunció la admisión de las acusaciones por parte de la Fiscalía Quinta del estado Carabobo, como un precedente negativo y que puede ser el primer paso hacia la criminalización sistemática de la comunidad en el país LGBTIQ+ en Venezuela. La oenegé exige la eliminación de los cargos imputados por la Fiscalía y la libertad plena para los 33 detenidos, e invita a los funcionarios del Estado al resarcimiento por la exposición y escarnio público a los que fueron sometidos. 

Yendri Velásquez observó que «si bien ya había registros de allanamientos y de detenciones arbitrarias», lo ocurrido es una «escalada en la criminalización desde lo penal».

«Estimamos que pueda estar profundizándose, de aquí al futuro, como consecuencia de las alianzas con grupos anti-derechos de quienes hoy están en el poder», concluyó.