Motores de lanchas, el botín más preciado de los piratas de Higuerote
Motores de lanchas, el botín más preciado de los piratas de Higuerote
*Empresarios y pescadores de Carenero denuncian que el robo de fueras de borda se ha incrementado este año
*Han acudido al Cicpc, Capitanía de Puerto y Guardia Costera de la GNB, pero aseguran que las acciones vandálicas no han parado
*Manifiestan que la delincuencia ha causado la partida de personal y la menor permanencia de pescadores en alta mar, lo que repercute en un descenso de la oferta a los distribuidores

 

@franzambranor

Fotografías: Carlos Ramírez | @cara766

A LAS 10:30 DE LA MAÑANA del último jueves de noviembre de 2017 hay poco movimiento en el puerto de Carenero en Higuerote. Un par de perros salen ladrando del embarcadero al lado de la Capilla de la Virgen del Valle mientras que al fondo del muelle un pequeño grupo de pescadores lava las lanchas con las que salieron la noche anterior, otro conversa tomando café bajo un sol inclemente.

De las 80 personas que trabajaban a principios de año en la microempresa que codirige Melvin Oramas, ahora solo hay 26. Una de las razones de la partida del personal, según el propio dueño de embarcaciones, es la inseguridad en la zona, incluyendo el incremento de robos de motores de lanchas.

En la bahía aledaña al embarcadero una veintena de lanchas se bambolean al ritmo de la marea, algunas sin fuera de borda y varadas desde hace meses, como en una especie de cementerio náutico.

Propietarios de botes y pescadores denunciaron que desde hace año y medio ha aumentado considerablemente el despojo de fueras de borda en alta mar por parte de grupos armados.

Expusieron que mientras llevan a cabo su faena de noche, son abordados por delincuentes que los despojan de los motores y dejan a la deriva.

“Antes a uno lo robaban y pasaban días para que volviese a suceder. A nosotros nos han llegado a atracar hasta tres días seguidos este año”, dijo Oramas, quien junto a su familia posee una microempresa pesquera desde hace más de veinte años en Carenero.

“Tenía 16 motores y me han robado seis en lo que va de 2017”, aseguró Oramas mientras señala al menos cinco lanchas estacionadas en el puerto sin fuera de borda y sostenidas por un fino mecate. La escena de botes en similares condiciones se repite en embarcaderos aledaños.

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Denuncia de robo de motor correspondiente al 28 de diciembre de 2016

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Denuncia de robo de motor correspondiente al 17 de septiembre de 2017

Otro de los perjudicados en la comunidad, quien no quiso dar a conocer su nombre, manifestó que le han robado diez motores, mientras a una calle de la familia Oramas, un tercero sentenció que ha perdido cuatro fueras de borda en 2017 a causa del hampa.

“Estamos hablando que cada motor cuesta alrededor de 3 mil 500 dólares”, comentó Oramas.

Un motor fuera de borda Yamana 40 en la tienda Venemarine C.A. de Las Mercedes en Caracas está por el orden de los 4 mil dólares, mientras que en la página de Mercado Libre puede conseguirse de segunda mano por 2 mil 100 dólares.

Uno de los pescadores que fue víctima de robo y quien tampoco quiso hacer pública su identidad, dijo que los delincuentes portan armas largas, abordan a sus víctimas mínimo en par de embarcaciones y los despojan de todas sus pertenencias, incluyendo teléfonos celulares y hasta el pescado.

“Eso es rápido, cuestión de minutos, se ve que es gente profesional, son tres o cuatro por embarcación, llegan con herramientas y todo para desmontar el motor, siempre roban entre 8 y 11 de la noche, algunas veces usan capuchas, otras no. Te dejan a la deriva a esperar que te rescaten al día siguiente”, expuso.

Oramas cree que los motores son robados para comercializarlos fuera de Venezuela. “Probablemente en Trinidad o Colombia, porque tampoco es que uno consigue repuestos en el mercado negro interno”.

Oramas calcula que se han robado 200 motores solo en Higuerote en lo que va de año. “Esto es algo que pasa en todo el país, tengo amigos y conocidos en Nueva Esparta que padecen lo mismo”.

Tanto Oramas como el resto de los afectados han denunciado las fechorías marítimas en el Cicpc, el Comando de Vigilancia Costera de la Guardia Nacional Bolivariana y la Capitanía de Puerto de Carenero, adscrita al Instituto Nacional de los Espacios Acuáticos.

“Pero, las autoridades no han dado respuesta, la Guardia Costera dice que no tienen suficientes lanchas para patrullar”, indicó uno de los afectados que prefirió reservar su identificación.

El equipo de Runrunes acudió a la Capitanía de Puerto en Carenero, donde un empleado informó que el capitán encargado se encontraba en comisión de servicios en el estado Vargas. A metros de distancia, en el Comando de Vigilancia Costera de la GNB, un sargento excusó a su ausente capitán y conminó a seguir insistiendo porque no estaba autorizado para emitir declaraciones.

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En Caracas, Runrunes visitó la sede del Inea (Instituto Nacional de Espacios Acuáticos) y en la recepción una empleada informó que “la gente de institucional es quien se encarga de eso y están en una reunión, espere o llame más tarde”. Se insistió telefónicamente, pero no hubo respuesta alguna.

“Las denuncias se han hecho, todo el mundo está al tanto”, señaló Oramas.

No obstante, uno de los perjudicados aclaró que hay cautela en el ambiente. “Es para que esto estuviese lleno con gente declarando, porque no conozco a nadie que no haya sido robado al menos una vez este año, pero no es fácil, hay que entender que muchos de nosotros tenemos miedo”.

Falta de pescado y personal

Comerciantes del sector indican que debido a los constantes robos, algunos pescadores han optado por abandonar el oficio y dedicarse a otra actividad.

“Esta es la vida de uno, yo no sé hacer más nada”, dijo uno de los pescadores.

“Una embarcación puede pescar hasta 300 kilos en una jornada, actualmente no solo por la escasez de personal, sino también por el corto tiempo que están en alta mar por temor a ser asaltados, traen un promedio de 20 kilos cada día”, confesó Oramas.

El encargado de la pescadería Los Roques en el mercado de Coche en Caracas dijo que la oferta de pescado proveniente de oriente ha descendido en 2017. “Ahora no está llegando mucho pescado, a la semana viene apenas un camioncito y trae entre 100 y 300 kilogramos”. Otra empleada de la pescadería Monroy en La Candelaria también informó que la proteína proveniente del mar ya no arriba a los mercados como antes. “Este mes ha sido horrible, tenemos poco, pero aún así la gente compra porque no hay carne”.

«Algunos de nosotros estamos dedicados al mercado de exportación porque las autoridades quieren regular la venta del pescado y nadie quiere trabajar para perder dinero», manifestó uno de los propietarios de embarcaciones que prefirió mantenerse en el anonimato.

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Melvin Oramas, dueño de lanchas en Carenero

Un dueño de lanchas de la zona, que optó por el anonimato, dijo que pescar es toda una inversión, un capital al que no le están viendo la ganancia, entre otras cosas, por culpa de la delincuencia.

“Un bote sin motor puede llegar a costar entre 15 y 20 millones de bolívares, un litro de aceite para motor fuera de borda está por el orden de los 150 mil, las sardinas que usamos de carnada son como 80 mil, una bolsa de hielo son 40 mil y todo lo que usamos para pescar es importado: el nylon, el anzuelo, el sacavueltas y hasta las linternas o yesqueros con luz”, enumera el pescador

“Se requiere una inversión física y económica diaria, son tres o cuatro horas de recorrido para llegar al lugar donde se va a pescar y se pueden gastar entre 300 y 400 mil bolívares”, prosiguió. “Y te estoy hablando del tajalí, que es el que más pescamos en la actualidad, porque la faena es menos complicada y más económica”.

El microempresario aseguró que para la pesca de otras especies se puede gastar hasta un millón de bolívares diario por embarcación. “Hay que adentrarse más en el mar y por tanto gastar más aceite de motor, regularmente son tres litros, uno para ir, otro para permanecer y otro para regresarse, la carnada y los implementos son más costosos, la gente cree que pescar es tirar un anzuelo y ya” .

Aunque hoy en día, el tajalí es la fuente de ingresos para la mayoría, en la zona también se pescan otros especímenes como lamparosa, jurel, cabaña, róbalo, lebranche, dorado, aguja, carite, picúa y atún blanco, entre otros.

“La pesca es nuestra única fuente de ingreso, cuando un pescador se retira, hay una familia que se ve perjudicada, necesitamos la ayuda de todos para seguir llevándole alimento al pueblo”, puntualizó Oramas.