Disuasión Cero: porqué Guyana no le teme a Venezuela por Víctor Mijares - Runrun

En las relaciones humanas todo está sujeto a la percepción, y no es distinto en la política internacional. En el sistema de Estados el prestigio en “tiempos de paz” depende de las impresiones que se ofrezcan y del consecuente cálculo estratégico que se haga. Esto lo traemos a nuestras líneas semanales a propósito de la cuestión del Esequibo. Lejos está la intención de revertir las relaciones pacíficas que tenemos con nuestros vecinos guyaneses (que quizá sean pacíficas porque vivimos dándonos las espaldas), pero sí nos mueve mostrar la paradoja de un Estado mayor que no puede disuadir a uno menor.

La disuasión es una de las herramientas diplomáticas básicas. En un sistema en donde el equilibrio de poder es la base de la estabilidad, la estratificación según capacidades nacionales y percepciones exteriores es fundamental para explicar y obtener ventajas. En el gráfico que se encuentra debajo de este párrafo podemos ver una comparación de capacidades brutas entre Venezuela y Guyana. El objeto del gráfico es que el lector se haga una idea más aproximada del grado de asimetría de la relación, más allá de lo que el mapa puede mostrar.

Las diferencias económicas, militares y demográficas son abismales, pero eso sólo complica más la comprensión, pues, si la diferencia es tal, ¿por qué Guyana, de forma unilateral, pretende ampliar su mar territorial y cerrarle la salida atlántica a Venezuela, negándonos además la posesión de los recursos sedimentarios que el Orinoco ha depositado en el lecho de esa zona? ¿No puede un Estado, evidentemente superior, disuadir a uno que a todas luces es más débil? En resumen, ¿por qué Guyana no nos teme?

La respuesta está en el seno del proyecto político venezolano. Las potencias revolucionarias medias, con alguna capacidad de impacto regional, como Venezuela, experimentan un curiosa dinámica parabólica en su poder (ver el gráfico que sigue a este párrafo). Mientras cuestionan el orden y movilizan recursos para hacer sentir sus conceptos sobre lo que debe ser el mundo, su poder nacional percibido por el resto del sistema se eleva, convirtiéndose en un actor con capacidad de aprovechar con mayor eficiencia su potencial. Pero esto dura poco, dado que progresivamente los intereses nacionales se diluyen en una confusión entre intereses partidistas e incluso personales. La seguridad del gobierno se hace primaria, y la del estado secundaria. Guyana es miembro del Caricom, un poderoso grupo de Estados débiles en la OEA, y tiene una fuerte vinculación con Cuba, fuente de inspiración y control político-ideológico del gobierno venezolano. En procura de evadir sanciones de la OEA, y siguiendo de cerca los lineamientos cubanos en política exterior, la percepción de poder de Venezuela ha venido degradándose, hasta el alarmante punto que vemos hoy frente a Guyana.

Por @vmijares