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PMA envió primer cargamento para plan escolar en Venezuela
La prioridad será para los menores de 6 años en las «zonas más afectadas por la inseguridad alimentaria»

 

El Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) envió este jueves a Venezuela los primeros paquetes de comida que recibirán niños y personal de las escuelas, como parte de un plan de apoyo a los colegios, que fueron trasladados a un centro logístico ubicado en Maracaibo, estado Zulia.

En un comunicado, el PMA informó que, como las escuelas están cerradas por la pandemia de la covid-19, el Programa proporcionará raciones de comida que alumnos y trabajadores llevarán a casa que incluyen arroz, leguminosas, sal y aceite vegetal.

La prioridad será para los menores de 6 años en las «zonas más afectadas por la inseguridad alimentaria», por lo que los primeros 42.000 paquetes de alimentos que llegan a Maracaibo «se distribuirán en el primer mes de la operación».

El PMA aseguró que su objetivo es llegar progresivamente a 185.000 niños y personal escolar para finales de este año y a 1,5 millones para fines del año escolar 2022-2023.

«El WFP (por sus siglas en inglés) gestionará su propia cadena de suministro, desde la compra de alimentos hasta la distribución en escuelas», agregó la información.

También indicaron que el programa se centrará en la provisión de comidas escolares nutritivas, la rehabilitación de comedores escolares y la capacitación del personal de las escuelas en las buenas prácticas alimentarias.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció el pasado 18 de abril un acuerdo «del más alto nivel» con el PMA, en medio de la acuciante crisis que atraviesa el país y que mantiene a millones de ciudadanos en la pobreza extrema.

Maduro no ofreció detalles del acuerdo, pero sí apuntó que el convenio permitirá garantizar la «seguridad alimentaria» de los venezolanos.

El Programa Mundial de Alimentos evaluó la seguridad alimentaria de Venezuela con un trabajo de campo realizado entre julio y septiembre de 2019, después de una invitación del Gobierno.

En el estudio, el programa encontró que el «7,9 % de la población en Venezuela (2,3 millones)» estaba en «inseguridad alimentaria severa» y un 24,4 % adicional (7 millones) «en inseguridad alimentaria moderada», de acuerdo con el informe resultante de la visita al país.

Según estos datos, el ente estimó que una de cada tres personas en Venezuela (32,3%) «está en inseguridad alimentaria y necesita asistencia».

*Con información de EFE

FAO: Niveles de hambruna aumentarán en Venezuela para 2021
Actualmente más de 34 millones de personas en el mundo ya se enfrentan a niveles de emergencia al borde de la inanición

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) alertaron que la situación de malnutrición se agravará entre marzo y próximo en la mayoría de las regiones del mundo, desde Afganistán, Siria y Líbano, hasta Haití y Venezuela.

“La magnitud del sufrimiento es alarmante”, expresó el director general de la FAO, Qu Dongyu, que instó a actuar con rapidez para salvar vidas y prevenir la peor de las situaciones a la luz de los datos del informe “Focos de Hambruna”.

Actualmente más de 34 millones de personas en el mundo ya se enfrentan a niveles de emergencia al borde de la inanición y las cifras aumentarán en más de 20 países, según los datos de la FAO y el PMA.

En Venezuela, la inseguridad alimentaria empeorará especialmente debido a la hiperinflación y el endurecimiento de las sanciones internacionales que han supuesto la casi total suspensión de la exportación de petróleo, la fuente principal de ingresos externos del país, y han derivado en precios de comida en alza, se indica en el informe.

«Esto se ve agravado por el impacto de las restricciones relacionadas con covid-19 y la escasez de combustible, que han afectado las actividades logísticas y agrícolas en todo el país», dice parte del informe sobre el país.

En 2019, unos 9,3 millones de venezolanos padecían inseguridad alimentaria, pero el informe prevé que los niveles crezcan significativamente. La FAO ubica al país en el séptimo puesto de las naciones con altos niveles de inseguridad alimentaria para 2021, solo por debajo de países en conflicto como la República Democrática del Congo, Afganistán, Etiopía, Siria o Yemen.

Además, la organización resaltó en su informe que las organizaciones humanitarias enfrentan múltiples limitaciones burocráticas y logísticas en estos países, incluyendo Venezuela, lo que dificulta la atención de la población en riesgo.

Justamente el lunes 22 de marzo, la FAO informó sobre la reanudación del programa de transferencias monetarias a familias pobres que requieren asistencia alimentaria en el país, en conjunto con el Programa de Ayuda Humanitaria de la Unión Europea, luego de las amenazas y suspensión de este plan por la detención de cinco trabajadores humanitarios de la ONG zuliana Azul Positivo.

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ONU: COVID-19 causará hambrunas de proporciones bíblicas
«Esta pandemia es un asunto global, todos estamos en el mismo barco y tenemos que trabajar juntos»

 

La pandemia del coronavirus y su freno económico, unidos a las crisis humanitarias ya existentes, han creado una «tormenta perfecta» que amenaza con desencadenar «hambrunas de proporciones bíblicas», según el jefe del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, David Beasley.

En una entrevista con EFE, Beasley -que acaba de recuperarse del virus- aseguró que la enfermedad ha llegado en un momento «ya muy frágil» para el sistema humanitario y que sus efectos van a «causar estragos» alrededor del mundo.

Según cuenta, durante los últimos meses ya había ido alertando a los líderes internacionales de que 2020 iba a ser «la peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial», como consecuencia de las guerras en países como Sudán del Sur, Yemen o Siria, los problemas en la región del Sahel, la plaga de langostas en África oriental y los efectos del cambio climático.

«Pensaba eso antes del COVID-19″, subraya Beasley, que calcula que la pandemia puede poner en riesgo de morir de hambre a unos 130 millones de personas más, que se sumarían a los 135 millones que su agencia ya preveía que estuviesen en esa situación.

Millones de personas pueden morir de hambre

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ayuda de forma cotidiana a unos 100 millones de personas a acceder a comida y, de ellos, unos 30 millones dependen en exclusiva de esa asistencia para alimentarse. «Si perdemos acceso o dinero para esos 30 millones… Uno no puede estar sin comida durante un par de semanas», apunta Beasley.

Según subraya, si el avance de la pandemia no se controla, podrían verse «hambrunas de proporciones bíblicas» y una catástrofe humanitaria «nunca vista durante nuestras vidas».

Entre las prioridades del PMA, figura conseguir que se mantenga en todo momento la cadena de suministro y disponer de los fondos suficientes para apoyar a los lugares más vulnerables.

Estrategias coordinadas

En ese sentido, al jefe de la agencia reconoce que le preocupa que el golpe económico que la pandemia está suponiendo para varias potencias limite su capacidad para donar fondos a las operaciones humanitarias y que las restricciones para combatir la enfermedad puedan dificultar el movimiento de alimentos.

«Estamos intentando trasladar a los líderes que no se puede pensar únicamente en el impacto del COVID-19 a corto plazo o desde un punto de vista sanitario. Tiene que ser una perspectiva total», explica por videoconferencia desde Washington.

«Tenemos que resolver esto juntos y tenemos que mantener un pensamiento estratégico juntos, porque si no, todos vamos a perder», insiste.

El riesgo, según Beasley, es que las consecuencias económicas de la pandemia terminen por costar más vidas que la propia enfermedad.

Por ello, el PMA urge a los Gobiernos a no imponer vetos a exportaciones, restricciones en los controles fronterizos o cierres de puertos u otros puntos logísticos por los que fluyen los alimentos.

Por ahora, asegura, la cooperación de las potencias con la ONU y su compromiso para mantener la ayuda a los más necesitados están siendo muy sólidos, pero resulta obvio que por delante quedan «días difíciles».

La alternativa, insiste Beasley, es que la gente «se muera de hambre».

África, el gran riesgo

En las zonas más vulnerables al hambre, sobre todo en África, el PMA está tratando de anticiparse a las necesidades antes de que el coronavirus impacte con fuerza sobre el terreno para evitar, entre otras cosas, el riesgo de desestabilización social que puede crearse si se combinan enfermedad y hambre.

«El COVID-19 está entrando en África y las próximas cuatro semanas van a ser muy preocupantes. No creo que en África vaya a hacer algo distinto a lo que ha hecho en otros países. Una o dos semanas despacio y luego empieza a crecer exponencialmente», explica.

Los estragos de la pandemia, sin embargo, ya se hacen notar en muchos países, incluso si el virus aún no se ha propagado allí, dado el impacto económico de las medidas que se han tomado en otros lugares.

El desplome de los precios del petróleo, por ejemplo, es devastador para Sudán del Sur y el del turismo para Etiopía, dos Estados que figuran entre los peores del mundo en cuanto a su situación alimentaria.

Pero el peligro no se limita a África, con países como Yemen, Siria, Haití o Venezuela también con crisis muy graves, según el último análisis del PMA.

«Esta pandemia es un asunto global, todos estamos en el mismo barco y tenemos que trabajar juntos», insiste Beasley.

 
Programa de Alimentos de la ONU: La situación de Venezuela es catastrófica

 

El director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas, David Beasley, subrayó hoy que la situación en Venezuela es “catastrófica”.

“Estamos haciendo todo lo que podemos en una situación delicada”, dijo Beasley en un coloquio celebrado en Casa de América de Madrid.

Precisó que el PMA no puede actuar en ningún país si su Gobierno no lo autoriza y anunció que viajará a Colombia para hablar con sus dirigentes sobre los “refugiados” venezolanos que cruzan la frontera entre ambas naciones.

“Vamos a estar muy comprometidos, aumentando la participación” del PMA, aseguró en relación con Venezuela. “Hemos enviado a nuestros jefes, hemos tenido negociaciones, esperamos mejorar”, agregó.

Sobre quienes se preguntan si, de esta manera, “se alimenta a los regímenes locales”, como el de Corea del Norte, Beasley precisó que se da de comer a la gente.

Para ello, el PMA debe tener una estructura “in situ” y que la comida llegue a “los inocentes, las víctimas”, no a manos de otros.

“Siempre se nos acusa de ayudar a unos u otros, pero no lo hacemos del todo mal”, sea en Venezuela o Corea del Norte.

“Nuestro objetivo es intentar hacer todo lo que podemos de la mejor manera posible” para que los niños no mueran de hambre, concluyó.