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Opciones

¿Qué significa “todas las opciones”? Por Ángel Oropeza

EN UNA DEMOCRACIA, LO QUE HAY QUE hacer para sustituir a un gobierno es perfectamente predecible, porque la alternabilidad y el cambio político son rasgos característicos y consustanciales con ella. La gente se organiza, expresa su voluntad soberana a través de mecanismos electorales, y todos respetan la decisión mayoritaria de los ciudadanos.

En una dictadura, por el contrario, el cambio de gobierno no solo está prohibido, sino que quienes lo intenten son considerados por los usurpadores como reos de delito. Por tanto, lo que hay que hacer para superar una dictadura tiene que enfrentar la inevitable incertidumbre de lo no predecible, pero además debe asumir la necesaria flexibilidad que requiere una lucha contra un enemigo que desconoce normas y escrúpulos.

Cuando la oposición democrática venezolana habla responsablemente de que en la estrategia de liberar a Venezuela “todas las opciones están sobre la mesa”, se refiere a la necesidad de enfrentar a la dictadura con todas las armas de la lucha cívica. Y en esta lucha, como en el ajedrez, todas las piezas cuentan. Es un grave error pensar que con solo una de ellas se puede ganar el juego. De hecho, si usted en el ajedrez mueve bien todas sus piezas, pero se equivoca con una, no importa lo bien que lo hayan hecho las demás, usted no va a ganar. Exactamente igual que en la lucha política.

La alternativa democrática venezolana tiene en su tablero de juego varias piezas simultáneas: la articulación social, la organización popular, la presión de calle, la protesta legítima, el trabajo político de socavamiento de las bases de apoyo del régimen, la presión y la acción internacionales, la docencia social, el acompañamiento a las luchas ciudadanas y la exploración sobre la viabilidad de mecanismos de negociación con el enemigo, por citar solo las más importantes.

Todas estas modalidades del combate político son complementarias e incluyentes. Unas son más visibles, públicas y evidentes; otras más propias del trabajo callado y sin estridencias, y algunas se desarrollan con el menor ruido posible, como corresponde a quienes enfrentan una dictadura. Pero todas son elementos necesarios de una misma ecuación, que deben ser combinados y coordinados con adecuada direccionalidad, de manera inteligente y simultánea.

Lamentablemente, cuando algunas personas oyen la expresión “todas las opciones sobre la mesa” piensan solo en la que les gusta y tienden incluso a satanizar a las demás. Es necesario, por tanto, seguir insistiendo: no se trata de una opción o la otra. Es una estrategia integrada, de adelantar y trabajarlas todas, porque todas las opciones se alimentan mutuamente y contribuyen al mismo objetivo. 

En el tablero del modelo fascista que hoy nos explota también hay varias piezas de juego. De ellas, hay tres de mayor peso e importancia, sobre las cuales descansa su esperanza de ganar el juego. En primer lugar, la represión y el uso de la fuerza bruta, con los cuales se busca quebrar la capacidad de resistencia de la gente y disuadir sus expresiones políticas a punta de miedo. Luego, el uso de los recursos del Estado para chantajear a los más vulnerables, obligándolos a canjear su dignidad por derechos que les son propios. Y, por último, la emisión sistemática de mensajes cuyo objetivo es generar desánimo, desunión y desesperanza en la población.

Aquellas son las piezas de la estrategia democrática. Estas últimas, las armas de la dictadura. Pero nótese algo importante. En esta etapa del combate por la liberación de Venezuela, hemos avanzado al punto de que ya nadie habla del símil de “David contra Goliat” para referirse a la asimetría de fuerzas de la oposición democrática frente a la tiranía. Hoy se usa, en cambio, la analogía del “choque de trenes” para describir la paridad de la coyuntura. Del lado democrático tenemos a la inmensa mayoría de la población, a casi todos los sectores sociales organizados, a la comunidad internacional y a la Constitución. ¿Qué tiene la dictadura? Recursos para chantajear y capacidad de represión y tortura.

Ante el choque de trenes, cobra más importancia que nunca la activación integrada y coordinada de todas –léase bien, de todas– las piezas y herramientas que conforman la estrategia democrática. Dejar de lado alguna por razones de popularidad, simpatía o argumentos subjetivos es simplemente debilitar las opciones de liberación, que al final de todo es lo que el pueblo pide a gritos y lo único que verdaderamente cuenta.

 

@AngelOropeza182

El Nacional 

Emigrar a Estados Unidos a través de un negocio: Aquí todas las opciones

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No todos tienen el “talento” para una visa “O”, muy pocos cuentan con una empresa que les patrocine una “H” y así, cada tipo de visa, con su respectiva letra y número, tiene sus requerimientos. A la ya de por sí complicada decisión de emigrar se le suma entonces la duda de escoger cuál es la vía que mejor se adapte a su perfil.  Entonces escucha historias sobre invertir en un negocio para vivir legalmente en Estados Unidos y usted decide hacer lo mismo. ¿Conoce las ventajas  y desventajas de cada una de las opciones?

Las visas para comerciantes o por inversión que permiten vivir en Estados Unidos son E1, E2, L1 y EB-5. Cada una de ellas tiene requisitos y beneficios diferentes. Por ejemplo, la E1 solo está disponible para quienes puedan establecer un tratado comercial con Estados Unidos amparados por un tratado con el país de origen. Solo abarca 50 países.

 

Para la Visa L1

 

En la L1 el solicitante debe trabajar en una empresa que quiera establecer una oficina en los Estados Unidos y es trasladado como ejecutivo para desarrollar esa sucursal a través de un plan negocios y crecimiento que debe cumplir a cabalidad para garantizar su renovación.

“Al principio opté por la L1. Me la dieron, pero por no cumplir con el plan de negocio presentado y el crecimiento esperado no me la renovaron. Entonces opté por la E2 luego de sacar mi pasaporte italiano porque es una visa por inversión que no está disponible para Venezuela. Solo para ciertos países. Pero la visa E-2 nunca me llevaría a la residencia, así que traté de mantener a flote la compañía para cumplir con los requisitos de ingresos y crecimiento hasta que conseguí que una empresa me pidiera y me dieron la H1”, explica.

“Con la H1 pasé varios años para luego pasar a una certificación laboral y luego optar por la residencia. En todas estas inversiones, renovaciones, abogados, planes de negocios, etc. invertí más de 350 mil dólares que no recuperé”, agrega.

 

Para la Visa E2

 

En efecto, la visa E-2 permite a los empresarios extranjeros y sus familias vivir y trabajar temporalmente en Estados Unidos, pero por tratarse de una visa de no inmigrante, debe ser renovada periódicamente y sujeta a revisión. No otorga tarjeta verde ni provee un camino directo para obtenerla, mucho menos para la ciudadanía estadounidense. Además, “debe tratarse de una inversión a riesgo; no es que por invertir en una propiedad o un inmueble te la van a dar”, acota Lombardi.

La elección de las visas es un asunto muy particular al solicitante. Si el solicitante tiene una empresa en el país de origen y en los Estados Unidos, la visa L1 puede ser aceptable; si no hay empresas existentes pero el inversionista tiene no menos de 150 mil dólares para invertir en una empresa comercial y su país está entre los beneficiados, la E-2 puede ser útil; aquellos que no tengan antecedentes penales, y puedan invertir aproximadamente 500 mil dólares, pueden obtener una EB-5. La única que otorga residencia (green card) de forma rápida y sencilla es la EB-5, por su propia naturaleza, detalla el abogado experto en visas comerciales, Larry Behar.

 

Para la Visa EB-5

 

Ciertamente, la EB-5 más que una visa es un programa que inició en 1990 el Congreso de Estados Unidos para fomentar la inversión extranjera y generar empleos. El programa permite a un inversionista extranjero y su familia inmediata obtener el estatus de residente mediante la inversión en una empresa comercial que genere al menos 10 empleos de tiempo completo para trabajadores estadounidenses dentro de un periodo de dos años. Por su parte, las L-1 y E1/E2 son visas de no inmigrante con duración de uno a cinco años y, por lo tanto, no gozan de los mismos beneficios de contar con la residencia.

Lo más importante para el éxito en una visa EB-5, advierte Behar, es elegir cuidadosamente un tipo de proyecto seguro, con buena ubicación y respaldado por empresas de renombre y con confianza para invertir. Julio Rodríguez, por ejemplo, decidió invertir con Epelboim Development Group, una compañía desarrolladora con sede en Miami, cuyo proyecto hotelero cuenta con el aval de la reconocida cadena InterContinental Hotels Group.

“La razón por la que decidí invertir en la EB-5 es porque en cinco años me retornan la inversión y tengo todos los beneficios de un residente desde el principio. Además no tengo la responsabilidad de poner un negocio y hacerlo crecer de manera titánica para mantener una visa”, señala Rodríguez, quien escogió el desarrollo del Hotel Even en el Aeropuerto de Miami basado en que las estadísticas de los hoteles en Miami indican que es un buen negocio y el desarrollador cuenta con tres proyectos de experiencia previa con el programa EB-5.

Está claro que estos tipos de visa no aplican para todo mundo por los montos de inversión y planes de negocios a cumplir, pero si usted cuenta con el capital necesario, evalúe las opciones, asesórese y asegúrese de contar con el respaldo de expertos que lo guíen.

 

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*Con información Nota de Prensa