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Obama en Cuba

Luis De Lión Mar 27, 2016 | Actualizado hace 8 años
El lirismo de Obama, por Luis De Lion

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@ldelion

El discurso que diera Obama, el pasado martes desde el Gran Teatro de La Habana, contenía casi la misma cantidad de palabras, la misma estructura y el mismo estilo, que el discurso que dio el mismo Obama en la Universidad de El Cairo en junio del 2009.

En sus inicios, el presidente Obama, no tenía mayor promesa de política exterior que el cierre de Guantánamo y el retiro de la tropas estadounidenses de Irak. No obstante, cual agente de relaciones públicas, Obama, creyó que su discurso en El Cairo abriría una nueva era en las relaciones entre los Estados Unidos y los musulmanes.

Desde El Cairo, Obama evocó el fin de la colonización de los territorios palestinos, habló de Israel e hizo una suerte de charla de autoayuda en lo referente al tema religioso. Enumeró los diversos conflictos regionales, pero Obama, no propuso, medidas concretas para la solución de dichos conflictos.

Sin embargo, el jurado del premio Nobel, consideró que Obama merecía el Nobel de la Paz, luego de establecer que discurso de El Cairo -entre otros- fue histórico y cambió la dinámica política internacional.

Pero a mi parecer el punto más llamativo en los discursos de Obama, tanto en El Cairo como en La Habana, es la poca mención que hiciera a los respectivos déficits democráticos en Egipto y en Cuba.

“Ninguna nación puede ni debe imponer un sistema de gobierno a una nación” dijo Obama en la Universidad de El Cairo.

“He dejado claro que Estados Unidos no tiene ni la capacidad, ni la intención de imponer un cambio en Cuba.” señaló el propio Obama el martes pasado.

Mención aparte, merece el hecho que Obama en La Habana, se mostró, más directo y decidido en el levantamiento del embargo. Cabe preguntarse, por qué esperó 7 años para exigirlo.

Así las cosas, más allá de la simbología y el efecto rock star que Obama provoca en las multitudes, su retórica impregnada de lirismo, tiene más que ver con el lado idealista del progresista Obama, que con acciones comunes y corrientes.

Poemas políticos, que van desde el “a new begining” del 2009 en la Universidad de El Cairo, seguido de “la línea roja” en referencia al genocida Bachar El Assad en Siria, hasta el “todos somos americanos”en su nueva relación con Cuba.

Toca también reconocerle a Obama, que su primer gran discurso de política exterior, era de mayor alcance geopolítico. El de El Cairo iba dirigido a todo el Medio Oriente. En cambio el discurso de La Habana iba solo dirigido a Cuba, obviando Obama, la apabullante influencia política que ejerce la tiranía de los hermanos Castro en el continente.

Puede que sea el cansancio propio de todo fin de mandato. Pero si Obama, logra el objetivo, de la transición democrática en Cuba, tendrá más que merecido el Nobel de la Paz. No obstante, habrá que esperar. Siendo precisamente, en el arte de la espera, donde los hermanos Castro, tienen una gran destreza.

El perfecto comunista latinoamericano, por Brian Fincheltub

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@BrianFincheltub

El paso de Barack Obama por América Latina dejó al descubierto las enormes contradicciones de los comunistas latinoamericanos. En su intento por responder a la diplomacia estadounidense, parecían impulsados por la bipolaridad, y no hablamos de aquel enfrentamiento de dos polos ideológicos de la Guerra Fría, sino del trastorno conductual que te hace asumir posiciones de amor y odio de un momento a otro.

Fueron tres acciones en cadena que la administración Obama les lanzó y no pudieron ni abanicarlas, aprovechando que la diplomacia del béisbol está de moda, podríamos decir que quedaron ponchados con las bases llenas.  La prolongación de las sanciones a funcionarios venezolanos, la histórica visita a Cuba y el encuentro de Obama con Mauricio Macri en Argentina no resultaron de fácil respuesta para quienes en su catecismo, el grito «Yankee Go Home» es un credo fundamental.

No hay nada más inútil luego de un cenicero de moto que un izquierdista que se queda sin banderas y de las banderas clásicas de la izquierda, el anti-imperialismo es la que ondea más alto. Debió ser muy difícil para quienes en su rutina diaria le rezan a los Castro mañana y noche, ver como recibían con flores y todo al presidente del imperio mismo.

Debió ser tormentoso escuchar como La Habana se rendía al paso de la familia presidencial “yankee” con una euforia pocas veces vista. Ni en sus mejores tiempos, el difunto Hugo Chávez Frías fue recibido de manera tan calurosa por el pueblo cubano, y en honor a la verdad, méritos tenía, nada más y nada menos acabó con las terribles carencias que vivió la isla producto del periodo especial que siguió a la caída de la Unión Soviética.

Ver aquellas imágenes debió representar un profundo golpe a la fe de los comunistas latinoamericanos, que si bien no creen en Dios, siempre han idolatrado a Marx y Fidel. Nos imaginamos lo que seguro pasó por sus cabezas llenas de telarañas del siglo XIX y frases de «El Capital»: ¿Qué voy a gritar ahora? ¿Debo cantar canciones de los Rolling Stones o de Silvio Rodríguez?

El perfecto comunista latinoamericano es ante todo un mar de contradicciones, de doble moral y capaz de justificar todo con tal de defender su fracasada ideología. Es así como aplaudieron a Obama por ir a Cuba y al día siguiente quemaron banderas de EE.UU. en Argentina. En definitiva, son la perfecta estupidez.