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Julio Castillo Sagarzazu

Julio Castillo Sagarzazu Feb 13, 2024 | Actualizado hace 2 meses
Plan B
Construir fuerza ciudadana alrededor de Machado es aumentar las posibilidades de una negociación satisfactoria que nos lleve a una transición democrática

 

@juliocasagar

¿Podrá algún experto actuarial, o algún matemático, explicar la extraña coincidencia de acuerdo con la cual la gran mayoría de quienes piden a María Corina Machado que adopte un Plan B con su candidatura, nunca apoyaron su Plan A? Es decir, quienes nunca le apoyaron, son los que quieren ahora que abandone.

Cada quien puede hacer de su capa un sayo y tener una opción distinta a la de su candidatura, pero “un poquito de por favor”, quedaría mejor decir que no es la candidata de su preferencia y no pasa nada.

Esa opinión es respetable y no es óbice para que quien la ostente sea tildado de chavista o de colaboracionista. Lo que no es respetable es que la empaqueten de responsable y “realista”, cuando su plan A es que ella no sea candidata.

La señora Machado

La señora Machado

La tarea que tienen por delante las fuerzas democráticas venezolanas es descomunal. Hay que enfrentarla con unidad, efectivamente. Unidad para recabar la mayor capacidad de negociación posible. De negociación ¡Sí!, porque, como lo afirmara Carlos Blanco en un reciente artículo, no podemos llegar a un escenario de aniquilación entre los venezolanos.

Esa negociación será compleja, difícil, ardua. Habrá que alinear intereses (unos legítimos y otros no tanto) en todos los términos de la ecuación, dentro y fuera del país; al interior de la oposición y al interior del gobierno, de manera que la unidad de acción de factores disímiles y de diferentes miradas y sensibilidades, será indispensable.

Ahora bien, una de las condiciones para que los frentes unitarios logren sus propósitos es que exista un liderazgo reconocido. Ello es indispensable para que la fuerza detrás de todos esos factores disimiles sea eficaz y sea eficiente.

En Venezuela, el problema de la legitimación de ese liderazgo opositor ha sido resuelto con la realización de unas primarias. Un evento, ciertamente convocado no por la unanimidad, pero sí por un importante sector de la oposición venezolana. El más activo, el de mayor presencia nacional, pero efectivamente, no el único.

Ahora bien, este elemento de la convocatoria terminó siendo secundario cuando el evento en cuestión se terminó realizando. Lo importante de las primarias, efectivamente, no fue quienes la convocaron, sino los resultados que produjeron y la inmensa demostración de los ciudadanos venezolanos, participando masivamente y en las condiciones casi heroicas en que lo hicieron. Ese es el elemento clave de la legitimación del liderazgo que las primarias produjeron.

No obstante, no fue la legitimación solamente lo que las primarias dejaron, como consecuencia. Quizás, lo más importante es el mandato que expresaron representado en una candidatura. Un mandato que contiene también la obligación de luchar por el derecho a elegir de los venezolanos. No se trata del derecho de MCM a ser candidata, se trata del derecho de los venezolanos a decidir quién es su candidato.

Es un derecho humano esencial. Un derecho que no podemos abdicarlo en el gobierno. No podemos hacer un casting de candidatos y desfilarlos en una pasarela para que el gobierno nos diga cual es el más potable. No podemos hacer como Marx (el bueno, Groucho) que decía: “Estos son mis principios y si no le gustan, me lo dice, tengo otros”.

La lucha por este derecho es clave en el destino de Venezuela. Construir fuerza ciudadana alrededor de Machado es aumentar las posibilidades de una negociación satisfactoria que nos lleve a una transición democrática. La obligación de María Corina es seguir recorriendo el país fortaleciendo el gran acuerdo nacional; potenciar la construcción de una fuerza para defender la integridad del proceso y que ese fenómeno de unidad, por la base, que está ocurriendo en todos los estados del país, se convierta en una gran fuerza nacional.

Ese debería ser el plan de todos. El A, el B y hasta el Z.

¿Y qué hacemos ahora?

¿Y qué hacemos ahora?

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

 
 
 
Julio Castillo Sagarzazu Ene 16, 2024 | Actualizado hace 2 meses
Liberalismo de a pie
Este liberalismo pedestre que no se deja dominar de dogmas y catecismos es el que deberíamos hacer un esfuerzo por analizar, de ello va a depender mucho el futuro del país cuando venga su reconstrucción

 

@juliocasagar

Como el escribidor de esta nota carece de la formación académica y profesional para debatir sobre el tema del liberalismo y su ventaja o no sobre otras doctrinas económicas, nos permitiremos relatar una experiencia concreta que probablemente ayude a echar un poco de luz sobre este debate, a ratos agrio y críptico, entre los especialistas.

Corría la última década del siglo pasado y en Venezuela ya había levantado vuelo el proceso de descentralización política, con la aprobación de la elección directa de gobernadores y alcaldes.

Electos estos funcionarios, el segundo paso fue trasladar competencias del poder central a las regiones. Se trató de un acto de justicia, porque en Venezuela, a pesar del triunfo de Zamora y Falcón, la Federación no paso de ser un monumento en el centro de Caracas frente a Miraflores. Los estados que integraban la República nunca tuvieron, en realidad, responsabilidades y competencias. Claro, en Venezuela, la Constitución ha solido ser “un librito amarillo”.

Entre estas competencias, se transfirió la de la administración de puertos y aeropuertos. El único requisito formal para asumirla, era el de aprobar una ley por parte de la entonces Asamblea Legislativa, regulando la materia y asumiendo el control de los espacios físicos.

El gobernador Salas Romer dispuso que el proyecto de ley que se fuera a presentar se discutiera con los más variados sectores que hacían vida en el puerto. Fue en una de esas sesiones de discusión, donde comienza la experiencia concreta que sirve de base a la conclusión que asomamos en esta nota. En realidad, fue una de esas anécdotas de las que uno aprende más que en cualquier clase de la universidad o cualquier tratado en la materia.

Veamos: habíamos ido a la Cámara de Comercio de Puerto Cabello a realizar una discusión del proyecto con representantes de las principales agencias navieras de la región, muchas de las cuales son centenarias en la prestación de este servicio.

Al regresar a mi oficina de Valencia, me dicen que tengo una llamada de uno de los asistentes a esa reunión a quien le urgía hablarme. Les resumo lo que contó este amigo: “Cuando te fuiste de la reunión, se quedaron los representantes de las empresas discutiendo cómo se podía hacer para formar una sola compañía que se encargara de la administración del puerto”.

Pues, así como lo leen: los piaches de la libre empresa, los líderes empresariales de la ciudad, estudiaban cuál era la mejor manera de monopolizar el servicio, una vez que fuera transferido al estado Carabobo (esta fue la primera pista de lo que no había que hacer).

Luego llego la segunda pista: estábamos en Curazao en una delegación encabezada por el gobernador, para observar el funcionamiento del puerto. Recorríamos las instalaciones en un autobusete. El puerto lucía limpio, pulcro, realmente se podía comer en el piso. El representante de la única empresa operadora hablaba de las virtudes del servicio y en un momento dado señaló: “una de las cosas que hemos logrado es que se acaben los robos, ya no hay ladrones en el puerto”. En ese momento, se pone de pie el representante de la Cámara de Comercio y le interrumpe diciéndole: “discúlpeme, todavía queda un ladrón”. Sorprendido, le pregunta el flamante administrador portuario: ¿cuál? El dirigente empresarial le responde: “ustedes, que cobran lo que les da la gana; cambian las tarifas sin consultar y no podemos reclamarle a nadie”.

Estas pistas, como se ha dicho, llevaron al gobernador a descartar el mecanismo de entregar el puerto en concesión a una empresa y a proponer en la ley graves sanciones a quienes trataran de cartelizar las tarifas o ejercieran prácticas monopólicas. El puerto seguiría en manos del estado y se OBLIGABA (mayúsculas ex profeso) a las empresas, a competir en precios y calidad de servicio.

Para no entrar en una discusión académica, para la que, lo repetimos, no estamos preparados, vamos a reseñar de seguidas cuáles fueron los resultados de esta decisión política, sobre la administración del servicio:

Cuando el servicio se administraba desde Caracas, por el INP que estaba en un edificio de Las Mercedes, donde ni siquiera se ve el mar, el puerto tenía en su nómina, entre fijos y eventuales, más de 3000 personas. El primer año de transferido, esa cifra llegó a 120. Aquí, vale pena anotar esta lindura: los trabajadores fijos (una “cortesía” del contrato colectivo) bastaba que trabajaran 4 días a la semana. En ese momento, pedían un reposo, entraba un eventual y el fijo recibía su salario completo, más el porcentaje que le correspondía al eventual por lo que hacía por carga, descarga, estiba y caleta. Esto, como era lógico suponer, generaba una mafia de tráfico de reposos en el IVSS, que llegó a ser de proporciones babilónicas.

Cualquiera preguntaría, a justo título: ¿pero no se entorpeció la labor del puerto con esa reducción dramática del personal? La respuesta es rotunda. No, no solo no se entorpeció, sino que el promedio de estadía de un barco pasó de alrededor de 110 horas atracado, a menos de 36, el primer año. En menos de un año, las aseguradoras abolieron las sobreprimas que cobraban a armadores y exportadores al puerto por conceptos de ineficiencia e inseguridad. Puerto Cabello se convirtió en el principal punto de llegada y salida de mercancías, no solo de Venezuela, sino también del Norte de Santander.

Y “last but not least”. El puerto, que daba 1500 millones de bolívares de pérdidas a la nación, comenzó a ingresar, el primer año, 800 millones al estado Carabobo, del cual, por la ley, el 10 % debía ser invertido en la ciudad de Puerto Cabello.

La moraleja de este cuento está escrita en mayúsculas (ex profeso) más arriba: la palabra así, escrita es OBLIGAR. Efectivamente, el Estado, que tiene las facultades de obligar, debe hacerlo cuando el sentido común lo recomiende.

Si el estado Carabobo, no se queda con el CONTROL (otras mayúsculas ex profeso) y procede a entregar el puerto a un privado, este pequeño milagro no se habría producido. Desgraciadamente para ellos y afortunadamente para los carabobeños, en otras regiones de país, procediendo de acuerdo con el manual (teóricamente liberal), se entregaron las instalaciones portuarias a empresas únicas y, en pocos meses, perdieron competitividad y eficiencia.

Como advertirá el lector, este liberalismo pedestre que no se deja dominar de dogmas y catecismos es el que deberíamos hacer un esfuerzo por analizar, de ello va a depender mucho el futuro del país cuando venga su reconstrucción.

Los amigos economistas y académicos en la materia se servirán disculpar la temeraria incursión de este lego de a pie en un tema tan complejo y espinoso.

A propósito de Valencia…

A propósito de Valencia…

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Julio Castillo Sagarzazu Ene 10, 2024 | Actualizado hace 2 meses
¿Está Maduro boqueando?
El partido de los pesimistas viene de perder un juego por goleada. Ese juego fueron unas primarias exitosas, un acontecimiento político que está determinando la ecuación del poder

 

@juliocasagar

Por supuesto que no está boqueando, pero no porque su popularidad esté en ascenso, ni porque haya logrado la proporción áurea en el cuadro de los sectores que le apoyan. Ninguna de las dos cosas está ocurriendo. Maduro no está boqueando porque Venezuela no es un país democrático y la ecuación gubernamental no depende del apoyo popular, sino de los factores de poder que la sostienen. En consecuencia, para lograr el cambio se necesita mucho más que preparar los miembros de mesa, buscar unos cobres para la campaña y desplegar los cuadros por el país para recoger ese apoyo popular desafecto al régimen.

En realidad, el quid de la cuestión es cómo lograr las condiciones democráticas para una elección en un país que no es democrático.

Hay algunos que piensan que todo se resuelve si logramos conseguir un candidato que sea aceptado por el gobierno y logremos que, el día señalado en la Asamblea Nacional, Maduro ponga la banda a su “potable”. En realidad, por allí no va la cosa. Esa cabra es muy difícil que se la metamos a quienes han leído las noticias sobre lo que ocurrió a Evo con Arce, a Correa con Lenin y a Uribe, con Santos.

La vía no pareciera entonces la de buscar un candidato lo suficientemente “friendly”, sino en crear las condiciones para que, independientemente de que el candidato les caiga simpático o no, podamos hacer unas elecciones decentes.

¿Es esto difícil? Sí, es muy difícil. Pero es lo que hay, lo que nos ha tocado. Repasemos por un momento algunos acontecimientos recientes y luego saquemos las conclusiones para ver si tenemos razones para ser optimistas o si hay que tirar tierrita y no jugar más.

Sobre las razones para el pesimismo, quizás no valdría la pena abundar. Son tantas y se explican tanto por sí solas, que deberíamos ahorrarnos la ociosidad.

¿En qué clave estamos?

¿En qué clave estamos?

Además, siempre habrá unos sumos sacerdotes de la santa hermandad del vaso medio vacío, a quienes nunca se podrá convencer.

Vayamos, entonces, al lado opuesto. ¿Hay algunas razones para el optimismo? En realidad, son pocas, pero creemos que vale la pena destacarlas, por la sencilla razón de que no está permitido rendirse sin dar la pelea que tenemos que dar.

La primera cosa que hay que constatar es que el partido de los pesimistas viene de perder un juego por goleada. Ese juego fue la realización de unas primarias exitosas. Este hecho fue un acontecimiento político mayor y está determinando las estrategias de todos los lados de la ecuación del poder en Venezuela.

El 22 de octubre no ocurrió el Armagedón final de las fuerzas opositoras que algunos vaticinaban dramática y otros histriónicamente, en los programas de televisión. Tampoco tuvo lugar el pregonado fracaso del proceso por la precariedad de los medios de la CNP. Ninguna de las maniobras, las renuncias, las retiradas, los ninguneos del proceso, resultaron. Hay que reseñar, más bien como positivo, que muchos de los detractores de las primarias hoy admiten que sus resultados fueron exitosos y el punto de partida para el cambio democrático del país.

Desde este punto de vista, las primarias vinieron a corroborar la frase de Víctor Hugo: “Nada tiene más fuerza que una idea a la que ha llegado su momento” y, no cabe duda, de que el momento de las primarias ocurrió.

Las primarias exitosas también hicieron cometer al gobierno costosos errores en su estrategia: primero, las permitieron pensando que sus maniobras ya eran suficientes para hacerlas fracasar. Luego de ellas, se equivocan por segunda vez, lanzando la patética sentencia del TSJ declarando que no había ocurrido, lo que todos vimos que ocurrió. El tercer error, fue la convocatoria del referendo y el show posterior que terminó como todos vimos que terminó. En el tenis, se dice que todas estas pifias califican como “errores inducidos”

De esta manera, las primarias, y su sorprendente resultado, constituyen uno de los más importantes activos que tienen hoy las fuerzas democráticas. El tema de la legitimación y del liderazgo quedaron resueltos. Guste al gobierno o no guste, María Corina Machado y su performance en esas jornadas, son un factor clave en el proceso que tenemos por delante.

¿Y cuál es ese proceso? Pues el que está en curso: una negociación compleja, con muchos protagonistas, con muchos intereses, con muchas aristas y que, para la salud democrática del país, conviene que concluya con unas elecciones libres.

Quizás lo más relevante de todo esto es que las partes involucradas aún tienen incentivos para este siga su curso. Y esto es también un acontecimiento político mayor.

¿Todo esto puede abortarse? Claro que sí. El gobierno puede ceder ante la tentación totalitaria de Nicaragua y la oposición puede caer en la tentación de fastidiarse de seguir en la vía electoral. Hasta hora, tal cosa no ha ocurrido. Más bien, lo repetimos, pareciera que las partes tienen incentivos para seguir andando en la tesitura en la que están. El gobierno no da ningún zarpazo final. Y Machado se mantiene en la idea de que nadie la sacará del camino electoral.

La fecha de las elecciones, las decisiones del TSJ sobre las inhabilitaciones, el tema de las sanciones, los intereses económicos y políticos de los aliados de ambas partes son los ingredientes de este enorme estofado que se sigue cociendo a fuego lento.

Maduro no está boqueando. Y Machado sigue firme sin caer en provocaciones.

Así son las cosas”, nos diría Oscar Yanes.

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“Impredecible en lo táctico, predecible en lo ético”
Hay que leer la comparecencia de María Corina Machado ante el TSJ no para “recurrir”’ una decisión, de la que nunca ha sido notificada, sino para denunciar una irregularidad y solicitar un amparo a sus derechos

 

@juliocasagar

Decía Luis Aparicio que la base se le robaba al pitcher y no al cátcher, lo cual es absolutamente cierto, aunque las reglas de anotación se lo cuenten, como estadística negativa, al pobre receptor.

Esta nota tiene que ver con un robo de base y está entre comillas porque es un comentario de María Corina Machado en relación con la diligencia que cumplió este viernes ante el TSJ.

Pero veamos, la comparecencia ante el Tribunal no es un acto de pelota caribe. No es un robo de home como el de Elio Chacón en una Serie Mundial que casi le cuesta su carrera por “creativo”. Todo lo contrario. Hay que concebirlo como una respuesta táctica de la estrategia de mantener abierta la vía democrática y electoral para el cambio político en Venezuela.

¿Por qué? Porque la política es un juego de incentivos e intereses y, en estos momentos, la situación de Venezuela en el mundo es objeto de una negociación en la que intervienen muchos factores de poder de la geopolítica mundial y de intereses locales y foráneos.

De allí que el único juego que puede ser ganador para las fuerzas democráticas hoy, es el de alinear esos incentivos e intereses para que el cambio sea viable. Y, sobre todo, para subir el costo al gobierno de salirse de los acuerdos en los que ha participado y en los que han estado sentado observadores y garantes propuestos por ellos.

En efecto, de Barbados salió un acuerdo que, como todos los que se suscriben en este tipo de situaciones, está lleno de eufemismos, de afirmaciones crípticas y de metamensajes, que se interpretan e interpretan las partes en función de lo que va discurriendo.

Tomemos un ejemplo de esta afirmación: estaba estipulado que el gobierno, debía indicar antes del 30 de noviembre una vía para que los inhabilitados pudieran “recurrir” sus inhabilitaciones. Si el gobierno se hubiera sentido con el poder suficiente para meterse esa cláusula en el paltó, pues le bastaba con quedarse callado y reiterar lo que El mazo dando nos dice cada semana, que “los inhabilitados, inhabilitados se quedan”. Pero no ocurrió así. Por un camino verde, e indirectamente, el Reino de Noruega anuncio que la vía era ir al TSJ antes del 15 de diciembre. Se trata de una demostración (endeble ciertamente, pero demostración al fin) de que el gobierno también tiene incentivos para seguir agarrado de ese chorrito de agua que es Barbados. Y, de ello, las fuerzas democráticas deben tomar nota.

Valdría la pena aquí aventurar una comparación (aunque todas las comparaciones tienen su dosis de arbitrariedad y extrapolación forzada) con lo que ocurrió en Nicaragua luego de los acuerdos de Esquipulas, suscrito por todos los presidentes de América Central y que fue el marco que obligó a Ortega (varios meses después) a aceptar los resultados de las elecciones que dieron la victoria a Violeta Chamorro, luego de un proceso de negociación que tuvo como resultado, entro otros, que Humberto Ortega quedara al frente del ejército sandinista.

¿Se puede equiparar Esquipulas a Barbados? No lo sabemos, hay muchas coincidencias, pero también muchas diferencias. Lo que sí sabemos es que debemos crear los incentivos y la alineación de intereses necesarios para que puedan parecerse.

El trabajo, en este sentido, de la candidata opositora es mantenerse en la lucha electoral; no dejarse sacar de ella; poner la pelota en el campo del gobierno y dotar de músculo organizativo a la fuerza salida de las primarias, que es lo único que ella puede controlar y que es lo que dará capacidad negociadora a la oposición, dentro y fuera de Venezuela.

Es así como hay que leer su comparecencia ante el TSJ. No para “recurrir” una decisión, de la que nunca se le notificó, sino para denunciar una irregularidad y solicitar un amparo a sus derechos y a los derechos de los electores venezolanos, mientras te quedas en el espíritu del acuerdo de Barbados.

Es cierto que hay un pequeño sindicato de arúspices, profetas de tormentas en vasos de agua y predicadores de la infalibilidad del gobierno, que vaticinaron el palo a la lámpara de MCM cuando la CNP anunció la asistencia técnica del CNE; la imposibilidad de que el gobierno permitiera las primarias, que también decían que Machado no iría al TSJ. Ahora, se refugian en los chistes malos y siguen ligando que la candidata se equivoque para ver cumplido su sueño de sacarla del juego.

Hasta ahora, Machado se les ha vuelto impredecible. No se resignan a confesar que le sorprenden los reacomodos tácticos. Tampoco se resignan a que no haga concesiones éticas al gobierno. Tendrán que aprender a vivir con eso.

Por lo pronto, cada quien a lo suyo. Las fuerzas democráticas a fortalecer la Gran Alianza Nacional; a alinear los intereses y los incentivos para que el gobierno no se salga de la ruta electoral, mientras que estos se ponen a buscar en YouTube los videos, de los buenos defensores del futbol, para saber cómo se devuelve un balón cuando ha entrado a tu campo.

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Julio Castillo Sagarzazu Nov 01, 2023 | Actualizado hace 2 meses
¿Cuándo se toca la bola?
Esta equivocación no es una equivocación cualquiera y ocurre en un momento complejo para el gobierno. No es lo mismo equivocarse con el 60 % del apoyo popular, que con el 10 %

 

@juliocasagar

Si usted es mánager de un equipo de béisbol y manda al cuarto bate a tocar la bola, usted está equivocado. El único tema a dilucidar es cuándo se equivocó: si cuando ordenó la jugada o cuando hizo el line up.

Eso es lo que ha ocurrido con el gobierno y las primarias. Se ha equivocado. Lo que hay que indagar es cuándo lo hizo, si cuando decidió ningunearlas o ahora, cuando el TSJ trata de anularlas y pretender que nunca ocurrieron.

¡Están desconcertados!, pero tampoco hay que culparlos: nadie podía imaginar esos resultados. Pensaron que lo que les salía más barato era que el proceso se cayera por su propio peso; confiaron en que los abandonos, la bajada de brazos, las limitaciones logísticas y hasta un palo de agua, lo hiciera fracasar. Se cayeron de un coco.

Este es un buen mensaje para aquellos que, creando una versión vernácula del síndrome de Estocolmo, afirman a pie juntillas que el gobierno nunca se equivoca, que tiene unas salas situacionales, “cochadas” por el G2 que lo sabe todo y lo anticipa todo. ¡Pura fantasía!

Pero veamos, esta equivocación no es una equivocación cualquiera y ocurre en un momento particularmente complejo para el gobierno.

No es lo mismo equivocarse con el 60 % del apoyo popular, que con el 10 %.

Ni es lo mismo equivocarse con la chequera petrolera de Chávez, recorriendo la América Latina, que hacerlo más limpios que talón de lavandera.

No es lo mismo equivocarse cuando una bolsa CLAP compraba la lealtad, que ahora cuando el atún de cartón y los frijoles con gorgojos solo provoca protestas y malestar.

Tampoco es lo mismo equivocarse cuando un salario de la administración pública o un bono de la patria servía para comprar alguna comidita que, ahora que no da ni para un cartón de huevos.

No es lo mismo equivocarse y remendar el capote con populismo que funcionaba, que tener que montar un referendo chimbo, creyendo que El Esequibo son Las Malvinas y, Guyana, el Reino Unido.

No es lo mismo equivocarse con un cordón protector de gobiernos afines en el continente que con una izquierda que viene palo abajo en los países del entorno.

Y, finalmente, no es lo mismo equivocarse con una oposición fracturada que con una que ha logrado legitimar un liderazgo en un evento singular, y de tanta trascendencia, como el que ha convertido a María Corina Machado en candidata frente al chavismo.

Las consecuencias de estas equivocaciones las vamos a ver en los próximos meses. Probablemente, las más importantes tendrán que ver con el reacomodo y los estragos que dentro del chavismo va a tener todo este proceso. Pero esto es harina de otro costal y objeto de otro análisis digno de comprar cotufas.

Por lo pronto, regresemos al título de la nota. ¿Cuándo es correcto tocar la bola? Obviamente que todo depende de muchos factores.

Lo que sí sabemos es que en un equipo tiene que tener a quien sepa hacerlo. Los bateadores largos y con fuerza son necesarios, pero no suficientes para ganar un título. La mejor prueba de esto son los Rockies de Colorado que, en la temporada de 1997, alineaban a Larry Walker, Dante Bichette, Vinny Castilla y nuestro Andrés Galarraga. Los llamaban “Los bombardeos de la calle Blake” y llegaron a despachar más de 100 jonrones y más de 500 carreras empujadas. Y, aun así, no llegaron al Clásico de Octubre.

El gran encargo de María Corina Machado será integrar un equipo con los mejores talentos y elaborar una estrategia que combine las habilidades de todos. Su principal desafío será sortear las provocaciones de un gobierno que quiere sacarla del camino electoral y que no escatimará esfuerzos para lograrlo.

Hasta ahora, MC los ha sorprendido, no ha caído en ninguna de ellas. Esa capacidad es su mejor aval para lo que viene y un signo distintivo de su liderazgo.

Por lo pronto, que tenga que mandar a tocar o a batear hacia afuera, lo importante es lo que todo buen manager recomienda:

¡NO HAY QUE QUITARLE LA VISTA A LA BOLA!

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Primarias, persecución política y CPI
La conducta asumida por quienes fungen de representantes del Estado, su presidente, su esposa, presidente AN-2021, diputados de esa AN y presidente PSUV, es una conducta sistemática y contumaz de persecución política

 

@ovierablanco

La celebración de la primaria es un hito histórico de la lucha en Venezuela por la recuperación de la democracia. Algunos piensan que la inhabilitación de María Corina Machado es un hecho irreversible, un desafío sin sentido, como lo fue la tríada cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones libres [Fernando Mires]. Por el contrario, la primaria fue una demostración de resiliencia ciudadana del pueblo venezolano que, contra lluvia, viento y amenazas, salió a votar para expresar: prefiero asumir el riesgo de “morir votando’ que morir de inopia…

Quien dice representar el Ministerio Público –en un acto de extralimitación de funciones por violar principios de independencia, imparcialidad, justicia y equidad– ha emplazado a la directiva de la Comisión Nacional de Primaria, CNP, como “investigados” por investigación, cuya cualidad no existe en nuestro Código Orgánico Procesal Penal.

Los “acusan” de delitos de usurpación, suplantación de identidad, fraude, lavado de dinero y asociación para delinquir. Delitos inimputables porque no comportan tipicidad alguna, siendo en consecuencia un acto burdo de criminalización de la justicia, de acoso, hostigamiento y discriminación, típico de persecución política tipificado en el artículo 7[h] /7.2 del Estatuto de Roma [ER]

Nuestra Constitución Bolivariana

Ni la Constitución Bolivariana de Venezuela, ni leyes de procesos electorales prohíben organizar y reglar un evento electoral civilista, que no es de reserva exclusiva al CNE. La CNP no organizó un evento para elegir un cargo de representación popular, sino a un candidato único de oposición. La autonomía orgánica de la primaria comporta un derecho político ciudadano potestativo.

Pedir la intervención del CNE para organizar una elección primaria partidista o no [preelectoral] es una facultad de orden público en términos de participación, pero privada en cuanto a su organización. El Art. 293-6 de la CBV, reza: El poder electoral tiene por funciones «Organizar las elecciones de sindicatos, gremios profesionales y organizaciones con fines políticos en los términos que señale la ley». Una función que no es absoluta, excluyente ni exclusiva del CNE. Y agrega: “Así mismo podrán organizar procesos electorales de otras organizaciones de la sociedad civil a solicitud de estas o por orden de la Sala Electoral TSJ”. La norma usa el verbo y la frase: «PODRÁN» organizar A SOLICITUD DE ESTAS [LA SOCIEDAD CIVIL]» Luego no es un deber canalizarlo a través del CNE.

Mal puede haber usurpación de funciones si no existen funciones ni competencias usurpadas. Mal puede suplantar autoridad si no existe autoridad suplantada. Ni los miembros CNP, las juntas regionales, miembros o testigos de mesa pretendían usurpar funciones electorales porque les eran propias.

No existe delito de lavado de dinero porque la CNP ni administró recursos o legitimó capitales sucios. Se trató de un evento hecho a pulso por voluntarios, bajo autogestión ciudadana. Y tampoco hay legitimación de capitales porque la causa es justa, constitucional y legítima; no comporta un objeto punitivo.

A partir de esta hermenéutica y previsión jurídica, al no existir delito tampoco existe asociación para delinquir. La voluntad colectiva fue absolutamente ajustada a derecho. Decir que una primaria electoral organizada por la disidencia política representa un delito, supone un acto de restricción de libertades individuales fundamentales en el marco de la persecución política, además de humillación, acoso y abuso de autoridad y psicológico… 

Otro ardid criminoso es hablar de fraude electoral. No existe víctima o defraudado. Los electores de primarias recurrieron libremente a ejercer su derecho al voto, arrojando una vencedora indubitable. Y hablar de «inflar cifras» es una simulación de hecho punible que refuerza el acoso y la intimidación contra los organizadores.

Una grave torpeza y contumacia judicial

La conducta asumida por quienes fungen de representantes del Estado, desde su presidente pasando por su esposa, el presidente de la AN-2021, diputados de esa AN y presidente del PSUV, es una conducta continua, sistemática y contumaz de persecución política… La persecución política es un crimen tipificado en el ER y tiene su precedente en los actos de acoso, tormento, discriminatorios, hostiles, capaces de afectar física y/o psicológicamente a la víctima, asumidos por cadenas de mando [II Guerra Mundial] de regímenes autoritarios previos a la formulación del Estatuto. Los criterios de aplicabilidad han hecho del crimen de persecución autónomo, es decir, no tiene que estar vinculado a otros crímenes como agresión, guerra o genocidio.

La precalificación punitiva contra acusados, el acoso, la imputación inducida, pública y anticipada, el trato indigno, irrespetuoso y criminoso contra la directiva de la CNdP y el asesor legal de Vente, es una conducta de persecución reiterada del Estado venezolano.

Son actos de “acoso, humillación y abuso psicológico” (ergo Caso  Nahimana) que originan el crimen de persecución […] Los tribunales penales internacionales han desarrollado una amplia gama de lo que puede ser considerado como persecución, tales van desde crímenes en contra de la propiedad de las víctimas, así como el tipo de propiedad de que se trate (caso Blaškić, Kordić y Kupreškić), también la promoción de despidos  por preferencias políticas del gobierno (caso  Kordić), ataques en contra de viviendas (caso Blaškić). La criminalización por causas políticas es persecución. ‘Puerta giratoria’ dé criminalización, que viola el acuerdo de Barbados.

El régimen y sus representantes más conspicuos repiten esta conducta en momentos en que la CPI ha convocado a una audiencia, a su fiscalía, al Estado venezolano y a las víctimas, ante la Sala de Apelaciones, que decidirá si el fiscal Karim Khan actuó o no «ajustado a derecho» abriendo investigación formal a la Situación Venezuela 1. Incurrir en actos manifiestos de persecución política, violadores del ER, cuando la Sala de Apelaciones deberá valorar si existen méritos o no para autorizar al fiscal continuar con su investigación contra Venezuela, no es una buena idea, de hecho, es incriminatorio.

El Estado venezolano alega existencia de investigaciones genuinas por violación de DD. HH., justicia independiente y voluntad de cooperación judicial. Creo que estas conductas de falsas imputaciones, acoso y persecución, lo contradicen de forma elocuente.

El derecho penal internacional. Expectativas.

La persecución se puede configurar a través del daño físico o mental causado a la víctima (Caso Vasiljevic), tales como asesinato, exterminio, esclavitud, tortura, crímenes sexuales, desaparición forzada o a través de restricciones a la libertad individual, tales como detenciones ilegales, deportaciones, entre otros. La persecución se puede hacer también en contra de los derechos económicos, sociales y culturales. Este abanico de consideraciones objetivas del crimen de persecución encaja de forma indubitable en las recientes acusaciones y declaraciones del Ministerio Público venezolano. Otros actores se han incorporado a esos actos de acoso y humillación, antes mencionados. Ellos también son responsables. 

En el caso El Fiscal vs. Bemba (SPI, 2016) la CPI recordó́ que la Sala de Apelaciones había dejado bien claro que toda interpretación del Estatuto conforme al derecho aplicable en el artículo 21 y 22 debía estar sujeto a los principios y normas reconocidas en el derecho internacional de los derechos humanos. Esta provisión es continuamente citada en la jurisprudencia de la CPI. A diferencia de los tribunales ad hoc TPIY [Yugoslavia] y TPIR [Ruanda], el ER y las Reglas de Procedimiento y Prueba, cuentan con un cuerpo jurídico muy elaborado y extenso con relación a los derechos de los acusados y los derechos de las víctimas. Con relación a estas últimas [una novedad en derecho internacional penal], las víctimas y/o sus representantes pueden ser partícipes en las audiencias.

El próximo 7 y 8 de noviembre 2023, la Sala de Apelaciones escuchará los alegatos de Venezuela contra el fiscal, resumidos en:

  1. No valoró alegatos en español,
  2. Valoró pruebas “no originales”,
  3. Valoró tipos punitivos no tipificados en Venezuela [crímenes de lesa humanidad]; y 
  4. no valoró investigación local.

De cara a la acumulación de incidencias y evidencias, más los recientes hechos de persecución in comento, consideramos que la Sala de Apelaciones fallará en contra. 

La jurisprudencia penal internacional de los tribunales internacionales ad hoc han contribuido en mucho a la clarificación del principio del superior jerárquico, quien no es responsable por los actos de sus subordinados. Sin embargo, lo que ha quedado bien asentado es la responsabilidad que tiene sobre sus subordinados con relación al control efectivo; conocimiento, prevención y notificación razonable que ejercen sobre ellos [La Fiscal vs. Bemba Gombo SPI, 2016]. Cuando se evidencia esta línea de dependencia en la cadena de mando y control, alegar que no valoraron investigaciones genuinas locales o no existe ausencia de tipicidad, es alegar su propia torpeza.

La “persecución” se entiende como la privación intencional y grave de derechos fundamentales en contravención del derecho internacional debido a la identidad del grupo o de la colectividad… “La conducta de persecución es aquella que permite que ciertos hechos, que por otra vía no podrían calificarse como crímenes de lesa humanidad, puedan ser entendidos como tales, ya que por medio de este acto inhumano se pueden afectar gravemente otros derechos, como el derecho de propiedad, el derecho de circulación y residencia, el derecho a la libertad de pensamiento y expresión, derecho de reunión, libertad de asociación, etc.”.

El crimen de persecución, de manera general, se puede configurar tanto por acciones como por omisiones, así como la intención específica de los perpetradores derivada del conocimiento por parte de estos de que dichos actos persecutorios forman parte de un sistema discriminatorio (caso Kvocka). ¿Acaso la cadena de mando del Estado venezolano no actúa coordinadamente contra la oposición bajo conocimiento pleno y efectivo de ejecutar actos [alineados] de judicialización, discriminación y humillación?

La CPI también analizará las observaciones de las víctimas:

  1. En Venezuela no hay investigación genuina;
  2. Crímenes de lesa humanidad quedan impunes;
  3. No se respeta el debido proceso;
  4. Los retardos procesales son una constante;
  5. No existe independencia judicial;
  6. La CPI es esperanza de hacer justicia.

Creemos que la audiencia del 7 y 8 de noviembre será favorable a las víctimas y las actuaciones del fiscal de la CPI. Existen suficientes evidencias no solo de persecución política, sino de casi todas las tipicidades previstas en el artículo 7 del ER. Bueno subrayar que el artículo 21 del Estatuto de Roma dispone: “(…) La Corte aplicará: 1. a) En primer lugar, el presente Estatuto, los Elementos de los crímenes y sus Reglas de Procedimiento y Prueba; b) En segundo lugar, cuando proceda, los tratados aplicables, los principios y normas del derecho internacional, incluidos los principios establecidos del derecho internacional de los conflictos armados (…)”.

Hoy la evidencia cabalga prolijamente en la valoración del jus cogens, la hermenéutica del derecho penal internacional y las buenas costumbres para considerar la comisión de crímenes de lesa humanidad.

Y hemos cumplido. Todas estas incidencias [recientes] de persecución al Gobierno interino, autoridades de Citgo, PDVSA ad hoc y Comisión Primaria, más organizadores y otras, la hemos radicado puntualmente ante la CPI [Oficina del Fiscal y Sección de víctimas].

Confiamos en que habrá justicia en La Haya. Basta de acoso, persecución y humillación a quienes deseamos elegir y vivir en paz…

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Julio Castillo Sagarzazu Oct 25, 2023 | Actualizado hace 2 meses
Small is beautiful
Fue la suma de esas pequeñas cosas lo que al final hizo el suelo fértil para que un liderazgo como el de María Corina pudiera transformar esa emoción en decisión para ir a votar

 

@juliocasagar

Cuando se analiza una situación social y política determinada, lo juicioso, lo natural y lo que recomiendan los especialistas es ir de lo general a lo particular, o sea, de las grandes realidades geopolíticas, las tendencias macroeconómicas y las grandes convulsiones sociales, para luego “aterrizar” en los efectos particulares.

Es obvio que un análisis hecho así debería estar correcto, lo que no estará es completo. ¿Por qué? Pues, porque también es verdad que la suma de pequeños acontecimientos, de detalles, de anécdotas y de vivencias cotidianas, pueden lograr hacer la masa crítica y, a su vez, determinar grandes eventos. Eso es lo que, por cierto, postula una de las famosas “leyes” de la dialéctica: “la cantidad se puede convertir en calidad”.

Con las primarias ha ocurrido algo que nos puede ayudar a analizar la situación actual e intentar hacer algunas previsiones y extraer las tareas que tenemos por delante.

Veamos: ¿las primarias se han realizado, como consecuencia del acuerdo de Barbados? Sí, es cierto, pero la afirmación está incompleta. Las primarias también se realizaron porque la voluntad política de los candidatos que nunca se entregaron, ni bajaron los brazos fue creando, poco a poco, un ambiente que terminó dándole calor popular y ganándose el corazón de la gente.

El gobierno aceptó no entrometerse en el proceso, porque pensó que le saldría más barato que el fracaso de las primarias viniera de dentro, que implosionaran, como trataron de hacer a través varios de sus agentes. El “argumento” más socorrido es que no había logística, ni preparación y que había que suspenderlas. La precariedad de medios era cierta, las presiones, las amenazas contra quien prestaba su casa, su local también y la logística era incierta. Yo mismo me avergüenzo de haber pensado que un palo de agua podía arruinar el proceso.

Lo que pasaba es que no estábamos viendo correctamente. Estábamos viendo las cosas con los ojos de “la razón” de la lógica formal de Descartes y no con la de Pascal, que nos enseña que “el corazón tiene razones que la razón no comprende”. No entendimos, a pesar de haberlo leído tantas veces, lo que el Principito le decía al zorro: “solo con el corazón se puede ver, lo esencial es invisible ante los ojos”.

No vimos esa fuerza que se anidaba en la voluntad de millones de nuestros compatriotas que al final prestaron los aleros, los patios de sus casas para que la g ente se cobijaran del chaparrón; que hicieron café y arepas para los héroes de las mesas. Y no sacamos la cuenta de que el paraguas es un arma tan poderosa como el domo de hierro de Tel Aviv, que puede proteger de cualquier contingencia y que nuestros compatriotas lo usaron para formar un colosal paisaje de voluntades haciendo cola para votar.

Fue la suma de esas pequeñas cosas, lo que al final hizo el suelo fértil para que un liderazgo como el de María Corina pudiera transformar esa emoción, en decisión para ir a votar, en medio de todas las adversidades. Y que las primarias fueran un éxito.

El mandato, así otorgado por los venezolanos, no es entonces solamente la escogencia de una candidata presidencial. Es también para traspasar las barreras que aun hoy se interponen entre las primarias y una elección libre; sin inhabilitados, sin ventajismo, con reglas claras, con observación internacional y con un juez transparente.

Las primeras reacciones de las direcciones políticas han sido positivas, también las de María Corina Machado. Los que quedan rezongando, cada vez son menos.

Ahora toca ir juntando esas pequeñas cosas que aún nos faltan para hacer la gran masa crítica que logre el cambio político. Si logramos hacerlo, lo que hoy vemos como imposible, puede hacerse posible.

La moraleja es que lo pequeño, no solamente es hermoso, puede también construir lo grande.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

¿Por qué no se acuerdan del acuerdo?
El 22 de octubre tenemos el desafío de cumplir con lo acordado: todos los candidatos postulados deberán apoyar al ganador del proceso

 

@juliocasagar

Hay gente que anda proponiendo acuerdos sobre lo que debería hacerse en el caso de que un “inhabilitado” gane las primarias.

Lo primero que hay que decir al respecto es que es inconcebible que cuando se toque el tema, ni siquiera se ponga la expresión entre comillas. Esto no es un error gramatical, es un grave error político. En Venezuela no hay ningún inhabilitado. Como lo han explicado varios juristas, e incluso la Plataforma Unitaria, la inhabilitación política solo procede como pena accesoria y dictada en sentencia definitivamente firme.

Ninguno, absolutamente ninguno de los casos de “inhabilitados” por la contraloría lo está ni legítima, ni legalmente. En consecuencia, comprar ese pescado podrido es reconocer como legítima una arbitrariedad.

En segundo lugar, es menester llamar la atención a quienes piden acuerdos “razonables”, “realistas” y “políticamente correctos” que ya varios importantes acuerdos se han hecho y que uno de los esenciales es el que suscribieron todos los candidatos a las primarias de respaldar a quien resultara electo.

De manera que hasta que este acuerdo no se enmiende, no se denuncie o se deje expresamente de lado, está vigente y lo que nos sale a todos los que vamos a votar el 22 de octubre, es echarnos al hombro al ganador sea quien sea.

No deja de ser curioso que algunos anden pidiendo por allí que haya un “orden de sucesión” desde ya. Si admitiéramos tal despropósito, nos encontraríamos con la peculiar y kafkiana realidad de acuerdo con la cual habría candidatos pidiendo que se votara por ellos, pero para que ganaran otros. Perdonen la “falta de ignorancia” pero… ¿cómo se come eso? Solo don Mario Moreno podría darnos la respuesta.

La sucesión

La sucesión

Después tenemos otro fenómeno: se trata de la inocultable filiación sálica de los órdenes de sucesión que se proponen. Como sabemos, la Ley Sálica, vigente desde Clodoveo I en la monarquía francesa durante toda el Alta Edad Media, excluía a las mujeres del orden de sucesión. En nuestro caso, es evidente que la mayoría de los razonamientos y los pedidos de “solución” a este problema, tienen más que ver con el deseo de apartar a María Corina Machado de la carrera electoral, que de verdadero afán por lograr una salida a este eventual conflicto. Si Machado no liderara las encuestas, tanto las de las primarias, como las presidenciales, este tema sería de segundo orden.

Ya bastante tenemos con el fuego graneado y curiosamente simultáneo desde distintos frentes contra el proceso. “Fuego amigo” y “fuego enemigo”, en sorprendente y acompasada ejecución. Las advertencias amigas se mezclan con las amenazas enemigas. Los restaurantes caraqueños conocen de cenas y almuerzos de personajes variopintos que luego participan de este torneo de opiniones contra las primarias. La cocina fusión está de moda.

Todo esto lo que viene es a confirmarnos en la idea de que las primarias son algo más que un acto para escoger un candidato o un liderazgo. Son en realidad, un proceso de construcción de una fuerza ciudadana que rescate el valor de la lucha política y que devuelva la confianza a nuestros compatriotas de que es posible luchar con entereza para recuperar la democracia.

Es un acto continuado de reconstruir una rebelión cívica, democrática; de darle al voto el valor de un arma social; de poner en evidencia que el chavismo es una minoría de espaldas al país.

El 22 de octubre tendremos una estupenda oportunidad de reforzar ese camino. Ese día podemos subir un peldaño más en la lucha por la democracia y la libertad. Tenemos el desafío de cumplir con lo acordado: todos los candidatos postulados deberán apoyar al ganador del proceso.

Ese es un acuerdo firmado. Es a ese acuerdo al que teme el chavismo. Es ese el que tenemos que honrar.

Vamos a acordarnos del acuerdo. Es el más importante que tenemos.

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