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Fondo de Población de las Naciones Unidas

Mujeres en Brisas del Sur denuncian que sus derechos humanos son vulnerados
La Comisión para los Derechos Humanos y la Ciudadanía (Codehciu) hizo entrega de kits de higiene personal, donados por Unfpa, a mujeres en condición de movilidad pendular del estado Bolívar.

 

El pasado sábado 6 de julio la Comisión para los Derechos Humanos y la Ciudadanía (Codehciu) hizo entrega de 109 Dignity kits (kits de dignidad) a mujeres en edad reproductiva y en condición de movilidad pendular. Los kits son un donativo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), y están dotados de productos de higiene personal para mujeres que se desplazan frecuentemente hacia el sur de Bolívar con la esperanza de mejorar su calidad de vida. Pero esta mejoría no ocurre ya que sus derechos humanos son vulnerados.

Sobrevivir en penurias

En la comunidad de Brisas del Sur las mujeres entienden que para sobrevivir a la crisis económica de Venezuela deben llevar a cabo tareas que las ponen en peligro. Muchas de ellas recurren a la opción (a veces única alternativa) de trabajar en comunidades mineras del sur como vendedoras ambulantes de dulces, comidas, y víveres; otras son cocineras en minas cercanas a comunidades como Tumeremo y corren el riesgo de ser víctimas de daño colateral de grupos de delincuencia organizada. Codehciu llevó a cabo microcharlas en la comunidad para prevenir que niñas, adolescentes y mujeres sean víctimas de violencia sexual durante estos recorridos. Los contenidos además tenían como objetivo darles herramientas preventivas sobre violencia contra la mujer e incluso trata de personas.

Dignidad y derechos humanos

Los Dignity Kits donados por Unfpa les proporcionaron artículos como jabón, detergente, condones, toallas sanitarias, ropa interior, material educativo sobre la prevención de la violencia sexual y violencia durante el noviazgo, una linterna y un morral. Otra entrega de 68 kits se realizó el pasado 25 de junio en la misma comunidad.

Entre las dinámicas que Codehciu llevó a cabo durante la entrega del donativo, se les preguntó a las mujeres cuáles eran los principales problemas de su comunidad. En materia de derechos humanos alertaron que existe miedo hacia los funcionarios del Estado porque en Brisas del Sur se sienten “amedrentadas” por estos. Además, aprovecharon para afirmar su preocupación por la falta de educación sexual y reproductiva en niñas y adolescentes.

El informe anual de Codehciu sobre el monitoreo de violencia armada con enfoque de género, entre abril de 2018 y abril de 2019, arrojó 237 víctimas de violencia contra la mujer en los estados Bolívar y Monagas. En este número también se cuentan casos de violencia sexual, amenazas, femicidios activos y pasivos, y femicidios en grado en frustración.

El artículo 4 de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las mujeres a una vida libre de violencia consagra algunas de las responsabilidades del Estado para la protección de niñas, adolescentes y mujeres:

“Las mujeres víctimas de violencia de género tienen derecho a servicios sociales de atención, de emergencia, de protección, de apoyo y acogida y de recuperación integral (…) La atención que presten dichos servicios deberá ser: permanente, urgente, especializada y multidisciplinaria profesionalmente y los mismos serán financiados por el Estado”.

Vulneradas

Pero cada vez son más las mujeres que viven en condiciones precarias en Bolívar y que recurren a viajar hasta el sur, desprotegidas ante la violencia armada, abusos físicos y sexuales; riesgos que deben tomar para llevar dinero y comida a sus hogares. La coordinadora general de Codehciu, Mairis Balza, explicó: “Muchas de las mujeres no tenían percepción del riesgo al que están sometidas cuando van y vienen a las minas. En las minas no hay un tratamiento diferenciado hacia las mujeres (…) no tienen baño privado, tienen que hacer sus necesidades en el monte, las que trabajan en las minas están sometidas a las mismas condiciones que los hombres.”

Este kit, como asegura Balza, en sí mismo es una ayuda para las mujeres pero “no significa el fin último de la actividad. Lo principal es la sensibilización: deben tener precaución con algunas situaciones en particular, hacerles ver los tipos de violencia o las situaciones de acoso, o abuso sexual, a las que pudieran estar sometidas”.

Venezuela es el tercer país con más embarazos adolescentes en Latinoamérica

 

 

LA TASA DE EMBARAZO ADOLESCENTE EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE ES UNA DE LAS MAYORES DEL MUNDO, solo superada por regiones de África, revela un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa). Venezuela ocupa el tercer puesto de países con mayor número de jóvenes en estado de embarazo.

De acuerdo con el documento titulado El poder de decidir, 62 de cada 1.000 jóvenes entre 15 y 19 años de edad han estado embarazadas en Latinoamérica. Esa cifra supera la tasa promedio de 44 por 1.000 adolescentes embarazadas en el mundo, y solo está por debajo de las 93 en África Oriental y Meridional y 114 en África Occidental y Central.

«El tema de la fecundidad adolescente es un fenómeno que de alguna manera caracteriza a la región», dijo a la AFP el director de Unfpa para América Latina y el Caribe, Esteban Caballero.

Ecuador (111), Honduras (103), Venezuela (95), Nicaragua (92) y Guatemala (92) presentan las mayores tasas, al contrario de Chile (41), Trinidad y Tobago (38), Curaçao (35), Aruba (35), Bahamas (32) y Martinica (20). Entre las causas, Caballero señala que «una determinante básica es la falta de acceso a los métodos anticonceptivos, eso es lo más obvio», afirmó.

Según Unfpa, hay países donde un menor de 18 años de edad no puede comprar anticonceptivos si no es con permiso de un tutor o de sus padres, lo que complica la adquisición de los métodos más modernos, como la píldora. También incide la violencia machista, la falta de educación sexual, principalmente en las escuelas, y los matrimonios o emparejamientos a temprana edad.

La maternidad en la región «comienza poco después de la primera relación sexual, y las primeras uniones suelen formalizarse cerca o después de un embarazo, a menudo de manera involuntaria», señala el documento.

Pobreza, el círculo vicioso

Según la ONU, los embarazos en la adolescencia son más comunes en los hogares más pobres y se deben más por falta de acceso a métodos anticonceptivos que por el deseo de tener hijos. Esa situación impide que puedan tener mayor acceso a la educación sexual o a la independencia económica, por lo que son más vulnerables a terminar embarazadas a temprana edad, y ello termina reproduciendo el círculo de pobreza.

«El embarazo adolescente aumenta el riesgo a una vulnerabilidad a lo largo del curso de la vida porque sí puede quitar oportunidades de mayor educación, empleo y por ende oportunidades de ingreso. Es un factor de transmisión generacional de la pobreza», afirmó Caballero.

Además, los embarazos no deseados estimulan la práctica del aborto en condiciones inseguras y de clandestinidad, en una región donde, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 44 por 1.000 mujeres de 15 a 44 años abortaron entre 2010 y 2014, una tasa 9 puntos superior a la media mundial.

«Las adolescentes que viven en hogares más ricos disponen de mejor información sobre la salud sexual y reproductiva, y de un mayor acceso a los servicios de control de la natalidad; incluso pueden acceder a servicios de aborto en condiciones de seguridad, aunque ilegales», dice el informe.

Consenso en medio de religión

Para evitar el embarazo precoz, Caballero aboga por un consenso entre gobierno y sectores de la sociedad civil para establecer un nuevo enfoque, que facilite la educación sexual, el acceso a los anticonceptivos y el empoderamiento de la mujer.

«Es una realidad que existe pero que no siempre es reconocida y entonces no lo enfocamos desde un punto de vista de salud pública, sino que lo tomamos desde un punto de vista moral», indicó Caballero. Pero otra de las posibles trabas es la influencia de la religión, principalmente católica pero con un gran avance de las evangélicas, contraria a la planificación familiar y al uso de métodos anticonceptivos o al aborto.

Sin embargo, Caballero resta importancia a este aspecto: «Hay muchas mujeres que han decidido tener menos hijos y eso en la mayoría de los casos ha sido por el uso de anticonceptivos modernos, y estas son mujeres que son de las distintas iglesias», dijo