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Víctor Maldonado C. Oct 15, 2018 | Actualizado hace 1 semana
La niña abandonada

 

 

SÁBADO 14 DE OCTUBRE. Las redes sociales difunden que una niña recién nacida fue abandonada en la 4ta transversal de los Palos Grandes, municipio Chacao. Quién sabe con qué nombre nació, o si a la madre, desesperada tal vez, o desolada por la imposibilidad de mantenerla, decidió no pensar en ninguna iniciativa que la transformara en un hecho singular. Para ella quedaría en su memoria como una niña, sin el molesto complemento del nombre, nada que le recordara la incómoda situación en la que tuvo que abandonarla. Las redes asumieron que una niña sin nombre conocido fue abandonada en las calles de Caracas, el mismo día y tal vez a la misma hora en que moría un ciudadano a causa de un incendio imposible de reducir porque en El Cafetal -urbanización donde ocurrió el siniestro- no había agua, ni los bomberos de la ciudad contaban con los equipos apropiados para combatirlo eficazmente. Intenté buscar más datos de la víctima, dicen que murió con su mascota, pero fue imposible conseguir más precisiones.

La cotidianidad está llena de tragedias. Nadie puede imaginar cuanto dolor o cuanta deshumanización pueden cargar encima los que deciden abandonar a un niño recién nacido, luego de haberlo llevado en el vientre nueve meses. Tampoco podemos saber qué fue lo que pensó en el último instante de cordura aquel que se vio entrampado en una casa llena de rejas en el instante en que una bocanada de humo lo desmayó para luego ser sometido al fuego hasta volverlo cenizas. Él y su mascota, tal vez espectadores mutuos de la insensatez de un país que no da para mucho más. Si no te enrejas eres víctima de la inseguridad. Si lo haces, eres víctima de la fatalidad de un incendio que nadie puede apagar. Eso sin sumarle al día el intenso abrazo de los que se despiden para siempre, o del que sabe que es inútil, que la batalla contra la escasez o la inflación la tiene perdida por anticipado. O la extrema perplejidad con la que se rechazan excusas oficiales tan absurdas, y en esa misma medida tan obscenas como la guerra económica, la conspiración planetaria, las sucesivas conjuras para explicar lo inexplicable, o simplemente para encubrir los resultados nefastos de una maquinaria política que se ha ensañado contra el país, que ha dejado a los ciudadanos a la buena de Dios y que se resiste a rectificar.

¿Cómo es posible que millones de personas se vean sometidas al hambre y a la muerte por un régimen impopular que se tiene que imponer por la fuerza pura y dura? Esta pregunta no es menor. Alude a la responsabilidad política de un amplio sistema de cooperación que, sin embargo, no cae en cuenta que sus aportes se transforman en millones de pequeñas, medianas y grandes tragedias personales que en su conjunto han transformado a Venezuela en una condición insoportable.

El país está sometido por una burocracia indolente. Los registros oficiales afirman que más de dos millones de venezolanos están trabajando en el sector público y, por lo tanto, son parte activa de esta calamidad de la que ni ellos mismos se pueden salvar. Ellos tienen que saber a lo que contribuyen y cuál es la matriz de ganancias y costos que le aplican a su propia vida para seguir participando o llegado el momento, renunciar.  Algunas veces nos sorprende, por ejemplo, que los que hasta hace muy poco eran jueces parciales y cínicos, ahora están pidiendo asilo en algún país que les garantice lo que aquí ya no tienen, pero sobre todo lo que nunca concedieron a sus víctimas procesales. Lo mismo ocurre con policías, efectivos militares, represores profesionales, aquellos que han perseguido a la disidencia e incluso han torturado y violado derechos. Se van porque no soportan, pero ¿tendrán conciencia de lo que han posibilitado a través de su participación hasta el momento mismo en que dejaron de hacerlo? Los que todavía no se han ido, ¿tienen claridad sobre lo que su aporte al engranaje totalitario posibilita en términos de penurias, dolor y muerte? No vengan a decir después que ellos no hacían otra cosa que su trabajo, y que por lo demás nunca se imaginaron que su participación era determinante en la suerte del país. Que nunca repararon que organizar y repartir cajas del CLAP los hacía partícipes de un sistema deliberado de exclusión y de domesticación por hambre. No cabe luego argumentar que ellos eran militares, policías o funcionarios de inmigración cuya labor no tenía como incidir en la violación de derechos. Y que no tienen nada que ver con aquel que asesinó o simplemente se excedió. No vale el argumento cuando cada uno decide ser parte de esa masa agresiva que se pasea por las calles para amedrentar y asfixiar la protesta. No es así como funciona.

Hannah Arendt reflexionó sobre el mal toda su vida. Al final llegó a conclusiones determinantes: “El mundo de la política en nada se asemeja a los parvularios; en materia política, la obediencia y el apoyo son una misma cosa”. Para ella siempre estuvo claro que, llegado el momento, solo hay dos flancos extremos sin espacios grises. O te colocas del lado de la humanidad, o te conviertes en criminal. Porque se trata de eso, de decidir qué se apoya y qué no. De plantearse hasta donde se respalda y complemente una política decidida por una cúpula atroz que se tomó el derecho de decidir unilateralmente, y prevalida de la fuerza, quien vale y quien no vale. Quién tiene la razón y quién no. Quién vale la pena y quién no. Quién es el enemigo, y quién no.

Porque el régimen, que son todos los que colaboran con el mantenimiento de esta situación, ahora ha lanzado una nueva ofensiva. Quiere controlar cada calle, determinar lo que piensa, dice y hace cada persona, para garantizarse su propia supervivencia. Esa gente que está en las bases de la política de exclusión y persecución debe saber que con lo que haga al respecto se está transformando en la esencia de la violencia ejercida contra mayoría indefensa. Luego no digan que no sabían, que no creyeron nunca en el alcance desalmado de sus pequeñas acciones. En la constitución del totalitarismo nada es poca cosa. Todas ellas cooperan en la constitución de crímenes contra la condición humana, irreversibles como el abandono de un niño, la muerte de un anciano, el hambre acumulada que nubla la mente de un escolar, o el sufrimiento insólito de la madre de un preso político. ¿Tienes hombros para resistir tanta culpa?

Hannah Arendt reflexiona contra la gratuita brutalidad. Advierte contra los excesos gratuitos. Contra la infamia aplicada sin medida. Por ejemplo, el que sostenía la cámara que registró el video del diputado Requesens, obviamente drogado y violado en sus garantías ciudadanas. El que raciona la comida que los familiares llevan a sus presos. El que cuida la puerta de la sala de torturas. El que resguarda los secretos. El que suple los materiales a esos centros de represión. Todos forman parte de la misma maraña de ferocidad, porque la mano del que tortura no solo recibe órdenes. También recibe el respaldo de todos aquellos que le hacen vivible la vida cotidiana. ¿Tendrá el centro de torturas el recuadro donde se coloca al empleado del mes? ¿Celebrarán cumpleaños con la torta de ocasión? Hay demasiadas cercanías cómplices para que opere un totalitarismo salvaje como el que nosotros sufrimos. Los excesos solo agravan la culpa.

Porque si algo es conspicuo a todo gobierno totalitario es que para permanecer debe contar con una organización de funcionarios cuya obediencia se espera. Pero la obediencia es, en si misma, un acto intensamente moral. Se obedece porque se acata. Y se acata porque se está de acuerdo. Y si bien es cierto que toda burocracia intenta deshumanizar a los hombres hasta reducirlos a asiduos funcionarios y simples ruedecillas de la maquinaria administrativa, nadie puede negar que más allá del rol y de la obediencia prometida hay un individuo provisto de cualidades morales suficientes para entender a qué objetivos está sirviendo. No hay excusas. Arendt no concibe como válida la pueril justificación del burócrata. “En otras palabras, ante la ley, tanto la inocencia como la culpa tienen carácter objetivo, e incluso si ochenta millones de alemanes hubieran hecho lo que tú hiciste, no por eso quedarías eximido de responsabilidad”. Cada uno sabe su aporte. No tiene derecho a decir que solo hacía su trabajo.

No hay excusas para la ruina petrolera. Allí cada trabajador puso su aporte de silencio, tolerancia y malos manejos. Igual para el resto de las empresas. Lo mismo para cada rincón de la extensa burocracia socialista. El niño abandonado, la falta de agua en Caracas, el incendio mal atendido por bomberos desprovistos, todas esas tragedias y millones más, han sido deliberadamente producidas por un régimen ampliado de colaboración en la que todos han puesto su granito de arena. Cada vez que se replicó una mentira. Cada aplauso. Cada una de las miradas complacientes. La mano que maneja la cámara. El conductor de los equipos de represión. Los que toleran un falso medico comunitario. Los que invocan falsas consignas y oyen falsas canciones. Todo aporta a un resultado tan desolador como la decisión de una madre que abandona a su hijo. Son tiempos extremos. O estas del lado que reprime, o del lado del reprimido. La desafinada desarmonía totalitaria se vale de todos. Y cuando todo esto pase, no vale invocar la excusa de la ignorancia o la insignificancia. Nadie puede dejar de saber. Ninguno es demasiada poca cosa para no aportar de un lado o del otro.

@vjmc

¿La muerte de la política?, por Brian Fincheltub

política

 

No son hechos aislados los últimos resultados electorales que han sorprendido al mundo, en todos hay elementos comunes: Descontento social, desgaste del sistema político  y agotamiento de los partidos tradicionales. Vivimos tiempos convulsionados, tiempos donde la política es desplazada por aquello que pareciera lucir traje nuevo pero que en realidad se viste del viejo ropaje del odio, del miedo a las diferencias y del proteccionismo.

Ningún país escapa a esta ola de frustración que ya ha despertado en varios lugares y amenaza con hacerlo con fuerza en varios otros. Es el triunfo de los extremos sobre los consensos, de la imposición sobre la negociación, del conflicto sobre la convivencia. Lo que pareciera ser un sentimiento de cambio no es más que la melancolía por un pasado que no es posible hoy ni puede volver a serlo.

Dentro de todo este contexto, los nuevos actores irrumpen para encarnar ese sentimiento colectivo y en su camino no pierden tiempo cuando de alimentar las contradicciones se trata. No son políticos ni les interesa convertirse en ello, la gente los elige precisamente por eso. Su capital electoral se sostiene en su rol de mercaderes de la opinión pública, a la cual saben muy bien manipular y hacerla mucho más efervescente sobre los temas sensibles.

Todo esto ocurre bajo la mirada pasiva de una parte de la población, en su mayoría jóvenes, a quienes el sistema no ha sido capaz de entusiasmar y animarlos a su defensa, para ellos la política es tan sucia que no merece ni su preocupación, por eso dejan las grandes decisiones a otras segmentos del país, que no dudarán en dejarlos atrapados en su concepción retrógrada del poder.

Aquí sabemos en lo que desembocan estos procesos, gente que buscando vengarse de la clase política termina haciéndolo de sí misma. Esperemos que dieciocho años después hayamos aprendido la lección, esa que nos deja claro que siempre es mejor una democracia imperfecta a un autoritarismo perpetuo.

 

@Brianfincheltub

Encontacto@brianfincheltub.com

Los extremismos indeseables por Damián Prat

FelixDzerzhinsk

 

En algún momento del fin de semana, leo en BBC Mundo, en El País de España y en algún otro medio digital,  sendos reportajes sobre la muerte, a los 86 años, de un criminal muy brutal que “nunca mostró arrepentimiento” (relata un periodista que lo entrevistó) ni siquiera en los años finales de su vida, aquejado por varias graves dolencias, por la vejez y las condenas ¡a 520 años de cárcel!, por tan múltiples y graves asesinatos que lo tuvieron en prisión sus últimos 25 años de vida.   El general del ejército de Chile, Manuel Contreras, mano derecha del no menos criminal Augusto Pinochet responsable directo de varios miles de asesinatos, de las torturas mas infames a otros miles, de cientos de desaparecidos, de los atentados con los que fueron asesinados el ex general Carlos Prats (en Argentina) y el entonces ex canciller Orlando Letelier (en Washington), hecho éste último, por cierto, que causó el severo distanciamiento de EEUU con Pinochet y la disolución de la DINA.

En simultáneo, leo en el diario español El Mundo (mismo que publicó los reportajes sobre las cuentas en docenas de millones de dólares de altos jerarcas del chavismo en el banco Madrid, producto de sobornos y comisiones) un reportaje que viene desde Moscú que da cuenta de la pretensión de factores de poder en la Rusia de Putin de “reivindicar”, reinstalando una estatua suya frente a la sede de los servicios secretos,  a un viejo criminal en serie:  Félix Dzerzhinski quien fuera el jefe de la NKVD, la “Cheka”, policía política de la URSS en tiempos de Stalin, precursora de la KGB.   La idea ha causado numerosas protestas en Moscú, especialmente entre los ancianos familiares que aún quedan vivos de tantos fusilados, tantos torturados y asesinados.  Se le contabilizaron 12 mil fusilamientosVen en tan solo dos años.  “Representamos el terror organizado al servicio de la revolución”, fue una de las frases mas famosas del tristemente célebre padre del “Terror rojo”. Cuentan allá, que hasta no hace mucho, Putin (quien fue coronel de la KGB) tenía un busto de Dzerzhinski en su escritorio.

La gran mayoría de los venezolanos y la totalidad de la dirigencia política de la Alternativa Democrática (la MUD y sus partidos) en Venezuela, no son simpatizantes de esa clase de extremismos. Gracias a Dios.  Ni de las dictaduras militares de extrema derecha, esas que asolaron América Latina en buena parte del siglo XX, ni de las dictaduras comunistas que gobernaron buena parte del planeta “detrás de la cortina de hierro” en el mismo siglo.   Pero aún aparecen por allí personas, quizás empujadas a decir barbaries debido al fanatismo.  Y necesario es “bajarle dos” a ese fanatismo ciego. Útil es hablar y escribir, para atajar con tiempo, tales extremismos.

En el campo oficialista, no faltan unos pocos fanáticos que justifican los crímenes del estalinismo, del castrismo, etc “porque es la defensa de la revolución”.  Alentados o fanatizados, quizás, por la constante criminalización que de toda disidencia, oposición e incluso luchadores sociales hacen los jerarcas del gobierno que inventan “guerras y golpes”, y convierten en “conspiraciones, golpes y planes desestabilizadores”, toda legítima protesta y toda legítima acción política que los adverse. Muchos otros no dicen nada de eso, lo cual es un buen síntoma. Recuerdo las palabras del ya fallecido dirigente comunista español, Santiago Carrillo quien hacia el final de su vida dijo:  “¿Dictadura?. ¡Ni la del proletariado!”.  Carrillo, de muy controvertida vida política, justo es decirlo, fue un pilar importante en la reconciliación de España y la transición a la democracia, tras la muerte del criminal y retrógrado dictador Francisco Franco.

En el universo opositor, ya queda dicho que nadie, ninguno, de los dirigentes políticos y partidos de la MUD (con sus virtudes y defectos), coquetea con esos militarismos ni extremismos de derecha brutales. En la Mesa hay variedad y pluralidad pero afortunadamente predominan las posturas “de centro”, progresistas, equilibradas, en diversos matices socialdemócratas, social cristianos modernos y de centro derecha. Que rechazan por desastroso el “estatismo salvaje” y el populismo irresponsable. Que apoyan sin reservas el valor progresista de la empresa privada productiva, de la economía de mercado con normas y derechos sociales. Con libertades sindicales. Con estímulo al progreso y ascenso social.  No hay “fachos militaristas” ni retrógrados. Hay, sin embargo, algunos grupúsculos anti MUD y anti gobierno, que a veces justifican a un sátrapa como Pinochet o cosas parecidas. Que repudian por “comunista” a, por ejemplo, Mandela. Que odian los legítimos derechos laborales y sociales intentando hacer creer que son los absurdos ruinosos de este gobierno. Y tratan de explotar el legítimo sentimiento de ira contra la ruina “robo-lucionaria” para sembrar el otro extremismo. Y creen que oponerse al “estatismo salvaje” del modelo del fracaso fidelista o “socialismo soviético” u oponerse al nefasto populismo, significaría -según ellos-  que “lo nuevo” es el mas viejo y también fracasado “capitalismo salvaje” sin normas, derrotado por la historia hace muchas décadas en, por ejemplo, Europa.  A veces parecen solo cosas de la falta de cultura política y/o desconocimiento de la historia. A ratos lucen como reacciones fanáticas ciegas a los atropellos que hoy se sufren.    odos los extremismos son malos y dañinos.  ¡Ni ManuelesContreras ni Dzerzhinskis!.   Ni pinochetes-videlas-somozas-chapitas, ni stalins-castros-KimIlSungs.  Ninguno representa el modo de ser venezolano, tolerante, amplio y progresista, que hay que rescatar.

 

TIP  1:   Muy recomendados.   1.-  La carta de Luís Almagro, secretario general de la OEA, contundente explicando la importancia de la Observación Internacional Electoral y las docenas de misiones de la OEA. Está en varios medios. La leí en El Universal de México.  2.-   Los reportajes arriba mencionados sobre el fallecimiento del asesino Manuel Contreras en Chile (BBC Mundo y El País).  El también referido sobre el criminal Dzerzhinski en El Mundo.es.  3.-   La magnífica crónica de Leonardo Padrón de ayer en El Nacional.  “Postales del desencanto”.

TIP  2:   “Venezuela es uno de los peores experimentos políticos contemporáneos”, dice un analista de la izquierda en Suecia en el diario de ese partido, el Göteborgs-Posten.  Vale la pena leer su análisis, porque ellos se habían hecho expectativas en lo que habría podido significar “la revolución de Chávez”.

TIP   3:    Henry Arias, líder sindical de Alcasa, ha concitado numerosos elogios por su postura al separarse del grupo político en el que participaba los últimos años “porque no vamos a prestarnos para estar dividiendo a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD)… no es momento para planchas paralelas”.

TIP  4:   Leido en twitter.-   1.-  @DiarioTalCual  “OTRO MÁS. La MUD informa que TSJ intervino el partido MIN-Unidad. Se suma a Copei, Bandera Roja, MEP”.   2.-   @marlencita315  “El régimen interviene junta directiva del partido MIN para apropiarse de su tarjeta y crear confusión en el elector. #NoTeDejesConfundir”.   3.-   @FernandoMiresOl  “Twitear con pseudónimo es comprensible. Pero cuando se insulta o se agrede, hay que sacárselo, no hacerlo es cobardía”.   4.-   @EfectoCocuyo  “Diputado Abelardo Díaz: Primero me sentencian y luego me hacen el expediente “.   5.-   @orfanfayana “Dicen que los extremos se unen: increíble pero cierto, opositores radicales se postulan fuera de la unidad, y sin «querer» ayudan al Psuv”. 6.- ‏@la_patilla  “Padre de Miguel Rodríguez Torres revela las aspiraciones políticas ¿presidenciales? de la familia”.   7.-  ‏@rricardorios1  “Con la violencia sólo ganan los que tienen el monopolio de la violencia”.   8.-   @gusrojasmatute “También en 2012 el TSJ intervino a Podemos y PPT que apoyaban a @hcapriles y sus directivas temporales terminaron apoyando a Chávez”.   9.-   @mario_villegas  “Casi todos los abstencionistas están en Miami mandando twitter e insultando a quienes queremos votar”: dice @ClaudioNazoa”.

TIP  5:  Leido en twitter.-  1.- @ManuelGuevaraB  “Frases célebres de @NicolasMaduro:  9 de mayo de 2015:  EN 3 MESES NO HABRA ESCASEZ EN VENEZUELA”.   2.-  @LuisCarlos  “El bachaquero es hijo del control de precios. Elimina el control y desaparecen los revendedores. Aumenta la oferta y bajan los precios”.   3.-  @CaprilesPrensa  “Un gobierno responsable apoyaría el rescate de las miles de hectáreas productivas que fueron arrebatadas”, @hcapriles”.  4.-   @ArmandoInfo  “Odebrecht es una empresa amiga y en Venezuela se ha portado extraordinariamente bien…» dijo Chávez en 2011   5.-  ‏@mario_villegas  “La oposición va a ganar las parlamentarias con ventaja de millón y medio de votos” me pronosticó @ClaudioNazoa”.

 

Damián Prat C.

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@damianprat

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