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Yo compré un Petro, la criptomoneda de la tercera edad

En la sala de espera ninguna persona aparenta tener menos de 60 años de edad. Sus vestimentas tampoco combinan con el lujo, la limpieza, formalidad y seguridad del ambiente.  

Para llegar aquí hay que pasar dos filtros. El primero, la revisión de las pertenencias seguido del pase por un detector de metales custodiado por dos uniformados verde oliva con boinas rojas. La segunda, la revisión del documento de identificación por parte de una recepcionista con la correspondiente explicación del motivo de la visita. 

Pisos pulidos de cerámica gris, paredes blancas con azul, pantallas LED con la palabra petro (PTR) repitiendose una y otra vez. En la esquina Veroes de la Avenida Urdaneta, en el centro de Caracas, se encuentra la Superintendencia Nacional de Criptoactivos y Actividades Conexas (Sunacrip)  que, según su página web, es un ente autónomo, regulatorio y supervisor de todas las actividades inherentes y derivadas del desarrollo del “Sistema Integral de Criptoactivos en concordancia con el Plan de la Patria con un gobierno digital revolucionario basado en blockchain”.

 

Los dos uniformados de la entrada no son los únicos en el lugar. Al menos cinco miembros de la Guardia de Honor presidencial armados y un par más de escoltas civiles dan vueltas solo en el primer piso de la Sunacrip entre sillas de metal y las diez taquillas dispuestas para la venta de la criptomoneda anclada en las riquezas venezolanas, conocida como petro. 

La Guardia de Honor Presidencial, según el artículo 8 de Ley Orgánica de la Fuerza Armada Bolivariana (Fanb), tiene como misión prestarle al Presidente de la República y al Comandante en Jefe  de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, así como a sus familiares inmediatos, la seguridad, custodia, protección y demás garantías necesarias para su libre desenvolvimiento. Así que aunque el Petro es manejado por Sunacrip, un ente adscrito al Ministerio del Poder Popular de Industrias y Producción Nacional, recibe un trato y resguardo presidencial. 

El petro fluctuante 

Una pantalla muestra la cotización del Petro del día: 52,51 euros, 412 yuanes, 3.858,37 rublos rusos y 59,53 dólares. Abajo de estos montos, el precio en bolívares soberanos  con la frase “valor para el AHORRO en Petro”. 

360.109,90 bolívares por un petro. Un monto que difiere en 350% de la cotización que hace el Banco Central de Venezuela. La entidad bancaria lo ubica actualmente en 80.000 bolívares que es el monto utilizado para el pago del salario mínimo desde que Nicolás Maduro anunció que a partir del 1 de septiembre de 2018 el salario se ubicaría en medio Petro y estaría anclado en la criptomoneda.

Pantalla con la cotización del Petro en la sede de la Sunacrip

 

“Es que, te explico, el Petro tiene dos valores. Uno funciona como unidad de cuenta, para establecer salarios, que es el de 80 mil soberanos, y el otro es el monto que se establece a partir de lo que esté el barril de petróleo, el oro, aluminio y diamante. Ese es el fluctuante”, dice la persona que me atiende en taquilla, una treintañera que intenta pacientemente explicarme los pasos a seguir para comprar petros. 

Se nota que tiene aprendido el discurso ante la duda de los dos precios. Pero no es el único discurso que conoce y repite. “El Petro viene a contrarrestar la feroz guerra económica que estamos viviendo. En un futuro se podrán pagar los servicios con los ahorros en el criptoactivo. Por ejemplo, todos los trámites del Saime (Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería) se podrán pagar con Petro”, dice emocionada.

En la taquilla de al lado, un hombre de unos 70 años, delgado y de voz ronca, quiere saber cuánto tiene ahorrado en el PetroApp -aplicación utilizada para el manejo del criptoactivo- para poder intercambiarlo en bolívares. “Tiene acumulado un aproximado de 63 mil bolívares. Pero para cambiarlo debe hacerlo a través de una casa de cambio, no por acá”, escucho que le llegan a decir. 

Luego de la charla de la treintañera, pido comprar lo mínimo que se puede en la criptomoneda. Ese día, el mínimo era 4000 bolívares, lo que equivalió a 0,01109661 PTR. 

Lo que vino después vale más que cualquier petro: la petición de todos mis datos personales. Copia de la cédula de identidad, dirección, correo electrónico, firma, huella dactilar e inclusive una foto de mi rostro sosteniendo junto a mis mejillas mi identificación plastificada. Esa práctica me hizo recordar el documental de Netflix sobre el mundo de la pornografía, Hot Girls Wanted, cuando a las actrices se les pide tomarse una foto con su carnet de identificación para tener respaldo de su autorización antes de grabar cualquier escena sexual. 

La chica en taquilla está tan acostumbrada a lidiar sólo con personas mayores, sin conocimientos mínimos tecnológicos, que hasta se ofreció a abrir mi correo electrónico y mi usuario en PetroApp en su computadora si le dictaba la clave. Una marea de datos privados son obtenidos por una institución pública para comprar una gota de petro. 

El último paso es pasar por caja donde me recibió un joven con una chaqueta con el logo de la marca de automóviles Ferrari, quien tampoco dudó en pedirme la clave de mi tarjeta de débito al pagar por el punto de venta. 

Monopolio de cambio 

“Desde la Sunacrip me mandaron para acá, me dijeron que ustedes eran muy amables y que podían ayudarme a intercambiar mis petros”, dice una señora de unos 65 años de edad en la entrada de la casa de cambio Amberes Coin, ubicada en el piso 11 de la Torre Europa, en el Rosal, zona empresarial al este de Caracas. 

La señora sostenía en sus manos una copia de su cédula de identidad y de su RIF. “Sólo atendemos de 9 de la mañana a 12 del mediodía. Vente el lunes y trae además de esos documentos una referencia bancaria. Todo debe estar vigente”, le dicen. 

A pesar de que siete casas de cambio de criptomonedas están autorizadas por la Sunacrip para operar en Venezuela, Amberes es la única activa. En su sede, que más que una casa de cambio parece el área administrativa de cualquier empresa, solo la identifica un pequeño logo en la entrada. Muy discreto a diferencia de sus publicidades en vallas en la autopista y en las paredes dentro del aeropuerto. 

Luego de esta señora, llegan dos adolescentes al lugar preguntando si podían comprar 20 dólares. Amablemente les explican que sólo se dedican al intercambio de criptomonedas y los invitan a buscar más información en su página web. 

Apenas el pasado 20 de junio, la Vicepresidenta Delcy Rodríguez sostuvo una reunión con miembros del Gabinete Ejecutivo para diseñar el «Plan Especial del Petro» luego que, un día antes, en el segundo aniversario de la Gran Misión Chamba Juvenil, Nicolás Maduro ordenara crear un programa que impulse el uso de las criptomonedas en la vida de la juventud venezolana. Aún no se sabe en qué consistirá el plan. 

 

Sólo a través de Amberes es que un propietario de petros podría intercambiarlo a otras monedas. Para cambiar a bolívares el procedimiento requiere varios pasos: se debe sacar el petro de la aplicación oficial, luego pasarlo a bitcoin a través la casa de cambio para finalmente recibir los bolívares al cambio del día. Cada transacción lleva una comisión de un promedio de 2%. 

Sin embargo, a los 4 mil bolívares en petro que compré aún no se le puede dar uso. En la Sunacrip el comprador recibe en físico una copia del certificado de compra de petro pero no puede utilizarlo ni intercambiarlo por otras monedas hasta que no pasen 90 días. Desde principio a fin, el petro ha terminado siendo una eterna espera, solo apta para la paciencia de la tercera edad.  

Funcionarios rusos visitaron Venezuela para conocer el petro, pero no prevén usarlo

REPRESENTANTES DE LAS AUTORIDADES FINANCIERAS RUSAS visitaron Venezuela para conocer la criptomoneda petro, pero aún no prevén aceptar su uso en transacciones bilaterales, declaró hoy el viceministro de Finanzas ruso, Serguéi Storchak.

Según dijo Storchak a la prensa durante una visita a Brest (Bielorrusia), delegados del Servicio Federal de Impuestos y del Banco Central de Rusia pudieron conocer “la criptomoneda que implementa” Venezuela, pero “nada más que eso”, de acuerdo con la agencia RIA Nóvosti.

“En lo que respecta a los pagos (en petros), todavía no hay nada”, insistió el viceministro ruso.

Durante su reciente visita a Rusia, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, comentó que a partir del año próximo Caracas venderá todo su petróleo en petros, planes que también fueron abordados por la delegación venezolana con los dirigentes rusos.

Maduro, quien se reunió recientemente en Moscú con el presidente de este país, Vladímir Putin, anunció además la firma de varios contratos con Rusia por un valor superior a 6.000 millones de dólares.

Petro: “¡Levántate y anda!”, por José Toro Hardy

 

PRETENDIENDO QUIZÁ EMULAR AL REDENTOR, el mandatario le ordena al Petro: “¡Levántate y anda!”. Pero a diferencia de Lázaro, el Petro no reacciona y permanece como un cadáver insepulto. En economía no existen los milagros.

Le recomendaría al gobernante leer aquella famosa obra de Antoine de Saint- Exupéry: “El Principito”. Allí encontrará profundas lecciones de sabiduría y de filosofía política escritas en forma de cuento para niños. Eso facilita su comprensión.

En particular le recomiendo leer el Capítulo X donde El Principito visita un asteroide cuyo Rey le aconseja: “Si yo ordenara a un general que se transformara en ave marina y el general no me obedeciese, la culpa no sería del general, sino mía».

Aquel monarca sabio comprendía que no era prudente dar órdenes irracionales que minaran su autoridad.  Si ordenaba al sol ponerse al mediodía el astro no le obedecería. En cambio si daba la misma orden a las 7 am el sol de inmediato cumpliría sus instrucciones: “La autoridad se apoya antes que nada en la razón. Si ordenas a tu pueblo que se tire al mar, el pueblo hará la revolución. Yo tengo derecho a exigir obediencia, porque mis órdenes son razonables”.

No es razonable pensar que el Petro pueda tener éxito sencillamente porque contraviene todo lo que la razón y la economía nos enseñan al respecto y lo que la experiencia muestra en relación con las criptomonedas. No reúne sus características.

La base de cualquier criptomoneda es la confianza; mal puede generar confianza un instrumento emitido por un gobierno caracterizado por la más frenética indisciplina fiscal que ha dado al traste con el valor del bolívar y generado la mayor hiperinflación del mundo.

Por ello el gobierno pretende que puede remplazar el elemento confianza con el respaldo imaginario de reservas de petróleo en un campo de la Faja del Orinoco o con reservas de oro y otros minerales. Olvida el régimen que con ello viola expresas disposiciones de la Constitución:

Artículo 12. “Los yacimientos mineros y de hidrocarburos … pertenecen a la República, son bienes del dominio público y, por tanto, inalienables e imprescriptibles”. No pueden ser dados en garantía.

Esas son algunas de las razones por las cuales la Asamblea Nacional dictaminó la ilegalidad del Petro, al considerar que no es más que un título de deuda pública disfrazado y no avalado por una Ley de Crédito Público.  Adicionalmente el gobierno de los EEUU también lo sancionó, lo que liquida sus posibilidades en los mercados internacionales.

En su empeño por imponer a toda costa el Petro, el gobernante pareciera añorar el poder del Kublai Khan -primer emperador chino de la dinastía Yuan y nieto de Gengis Khan- quien impuso en China por primera vez el uso obligatorio del papel moneda (Fiat) que los propios chinos habían inventado en el Siglo VIII. Ante la reticencia de sus súbditos en aceptar aquellos billetes que venían respaldados con el sello del emperador, la única forma de imponer su uso fue cortarles la cabeza a quienes los rechazasen.

La revolución acude a otros mecanismos de presión algo menos drásticos pero que buscan ser coercitivos. Por ejemplo, dice que las líneas aéreas internacionales tendrán que pagar la gasolina en Petros, que se utilizará como forma de pago para el petróleo o que se aplicará  para remunerar a los empleados públicos o pagar servicios al Estado e incluso la obtención de pasaportes, así como muchas otras barbaridades.

Después de haber destruido el signo monetario venezolano -el Bolívar-  el régimen pretende substituirlo. Con esto incurre en otra violación de nuestra Carta Magna que taxativamente señala:

Artículo 318: “La unidad monetaria de la República Bolivariana de Venezuela es el Bolívar”

Lo cierto es que a la fuerza no lograrán su objetivo. El Petro no volará. No sirve para enfrentar la hiperinflación. Nunca se generalizará su uso para poder cumplir con las tres funciones características de una moneda: a) como medio de pago; b) como depósito de valor y c) como unidad de cuenta o de cambio.

Existe la percepción generalizada de que el interés de imponerlo es para poder lavar dinero producto de la corrupción y la droga o para burlar sanciones de los EEUU. Repito, los mercados no creen en milagros y no es fácil cortarle la cabeza a los súbditos que no acepten el Petro.

@josetorohardy