Según el diario A Bola, el 70% de los lusitanos consideran que Cristiano Ronaldo no está para salir como titular con su selección. Pero CR7 sigue moviendo masas. En el estadio Lusail de Doha solamente se veían camisas con el número 7 en la espalda
El mundo entero conoce a Cristiano Ronaldo o CR7. Entiende su figura y lo que representa. Sin embargo, en el último tiempo, su rendimiento ha mermado y su regularidad también.
Apartado del Manchester United y actualmente sin equipo, se prevé que pueda fichar en Arabia Saudita por una cifra de 200 millones de dólares por dos temporadas y media. En otras palabras, 6 dólares por segundo. Una locura.
Todos son rumores. Lo que sí es verdad es que según el diario A Bola, uno de los referentes de Portugal en tema fútbol, el 70% de los lusitanos consideran que no está para salir como titular con su selección. Y así fue en el partido de octavos de final contra Suiza en el cual fue suplente.
CR7 es una figura pública que mueve muchísimas masas. En el estadio Lusail de Doha solamente se veían camisas con el número 7 en la espalda. De Portugal, del Manchester, Del Real Madrid o del Sporting Lisboa. No había más. Cristiano y ya. Nada de camisetas de los Fernándes, Cancelo o Pepe.
Durante el compromiso se generaron algunas imágenes sorprendentes. En el momento de cantar el himno, los fotógrafos suelen hacer fotos de los jugadores dentro del campo de juego, del XI titular. Esta vez, todos estaban volteados, lanzando fotos al banquillo donde se encontraba Ronaldo.
Primer tiempo transcurrido, Portugal ganando cómodo. Al inicio del segundo tiempo Cristiano se levantó a calentar. Se supo cuando todo el estadio comenzó a pararse de sus asientos y a gritar. Primer aviso de la locura que representa.
Unos minutos más tarde, se sentaría por indicaciones del entrenador. Sobre el minuto 60 del partido la gente inició a corear su nombre “Cristiano, Cristiano”. A unísono el estadio de 84.000 personas pedía el ingreso.
No pasaron más de cinco minutos para que iniciara nuevamente, esta vez con un “Ronaldo” que retumbaba. La piel se eriza y más aún cuando sale al banquillo a cambiarse la camisa. CR7 va a ingresar.
El partido iba 5-1, pero el cambio de Cristiano fue aplaudido mucho más de lo que fue cualquiera de los goles portugueses. Personas de pie haciendo alabanzas y flashes encendidos en todo el recinto. Una locura difícil de explicar.
Al ingresar, en cada momento que tocaba el balón se escuchaban aplausos, gritos y sonrisas del público asistente. El partido de Cristiano fue muy discreto. 16 minutos con un gol en fuera de juego y poca intervención con el balón.
A pesar de ello, lo que vende, genera y transmite Cristiano Ronaldo, esté (o no) en su momento óptimo es único. Un placer haberle visto jugar.
