Alixon Dos Santos archivos - Runrun

Alixon Dos Santos

DDHH olvidados | Un disparo al corazón de Alixon Dos Santos
 Alixon Dos Santos Pisani falleció el 22 de enero de 2019 en una protesta en Catia, en el oeste de Caracas. Testigos aseguraron que cuando el joven de 19 años cayó herido había funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) en el lugar.
Entre el 21 y el 25 de enero de 2019, el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) registró 1023 protestas en todo el país.  

 

@ValeriaPedicini 

Las protestas nocturnas en zonas populares tenían encendida a Venezuela desde que comenzó 2019. Y Caracas no era la excepción: manifestantes en sectores como La Pastora, las Fuerzas Armadas, Cotiza, Los Mecedores, El Amparo, El Valle, Propatria y Catia repudiaban al gobierno de Nicolás Maduro. La noche del martes 22 de enero, Alixon Dos Santos salió a las calles del municipio Libertador a hacer lo mismo. 

El joven de 19 años era panadero. Nació en Ciudad Bolívar, pero recién nacido lo llevaron a vivir con su tía y abuela en Caracas. “Alixon vivió su corta vida en Altavista. Como todo joven tenía muchos sueños, pero le gustaba trabajar para apoyarnos en el hogar. Se empeñó en proveernos de todo lo necesario para que estuviésemos bien. Él decidió sacrificar sus estudios por nosotros y creo que ese sentimiento de solidaridad lo impulsó a alzar su voz por la situación del país”, contó Nivia Pisani, tía de Alixon. 

Esa misma necesidad de expresar su descontento por la crisis que vive Venezuela hizo que el joven protestara esa noche de enero junto a vecinos y amigos en la avenida Sucre de Catia, en un callejón frente a la estación Gato Negro del Metro de Caracas. Mientras tanto, a varias cuadras del lugar, su tía estaba en su casa en Altavista revisando las redes sociales, ajena a lo que ocurría. 

Manifestantes bloquearon las calles e iniciaron un “cacerolazo”. Al principio se produjo un enfrentamiento entre cuerpos de seguridad del Estado y quienes protestaban. Grupo de antimotines de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) lanzaron bombas lacrimógenas contra aquellos que tenían bloqueadas las vías y en respuesta les arrojaban piedras. 

Pero alrededor de las 10 de la noche, dos motos con personas uniformadas de la PNB se acercaron a la concentración. Un disparo sonó en medio de la protesta en el oeste de la ciudad. “Desde el asiento trasero de una de ellas, un oficial habría disparado con un arma corta contra la multitud de forma indiscriminada e hirió a Alixon”, dice un reporte de víctimas de las protestas de 2019 realizado por Amnistía Internacional

Testigos señalaron que, en medio de la oscuridad, cuando el joven cayó mal herido, había funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y efectivos del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (Conas) de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). En un análisis de las imágenes de la protesta, así como de los casquillos que fueron recabados del sitio, Amnistía Internacional confirmó la existencia de miembros motorizados de la PNB, así como el uso de un arma semiautomática de cartuchos de 9 mm. 

Un motorizado se acercó a casa de Nivia a gritarle desde la acera que le habían disparado a Alixon. Su primera reacción fue mostrarse incrédula. “Deja la pendejada, esos no son juegos”. Pero su actitud cambió cuando vio las lágrimas en el rostro de aquel mensajero. Se subió a la moto y juntos se fueron hasta el Hospital Periférico de Catia, donde unos amigos habían trasladado al joven después de que fuera herido. 

Médicos y enfermeras llevaron a Nivia hasta la camilla donde estaba el cuerpo de su sobrino, cubierto hasta la cabeza con una sábana blanca. Le informaron que un disparo al corazón (en el hemitórax izquierdo) le había quitado la vida al joven de 19 años. Intentaron brindarle primeros auxilios, pero había llegado sin signos vitales al centro de salud. 

En el hospital, varios de los manifestantes que también estaban con Alixon en la protesta, exclamaban: “¡Fueron las FAES, fueron las FAES! Nosotros los vimos, con sus uniformes y sus armas. Todo el mundo en estos barrios los reconoce”, según documentó la organización Proiuris

Nivia contó que mientras se encontraban en el hospital, funcionarios llegaron al lugar para intimidarlos. “Quizás con la intención de que no denunciáramos lo ocurrido. Tuvimos que salir por la parte posterior del hospital para poder resguardarnos”, recuerda la tía del joven de 19 años. 

“A Alixon lo asesinan en el marco de estas protestas, un día después del alzamiento en Cotiza y en víspera de la marcha convocada para el  23 de enero, lamentablemente fue la primera víctima de la represión en el 2019. Él y varios vecinos se encontraban apostados gritando consignas en un callejón frente a la estación del metro Gato Negro, no representaban peligro para nadie, es más ni siquiera afectaban el tránsito por la avenida Sucre”, expresó. 

En comparación a las protestas de 2017, las manifestaciones de 2019 estuvieron marcadas por la espontaneidad, por haberse trasladado del este al oeste o centro de Caracas y por ocurrir al caer la noche, casi siempre después de las 8:00 p.m. Entre el 21 y el 25 de enero, el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) registró 1023 protestas en todo el país.  

Los cuerpos de seguridad también salieron a reprimir. El OVCS identificó a 51 personas muertas durante las manifestaciones, en Caracas y otras ciudades, entre el 22 de enero y 7 de abril, la gran mayoría por impacto de bala. El 68% de los asesinados son atribuibles al uso excesivo de la fuerza pública, siendo la GNB la principal responsable y seguida por las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional (FAES).

Llamadas también “escuadrón de la muerte” y calificadas como “grupo de exterminio”, el cuerpo de seguridad adscrito a la PNB fue creado a mediados de 2017 por Nicolás Maduro para que se sumaran “al combate por la seguridad, contra el crimen y contra el terrorismo”. Son la fuerza policial de mayor letalidad. Desde su creación, hasta mediados de 2019, habían acumulado más de 7.000 denuncias de ejecuciones policiales en todo el territorio.

El 23 de enero de 2019, día después de la muerte de Alixon Dos Santos y día de la juramentación de Juan Guaidó como presidente encargado, no solo rompió el récord de muertes durante protestas contra el Gobierno (al menos 20), sino también el de detenciones: 696 arrestos habían sido registradas hasta el 28 de enero, según el Foro Penal Venezolano. 

La ONG Justicia, Encuentro y Perdón denunció este viernes 27 de noviembre de 2020 que 187 personas han sido víctimas de ejecuciones extrajudiciales “en el ejercicio del derecho a la manifestación” desde las protestas de 2014.

“En el acta no dice por ningún lado que lo mató las FAES. Pero hay muchos testigos, manifestantes, que vieron todo. Es un hecho”. El asesinato de Alixon Dos Santos sigue impune. Un fiscal asignado por el Estado venezolano concluyó que “el caso está cerrado porque no hay evidencias” de interés criminalístico, según contó Nivia. 

N de R: El caso es extraído de las crónicas reseñadas por en el portal de Encuentro, Justicia y Perdón

#MonitordeVíctimas | Las FAES asesinan y los “colectivos” intentan borrar la memoria de las víctimas

 

@Erickgncal

 

CON UNA CAPA DE PINTURA QUISIERON VOLVER A SEPULTAR A ALIXON  DOS SANTOS PIZANI, el primer asesinado durante la más reciente oleada de manifestaciones antigubernamentales. Quisieron borrar pruebas que, aunque no sean “de interés criminalístico”, evidencian el repudio a la brutalidad policial desatada contra los que protestan en los barrios populares de Caracas.

No había concluido el novenario del joven, cuando trabajadores de la Alcaldía de Caracas, acompañados de integrantes de “los colectivos” que operan en la zona, profanaron el mural pintado en la entrada de Cútira, con el cual sus amigos quisieron honrar al joven de 19 años, asesinado el 22 de enero de 2019, a manos de funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana, según aseguran familiares y vecinos.

El episodio del mural fue otro golpe para Navia Troloro Pizani, la tía de Alixon, que se muestra endurecida por el dolor. La mujer de 45 años de edad no llora y, mientras relata la historia de su sobrino, mantiene su mirada fijada en el altar que erigió en un rincón de su casa: cinco fotografías del muchacho coronadas con la bandera de Venezuela.

La tarde del domingo 27 de enero, funcionarios de la Alcaldía de Caracas junto a colectivos taparon el mural que recordaba la muerte de Alixon |Foto: Mikel Ferreira

 

«No descansaré hasta que se haga justicia por el caso de mi sobrino. No mataron a un perro, ni a un malandro. Fue a un joven trabajador, cálido y con dolientes”, advierte.

Cuenta que Alixon trabajaba “en la panadería de Oswaldo”, otro vecino. Y que era muy apegado con su abuela. “Ellos dormían hasta juntos”, dice Navia, mientras prepara una taza de café. A su lado, la anciana de 70 años de edad asiente: “Cuando nació agarró una bacteria. Se salvó, casi de milagro. Desde entonces vivía con nosotros. Yo crié a ese muchachito”.

“Entrar a la casa y no verlo me duele mucho. Cuando se sentaba en esa silla   — hace una señal con su mano— yo pasaba y le daba un coscorrón. Era mi forma de mostrarle cariño. Y como no quererlo y extrañarlo, si yo hasta lo amamanté”, dice la tía y, solo por un instante, se enternece.

Las exequias de Alixon se prolongaron durante tres días en la casa donde se crió, en la parte alta de Alta Vista. Fue por decisión de su familia. “No quería separarme de él. Además, también los vecinos necesitaban despedirse de mi muchacho. Es más, tanta fue la gente que llegó que trancaron la calle”, acotó Navia.

Alixon fue enterrado en la tumba donde están los restos de  su abuelo materno, en el Cementerio General del Sur, el sábado 26 de enero, a las 10:00 am. Según la base de datos de Provea y el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, el joven es uno de los 11 fallecidos del Distrito Capital,  a manos de funcionarios policiales y presuntos colectivos, en el contexto de las manifestaciones populares en contra de Nicolás Maduro.

El altar esta en la esquina de la sala, decorado con algunas flores, la bandera de Venezuela  y cinco fotos del fallecido | Foto: Mikel Ferreira 

 

Disparo al corazón

Alixon Dos Santos estudió en la Unidad Educativa Miguel Antonio Caro, en la avenida Sucre. Justo al frente del plantel fue asesinado. Comenzó a trabajar desde que tenía 15 años de edad. “Prácticamente mantenía a mi mamá con su trabajo. El día que hicimos el velorio, lo llevamos a la panadería por petición del señor Oswaldo. Él también quedó muy afectado. Quería que su muchacho visitara por última vez su sitio de trabajo”, relató la tía.

Ese noche -recuerda Navia Pizani- estaba en su casa, distraída, revisando redes sociales. No sabía que a menos de un kilómetro, cerro abajo, varios vecinos salieron a manifestar en contra del gobierno de Maduro. Mucho menos que funcionarios de las FAES llegaron a reprimir a los manifestantes.


A las 9:30 pm, un motorizado se aproximó a su casa y desde la calle le gritó: ¡Nivia, Nivia, a Alixon le dispararon!

“Deja la pendejada, que esos no son juegos”, respondió la mujer. En segundos, su incredulidad viró a desconcierto cuando vio llorar al mensajero, que la conminó a subirse a la moto rumbo al Hospital Periférico de Catia.

Al entrar al área de emergencia, una fila de médicos y enfermeras la condujeron hasta la camilla en donde yacía el cuerpo sin vida de su sobrino, cubierto hasta la cabeza con una sábana blanca. Un disparo al corazón (el impacto fue en el hemitoráx izquierdo) acabó con la vida del joven de 19 años.

Los médicos solo dijeron que lo trajeron unos manifestantes en motocicleta, apunta Nivia. Y también recuerda que allí mismo, en el hospital, varios de los muchachos que estaban cerca de Alixon cuando recibió el impacto de bala gritaban con rabia: “¡Fueron las FAES, fueron las FAES! Nosotros los vimos, con sus uniformes y sus armas. Todo el mundo en estos barrios los reconoce”.

Firme contra la impunidad

“No me van a callar. No voy a descansar hasta que sepa que se hizo justicia por este asesinato. Ya se lo prometí a Alixon y le pedí que me mande fuerzas para hacer lo que sea necesario”, repite la tía de Alixon.

Los familiares no han formalizado la denuncia del asesinato, pues primero quieren “armar un expediente”, recabar pruebas que demuestren que funcionarios de las FAES son los responsables.