Runrunes El Universal 25.10.2012
ALTO
¿Y EL ENTUSIASMO?:
Mucho se ha venido hablando, con sorpresa y curiosos escepticismo, de la falta de celebración o triunfalismo por parte de los 8.181.122 electores que sufragaron por el comandante presidente el 7-O. Solo con la imagen de los viajeros en el Metro de Caracas o en el tren del Tuy el lunes 8 había que buscar razones para esas caras largas, tristes y sobretodo silenciosas.
Buscando razones he realizado varias pesquisas que me han llevado a escrudiñar entre amigos cercanos a la tolda roja. Tras varios encuentros creo arribar a una razón que tras digerirla en estas dos semanas quiero compartir con Ustedes.
Mis fuentes me acercaron a una votante en la zona Oeste de Caracas, a un obrero que espera su vivienda en el litoral guaireño, una damnificada de Fuerte Tiuna, a un empleado de un ministerio y a una cajera de un banco rojito. Estos días pude atar cabos y concluir en algo que seguro algún cagatinta rojo tratará de negarlo. No hubo celebración pues no había que celebrar. Los votantes, si bien muchos, los que podrían llegar a unos dos y medio millones lo hacían convencidos del amor presidencial y de haberlos empoderado en estos 14 años.
El resto no celebró pues votó obligado, atemorizado, seguro de que su voto sería conocido por sus jefes, que no le darían su vivienda si no sufragaba rojo o que no lo moverían del refugio en el que tiene más de dos años si lo descubrían. Vi a una viejita de casi 90 años que en camilla fue a votar y me pareció que demostraba una voluntad democrática admirable, hasta que un pariente me dijo que no podía acompañarla al acto del sufragio pues debía ir acompañada de su enfermero del CDI donde estaba hospitalizada para “asegurarse que votaría por Chávez” so amenaza de sacarla de su hospitalización.
El chequeo en las listas después de las 3 de la tarde fue exagerado y amenazante me contaron. Las visitas de los coordinadores a los refugios, bien al podrido Sambil de La Candelaria o a los limpios hoteles en Caracas, el litoral, la zona de Barlovento o en otras zonas del interior -a los que por cierto no les han pagado ni un bolívar- enardeció a muchos de los damnificados que debieron seguir alimentando la esperanza de que algún día “nuestro querido comandante” nos de la vivienda prometida.
Incluso algunos me confesaron que los han sacado para entregarles un apartamento y luego los regresan pues “el consejo comunal de la zona” se lo otorgó a sus compinches. La rabia -silente e inexpresiva- que mantienen los empleados y funcionarios de toda la administración pública ante la obligatoriedad de vestirse de rojo y asistir a marchas, reuniones, concentraciones y hasta cursos para defenderse de una “invasión gringa” los tiene hastiados y asqueados pero…hay que votar rojo “para no perder el ingreso que tenemos”. Súmenle a estos testimonios cualquier otro de quien dependa solamente del Estado pues en su zona se acabaron las industrias, comercios y empresas del sector privado. No les quedaba otra opción. Por eso la tristeza, el desgano y la incertidumbre después del 7 de octubre. Una prueba más de que la procesión si va por dentro…
MEDIO
REFLEXIÓN:
Cuando lean esta columna habrán pasado apenas 19 días de las elecciones y mis archivos registran que el grueso de las criticas, de los cuestionamientos, el listado de los supuestos errores u omisiones de lo que fue el desempeño del Comando Venezuela y del propio candidato Henrique Capriles Radonski han partido de las filas y de actores que hasta la misma noche de ese domingo eran soporte o seguidores de la opción opositora. Poco o nada del mismo calibre, por decir lo menos, encontramos como critica densa, profunda y con valor político desde las filas del gobierno o del propio Psuv.
No se le puede dar tregua a una noticia como ésta en la que desconcierta esta actitud de muchos actores o cuadros medios del aparatick político democrático nacional. Estos mismos actores no se han fijado que quienes ganaron ni siquiera tuvieron ánimo para celebrar. Que quien ganó luce obviamente cargado de frustración ante el real fracaso de su revolución cargada de una falsa y agotada ideología. Desde la oposición democrática al día de hoy no encuentro criticas densas contra el adversario natural, el gobierno. Por el contrario son su propio abanderado y su equipo la diana de sus dardos. Pareciera que rápidamente olvidamos que de tener un policromático paisaje de partidos políticos confrontándose y rasgándose las vestiduras, logramos en menos de dos años sólidos acuerdos de unidad. De pasar a tener seis o más precandidatos, alcanzamos el objetivo de tener uno y por decisión del ciudadano de a pie. De tener una y mil visiones sobre qué hacer con el futuro del país, logramos presentarle a los venezolanos una opción concreta y progresista. Y de obtener 4 millones 292 mil votos en el 2006 pasamos a alcanzar 6 millones 566 mil votos hace 19 días, es decir, cerca de un 53% de crecimiento. Y con todo eso, repito, mis registros señalan que a Capriles, Aveledo y a toda la nueva generación de dirigentes y activistas políticos que reflejan los nuevos tiempos que clama la Republica no les hacen falta despiadados críticos rojos rojitos que desmonten tan espectacular esfuerzo. No les hace falta ya que los tienen vivos y activos dentro de sus propias filas, como si no reconocieran cómo llegaron, qué sentían y por quién votaron la misma mañana de 7 de octubre. De verdad, es extraño. Por lo pronto hay que hacerle un reconocimiento a la gesta de los verdaderos demócratas de este 7 de octubre y corregir cualesquiera hayan sido las fallas incurridas para poder obtener nuevas gobernaciones y, sobretodo, no perder las que ya se tienen a pesar del acoso y el impúdico actuar de un gobierno que mete en el pote de su partido los ingresos petroleros y los de los impuestos que nos cobran…
BAJO
VARIOPINTAS:
Dos de las cuatro damas rojas del CNE se mueven al más alto nivel buscando la presidencia del ministerio electoral apenas conocer que la rectora Tibisay Lucena se había internado en el Hospital Sirio Libanés de Sao Paulo para hacerse otro chequeo de su cáncer por el que fue operada el año pasado en Caracas…
Uno de los vándalos del grupo que destruyó la taquilla, la boletería, el acceso al tren del Tuy asaltando un vagón que abordaron en Cúa, resultó ser un guardaespaldas de un magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. Su jefe está tratando de que no lo imputen. El descuido por parte de la PNB en cuanto a la seguridad del tren del SFEZ y sus instalaciones, solicitadas desde hace meses por las autoridades del IFE al ministro del Interior, deja al descubierto ese transporte que ya se hizo pequeño…
El terrible caos del transporte y la vialidad caraqueños es demasiado seguido ante la vista gorda de las autoridades nacionales que despojaron de mando a los alcaldes y sus policías municipales de esa función…