¿Cómo la guerra puede elevar el precio de los alimentos en Venezuela? - Runrun
¿Cómo la guerra puede elevar el precio de los alimentos en Venezuela?
El ataque de Rusia a Ucrania amenaza con aterrizar en la mesa de los venezolanos a través del aumento en el costo del trigo, maíz y fertilizantes esenciales para la siembra. El tablero petrolero y diplomático abre oportunidades a la administración de Nicolás Maduro

Por: @VSalmeron

Los misiles que el ejército ruso lanza sobre las principales ciudades de Ucrania también estremecen el mercado de alimentos. Las fértiles tierras ucranianas, conocidas como el granero de Europa, juegan un rol estelar en la oferta de cereales.

Datos de la FAO indican que en 2020 el trigo de Ucrania representó 9% de las exportaciones globales y el maíz 15%. Difícilmente esto se mantenga en medio de la destrucción de infraestructura, el bloqueo de puertos, la huida de campesinos aterrorizados y los soldados rusos a kilómetros de Kiev.

Rusia, sancionada por Estados Unidos y Europa, con sus bancos desconectados de la economía internacional, también es un productor fundamental y provee 19% del trigo que se exporta anualmente en el mundo. La incertidumbre sobre la oferta dispara los precios.

Desde que Rusia inició el ataque a Ucrania el pasado 24 de febrero, el precio del principal contrato a futuro de trigo en la Bolsa de Chicago registra un alza de 54% hasta 13 dólares por bushel, una medida inglesa que equivale a 27 kilos y el maíz acumula un salto de 15%.

Impacto en Caracas

El aumento en el precio amenaza con darle un impulso extra a la inflación de alimentos en Venezuela. El país no produce trigo y el que emplean las empresas para elaborar pastas, galletas y harina para el pan, proviene del exterior.

Gerentes consultados explican que existen inventarios, pero todo apunta a que el alza en el precio del trigo se mantendrá y las importaciones que habrá que hacer entre abril y mayo tendrían que pagarse a un costo que, en alguna medida, será trasladado al consumidor. Principalmente Venezuela importa trigo de Estados Unidos y Canadá.

El mercado de pastas es ilustrativo: en 2021 los venezolanos consumieron en promedio 33 millones de kilos de pasta al mes. De esta cantidad, 42% se produjo en el país y el resto se compró en el exterior.

La mayoría de las importaciones provinieron de Turquía que, a través de marcas como OBA y Bellini, tiene un amplia presencia en los anaqueles de Venezuela.

De acuerdo con cifras del International Trade Centre Turquía compra en Rusia 70% de sus importaciones anuales de trigo pero es muy probable que la administración de Vladimir Putin, en medio de la guerra, restrinja las exportaciones para frenar el alza de precios en su país.

Este entorno apunta a un desequilibrio entre oferta y demanda que difícilmente podría solucionarse en el corto plazo y que mantendrá el precio del trigo en el mercado internacional a niveles elevados.

“El trigo es 70% de la estructura de costos de la pasta, luce inevitable un ajuste de precios”, dice el vicepresidente de una emblemática empresa venezolana.

Otro factor a tomar en cuenta es que las empresas venezolanas tienen poco acceso al financiamiento porque el gobierno restringe el crédito bancario prohibiendo los préstamos en dólares.

La harina de maíz

El maíz es fundamental en la dieta de los venezolanos. El maíz blanco principalmente se utiliza para elaborar la harina precocida para las arepas y el maíz amarillo se emplea en las mezclas de alimentos para animales como pollos y cerdos.

Cifras de la Asociación Venezolana de Industriales de Harina de Maíz, Venmaíz, indican que entre octubre de 2021 y enero de este año se cosecharon 502 mil toneladas de maíz blanco y para cubrir la demanda será necesario importar 696 mil toneladas.

La demanda de maíz amarillo se calcula en torno a un millón de toneladas y es necesario comprar en el mercado internacional a países como Brasil, Argentina o Estados Unidos alrededor de 700 mil adicionales.

Gerentes consultados calculan que, a finales de abril y principios de mayo, será necesario reponer inventarios, tanto de maíz blanco como amarillo, que tendrían que hacerse a nuevos precios que impactarán a los consumidores.

La inflación, si bien se ha desacelerado, sigue siendo elevada. Macroconsultores indica que el costo en dólares de una canasta de alimentos básicos compuesta de harina de maíz, harina de trigo, pasta, aceite, leche en polvo, arroz, atún enlatado, azúcar y granos aumentó 5,9% en los dos primeros meses del año.

Fertilizantes escasos

La disparada de los precios no se limita a las materias primas. Con Rusia aislada del resto del mundo, los agricultores se arriesgan a interrupciones en el suministro de un proveedor clave de fertilizantes.

El 4 de marzo el Ministerio de Industria y Comercio de Rusia dijo, en un comunicado citado por Interfax, que “debido al sabotaje de las entregas por parte de varias empresas de logística extranjeras, los agricultores de Europa y otros países no pueden recibir los volúmenes de fertilizantes contratados”.

El fertilizante que más se utiliza en los cultivos es una mezcla de nitrógeno, fósforo y potasio. Durante años Venezuela produjo sus fertilizantes, pero tras el colapso de la petroquímica, la empresa rusa Phosagro se convirtió en un proveedor relevante.

“No sabemos qué puede pasar con los fertilizantes, aparte de que ya hay un aumento muy importante en el precio”, dice el administrador de una finca en Portuguesa.

El índice de precios de los fertilizantes en Norteamérica que elabora Bloomberg aumentó 10% la semana pasada y se situó en el nivel más alto desde diciembre.

Venezuela produce urea, un material rico en nitrógeno, pero fuentes aseguran que actualmente carece del resto de los elementos para elaborar fertilizantes de calidad. No obstante, el 5 de marzo el presidente Nicolás Maduro afirmó que “Venezuela tiene ofertas para exportar fertilizantes”.

Agregó que “mañana voy a llamar a Bolsonaro para ofrecerle fertilizantes a Brasil, a México”, agregó Nicolás Maduro.

Ante la incertidumbre por el suministro de Rusia, el gobierno brasileño dijo en un comunicado que el 12 de marzo enviará una delegación a Canadá para negociar la compra de fertilizantes.

Canadá es el cuarto mayor proveedor de fertilizantes químicos de Brasil luego de Rusia, China y Marruecos.

El gobierno se prepara

Ante la amenaza que representa el incremento en el precio de las materias primas y los fertilizantes la vicepresidenta Delcy Rodríguez ha sostenido reuniones con las empresas que producen alimentos básicos para conocer con precisión cuánto necesitan importar.

Los empresarios han señalado que necesitan acceso al financiamiento. La mitad de los depósitos de la banca son dólares y el gobierno, en un intento por oxigenar al bolívar, impide los préstamos en divisas.

El 7 de marzo Nicolás Maduro adelantó que “ya estamos tomando las medidas para seguir nosotros en un proceso de control de la inflación y de estos fenómenos que pudieran presentarse, producto de la guerra”.

Los petrodólares

El margen de maniobra de la administración de Nicolás Maduro es limitado. Atrás quedó el tiempo del petroestado poderoso y ahora se trata de un gobierno sin ahorros, sin acceso al financiamiento y con pocos ingresos tras el colapso de la industria petrolera y las sanciones de Estados Unidos.

Pero la guerra en Ucrania mueve el tablero y ofrece oportunidades para algunas mejoras. Las exportaciones petroleras de Venezuela fluctúan entre 500 mil y 700 mil barriles diarios, una cifra enana que se coloca en Asia a través de intermediarios que exigen un descuento feroz por evadir las sanciones de Washington.

La guerra ya impulsó el precio del petróleo. El Brent se cotiza en 125 dólares el barril tras un alza de 60% en el año y aun tomando en cuenta los descuentos esto se traducirá en mayor flujo de caja para el gobierno.

Hermes Pérez, quien se desempeñó como analista del mercado petrolero en el Banco Central, proyecta que si el Brent se mantuviese en un nivel cercano al actual y las exportaciones venezolanas se estabilizan en 878 mil barriles diarios a un precio en torno a 85 dólares tras el descuento, el gobierno obtendría alrededor de 25 mil millones de dólares, el doble que en 2021.

“Un aspecto relevante es si el precio que estamos viendo ahora puede mantenerse, desde mi punto de vista hay que contemplar la posibilidad de que un precio tan elevado de la energía impacte la economía global y veamos una baja en la cotización del petróleo”, dice Pérez.

Pero aparte de la mejora en el precio, la administración de Nicolás Maduro gana terreno en el frente diplomático. Estados Unidos prohibió la importación de petróleo de Rusia y tiene como objetivo estratégico que aumente la oferta de crudo por parte de Irán y Venezuela.

Una delegación oficial de Estados Unidos inició conversaciones con el gobierno y se abre la posibilidad de que las exportaciones venezolanas, en vez de ir a Asia y con descuentos, vayan al mercado estadounidense.

En 2021, Estados Unidos importó diariamente 680 mil barriles de petróleo a Rusia, una magnitud que Venezuela podría suplir vendiendo el petróleo que actualmente coloca con grandes descuentos en Asia.

La producción de Venezuela se ubicó en enero en 755 mil barriles diarios. Hermes Pérez considera que “sin inversiones podría aumentar hasta un millón cien mil barriles diarios”.

Luego, las perspectivas dependerán del avance de las conversaciones con Estados Unidos y si el país es capaz de atraer inversiones que en el mediano plazo eleven la producción de manera sostenida.

Francisco Monaldi, director del Programa de Energía para América Latina del Instituto Baker precisó en su cuenta de Twitter que “en los más exitosos periodos de incremento de inversión y producción en la historia de Venezuela, apenas se llegó a un promedio sostenible de más de 200 mil barriles diarios de incremento anual”.

Pero Nicolás Maduro desborda optimismo. El fin de semana dijo que “Venezuela está preparada, una vez recuperada Pdvsa a nivel básico, estamos preparados para crecer uno, dos, tres millones de barriles si hiciera falta, para la estabilidad del mundo”.