3×3 | Propuesta de Guaidó tiene un pie en la radicalidad y otra en la transigencia - Runrun
3×3 | Propuesta de Guaidó tiene un pie en la radicalidad y otra en la transigencia
Piero Trepiccione y Pablo Andrés Quintero consideran que la propuesta de Guaidó sobre la “salvación nacional” llegan a destiempo”
Marisela Betancourt señala que la presión interna debe ir orientada a la movilización sobre temáticas domésticas, más allá de los grandes relatos de libertad y democracia

@saracosco

El presidente interino y de la Asamblea Nacional electa en 2015, Juan Guaidó lanzó una nueva propuesta de “salvación nacional”, en el que hace un llamado a lograr un acuerdo entre el gobierno de Nicolás Maduro, la comunidad internacional y la oposición para salir de la crisis y conseguir, entre otras cosas, condiciones para unas elecciones “libres y justas”.

Una semana antes, el Parlamento chavista designó un nuevo directorio del Consejo Nacional Electoral (CNE) con la inclusión de dos representantes opositores como rectores principales. Aunque Guaidó desestimó este nuevo Poder Electoral, también dijo que hay que “proteger y rescatar” espacios de participación y que acompañará a aquellos que luchen por condiciones. 

Los politólogos Marisela Betancourt, Piero Trepiccione y Pablo Andrés Quintero nos dan su visión sobre el mensaje del presidente Guaidó, el posible poder de convocatoria con otros sectores opositores y cómo lograr una mayor presión interna a nivel político.  

¿Cómo valora el llamado de salvación nacional en este momento?

Piero Trepiccione:

Este llamado de salvación nacional llega un poco a destiempo y creo que también la forma en que se hace, poco consultada, poco conversada y en un ambiente de mucha dispersión interna en el mundo opositor venezolano, carece de ese sentido de la oportunidad del momento político. 

En todo caso sigue sumándose a las voces que en este momento buscan cambiar la realidad interna del país con otra estrategia política. Voces que comenzaron desde las agencias diplomáticas e internacionales, pasando por organizaciones políticas nacionales y las bases partidarias de los partidos políticos y la sociedad civil en general. Se inscribe dentro de esta línea de rectificación de alguna manera y de cambio profundo en la estrategia política y en la narrativa política que el liderazgo opositor venezolano tiene que promover, para desmontar la desmovilización en la que ha caído la sociedad venezolana por esos mensajes contradictorios de liderazgo político opositor. En ese sentido, yo creo que se suma a ese sentimiento generalizado que se está creando en la población para cambiar de estrategia, para pasar de nuevo a una fase de organización y movilización, pero un poco a destiempo en relación a otros actores políticos de la oposición, pero es válido el llamamiento, en todo caso.

Marisela Betancourt:

Para que este anuncio se haya hecho público es porque las fuerzas políticas del país están en conversaciones desde hace varios meses, la oposición y el gobierno. Lo que me alarma de esta situación es que se evidencia que mientras los partidos del G4 estuvieron desmovilizando, inmersos en una campaña súper fuerte de deslegitimar cualquier iniciativa que no fuera la de la abstención estuvieron al mismo tiempo negociando. 

Públicamente se estaba planteando una estrategia y a puerta cerrada se estaba estableciendo otra, totalmente contradictorias entre sí. Los primeros anuncios de este acercamiento lo hizo el Gobierno, con las declaraciones de Tarek William Saab, con un reconocimiento de los crímenes de Estado, en el caso de Albán, Acosta Arévalo y de Pernalete. 

El más reciente fue este el anuncio de Pedro Calzadilla, el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) que habla de una auditoría en el CNE y hace mención a una posible revisión de las inhabilitaciones políticas tanto a partidos como a figuras políticas. Guaidó habla de que se negocia con los actores que sostienen al régimen. Esta frase la dice para restarle fuerza simbólica al costo político que tiene decir que se sentaron con el gobierno a negociar, a dialogar. 

Esto es un costo alto que le puso la misma oposición, en el momento en que empezó a satanizar cualquier solución acordada, cualquier solución que no implicara la fuerza o que no implicara el todo o nada. Este mensaje habla de unidos y movilizados y movilizados se va a ir traduciendo poco a poco votando, porque la movilización que ha sido propuesta hasta ahora, sólo ha producido una altísima frustración de expectativas en la sociedad venezolana, lo cual es un sentimiento muy peligroso. 

También Guaidó tiene un mensaje contradictorio, y se va a tener que ir decantando, porque por un lado Guaidó habla de no reconoce el CNE, pero por otro dice que hay que proteger y rescatar espacios. Entonces en una lógica política los espacios solo se rescatan participando. 

Guaidó tiene este mensaje que muchas veces no es claro, porque es una forma de tener un pie en la radicalidad y otro en la transigencia, por si acaso. Luego tenemos una nueva narrativa, que habla de que todas las salidas llevan un acuerdo. Esto sorprende en el sentido de que no hay una mea culpa de nada, hay un giro absoluto de discurso o estrategia y lo hemos venido diciendo, la única solución posible pasa por los acuerdos con el chavismo, porque el chavismo es  la fuerza política que controla el país, el territorio y el Estado. 

Hay un punto importante que hay que reconocer y es que hay un sector de la oposición disidente, que condujo a Guaidó a su terreno, porque los primeros pasos para la negociación que se vislumbra ahorita lo dieron estos partidos pequeños que decidieron ir a las elecciones de la Asamblea Nacional el año pasado y que fueron constantemente satanizados por los actores políticos que acompañan a Guaidó.

Pabló Andrés Quintero:

Lo valoro un poco a destiempo, me parece que suena rimbombante pero carece de fondo. Quizás eso hubiera funcionado cuatro, cinco, seis meses atrás, entendiendo que estaban conscientes de todos estos escenarios electorales. Es decir, Guaidó sabía que esto iba a suceder, que ya mucha gente en el círculo cercano tenía diferencias políticas, incluso hay una voz que dice que la estrategia que se coordinó en un momento no funcionó. 

No se hizo un balance de la responsabilidad política a seguir por reconducir el camino de la negociación, el diálogo, que es normal en política. Desafortunadamente, Juan Guaidó se convirtió en víctima de su propio discurso. Son cinco minutos de unas declaraciones, donde realmente no hay un encuadre estratégico, hay gran cantidad de eufemismos, una gran cantidad de juego de palabras que al final no lleva a acciones en concreto.

Habla de acuerdo nacional, de negociación, de salvar al pueblo. Pero hoy en día ese discurso nace de la necesidad de ver cómo entra dentro del juego político que se está armando en otros sectores de la oposición. De no existir el cronograma electoral o de no existir una reacción de otro grupo político, seguramente el mensaje sería el mismo de siempre, “la unidad en torno a mí, sin mí no hay unidad”. 

¿Cree que los otros grupos opositores, como los que insisten en la vía electoral y los que no quieren ningún acercamiento con el chavismo, se sentirán convocados para ese acuerdo? 

PT:

Abre el verdadero desafío que tenemos actualmente en Venezuela. Es decir, los grupos electorales, los grupos partidistas, están en este momento muy dispersos y muy desconectados del sentimiento generalizado de la población. El mayor de los desafíos es justamente ese, cómo hacer para reconectar la narrativa política, el discurso político, las acciones de liderazgo político con el sentimiento verdadero que priva en el imaginario colectivo del venezolano. 

Allí está centrado el mayor de los desafíos de este momento político y allí está centrada la estrategia de Nicolás Maduro de sembrar como una especie de bomba de tiempo para seguir dispersando al liderazgo opositor, debilitarlo de tal manera que no sea capaz de asociarse nuevamente como lo hizo en 2015 o en 2019, con el sentimiento mayoritario de la población de descontento hacia la gestión actual, hacia las políticas públicas y hacia el estado de la economía del país en las actuales circunstancias.

MB:

Es difícil ahora tratar de generar una identidad política colectiva sobre un nuevo terreno de lucha, cuando durante los últimos años, los últimos meses, se ha hecho un esfuerzo enorme por parte de la dirigencia para deslegitimar cualquier otra estrategia que no fuera la abstención. A partir de ahora se necesita obviamente mayor coherencia en las estrategias y en el discurso. La oposición necesita un hilo conductor que no genere tantas contradicciones entre los actores políticos, partidistas y la ciudadanía. Es importante también para la oposición leer un poco más los datos, los estudios de opinión, porque la dirigencia va por un lado y la realidad tangible, los estudios, la cifra, los datos sobre el sentir de la población van por otro lado. Entonces también es importante como establecer allí mucha más coherencia.

PQ:

Guaidó le está hablando a su gente, a los diputados de la Asamblea Nacional, los que todavía lo acompañan. Es decir, como el discurso no está atado a una estrategia coherente, está en el aire, la atención de ahora en adelante no va a girar en torno a Juan Guaidó, va a girar en torno a lo electoral, a los incentivos que arrojó el Gobierno para que la gente participe. 

Se habla incluso de la inclusión de la tarjeta de Voluntad Popular a cambio de una participación y eso se está manejando con Freddy Guevara, particularmente. Se habla de devolución de tarjetas a cambio de participación. En esta realidad son más los  actores políticos que quieren participar y de alguna manera hacer política de tierra, de movilización, de crecimiento interno, a los que se mantendrían en la confrontación permanente. 

Su discurso puede calar en ambos sectores, en el que quiere negociar y participar, pero evidentemente hay un sector que lo va a tildar de entreguista, estamos hablando de aquellos ultra radicales. Pero la realidad es variopinta y todo está en pleno desarrollo, entonces lo que hoy pueda suceder mañana puede cambiar.  

Al final su discurso puede ser tomado de una manera errónea por su misma gente. Como no hay estrategia, como se ha improvisado mucho, hay cosas que quedan en el aire y parte del problema radica en asumir responsabilidades y no admitir que una estrategia fracasó y no abrirle paso a otros actores políticos que están intentando buscar otra solución.

¿Cómo se puede ejercer mayor presión a lo interno?

PT:

Hacia allí debe ir la estrategia política, ganar influencia en el terreno de juego. Un terreno de juego que muestra un porcentaje elevadísimo de la población descontento por Nicolás Maduro, alrededor del 90 92 por ciento de la población de alguna manera está descontenta con el gobierno de Maduro y con sus políticas públicas y su manejo de la crisis. 

Pero tampoco se identifica con algún liderazgo opositor que sea relevante a esta hora y que pueda reorganizar el remo, movilizar a la población venezolana o a la gran mayoría de la población venezolana. 

Se puede ejercer mayor presión a lo interno ofreciendo una narrativa clara, transparente, irreverente que logre generar la confianza suficiente de la población venezolana, que logre enamorar de nuevo a la población venezolana para un proyecto político, para una referencia y para una esperanza de cambio y de transición. Esa es la manera de ejercer mayor presión interna. Y esto pasa por articularse, organizarse, unificarse. Discutir concienzudamente y articuladamente las estrategias, darle más coherencia al discurso y a la acción. Dejar de mirarse el ombligo y dejar de creer que los problemas internos le interesan a la mayoría de la población y centrarse realmente sobre las necesidades de la población y sobre las alternativas políticas estratégicas que se pueden ofrecer para salir de una coyuntura tan compleja como la que vivimos.

MB:

La protesta sectorizada es un camino importante, lo que quiero decir es que hay que entender que en Venezuela la vida no se suspende ni se paraliza porque vivimos en un autoritarismos y entonces siguen existiendo, a pesar de esto, demandas populares, demandas gremiales, insatisfacciones en cuanto a calidad de vida, luchas por reivindicaciones de derechos, derechos de minorías. 

Todo esto más allá de los derechos políticos. La presión interna también debe ir orientada a mantener la movilización y la presión, pero en las temáticas domésticas, más allá de los grandes relatos de libertad y democracia. La presión, la movilización, debe ir orientada porque es lo que aglutina la población, cuando hay una demanda específica, que se puede materializar una protesta, se puede materializar la conquista de un derecho en algo que le afecta a la ciudadanía, en su día a día. Esto no debe parar, la presión debe ir ajustada a las necesidades domésticas.

PQ:

Se puede hacer presión a lo interno, siempre y cuando abras el compás de posibilidades y tengas una estrategia. Con abrir el compás, me refiero a incluir sectores del oficialismo que medianamente están descontentos con Nicolás Maduro, según las últimas encuestas.

También hay un sector cansado de un lado y del otro, entonces tienes que reconquistarlo, de alguna manera, que se tiene que evaluar en una campaña de reconexión, reflexión, campaña de organización electoral con el objetivo de ganar la mayoría de las alcaldías y gobernaciones, entendiendo que no te la van a poner nada fácil. El gobierno no va a cambiar su naturaleza autoritaria, por más que se porte muy bien, porque el objetivo de ellos no es cambiar, es mantenerse en el poder y para mantenerse en el poder están dispuestos a muchas cosas, utilizar oposiciones, candidatos, inhabilitar, etc. 

Además tratar de generar los mejores acuerdos posibles negociados entre los sectores de la oposición. Aquellos que no quieren negociar, evidentemente forman parte de una estrategia de confrontación. Los que quieran negociar para construir alianzas perfectas electorales, deben tener capacidad de liderazgo, negociar con sectores que no te gusten, como el PCV, sectores como La Causa R, sectores que incluso en algún momento hasta llamaste alacranes, hoy en día los vas a necesitar para poder ganar una elección.

Tienen que ir a las calles cómo con una narrativa, conectar con la gente para que vote por ti, después de tanto palo que le diste a la ruta electoral. Son unos retos pero todo pasa por el contacto humano y ciudadano, salir un poco de las redes sociales ayudaría, construir una óptica más moderada de la política, porque al final, con moderación, puedes hacer mucho más que desde la vía de la radicalización, porque te cierran las puertas. Evidentemente, la oposición no cuenta con la fuerza interna suficiente para radicalizarse. Ni el gobierno a veces no se comporta de forma radical, porque a veces pierde fuerzas en algunas situaciones.

Hay que entender también que la comunidad internacional no es la misma de hace dos o tres años, ahora es una comunidad internacional mucho más moderada, golpeada también por dos variables: pandemia y asuntos de interés nacional de cada país.  En Estados Unidos hay una administración distinta, una interlocución diferente. El rol de la Unión Europea es muy importante porque al final no solamente en este juego hay participación norteamericana, hay participación de la Unión Europea, de muchos países, de la iglesia, el sector privado. Hay que reorganizar todo el mapa de actores y hacer política con los que están adentro y dejar de último a la comunidad internacional.