Cayapa en las redes: detrás del ciberacoso - Runrun
Cayapa en las redes: detrás del ciberacoso
Un tuit desacertado, una posición políticamente incorrecta, un mensaje que equivocó el destinatario pueden ser el punto de partida para ser víctima de ciberacoso.

 

La tecnología ha acortado distancias. Mediante el uso de las redes sociales, los seres humanos cambiaron la manera de interrelacionarse. Hoy es posible mantener una videoconferencia con más de 8 personas que estén en diferentes latitudes; todos los días lanzan nuevos productos, dispositivos y herramientas que pronto se convierten en necesidades para muchos y objetos de deseo para otros. Pero no todo es ventajas y el uso de estas aplicaciones esconde un lado peligroso y es conocido como «ciberacoso». 

También conocido como cyberbullying, el ciberacoso es un método de agresión que se vale de las redes sociales para infligir daño emocional a una persona mediante la difusión de mensajes ofensivos y  la publicación de fotos o videos para dañar su reputación. Siempre es premeditado y realizado de forma sistemática, señala la psicológa clínica y coordinadora docente de la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa, conocida como AVESA, Magdymar León.

«Basta una sola publicación para generar los efectos del ciberacoso por lo que ese mensaje, de manera inmediata es visto o reproducido por un determinado número de personas que se hacen eco del mismo, lo reproducen o hacen comentarios que revictimizan a la persona que está siendo sujeta a la agresión” comentó Fernando Pereira, fundador de los Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap) especializado en defensa de los derechos de niños, niñas y adolescentes.

Los victimarios o agresores del ciberacoso se sienten de alguna manera “envalentonados” y se permiten acosar a otros en redes debido a la posibilidad de anonimato o incluso, la distancia. “Desde Australia, una persona puede acosar a alguien en Venezuela debido a que en la web, no importa donde esté la víctima, si alguien se empeña en hacer daño, lo hará sin pensarlo mucho”, comentó el periodista Melanio Escobar, especialista en la defensa de los derechos humanos y Director de la ONG Redes Ayuda.

El tema del ciberacoso es cada vez más frecuente y muchas veces involucra a personajes públicos. Recientemente el entrenador físico Richard Linares no toleró la crítica que le hizo la conservacionista Liz Duqueza por tener en cautiverio aves silvestres. A través de Instagram pidió a sus seguidores “le digan a @lizduquesa la verdad de como viven mis guacamayas”. Otros usuarios, incluyendo actores, actrices y comediantes acosaron a la bióloga hasta conseguir la suspensión de su cuenta. Aunque posteriormente hubo una disculpa por parte de Linares, el daño ya estaba hecho.

Intimidades al descubierto

 

Escobar se refirió a otra forma de ciberacoso conocida como “sextorsión”, que ocurre cuando se amenaza a mujeres y hombres con la divulgación de fotos y videos con contenido sexual que pudo ser intercambiado por mutuo acuerdo o sustraído de forma ilegal. El género femenino es quien es más propenso a esta práctica ya que son ellas quienes serían más afectadas por el daño realizado a su reputación.

 

Huérfanos digitales

 

“Se conocen con este término a las generaciones de niños y niñas que, de manera autodidacta, han aprendido a manejar teléfonos celulares, tabletas y otros dispositivos que tienen acceso a la red sin ningún tipo de supervisión por parte de los padres” enfatiza Fernando Pereira, fundador de la Cecodap.

Los adultos pueden cometer un grave error al poner en manos de los más pequeños dispositivos para “mantenerlos ocupados” y de esta forma atender otros temas con el súbito tiempo libre que ganan. ¿Es contraproducente esta práctica? No. Con supervisión pueden aprender desde habilidades psico-motoras hasta inclusive idiomas, por lo que no se puede satanizar a los padres que deciden poner en manos de sus hijos toda la tecnología existente.

No se puede obviar la precaución necesaria que se debe tener con estos temas y se debe conversar con ellos al respecto, manteniendo el canal de comunicación abierto y que ellos sientan que tanto madre y padre, ambos están chequeando lo que consumen de la vida 2.0. “El acoso en un colegio, por ejemplo, puede trascender al plano digital” comenta Melanio Escobar, quien invita a los padres a ser permisivos en el manejo de estos dispositivos pero siempre bajo la estricta supervisión necesaria en estos casos. “Ver con quienes interactúa el niño, la niña o el adolescente. Saber que pasa en el colegio. Preguntar si algo ocurre cuando hay cambios en el comportamiento pero sobre todas las cosas, practicar la empatía y evitar imponer castigos cuando algo salga mal. Eso de ‘se acabó el internet, entregame el teléfono ya’ puede ser el inicio de más problemas y estar bien alejado de la solución”, coincide Fernando Pereira.

¿Cómo llamar la atención de los hijos?

 

“Las redes sociales son una ventana de quienes somos” comenta Magdymar León. Se debe tener mucho cuidado a la hora de tratar de poner controles en este tema pues lo que menos se busca es que sientan que tendrán algún tipo de retaliación en caso de que puedan llegar a sentirse incómodos por determinado mensaje recibido por parte de un potencial acosador o acosadora.

“Queremos que sientan que están protegidos y no que estaban haciendo nada malo. Se debe tener cuidado de NO revictimizar a la víctima. Que sepan que mamá y papá están allí para ellos, para apoyarlos y protegerlos del entorno digital. Se deben sentir seguros de poder contarle a sus padres cualquier anomalía que puedan detectar y debe haber confianza entre las partes para poder encontrar la raíz del problema” declaró Fernando Pereira.

Los más vulnerables

 

Las mujeres lideran los casos de acoso en las redes sociales. Le siguen los pasos las minorías como la comunidades afrodescendientes, LGBTQ+ así como los estratos sociales más vulnerables. En el caso de las mujeres, la extorsión sexual muestra un alarmante crecimiento en los últimos años según información que provee la ONG Redes Ayuda. A esto contribuye la opacidad con la que el Estado venezolano maneja el tema, el cual no estaría incluido dentro de la bitácora de los organismos del régimen madurista. El no tener estadísticas al respecto, dijo Pereira, es una forma de hacer “política” al respecto ya que al no hacerlo público, no es un tema que deba ser atendido.

¿A dónde ir en caso de convertirse en una víctima del ciberacoso?

 

En caso de sentirse acosado, usted debe:

Notificar de inmediato a las autoridades pertinentes con la documentación de todo lo sucedido.

 

En caso de que el acoso trascienda las fronteras escolares y escale a un tema de redes sociales, se debe recopilar la información necesaria para hacer la denuncia pertinente. La misma no debe ser borrada o alterada de ninguna manera.

 

Dependiendo de la magnitud del acoso, formular una denuncia ante los organismos competentes del Estado, tales como Fiscalía, Ministerio Público e incluso los Consejos de Protección del Niño, Niña y Adolescentes con el fin de solicitar medidas de protección para la víctima.

 

También se puede acudir al CICPC. La División Contra Delitos Informáticos es la Oficina del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas se especializa en combatir todo aquellos delitos que afecten el patrimonio económico de personas naturales y jurídicas, también aquellos que vayan de detrimento o afecten la personalidad, moralidad y salud psicológica de las personas, siempre y cuando el medio de comisión sea a través del uso de tecnología de información.

 

La Ley Especial Contra los Delitos Informáticos vigente desde 2001, en sus artículos 20, 21 y 22 establece penas a la violación de la privacidad de la data o información de carácter personal. Para mayor información sobre la misma y sus artículos, puede consultar la Ley Contra Los Delitos Informáticos. 

Para proteger a los menores, en el capítulo IV de la mencionada ley, en su artículo 24 se deja claro que quien, por cualquier medio haga uso de imagenes pornograficas con fines exhibicionistas podría ser penado con 4 hasta 8 años de prisión y una respectiva multa.

¿Qué medidas tomar en casa?

 

No hay inmunidad. Esto debe quedar claro. Por más medidas que se tomen para prevenir ser víctima de un acosador en redes sociales, no hay mucho que se pueda hacer para evitar ser el blanco de quien, de alguna manera, lo ha convertido a usted en el objeto a acosar. Existen algunas recomendaciones que dan los especialistas consultados sobre cómo se puede blindar una persona y “ponerla” más difícil a los que incurren en este delito.

Es recomendable evitar la publicación de dirección, teléfonos, correo electrónico o medios de contacto, datos familiares, asi como se recomienda establecer el doble chequeo para acceder a sus redes sociales e incluso revisar a quién se acepta para que siga su perfil, entendiendo que colocar la configuración de “cuenta privada” o el famoso “candadito” es lo primordial.

Actualmente se debate una modificación parcial de la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en donde se incluya el delito de ciberacoso así como el de extorsión sexual y de esta forma frenar el alarmante hostigamiento al que son sometidas hoy en día las mujeres venezolanas.

 

Menos es más

 

A menor cantidad de información y datos personales que se compartan en redes sociales, mayor será el grado de protección que tendrá para evitar ser acosado virtualmente. Se debe tener especial atención con los infantes así como los adolescentes ya que, a veces por querer darle su espacio, podría este espacio ser mal interpretado como un descuido y es en este momento cuando el ataque podría ocurrir. No hay razón para alarmarse pero si es necesario ser cada vez más precavidos sobre lo que se consume en redes sociales.

En manos de los padres reposa el control de lo que sus hijos consumen en la vida 2.0 y si hay algo que molesta o incómoda, se recomienda bloquear a esa persona sin pensarlo mucho. También es importante dar un voto de confianza a los organismos del Estado venezolano y hacer la respectiva denuncia en caso de ser víctima de un acoso. A mayor número de denuncias, menor será la opacidad con la que el tema es tratado por las autoridades competentes.