Precalentamos el horno a 100ºC.

Lavamos los tomates, los secamos, los cortamos por la mitad.

Los colocamos con la parte abierta hacia arriba, en la bandeja de horno sobre papel de aluminio o de horno y los espolvoreamos con azúcar, sal, pimienta negra, romero y tomillo, y los bañamos todos con un hilo de aceite.

Los introducimos en el horno durante 3 horas mínimo, simplemente controlar que no se quemen. Los tomates han de quedar secos, pero aún blanditos.

Los dejamos enfriar y mientras preparamos el envase para conservarlos (éste deberá ser hermético y estar esterilizado): con romero, tomillo, dientes de ajo, pimientas en grano, hojas de laurel, y las hierbas que nos apetezcan.

Una vez fríos los tomates, los añadimos al envase con las hierbas y lo cubrimos todo con aceite de oliva virgen extra.

Usando la técnica del baño maría (ponemos los envases a calentar y luego los tapamos para que sellen al vacío) podemos conservarlos al vacío durante varios meses, o hacer un regalo original y hecho en casa.

Estos tomates sirven para dar un toque especial a las ensaladas, para hacer salsas para pasta, para hacer panes… aunque están tan buenos que los podemos comer simplemente sobre rebanadas de pan tostado.

Y el aceite de oliva que queda en el envase, es espectacular para ensaladas.