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Opinión

Los Notables y la antipolítica

Los Notables y la antipolítica, por Orlando Viera-Blanco. Imagen generada por IA-Dalle (Interv. por Runrunes).
Orlando Viera Blanco
28/11/2023
¿La historia reconoce este evento como un llamado de atención válido de Los Notables? ¿Fue genuino, honesto, legítimo, oportuno? ¿Actos preparatorios para la defenestración de CAP y la entrada de algún notable? ¿Un complot?

 

@ovierablanco

Los términos de pospolítica o posdemocracia se comienzan a utilizar, desde la filosofía política de izquierda, para referir el declive y posterior derrumbe del socialismo real, en el que se produce un consenso en torno al marco incuestionado de la democracia representativa, la economía de libre mercado y el liberalismo cosmopolita… En la pospolítica [prólogo de la antipolítica] el consenso tecnócrata, liberal y de mercado global sustituye el antagonismo “político”’ propio de la naturaleza humana, como la lucha de clases.

Para Mouffe y Laclau (2004), “lo político es la dimensión del antagonismo constitutivo de todas las sociedades humanas, mientras que lo pospolítico sería un orden hegemónico en el cual la dimensión antagonista de lo político se encuentra reprimida”. Ese nuevo orden hegemónico no es competitivo, por lo cual tiene una vocación elitista, autoritaria, inelástica, reformista. No es ideología, es primacía. ¿Quién se responsabiliza de consagrar una nueva dimensión del poder? ¿Quién reduce la política a lo económico o a lo social? ¿Existe un remedio definitivo a la política, una manifestación pura, honesta e infalible capaz de sustituir sistemáticamente lo político?

Microanálisis | Trump, Chávez, Bukele, Milei y María Corina

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¿La historia reconoce este evento como un llamado de atención válido de Los Notables? ¿Fue…

El fenómeno de Los Notables vino a ser una expresión de la antipolítica, una respuesta antagónica de vocación hegemónica. En el caso venezolano se trató de un grupo de intelectuales que denunció la corrupción, el burocratismo y la ineficiencia económica, apostando a la aplicación de medidas para revertir los problemas, pero también, un quiebre del régimen establecido.

Los Notables venezolanos –como la Asamblea de Notables Francesa de 1787 liderada por Charles de Calonne para salvar las finanzas de la Corona de Luis VI [último rey de Francia que cae con la Revolución francesa]– buscan la revisión a profundidad del modelo de poder, eliminando del horizonte de cambio político gobiernos rentistas, de establishment bipartidistas, de castas privilegiadas, de orden clientelar… Era la conformación de un Estado minimalista, cuentadante y liberal ¿En los momentos que atravesaba el país, era una oferta plausible o un detonante revelador, como le ocurrió a Calonne?

En tres entregas nos proponemos revisar la historia reciente de la antipolítica en Venezuela, su impacto y pertinencia. No se trata de un mea culpa personalísimo. Estudiaremos el fenómeno en términos de cultura política y valores venezolanos. No es activar la vara del reproche. Es valorar la temporalidad de los hechos de cara a las coyunturas. Es reconocernos, o no, como una sociedad proclive a la distensión sociopolítica, lo cual, por cierto, denuncia el propio Uslar como característico del sistema político posindependentista.

Hablamos de la antipolítica y de Los Notables como expresión cultural generadora de quiebres o de redención política, factor determinante de genealogía [mutación] del poder. Dividimos el análisis en tres partes:

  1. El gendarme necesario o la primera ola de redención política.
  2. El Pacto de Puntofijo o segunda ola de redención político-social
  3. El triunfo del antagonismo o tercera ola frustrada redención político-social [Chávez].

De montoneras al positivismo criollo

Latinoamérica vivió una intensa y prolongada hegemonía caudillista en el siglo XIX. La cultura del hombre a caballo, de sable, bota y oliva, quedó en nuestro imaginario hasta la entrada del siglo XXI. No estoy muy seguro que “la fascinación” por el gran caudillo haya desaparecido, pero sin duda el florecimiento de un ideal democrático y el desgaste del discurso de lucha de clases de los 60, cuestionó sensiblemente la hegemonía del “caudillo redentor”.

Los caudillos renacen en Latinoamérica en los años ochenta, cuando la confianza entre la ciudadanía, partidos políticos y el Estado, experimentan una erosión palmaria que derivaba del modelo cepalista, interventor y paternalista, característico de la subregión, muy acentuado en la Venezuela petrolera de vocación saudita, cepalista y rentista. El gendarme necesario de Laureano Vallenilla Lanz, [el cesarismo democrático del siglo XX], enaltece la figura mesiánica y con mano dura para lograr la paz, la estabilidad y el desarrollo de la sociedad… Es el eslabón perdido entre la Venezuela heroica y es Estado ausente.

Mercedes Pulido –acertadamente– sostuvo que “el republicanismo purificador reconoce la democracia como el régimen ideal de gobierno, sin embargo, asume que cuando el deterioro es profundo al punto que niega la posibilidad de vivir en democracia, se hace necesaria la dictadura restauradora de las virtudes cívicas ciudadanas”. Esa “dictadura restauradora” y redentora, coronó con la llegada de Juan Vicente Gómez y otros gendarmes a la víspera…

Desde una visión antropológica, al decir de Herrera Luque, esta etapa gendarme, positivista, de unión, paz y trabajo, deja una huella perenne en el ideario venezolano. El hombre de charretera y sable, aun siendo analfabeta, pero a caballo, troche y moche, era el único capaz de poner orden y asegurar la conducción del Estado, entendiéndose por “orden”, el hombre fuerte, el generalote al decir de Pocaterra.

Obedecer es vivir y morir en paz… Esta lógica de bienestar policial devora la política. La moral y la ética quedan reducidas a un apaciguador de revoluciones. La ciudadanía no es una condición natural del Estado-Nación. Es un decreto, una concesión jerárquica… Véase que el derrocamiento de Isaías Medida y la denominada revolución del 45, tuvo como punto de inflexión la disputa sobre el derecho del pueblo a ejercer el voto directo.

En esta situación el componente conflicto y disputa en torno al orden social, se identifica progresivamente por la política y luego erosiona por la antipolítica. Esta dinámica dio origen Pacto de Puntofijo. Más tarde, el orden liberal, el Consenso de Washington [de los 90] como respuesta tecnócrata-antipolítica al modelo social demócrata. Al decir de Wilson y Swyngedou [2015] es la pospolítica, “los conflictos y antagonismos reducidos a problemas que deben ser manejados por expertos, legitimados por procesos participativos prediseñados en los cuales el espectro de posibles resultados está predefinido y limitado”.

Surgen entonces “los técnicos”, los versados, los pospolíticos, los despolitizados, como manifestación pura, honesta y genuina del espacio público, que irrumpen en sistemas políticos establecidos. Los Notables también antagonizan. Catalizadores de cambios que pueden ser un salto evolutivo o un salto a la nada… si no interviene la política.

Amaneció de golpe. La agonía de los partidos y la democracia…

Caracas. 27 de febrero de 1989. Estalla una reyerta popular derivada de años de relegación social y humanitaria. El 27-F a nuestro juicio no fue un hecho aislado. El Caracazo no se reduce a una respuesta iracunda a la denominada coronación de CAP quince días antes, el aumento de la gasolina [leve y días antes] o al etiquetado paquetazo económico neoliberal [que aún no comenzaba a aplicarse].

El Caracazo y el luto estancado

El Caracazo y el luto estancado

¿La historia reconoce este evento como un llamado de atención válido de Los Notables? ¿Fue…

Venezuela arrastraba un proceso rentista, desigual, repartito y excluyente que condujo a una borrachera de petrodólares, una borrachera demoscópica y democrática [Alain Minc dixit]… La agonía política vino precedida de un control desbordado de la renta y una miseria injustificada en un país rico. La exclusión no la sufrían solo los desvalidos. La política estatista y partidista nos condujo a la pérdida de un tejido social, a una sociedad pasiva. Más de 60 años de crecimiento económico sostenido, no inflacionario [1920-1980], comenzaban a derrumbarse en profundas divisiones sociales, gremiales, industriales y políticas. Las élites intelectuales no fueron la excepción.

La división dentro de (AD), la ruptura del esquema de partidos [AD, Copei, el MAS], el agotamiento del modelo rentista, la devaluación del bolívar [Herrera Campíns, 1983]; el cuestionamiento moral del barraganato [Lusinchi 1984–1989] y la llegada de Pérez II exacerbando “el componente de conflicto y disputa” entre tecnócratas y políticos, entonaron el ruido de sables. Los Notables ponen su nota…

El eco cuestionador de hombres de letras logró resonancia en los medios. Personalidades respetadas por su aquiescencia, sabiduría y asentimiento, dan cuenta de la moral contra los políticos. Denuncian su ineficacia como servidores públicos. Y lo hacen en momentos de inmensa fragilidad sistémica…

Cabe recordar la carta de los notables del 10/8/1990, año y medio del Caracazo, firmada por Arturo Luis Berti; Alfonzo Ravard; Alfredo Boulton, Arnoldo Gabaldón; Arturo Uslar Pietri; Carlos Guillermo Rangel; Domingo Maza Zabala; Elías Rodríguez Azpúrua; Eloy Lares Martínez; Ernesto Mayz Vallenilla; Hernán Méndez Castellanos; Ignacio Iribarren; Isbelia Sequera Segnini; Jacinto Convit; José Melich Orsini; José Román Duque Sánchez; José Santos Urriola; José Vicente Rangel; Martín Vegas; Miguel Ángel Burelli Rivas; Pastor Oropeza; Pedro A. Palma; Rafael Pizani, Tulio Chiossone y María Teresa Castillo… El 25 de agosto de 1990 Arturo Uslar Pietri propone la creación de la figura de primer ministro, y el 3 de diciembre de 1990 el grupo de Los Notables publica un segundo documento en el que se queja del ejecutivo [CAP] y de los partidos políticos, por no tomar en cuenta su exigencia de elecciones uninominales y de reforma judicial.

El 30 de julio de 1991, Los Notables publican un tercer documento exigiendo la satisfacción de sus demandas como respuesta a la crisis nacional. En una entrevista a El Nacional, Uslar Pietri declara el 17 de noviembre de 1991 que si a la crisis venezolana no se le dan respuestas puede producirse un golpe de Estado. El 1 de diciembre 1991, Uslar Pietri nuevamente declara en el programa Primer plano de RCTV que «sería idiota negar la posibilidad de un golpe».

En su libro Golpe y Estado [1991] Arturo Uslar Pietri nos dice: “En Venezuela, en estos años, la oposición no ha ofrecido nunca una posibilidad semejante de alternativa verdadera. La diferencia entre un gobierno «adeco» y uno «copeyano», que es lo que hemos conocido hasta hoy, no pasa de matices, de rasgos de personalidad, de estilo de gobernar, de aspectos de moral pública, pero en lo esencial de los fines de la acción gubernamental, la concepción de la función del Estado, el concepto de desarrollo de la sociedad civil es fundamentalmente el mismo. Esta situación de indefinición y de coincidencia entre las opciones partidistas de poder ha hecho mucho daño a la democracia en Venezuela y plantea hoy, con más exigencia que nunca, la necesidad de una más clara definición y alternativa programáticas entre los partidos y de una más inteligible y clara opción para los electores”.

¿Eran pertinentes estas misivas? ¿De cara al golpe de Estado del 4F-1992, estos emplazamientos fueron un catalizador antagonista? ¿La historia reconoce este evento como un llamado de atención válido de Los Notables? ¿Fue genuino, honesto, legítimo, oportuno? ¿Actos preparatorios para la defenestración de CAP y la entrada de algún notable? ¿Complot o ingenuidad pospolítica que se les fue de las manos? ¿Obraban Los Notables por interés propio o por interés del país?

Y amaneció de golpe el 4F-1992. Seguidamente el “por ahora”, grandes titulares que sugerían aprobación de la leva de armas; luego el discurso de mar de fondo de Caldera, del congreso chimbo de Aristóbulo, la destitución de CAP en mayo de 1993, el sobreseimiento de Chávez [1994] y el salto a la anomia. ¿Casualidad o causalidad? ¿Por qué Caldera II no fue nunca increpado por Los Notables? Es la luz o la sombra de una estela: la antipolítica.

En nuestra próxima entrega, los protagonistas, los discursos y las tizas de odios y violencias que heredamos de la antipolítica.

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