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Sin concepto no hay política

La sumisión que vergonzosamente caracteriza a la ilegítima Asamblea Nacional, la hacen blandir con la mayor hipocresía intereses patrios y latosos argumentos

 

@ajmonagas

Comprender la frase “sin concepto no hay política” obliga a internarse en la epistemología de la política. Aunque en principio, la idea resumida en esta locución busca poner de bulto la fatuidad demostrada por la actual Asamblea Nacional, elegida a instancia de los intereses del régimen usurpador. Esta, sin mayor conocimiento de lo que envuelve el concepto de “política”, no deja de incurrir en serios errores y omisiones que hablan mal de la labor legislativa realizada.

Y es porque en la oscuridad de la ignorancia y apelando a la inminencia de evitar una confrontación electoral que sea “cuchillo para su garganta”, termina sancionando decisiones equivocadas y aparatosas. Particularmente, presumiendo de actuar bajo el principio de ecuanimidad, valores de moralidad, ética política y criterios democráticos.

Lo que sí resulta perfecto, es cuando la sumisión y subordinación que vergonzosamente caracteriza a esa ilegítima Asamblea Nacional, la hacen blandir con la mayor hipocresía “símbolos patrios” y latosos argumentos. Así sus integrantes se empeñan en continuar manipulando al país con medidas presuntamente democráticas, pero encubriéndose bajo el propósito de seguir sintiéndose inamovibles del poder. Y, por consiguiente, permitir manejar a Venezuela a sus anchas. Así, el régimen mantiene sometida a la población mediante la validación de arbitrariedades “legislativas”.

El desvergonzado cuerpo legislativo sancionó la decisión de darle curso a un referéndum consultivo para el Esequibo. Este, lejos de tratar materia trascendental, su intención revela la desesperación que encandila al régimen ante la realidad política nacional. La elite del poder sabe que está en un punto de inflexión donde la reflexión política dirigirá el país próximamente.

Objetivo a disertar

La disertación se centra en la revelación de un problema de magnitud catastrófica. Además, se destaca la falta de una consideración precisa de las causas que provocan situaciones calamitosas que afectan el desarrollo económico y social en el contexto público, lo que actualmente plantea un desafío importante en la política en términos de su comprensión y praxis.

El ejercicio de la política no es tan sencillo como podría parecer a primera vista. La política no obedece al dictado de las emociones ni se rige por meras intuiciones. Mucho menos debe ceder ante presunciones autoritarias o totalitarias inspiradas en el pensamiento militar o policial. Aunque a ratos las contradicciones suelen marcar el curso de la política.

Estas dificultades han llevado a numerosos gobiernos, incluido el de Venezuela, a experimentar el impacto devastador de las crisis que afectan las realidades políticas, económicas y sociales. El hecho de confiar en la formación militar no garantiza un mecanismo eficaz para abordar los problemas que obstaculizan el desarrollo de una nación, especialmente cuando esa nación está sufriendo opresión militar o policial, como es el caso en varios países de Latinoamérica, incluyendo Brasil.

Estas realidades que, lamentablemente, atraviesan a Venezuela, dan cuenta de un comportamiento social que se puede entender como lo que en teoría política se conoce como ‘política en un sentido conflictivo’. Es decir, la política ejercida como una ‘actividad conflictiva’, tal como sucede en Venezuela. Esto ha llevado a que el pueblo venezolano ajuste su vida política, y es precisamente esto lo que ha permitido interpretar la cultura política en Venezuela.

Insuficiencias en el concepto de “política”

La comprensión de la política descrita aquí ha animado un comportamiento social asociado al ejercicio del poder. Es decir, una conducta personal anclada en lo emocional. Esta respuesta individual ante situaciones que demandan una acción decidida y urgente, impulsada por el poder, complejiza el concepto de política. Esto es especialmente notable en relación con los conceptos de “cohesión”, “consideración”, “solidaridad” y “respeto”. Estos términos dan lugar a un concepto que enfatiza el “consenso” o la “cooperación”, aunque en la realidad no siempre queda claro cómo deberían ser aplicados.

Todo esto contribuye a comprender la “política” en un sentido amplio, pero también lo hace más riguroso de acuerdo con su esencia fundamental o al considerar la diversidad humana como una fuente de inspiración. De esta manera, se refuerza la necesidad de analizar los conflictos en función de cómo y en qué medida perjudican los intereses públicos. La naturaleza de esta interpretación exige al ejercicio de la política una ineludible vinculación entre lo político y lo público.

Sin embargo, esta interpretación de la política no debe rebasar los límites establecidos por los valores que sustentan los derechos y las libertades. Por lo tanto, no es sencillo ejercer la política sin reconocer las diferencias entre individuos y las implicaciones que estas conllevan. En este contexto, es esencial destacar la participación como conditio sine qua non de la política de la política, como lo señaló Hannah Arendt.

¿Escapar de limitaciones que confinan la política?

No obstante, las realidades que promueve el oscurantismo político, propio de Venezuela y países con afinidades a culturas militaristas o policiales, propician contradicciones que hacen confuso el ejercicio de la política. Estos problemas se manifiestan especialmente cuando se establecen relaciones de poder que fomentan medidas que refuerzan la autoridad y la sumisión, particularmente en el contexto de conflictos entre grupos sociales, en gran parte debido a la escasa valoración de bienes colectivos.

Además, el desconocimiento de estos bienes dificulta la posibilidad de cultivar valores que puedan convertirse en fundamentos de la política en el pensamiento del colectivo nacional.

Estas deficiencias dificultan el ejercicio del poder carente de un debido sentido de moralidad, ética y dignidad. No obstante, cabe preguntarse si quienes detentan el poder son capaces y conscientes de ejercerlo de acuerdo con lo que implica el concepto de pluralismo humano.

De manera que, al analizar el ejercicio político sujeto a concepciones militaristas o policiales, la idea de esta disertación conduce a dar cuenta de las controversias y desafíos que surgen de una práctica política que ha desfigurado su esencia. Esto ha sido un problema cierto, ya que se ampara en imposiciones que desvirtúan su capacidad de promover libertades. Es por eso que se dice que hacer política sin la reflexión necesaria para comprenderla no edifica, sino que restringe y destruye. De ahí que cabe el aforismo popular que reza: “sin concepto no hay política”.

Política, poder y realidad

Política, poder y realidad

La sumisión que vergonzosamente caracteriza a la ilegítima Asamblea Nacional, la hacen blandir con la…

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

La sumisión que vergonzosamente caracteriza a la ilegítima Asamblea Nacional, la hacen blandir con la mayor hipocresía intereses patrios y latosos argumentos

 

@ajmonagas

Comprender la frase “sin concepto no hay política” obliga a internarse en la epistemología de la política. Aunque en principio, la idea resumida en esta locución busca poner de bulto la fatuidad demostrada por la actual Asamblea Nacional, elegida a instancia de los intereses del régimen usurpador. Esta, sin mayor conocimiento de lo que envuelve el concepto de “política”, no deja de incurrir en serios errores y omisiones que hablan mal de la labor legislativa realizada.

Y es porque en la oscuridad de la ignorancia y apelando a la inminencia de evitar una confrontación electoral que sea “cuchillo para su garganta”, termina sancionando decisiones equivocadas y aparatosas. Particularmente, presumiendo de actuar bajo el principio de ecuanimidad, valores de moralidad, ética política y criterios democráticos.

Lo que sí resulta perfecto, es cuando la sumisión y subordinación que vergonzosamente caracteriza a esa ilegítima Asamblea Nacional, la hacen blandir con la mayor hipocresía “símbolos patrios” y latosos argumentos. Así sus integrantes se empeñan en continuar manipulando al país con medidas presuntamente democráticas, pero encubriéndose bajo el propósito de seguir sintiéndose inamovibles del poder. Y, por consiguiente, permitir manejar a Venezuela a sus anchas. Así, el régimen mantiene sometida a la población mediante la validación de arbitrariedades “legislativas”.

El desvergonzado cuerpo legislativo sancionó la decisión de darle curso a un referéndum consultivo para el Esequibo. Este, lejos de tratar materia trascendental, su intención revela la desesperación que encandila al régimen ante la realidad política nacional. La elite del poder sabe que está en un punto de inflexión donde la reflexión política dirigirá el país próximamente.

Objetivo a disertar

La disertación se centra en la revelación de un problema de magnitud catastrófica. Además, se destaca la falta de una consideración precisa de las causas que provocan situaciones calamitosas que afectan el desarrollo económico y social en el contexto público, lo que actualmente plantea un desafío importante en la política en términos de su comprensión y praxis.

El ejercicio de la política no es tan sencillo como podría parecer a primera vista. La política no obedece al dictado de las emociones ni se rige por meras intuiciones. Mucho menos debe ceder ante presunciones autoritarias o totalitarias inspiradas en el pensamiento militar o policial. Aunque a ratos las contradicciones suelen marcar el curso de la política.

Estas dificultades han llevado a numerosos gobiernos, incluido el de Venezuela, a experimentar el impacto devastador de las crisis que afectan las realidades políticas, económicas y sociales. El hecho de confiar en la formación militar no garantiza un mecanismo eficaz para abordar los problemas que obstaculizan el desarrollo de una nación, especialmente cuando esa nación está sufriendo opresión militar o policial, como es el caso en varios países de Latinoamérica, incluyendo Brasil.

Estas realidades que, lamentablemente, atraviesan a Venezuela, dan cuenta de un comportamiento social que se puede entender como lo que en teoría política se conoce como ‘política en un sentido conflictivo’. Es decir, la política ejercida como una ‘actividad conflictiva’, tal como sucede en Venezuela. Esto ha llevado a que el pueblo venezolano ajuste su vida política, y es precisamente esto lo que ha permitido interpretar la cultura política en Venezuela.

Insuficiencias en el concepto de “política”

La comprensión de la política descrita aquí ha animado un comportamiento social asociado al ejercicio del poder. Es decir, una conducta personal anclada en lo emocional. Esta respuesta individual ante situaciones que demandan una acción decidida y urgente, impulsada por el poder, complejiza el concepto de política. Esto es especialmente notable en relación con los conceptos de “cohesión”, “consideración”, “solidaridad” y “respeto”. Estos términos dan lugar a un concepto que enfatiza el “consenso” o la “cooperación”, aunque en la realidad no siempre queda claro cómo deberían ser aplicados.

Todo esto contribuye a comprender la “política” en un sentido amplio, pero también lo hace más riguroso de acuerdo con su esencia fundamental o al considerar la diversidad humana como una fuente de inspiración. De esta manera, se refuerza la necesidad de analizar los conflictos en función de cómo y en qué medida perjudican los intereses públicos. La naturaleza de esta interpretación exige al ejercicio de la política una ineludible vinculación entre lo político y lo público.

Sin embargo, esta interpretación de la política no debe rebasar los límites establecidos por los valores que sustentan los derechos y las libertades. Por lo tanto, no es sencillo ejercer la política sin reconocer las diferencias entre individuos y las implicaciones que estas conllevan. En este contexto, es esencial destacar la participación como conditio sine qua non de la política de la política, como lo señaló Hannah Arendt.

¿Escapar de limitaciones que confinan la política?

No obstante, las realidades que promueve el oscurantismo político, propio de Venezuela y países con afinidades a culturas militaristas o policiales, propician contradicciones que hacen confuso el ejercicio de la política. Estos problemas se manifiestan especialmente cuando se establecen relaciones de poder que fomentan medidas que refuerzan la autoridad y la sumisión, particularmente en el contexto de conflictos entre grupos sociales, en gran parte debido a la escasa valoración de bienes colectivos.

Además, el desconocimiento de estos bienes dificulta la posibilidad de cultivar valores que puedan convertirse en fundamentos de la política en el pensamiento del colectivo nacional.

Estas deficiencias dificultan el ejercicio del poder carente de un debido sentido de moralidad, ética y dignidad. No obstante, cabe preguntarse si quienes detentan el poder son capaces y conscientes de ejercerlo de acuerdo con lo que implica el concepto de pluralismo humano.

De manera que, al analizar el ejercicio político sujeto a concepciones militaristas o policiales, la idea de esta disertación conduce a dar cuenta de las controversias y desafíos que surgen de una práctica política que ha desfigurado su esencia. Esto ha sido un problema cierto, ya que se ampara en imposiciones que desvirtúan su capacidad de promover libertades. Es por eso que se dice que hacer política sin la reflexión necesaria para comprenderla no edifica, sino que restringe y destruye. De ahí que cabe el aforismo popular que reza: “sin concepto no hay política”.

Política, poder y realidad

Política, poder y realidad

La sumisión que vergonzosamente caracteriza a la ilegítima Asamblea Nacional, la hacen blandir con la…

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

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La sumisión que vergonzosamente caracteriza a la ilegítima Asamblea Nacional, la hacen blandir con la mayor hipocresía intereses patrios y latosos argumentos

 

@ajmonagas

Comprender la frase “sin concepto no hay política” obliga a internarse en la epistemología de la política. Aunque en principio, la idea resumida en esta locución busca poner de bulto la fatuidad demostrada por la actual Asamblea Nacional, elegida a instancia de los intereses del régimen usurpador. Esta, sin mayor conocimiento de lo que envuelve el concepto de “política”, no deja de incurrir en serios errores y omisiones que hablan mal de la labor legislativa realizada.

Y es porque en la oscuridad de la ignorancia y apelando a la inminencia de evitar una confrontación electoral que sea “cuchillo para su garganta”, termina sancionando decisiones equivocadas y aparatosas. Particularmente, presumiendo de actuar bajo el principio de ecuanimidad, valores de moralidad, ética política y criterios democráticos.

Lo que sí resulta perfecto, es cuando la sumisión y subordinación que vergonzosamente caracteriza a esa ilegítima Asamblea Nacional, la hacen blandir con la mayor hipocresía “símbolos patrios” y latosos argumentos. Así sus integrantes se empeñan en continuar manipulando al país con medidas presuntamente democráticas, pero encubriéndose bajo el propósito de seguir sintiéndose inamovibles del poder. Y, por consiguiente, permitir manejar a Venezuela a sus anchas. Así, el régimen mantiene sometida a la población mediante la validación de arbitrariedades “legislativas”.

El desvergonzado cuerpo legislativo sancionó la decisión de darle curso a un referéndum consultivo para el Esequibo. Este, lejos de tratar materia trascendental, su intención revela la desesperación que encandila al régimen ante la realidad política nacional. La elite del poder sabe que está en un punto de inflexión donde la reflexión política dirigirá el país próximamente.

Objetivo a disertar

La disertación se centra en la revelación de un problema de magnitud catastrófica. Además, se destaca la falta de una consideración precisa de las causas que provocan situaciones calamitosas que afectan el desarrollo económico y social en el contexto público, lo que actualmente plantea un desafío importante en la política en términos de su comprensión y praxis.

El ejercicio de la política no es tan sencillo como podría parecer a primera vista. La política no obedece al dictado de las emociones ni se rige por meras intuiciones. Mucho menos debe ceder ante presunciones autoritarias o totalitarias inspiradas en el pensamiento militar o policial. Aunque a ratos las contradicciones suelen marcar el curso de la política.

Estas dificultades han llevado a numerosos gobiernos, incluido el de Venezuela, a experimentar el impacto devastador de las crisis que afectan las realidades políticas, económicas y sociales. El hecho de confiar en la formación militar no garantiza un mecanismo eficaz para abordar los problemas que obstaculizan el desarrollo de una nación, especialmente cuando esa nación está sufriendo opresión militar o policial, como es el caso en varios países de Latinoamérica, incluyendo Brasil.

Estas realidades que, lamentablemente, atraviesan a Venezuela, dan cuenta de un comportamiento social que se puede entender como lo que en teoría política se conoce como ‘política en un sentido conflictivo’. Es decir, la política ejercida como una ‘actividad conflictiva’, tal como sucede en Venezuela. Esto ha llevado a que el pueblo venezolano ajuste su vida política, y es precisamente esto lo que ha permitido interpretar la cultura política en Venezuela.

Insuficiencias en el concepto de “política”

La comprensión de la política descrita aquí ha animado un comportamiento social asociado al ejercicio del poder. Es decir, una conducta personal anclada en lo emocional. Esta respuesta individual ante situaciones que demandan una acción decidida y urgente, impulsada por el poder, complejiza el concepto de política. Esto es especialmente notable en relación con los conceptos de “cohesión”, “consideración”, “solidaridad” y “respeto”. Estos términos dan lugar a un concepto que enfatiza el “consenso” o la “cooperación”, aunque en la realidad no siempre queda claro cómo deberían ser aplicados.

Todo esto contribuye a comprender la “política” en un sentido amplio, pero también lo hace más riguroso de acuerdo con su esencia fundamental o al considerar la diversidad humana como una fuente de inspiración. De esta manera, se refuerza la necesidad de analizar los conflictos en función de cómo y en qué medida perjudican los intereses públicos. La naturaleza de esta interpretación exige al ejercicio de la política una ineludible vinculación entre lo político y lo público.

Sin embargo, esta interpretación de la política no debe rebasar los límites establecidos por los valores que sustentan los derechos y las libertades. Por lo tanto, no es sencillo ejercer la política sin reconocer las diferencias entre individuos y las implicaciones que estas conllevan. En este contexto, es esencial destacar la participación como conditio sine qua non de la política de la política, como lo señaló Hannah Arendt.

¿Escapar de limitaciones que confinan la política?

No obstante, las realidades que promueve el oscurantismo político, propio de Venezuela y países con afinidades a culturas militaristas o policiales, propician contradicciones que hacen confuso el ejercicio de la política. Estos problemas se manifiestan especialmente cuando se establecen relaciones de poder que fomentan medidas que refuerzan la autoridad y la sumisión, particularmente en el contexto de conflictos entre grupos sociales, en gran parte debido a la escasa valoración de bienes colectivos.

Además, el desconocimiento de estos bienes dificulta la posibilidad de cultivar valores que puedan convertirse en fundamentos de la política en el pensamiento del colectivo nacional.

Estas deficiencias dificultan el ejercicio del poder carente de un debido sentido de moralidad, ética y dignidad. No obstante, cabe preguntarse si quienes detentan el poder son capaces y conscientes de ejercerlo de acuerdo con lo que implica el concepto de pluralismo humano.

De manera que, al analizar el ejercicio político sujeto a concepciones militaristas o policiales, la idea de esta disertación conduce a dar cuenta de las controversias y desafíos que surgen de una práctica política que ha desfigurado su esencia. Esto ha sido un problema cierto, ya que se ampara en imposiciones que desvirtúan su capacidad de promover libertades. Es por eso que se dice que hacer política sin la reflexión necesaria para comprenderla no edifica, sino que restringe y destruye. De ahí que cabe el aforismo popular que reza: “sin concepto no hay política”.

Política, poder y realidad

Política, poder y realidad

La sumisión que vergonzosamente caracteriza a la ilegítima Asamblea Nacional, la hacen blandir con la…

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Todavia hay más
Una base de datos de mujeres y personas no binarias con la que buscamos reolver el problema: la falta de diversidad de género en la vocería y fuentes autorizadas en los contenidos periodísticos.