De Stalingrado a “Putingrado”, la senda de los dictadores - Runrun
De Stalingrado a “Putingrado”, la senda de los dictadores
Los historiadores calculan que hasta 40 millones de personas fueron víctimas del terror de Stalin, lo tragicómico para Venezuela, es que Superbigote se ufana de parecerse a él

 

@froilanbarriosf

A propósito del 70 aniversario de la muerte de Stalin, las viudas del estalinismo han resaltado el aniversario del nacido en la ciudad de Gori, Georgia, especialmente en la Federación Rusa. Desde la cúpula del Kremlin se propaga el culto al georgiano y en los partidos comunistas sobrevivientes del mundo. Tratan de conectar el curso imperialista de la URSS con la guerra del Kremlin contra Ucrania, encabezada por Putin. 

En realidad, la performance del llamado “Padre de los Pueblos”, representa a un personaje de limitadas condiciones como político hasta pocos meses antes de la revolución de octubre. Ni siquiera era miembro del CC del partido bolchevique, de allí su andar rastrero, conspirador, especialista en tramar emboscadas en función de alcanzar el poder. Como vemos, es una “cualidad típica” de los de su estirpe

De esta manera aprovechó las consecuencias de la guerra civil (1917-1924) y los inicios precarios de la revolución rusa para ascender y desplazar primero a la oposición de izquierda, entre ellos los más prominentes Karl Radek y Eugeny Preobrazhenski, a quienes hostigó y asesinó como el caso relevante de León Trotsky en 1940; y luego en los procesos de Moscú en 1936, cuando condenó a pena de muerte a los reformistas calificados por él como opositores de derecha, Lev Kamenev, Gregory Zinoviev y Nicoali Bujarin. De esta forma borró la historia del partido bolchevique a cuya dirigencia, por su intelecto, él despreciaba.

Ese curso criminal de imponer sus diktaks lo conllevó a desatar el Holodomor ucraniano en 1933, iniciado en 1929 por el dictador soviético al imponer la colectivización del campo. Ese proceso obligó a millones de campesinos a entregar sus tierras, resultando una hambruna de dimensiones nunca vistas que registró la muerte de entre 7 y 10 millones de personas.

Madurodomor

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En la tradición rusa el culto a la personalidad no solo pasó por Stalin. También los zares la cultivaron tras siglos de dominación. Una de sus principales ciudades de 1703 a 1924 se llamó San Petersburgo; de 1914 a 1924 se llamó Petrogrado; de 1924 a 1991 se llamó Leningrado. Y de 1991 a la actualidad se llama San Petersburgo. San Petersburgo fue la capital de Rusia de 1712 a 1918.

El curso de la II Guerra Mundial afianzó el culto a la personalidad hacia el dictador soviético. Hasta que, el 10 de noviembre de 1961, la administración de Nikita Khrushchev cambió el nombre de la ciudad a Volgogrado («Ciudad del Volga») como parte de su programa de desestalinización tras la muerte de Stalin.

Los dirigentes soviéticos tardaron tres años en distanciarse del «culto a la personalidad de Stalin», en febrero de 1956. No fue sino hasta la década de 1960 que se expuso públicamente por primera vez lo que realmente era Stalin: un asesino de masas con el Informe Khrushchev.

En resumen, los historiadores calculan que hasta 40 millones de personas fueron víctimas del terror: se las ejecutó, se las hizo morir de hambre, se las asesinó o se las dejó lisiadas. Hubo deportaciones masivas de la punta de lanza de la cultura rusa y destacados escritores, poetas, actores, científicos, directores fueron denunciados como «enemigos del pueblo», para luego ser torturados y asesinados.

Por si fuera poco, en febrero 2023, para conmemorar el aniversario de la batalla, Volgogrado incluso pasó a llamarse Stalingrado por un día. «Podrían haber rebautizado la ciudad con el nombre de Putingrado ya mismo», dice Rastorgueva. Para ella, la inauguración del monumento a Stalin es «una prueba de la nueva forma oficialista de interpretar la historia».

La lógica detrás de esto es la siguiente, explica la periodista: «La victoria en la Segunda Guerra Mundial es el último denominador común, la última baza de la propaganda rusa, porque ahora mismo todo parece bastante triste en Ucrania. ¿Y quién ganó la guerra? Stalin. ¿Y quién es el Stalin de hoy? Pues, ¡Vladimir Vladimirovich! Putin es nuestro Stalin, ¡con él ganaremos!»

En definitiva es el culto a la personalidad y la propagación de un modelo contrario a la democracia, igualmente asumido por China y otras regiones de Asia. Lo tragicómico para nuestro país, Venezuela, es la actitud del Superbigote, quien se ufana de parecerse a Stalin. Incluso con el método de aplastar rebeliones y no entregar el poder con elecciones democráticas.

*Movimiento Laborista.

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