¿Cuándo el consenso político es una estafa?
Es necesario fomentar la cooperación ciudadana sin ataduras ni condiciones, con transparencia y representación en el proceso decisorio
El consenso se define como un acuerdo sobre un tema entre las partes involucradas en la toma de decisiones. Es una herramienta para la resolución de controversias. En un contexto ideal, se alcanza cuando los involucrados conciertan un camino de acción. Sin embargo, con premeditación y alevosía puede ser estafa continuada. Ejemplo: la experiencia de los últimos años en Venezuela.
Cuando se habla de fraude, se refiere a situaciones en las que se llega a un convenio que, de antemano se sabe incumplido, injusto y nada equitativo. Se utiliza como manipulación y control de poderosos que imponen su voluntad sobre los demás. Sucede cuando el acuerdo alcanzado beneficia a unos pocos a expensas de muchos otros.
En el ámbito político, se considera un ideal a alcanzar, porque supone mejor gestión de gobierno y mayor satisfacción del ciudadano. Sin embargo, en la realidad, es observado como estafa. Encubre corrupción, se burla la oferta electoral, incumplen la palabra empeñada, no rinden cuentas ni de gestión ni financiera, menosprecian el mandato y exigencias ciudadanas.
Políticos y politiqueros pueden llegar a un consenso en providencia particular que favorece a un grupo específico o a ellos mismos, mientras ocultan detalles y motivos. El encubrimiento niega la posibilidad del debate y la argumentación honesta. Silencian a la ciudadanía y pisotean sin piedad sus intereses, perpetuando la hegemonía de las élites. Entonces, el consenso es opresión.
Se usa para imponer decisión sobre minorías –y mayorías también–, que no tienen suficiente poder para influir en el proceso de toma de decisiones. Aunque supone, un acuerdo generalizado, es alcanzado por cúpulas indecorosas e inescrupulosas que no consideran haberes y beneficios de la ciudadanía. Convirtiéndose en una tiranía negadora al derecho de representación y participación de la sociedad.
Cuando el consenso político se desvirtúa
Puede ser manejado para evitar conflicto y confrontación, siendo interpretada como una forma de debilidad y falta de liderazgo. En política, la disputa y lucha son inevitables en muchos escenarios, y el líder ético, valiente, fuerte, seguro, práctico y positivo requiere enfrentar los desafíos. Si se utiliza el pacto, la negociación como forma de evitar aprietos, renunciando a principios y buenas costumbres, la decisión es débil y comprometida sin lograr abordar los retos concretos que demanda y enfrenta la sociedad.
Puede y es manipulado, como una manera de perpetuar el statu quo y evitar el cambio urgente, necesario, profundo y real. Si los políticos llegan a un consenso sobre un tema, puede ser muy difícil -mas no imposible- desafiarlos y proponer un cambio significativo; frustrando la intención de convertirlo, en inmovilidad política que niega toda posibilidad de progreso y desarrollo.
El consenso puede ser visto como inevitable, muchas veces utilizado como estafa. En lugar de promover participación libre y democrática, la desalienta, acobarda y amedrenta, utilizándola para tapar vagabunderías, iniquidades y abusos, representación ilegítima e imponer disposiciones indebidas para evitar el anhelado cambio.
Es estafa, timo cuando las partes involucradas no tienen el mismo poder o influencia, y se basa en la imposición de la voluntad de sórdidos interesados. Para evitarlo, es vital que los ciudadanos estén informados, conscientes de sus derechos e implicaciones de cualquier acuerdo o decisión en la que estén involucrados.
Es necesario fomentar la cooperación ciudadana sin ataduras ni condiciones, con transparencia y representación en el proceso decisorio; promover el diálogo serio y responsable, el debate honesto y abierto, sin doblegar principios y valores. Solo así puede convertirse en instrumento para el desarrollo económico, político, cultural y social en lugar de una estafa que perpetúa la opresión, ilegalidad, dictadura, atropello e injusticia.
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