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Cuando la información y la solidaridad estorban
Que periodistas independientes le den voz a los afectados, recojan las denuncias de la comunidad y se hagan eco del doloroso testimonio de los familiares de los desaparecidos es un “estorbo” para cualquier dictadura

 

@BrianFincheltub

La tragedia de Las Tejerías ha conmovido y movilizado a todo el país. Frente a la contingencia, lo que uno espera como venezolano es que el Estado deje de ser, al menos momentáneamente, una estructura represiva al servicio de unos pocos y pase a coordinar la ayuda hacia la población que ha sufrido la fuerza arrasadora de la naturaleza, sin importar de donde venga la misma. Lamentablemente, en la Venezuela de nuestros días las cosas no suelen funcionar como uno desea. 

El accionar del régimen madurista de las últimas horas es prueba de ello. Antes de ocuparse de las toneladas de lodo, rocas y escombros que cubren gran parte de la población aragüeña, primero se ocuparon de sacar a los periodistas, acusándolos de ser un “estorbo” para las labores de rescate y reconstrucción. A decir verdad, nunca han sido tan sinceros, pues que periodistas independientes le den voz a los afectados, recojan las denuncias de la comunidad y se hagan eco del doloroso testimonio de los familiares de los desaparecidos es un “estorbo” para cualquier dictadura.

No les importa que en medio de una catástrofe natural la información también puede salvar vidas y que los medios de comunicación pasan a ser empresas de servicio público. Aunque era muy niño, recuerdo claramente el valioso rol que cumplieron todos los canales de televisión y radios del país tras la tragedia de Vargas de 1999. Los medios ayudaron a replicar el sentimiento de solidaridad con los varguenses y a mostrarle al mundo cómo los venezolanos éramos capaces de levantarnos frente a la tragedia.

Hoy, la mayoría de la información sobre Las Tejerías nos llega por las redes sociales. De hecho, las imágenes comenzaron a circular desde la propia noche del sábado, cuando pobladores alertaban sobre el desbordamiento de varias quebradas, sin que el llamado “sistema de prevención temprana de desastres” que tanto cacarean los representantes de la dictadura hiciera nada por evacuar a las miles de familias que allí pernoctaron al propio riesgo de sus vidas.

A pesar de la censura, los venezolanos se han movilizado en todo el país habilitando centros de acopio. La empresa privada, la iglesia y hasta organismos internacionales han mostrado su disposición de colaborar con las familias afectadas. La respuesta del régimen madurista ha sido instalar una nueva alcabala, de esas que abundan en todo el territorio nacional, pero está vez a la entrada de Las Tejerías. ¿Con qué intención? Monopolizar la ayuda y criminalizar la solidaridad.

No hay palabras para describir tanta indolencia y falta de humanidad. Quienes aún tenemos pequeños espacios para denunciar y dejar registro escrito de lo que el madurismo ha representado para Venezuela, no debemos parar. Aunque a veces la realidad venezolana sea agotadora. Los habitantes de Las Tejerías necesitan de todos ahora, pero sobre todo en las semanas, meses y años por venir; cuando quienes han ido a hacer propaganda apropiándose de su tragedia, no cumplan la palabra prometida. Si algo hemos demostrado como pueblo es ser mucho más que la dictadura mediocre que nos gobierna desde hace más de veintitrés años. Que triunfe la solidaridad sobre el egoísmo.

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