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Opinión

Pocos años para destruir un país, 60 para explotarlo

Pocos años para destruir un país, 60 para explotarlo, por Armando Martini Pietri
Armando Martini Pietri
22/04/2021

@ArmandoMartini

Transcurren décadas de afrenta y deshonor en Cuba. De indignidad castrista porque por encima del comunismo, socialismo, marxismo leninismo, lo sucedido desde 1959 ha sido el perverso castrismo como pretexto y poder de los hermanos Castro (amigos y familiares favorecidos) como realidad. Antes de los sinvergüenzas Che Guevara, Camilo Cienfuegos, Juan Almeida, Abel Santamaría, Huber Matos y otros, Cuba se destacó por ser la última colonia española en América. Pueblo esforzado, culto, que no se conformó regocijándose con deleites y facilidades tropicales, se propuso la construcción de su bienestar.

De azares políticos, fue ejemplo socio-económico. Incomprensiones de Estados Unidos que, desde la Segunda Guerra Mundial, descubrían que no solo eran formidables, sino un gran país. Nación rica e intensamente productiva, vencedora de beligerancias, uno de los cuatro líderes mundiales y, entre ellos, el más próspero.

La mirada de Estados Unidos

Han tenido que desfilar décadas para aquella valiente muchachada de los ejércitos que cruzaron Europa comandados por generales estrategas, decorosos y eficientes como George Patton, Dwight -Ike- Eisenhower entre otros, y los que fueron derrotando al poderoso, fanático y empeñoso Japón a lo largo del Pacífico, aprendieran las ventajas, pero también exigencias de ser líderes mundiales.

Pero por demasiado tiempo lo hicieron con ingenuidad y torpeza, incluso desconociendo la historia, para finalmente comprender que el liderazgo es prerrogativa, pero sobre todo compromiso. En lejanas épocas, mientras los estadounidenses observaban al Caribe como islotes y arrecifes en progreso de ser países como lugares de descanso, colmados de sol, curiosidades y huracanes, los cubanos transformaban su isla y nacionalidad en un empeño nacional de duro trabajo, emprendimiento y prosperidad.

Los años dorados de Cuba

A base de compromiso y faena se convirtieron en los primeros productores de azúcar, donde los “ingenios” azucareros fueron propiedad de los cubanos. Desarrollaron el puro -habano- de calidad y reputación insuperable; el excelente ron cubano -superado, años después, por los rones añejos venezolanos-. Crecieron plantaciones de caña de azúcar, producción, destilación de prestigio mundial, pero también la minería con níquel y cobalto. La cultura popular con la televisión se hizo guía, símbolo del espectáculo que reunía familias y se adueñaba del mundo después de la radio, la pedagogía con producción de excelentes libros de historia y geografía, entre otros temas.

Los cubanos de entonces desarrollaron la banca pública y privada para sostener emprendimientos agrícolas, industriales y comerciales. Rubros que fueron levantando con talento, empeño y sudor para hacer un país con proyección de liderazgo.

Aquella exitosa Cuba entre la independencia y equivocación terrible por la llegada comunista, tuvo incierta vida política. Mezcla de democracia y dictadura, plagada de sorpresas, suicidio ante las cámaras de Eduardo Chibás, y el ataque enloquecido de los Castro a las instalaciones militares. Allí donde fueron derrotados, pero también expuestos tanto al estupor como a la curiosidad de cubanos y latinoamericanos, que confundieron locura con valentía.

Los dictatoriales años 50

Fue una década de dictaduras militares en Latinoamérica. Trujillo en República Dominicana, Somoza en Nicaragua, Pérez Jiménez en Venezuela, Rojas Pinilla en Colombia, Juan Domingo y Evita Perón en Argentina, Alfredo Stroessner, en Paraguay. Animadas por el pretexto de salvar la patria del comunismo y la brutalidad de Stalin y Mao Tsé Tung.

En los sesenta la democracia ejemplar y duramente atacada fue la venezolana, cuyos errores y descuidos terminaron llevándola, tras cuarenta años de crecimiento social y económico, al desastre chavista.

Aquí no lograron profetizar el peor teniente coronel, tirano que encarcelaba demócratas y prometía prosperidad económica, prostitución y travesuras de la mafia, sería peor que un Fidel ávido, enfermo de gloria personal que encarcelaba y fusilaba a cuenta de la revolución.

El castrismo venezolano lleva ya 21 años engañando a pobres y necesitados, equivocándose, cambiando prosperidad y emprendimiento por férreo control social en manos de inútiles, inmorales e incompetentes.

La crisis del chavismo

La crisis del chavismo

@ArmandoMartini Transcurren décadas de afrenta y deshonor en Cuba. De indignidad castrista porque por encima…

Sin embargo, los tiempos son diferentes. Estados Unidos, con fallas y pedanterías, razona diferente. Ya no apoyan a tiranos fieles, comprenden que la democracia es la salvación. De allí, la desesperación castrista. Se dan cuenta de que han perdido la economía en beneficio de la corrupción, y el ciudadano no les profesa confianza ni respeto.

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