La neblina mental del G4 y el dilema ciudadano - Runrun
La neblina mental del G4 y el dilema ciudadano

@ArmandoMartini

No es un dilema, son varios. El oficialismo exiguo pero intenso, armado, apunta a conductores para abrir senda. El interinato en terapia intensiva y espiritual se debate entre legitimidad e ilegitimidad. Bolichicos, enchufados empresariales, cómplices y oportunistas con sus códigos cleptómanos. Diplomacia desconcertada y blandengue, organizaciones internacionales confusas, ambiguas. Y lo único que se le ocurre al G4 es convocar marcha para el 12 de febrero, emplazando a los ciudadanos agotados de jugarse la vida y libertad por una oposición dividida en mendrugos que no honran la palabra empeñada, se burlan y desconocen el mandato ciudadano.

Próxima estafa: morder o no el anzuelo de las elecciones regionales sin cese de la usurpación con Asamblea Nacional espuria, no reconocida. Lo que resulta un deleite placentero, casi orgásmico, para el dos veces perdedor, que busca renovados aires para surgir de la inopia y concluir imponiendo autoridades electorales de acatamiento al castro-madurismo. Y partidos contrarios que no se ponen de acuerdo e incapaces de unirse en un objetivo; por ello son impotentes para definir una voz representativa unitaria. Ilusorio interés de avenencia entre facciones “enfrentadas”.

Solo existe una estéril e infecunda coincidiendo en soberbias, regodeándose en pedanterías, concordando en vanidades, atiborrados de guisos financieros y comerciales.

De allí, partidos opositores deseosos de participar en elecciones con el estulto, viejo, desgastado argumento de “conservar espacios” y los que rechazan con valentía competir en las actuales circunstancias. Alrededor de ellos, el poder castro-madurista, y una mayoría abrumadora de ciudadanos, incrédula en vacunas del régimen como tampoco en tratamientos de una oposición que, más allá de una economía destruida -mérito indiscutido chavista-, sobrevivir al coronavirus, destrucción del sistema de salud, pobreza y miseria, observa con temor, escepticismo y repugnancia al régimen y a la oposición, con la excepción de quienes jamás han vacilado, nunca dado su brazo a torcer, negados a renunciar o negociar, principios éticos y morales que bien merecen los venezolanos.

La Unión Europea, sus timideces, poquedades, adeudos y compromisos. Estados Unidos con la embarazosa complicación de una democracia en crisis. Rusia demuestra intolerancia flagrante ante su propia oposición que pone nervioso al Kremlin. China recompensado en su esfuerzo de ayuda al fraude electoral, espera una Casa Blanca menos intensa y provocadora. Irán negociando acuerdos que le permitan crecer como potencia nuclear; ven lejano a un encargado que ha perdido toda esperanza ciudadana, al cual ya varios países no reconocen como “presidente interino” sino “interlocutor privilegiado”, mientras el castrismo con astucia rescata a un buen aliado, que no es tonto como para desaprovechar la oportunidad de protección y proyección.

Venezuela enferma de coronavirus, hambre, desesperanza y escepticismo, allí el corazón de la tragedia, la frustración de haber cambiado una democracia imperfecta por una tiranía que ofrece construir horizontes solo después que algún estólido mequetrefe, termine de destruir lo que encontró funcionando, por cambiar parlanchines controlados por una Constitución no tan vieja por majaderos bulliciosos que no saben poner nada en funcionamiento y culpan al mundo de su torpeza mientras roban y arrasan.

Con un panorama desolador, mórbido y famélico, la oposición no parece comprender qué sucede; hala cada uno para su lado y el único ruido que se escucha es del intercambio de balas bandidas, cuyas patotas parecen ser lo único que progresa en Venezuela; mientras solo atina a discutir si sufragan para “disfrutar” las escasas gobernaciones y alcaldías que le sean asignadas, las limosnas llamadas “espacios” que el régimen obsequie para distraerlos mientras el socialismo se las arregla para continuar desbarrando en el poder.

Noruegos aterrizan en Venezuela a ver si entienden algo, y algunos en el mundo advierten que al dejar de ser presidente de la Asamblea Nacional tampoco es presidente interino, mientras la nación se hunde y deprime en su triste tragedia. Y por fallar, el arribo demócrata deja claro, no irá frontal contra la fechoría, y, aunque parezca dispuesto ablandar sanciones, precisa las mantendrá y su interlocutor es el encargado sin control territorial.

¿Votar para legitimar, mantener la usurpación y “opositores” en pequeños espacios controlados, o resignarnos a seguir viendo el hundimiento de Venezuela? es el dilema que, con tapabocas y goticas milagrosas ofreció el oficialismo.

La “oposición” sucumbió de ilusión por oportunista y errática. El chavismo es producto obligado de la desdicha venezolana, conjuntamente con dominantes confundidos, enmarañados, de ayer y de hoy, que no logran escapar de su saco de gatos; mientras ciudadanos, los más perjudicados, engañados, en éxodo y sin esperanzas, perecen sin remedio.

¿Será que no aprendimos la lección y seguimos inmersos en la neblina mental del G4?

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es