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Viendo venir al pueblo que protesta en cuarentena

@NSC 

A principios de marzo, volvía la consigna “A la calle otra vez”. La calle que nunca debió abandonarse, porque cualquiera sea la ruta (negociación, elecciones o insurrección) pasa por ciudadanos movilizados. Llegó la declaración de la pandemia, llegó la cuarentena. Se asumió que se cerraban las oportunidades para la protesta y la movilización social. Lo asumieron los analistas. “El pueblo” no lo asumió.

Analistas ciegos, represión atenta

En abril, el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) registró 716 protestas, equivalente a un promedio de 24 diarias. Abril fue un mes de protestas de intensidad media. Protestas violentas, desordenadas, dispersas. Sin conducción política, sin apoyo de organizaciones sociales. Estas protestas ocurrieron fuera de la vista de los analistas electorales.

Protestaba “el pueblo” en oriente, en Guayana, en los Llanos, en occidente, en los Andes, en el centro. En Monagas, Anzoátegui, Sucre, Bolívar, Barinas, Portuguesa, Falcón, Zulia, Mérida, Carabobo, Aragua, Miranda y Distrito Capital. Los motivos de las protestas: falta de agua, falta de gas doméstico, fallas de electricidad y escasez de gasolina.

El chavismo respondió con distintas modalidades de represión, que variaron en las distintas localidades, según el cuerpo represivo a cargo (FAES, CICPC, Guardia Nacional y policías regionales). A finales de abril, era notoria una nueva modalidad de represión: con posterioridad a la protesta, con frecuencia en la noche, los cuerpos represivos allanaban viviendas de los participantes en protestas. Los amedrentaban, en ocasiones los detenían. El mensaje de vigilancia y control era contundente.

Indignación autogestionada

En mayo, la conflictividad social y la protesta popular aumentaron sustancialmente. Registramos protestas en la mayoría de los estados del país: Miranda, Distrito Capital, Vargas, Aragua, Carabobo, Yaracuy, Falcón, Lara, Zulia, Trujillo, Táchira, Mérida, Barinas, Portuguesa, Cojedes, Guárico, Bolívar, Sucre y Nueva Esparta. Solo en Caracas hubo un promedio de 16 protestas diarias durante el mes de mayo. En Falcón, hubo protestas diarias en todos los municipios.

La falta de suministro de agua fue la causa de la mayoría de las protestas registradas; seguidas por fallas en la electricidad, falta de gas doméstico, protestas contra la represión y protestas por escasez de gasolina.

La mayoría de las protestas registradas fueron autoorganizadas por comunidades locales. Las modalidades de protesta más comunes fueron pequeñas concentraciones, cortes de vía y barricadas nocturnas.

Entre el 15 y el 22 de mayo se registraron en Caracas cacerolazos con media/alta participación organizados por redes vecinales. Durante todo el mes, vimos protestas gremiales o sindicales en Twitter, organizadas principalmente por trabajadores del sector salud y profesores universitarios. También hubo cacerolazos focalizados en comunidades del interior del país, por cortes de electricidad y falta de agua. La represión estuvo a cargo, principalmente, de las FAES, la Guardia Nacional y las policías locales.

Junio ardió en cuarentena

Un informe de PROVEA indica que, en los primeros dos meses de cuarentena, 51 personas fueron detenidas arbitrariamente y 2 personas fueron asesinadas en el contexto de protestas (la primera en Upata, Bolívar, y la segunda en Mérida).

A finales de mayo se notó un aumento en el acompañamiento de las protestas por fallas de servicios por parte de dirigentes locales o regionales de los partidos políticos. Se dejaron oír líderes de Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Causa R. El gobierno de facto comenzó a hacer presencia en los sitios de protesta y a ofrecer medidas paliativas; llegaron las cisternas, llegó la gasolina.

En la primera semana de junio, las protestas llegaron a su punto más alto en 2020. En la segunda y tercera semana de junio, coincidiendo con la flexibilización de la cuarentena, el número de protestas desciende a los niveles de marzo; pero vuelve a aumentar a un número similar al registrado en abril, durante la última semana del mes.

Durante junio, se registraron protestas en 20 estados: Miranda, Distrito Capital, Vargas, Aragua, Carabobo, Falcón, Lara, Zulia, Mérida, Táchira, Barinas, Portuguesa, Apure, Amazonas, Bolívar, Guárico, Anzoátegui, Sucre, Monagas y Nueva Esparta.

La curva de la represión tampoco se aplana

La modalidad de protesta más común es el cierre de vía. Aumentó la proporción de protestas reprimidas (especialmente en el oriente del país, en los Llanos y en Caracas) y se observó mayor intervención de la FANB en acciones represivas.

Mientras que al inicio del mes la mayoría de las protestas era por falta de agua y de gas doméstico, junio cierra con el predominio de protestas por el derecho a la salud (falta de insumos en los hospitales, falta de protección para los médicos), violaciones de derechos humamos en los PASI (falta de comida adecuada, precarias condiciones del alojamiento, maltrato) y abusos de los cuerpos de seguridad durante la cuarentena.

Junio también fue el mes de la reactivación de las protestas laborales, con las movilizaciones organizadas por la Intersectorial de Trabajadores de Guayana y las protestas de los trabajadores de PDV Marina. También en junio vuelven a aparecer las protestas del hambre, con gente protestando por no tener comida en Sucre y en Bolívar.

¿Primavera en julio?

El pronóstico es que en julio aumentará significativamente la conflictividad social y veremos mayor articulación social y politización de las protestas. Asimismo, se continuará registrando un incremento de la conflictividad directamente asociada a la epidemia.

Hoy es el primer día de julio. Escribo esto a mediodía. Ya ha habido protestas en Miranda, Anzoátegui, Sucre, Portuguesa y Lara. Los venezolanos no han dejado de protestar, con epidemia y cuarentena. Con o sin gasolina. Con respuesta represiva focalizada o con militarización de los espacios públicos.

Los desconectados no ven al pueblo movilizado. Los conectados con la sociedad, sí lo ven venir.

 

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