No todo lo que rebrota reluce

Señalan los opresores, generales de calamidad, jefes de la ruina, que nos han convertido en pedigüeños y, peor, en ciudadanos resignados, que ¡sorpresa! hay un “rebrote” de coronavirus. Y toman medidas que apabullan aún más a los que estamos, por decirlo así, pegados contra la pared.
La covid-19 en Venezuela no es una desgracia, es parte de la desgracia. Otra muestra de los descuidos del castrismo invasor, chavismo anunciador de revolución partiendo de la desobediencia a los cargos e instituciones constitucionales. Derramando sangre, demoliendo gentilicios.
Engaño descarado a los ingenuos que creyeron en simples militares ambiciosos, de escasa formación y profunda inopia no solo de las ciencias, cultura en general, sino, peor incluso, de la realidad que los rodeaba. Ni siquiera supieron darse cuenta de que el tirano sinvergüenza que los abrazaba y susurraba codicias, era el mismo que pocos años antes apoyó sin reparo, ante el mundo, al dirigente contra el cual insurgieron y querían matar.
Nikolai Madurotov
@ArmandoMartini Señalan los opresores, generales de calamidad, jefes de la ruina, que nos han convertido…
El coronavirus aparece, contagia, asesina a los débiles, retrocede y embiste mientras dirigentes castristas a diario hacen un balance de contagiados y fallecidos. Ocupados en resaltar que la mayoría de los casos provienen de países vecinos, como si la enfermedad, desidia de la sanidad y abandono de la salud pública tuvieran nacionalidad.
Han hecho revolución, pero de la destrucción en base a una terrible combinación: estrategia deliberada con indescriptible torpeza. Los comunistas acabaron con las naciones de las cuales se han adueñado porque igualar sobre ruinas y pobreza es conceptualmente la consolidación del Estado proletario.
Stalin hizo de la pobreza un arma de control; de la policía, legalidad represora y asesina; de los proletarios, masa alcoholizada y temerosa. En Vietnam el comunismo fue terquedad frente a los errores estadounidenses. Mao hizo del campesinado un acopio de esclavos. En la China moderna el comunismo borra al maoísmo, conserva el poder político y confía el crecimiento a la iniciativa privada. Mientras, Putin se aferra al poder tratando de que el petróleo le genere una economía sin depender solo de la venta de armas.
En Cuba y Venezuela el comunismo no es más que un pretexto para la propaganda manipulada, miseria y hambre resultado de la incompetencia, desacierto e incapacidad.
Mientras que en el mundo, los gobiernos atacan con mayor o menor eficiencia la pandemia, en la tierra de Bolívar solo piensan en dejar claro que los enfermos vienen de otras latitudes. Por eso les desestabiliza que la epidemia, en vez de descender con la larga cuarentena e indigencia, crezca. Y sacan a militares y policías a la calle.
Mientras Bolton hace fortuna escribiendo chismes, nosotros chismeamos haciendo colas, o negociando para que no nos golpeen. Cierran el siempre aglomerado metro sin pensar en el insuficiente transporte público para paliar los efectos de esa decisión. Sin embargo, la realidad se impone y obliga abrir al día siguiente. Mantienen en total incuria y desgano al sector agropecuario, que no solo tiene potencial para alimentar al país, sino para exportar y producir divisas. Y dejan caer la industria de mayores ingresos, la petrolera y la petroquímica.
Asaltan los partidos políticos en franca decadencia y, por contraste, convierten a ciertos dirigentes en los nuevos héroes. Restringen movimientos de la más brillante, coherente y respetada líder, la convierten en víctima y se presentan como hombres machos que golpean a mujeres por el pecado de ser más inteligentes que ellos; intervienen la economía sin tener más conocimiento del dinero que robarlo y esconderlo para vivir como pachás dentro y fuera de Venezuela.
Se ha desperdiciado año y medio, así como el apoyo internacional recibido. Lo más grave, hicieron lo posible por impedir una operación internacional de paz que liberase nuestra nación de la opresión, devolviese la democracia y libertad. No queda otra que continuar intentando, con diferentes actores y estrategias, dejando en el olvido el pasado cómplice, atiborrado de errores y fracasos.
El TIAR, los marines y dirigentes políticos sin carburo
@ArmandoMartini Señalan los opresores, generales de calamidad, jefes de la ruina, que nos han convertido…
Hoy no somos un país, ni siquiera una posibilidad. Solo un territorio de parlanchines, ofrecedores de milagros que llenarán sus bolsillos. Y de fantoches habladores de pendejadas que sobreviven porque se asocian con la tiranía. El rey Midas convertía en oro todo lo que tocaba, pero no podía comerlo y murió desesperado de hambre.
Quienes hoy nos gobiernan convierten lo que tocan o tratan de manejar en desecho, ruina y caca. Estas tampoco se comen.
El venezolano ha demostrado capacidad de resistencia, tolerancia a pesar del temor e incertidumbre. La ciudadanía empobrecida, enferma, presa en su propio país, sin futuro. Esclavos de la revolución bolivariana, sodomizados por los herederos de quien sembró afrenta y deshonor.
Parte importante de la fortaleza de regímenes autoritarios se construye sobre errores, omisiones o acciones de quienes se le oponen.
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