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Colaboradores en las tres últimas dictaduras

En las dictaduras de Juan Vicente Gómez y de Marcos Pérez Jiménez hubo ministros, embajadores, presidentes de empresas del Estado y colaboradores que demostraron ser competentes y que podían haber trabajado en el sector privado o incluso en otros países.

¿Cómo es posible que aceptaran trabajar bajo dictaduras que violaban los derechos humanos en La Rotunda, en el Obispo o en Guasina? ¿Qué indujo a buenos profesionales a trabajar en un régimen que asesinaba, torturaba, encarcelaba y exiliaba?

Contrario a la brillantez de aquellos, en la dictadura totalitaria aderezada con narcotráfico de Chávez-Maduro la presencia de colaboradores mediocres ha sido la regla. ¿A qué se debe la diferencia?

Juan Vicente Gómez tuvo ministros de gran calibre. Entre ellos Gumersindo Torres, quien realizó una gran labor al crear conciencia sobre nuestro petróleo y redactar leyes y reglamentos al respecto. Román Cárdenas, ministro de Hacienda, modernizó lo referente a la hacienda pública. El ingeniero Luis Vélez, como ministro de Obras Públicas, diseñó gran parte de nuestro sistema de carreteras. También hubo destacados profesionales como Rafael González Rincones, José Gil Fortoul, Pedro Emilio Coll, César Zumeta, Pedro Manuel Arcaya y Henrique Toledo Trujillo.

Los distinguidos venezolanos citados seguramente consideraron que para modernizar el país era imprescindible eliminar el caudillismo regional. Este, con sus constantes montoneras, impedía la paz necesaria para avanzar. Vieron en Gómez al “gendarme necesario” que requerían esos tiempos. Recordemos también que los derechos humanos no estaban sobre el tapete y, lamentablemente, eran violados impunemente en muchos países.

La dictadura de Marcos Pérez Jiménez también contó con algunos ministros de categoría. Sin embargo, en este caso es difícil encontrar argumentos para explicar, y mucho menos para justificar, la colaboración con el dictador. La mayoría tenía prestigio profesional y ha podido prestar sus servicios al sector privado o fundar sus propias empresas.

Entre ellos destacan Eduardo Luongo Cabello, quien realizó una buena labor como ministro de Energía y Minas. Incluso las concesiones otorgadas a las transnacionales fueron transparentes, dicho por el mismo Rómulo Betancourt; Armando Tamayo Suárez, quien fue un buen ministro de Agricultura y Cría; y Julio Bacalao Lara, que modernizó Caracas como ministro de Obras Públicas. Otros destacados profesionales también colaboraron con la dictadura. Ya en los últimos días de Pérez Jiménez, Giaccopini Zárraga y Humberto Fernández Morán, distinguidos profesionales, aceptaron ir al Gabinete.

En la dictadura de Chávez-Maduro nunca ha habido independientes en el Gabinete. Todos ocuparon cargos por su identificación ideológica con el régimen. Algunos ministros, como Jorge Giordani, Héctor Navarro, María del Pilar Hernández, Nelson Merentes, Aristóbulo Istúriz, Jorge Rodríguez y Rafael Ramírez sobresalen del resto en cuanto a formación profesional. No así en cuanto a gestión cumplida. Particularmente el último citado fue nefasto para el país.

Otros, como Juan Carlos Loyo, Carlos Osorio, Elías Jaua, Iris Varela, Delcy Rodríguez y el resto, difícilmente podrían competir en el mercado de trabajo, por lo que necesitan esgrimir sus credenciales “revolucionarias” para insertarse en cargos gubernamentales.

En las dictaduras de Gómez y Pérez Jiménez los colaboradores eran de categoría porque el objetivo era construir un mejor país. En la de Chávez-Maduro el objetivo es destruir para controlar, lo cual explica la incompetencia. 

Hay otros colaboradores de esta dictadura totalitaria que no ocupan cargos en el régimen. Pero que requieren ser mantenidos ellos o sus nanopartidos. Necesitan vivir de la política para no perecer. Son ciudadanos como Timoteo Zambrano, Claudio Fermín, Segundo Meléndez, Felipe Mujica, Luis Parra, Franklin Duarte, José Gregorio Noriega, Negal Morales, Henry Falcón, Luis Romero, Javier Bertucci y muchos otros.

Respecto al punto anterior, nos permitimos recordar un artículo de Georg Eickhoff en el que narra que en la Alemania Oriental el Partido Socialista Unido de Alemania, léase Partido Comunista, toleraba la existencia de otros partidos. Estos partidos proporcionaban una forma de vida segura a políticos que preferían la deshonra a tener que emigrar, a cambiar de oficio o a sumarse a  la resistencia.

Ya sabemos quiénes son. Si el régimen convoca elecciones con el CNE que designará el ilegítimo TSJ, ellos harán campaña tratando de convencer de que sí es posible salir del régimen con votos. Patrañas para que ellos puedan sobrevivir en tiempos de dificultades económicas. Son parásitos de la política. Ojalá que otros partidos no decidan convivir con el régimen.

Como (había) en botica

* Arbitraria la detención de Héctor Rivero, Carrano y Villamizar, ejecutivos de   DirecTv.

* Lamentamos el fallecimiento de Milagros Pietri y de Ángel Rafael López, de Gente del Petróleo y de Unapetrol

* ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com 

 

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