¿Qué pasará allí adentro?, por Julio Castillo Sagarzazu
¿Qué pasará allí adentro?, por Julio Castillo Sagarzazu

 

Pasan cosas al interior del gobierno. Pasa mucho más que cuando los venezolanos, hace un año, llenamos las calles y el mundo vio con cuánta ferocidad podía el régimen responder a las demandas de democracia en el país. Obviamente, lo que pasa ahora no está desligado de lo que pasó ayer y mucho tiene que ver con ello. Sin embargo, ahora sentimos que en el gobierno se mueven cosas que no se movían. Los “gobernólogos” tendrán sus teorías y los que lo conocen más, a lo mejor están dateados sobre lo que allí ocurre. Este escribidor, munido solo de olfato, tejerá una teoría quizás peregrina pero que va de seguidas:
El país es inviable y, ciertamente, siempre se puede estar peor y manipular las necesidades colectivas para atornillarse en el poder. Pero es que en Venezuela el asunto va más allá del poder. En Cuba, por ejemplo, mantener el poder es un tema básicamente político e ideológico. La corrupción de allá es otra cosa. Los recursos que manejaron los Castro fueron siempre relativamente modestos y sirvieron para crear unas canonjías y unos privilegios relativamente limitados. Solo el entorno muy cercano a la clique gobernante se beneficiaba.
Siempre cuento esta anécdota ilustrativa de lo dicho. Junto con el amigo Asdrúbal González, me encontraba en un viaje en La Habana y estuvimos de visita al embajador venezolano Gonzalo García Bustillos. Estando allí, llegó un importante ministro, de los más emblemáticos y conocidos. Vino a preguntar si podía venir con su esposa a la recepción del 5 de Julio para que ella pudiera comer bien una noche. Se despidió, se montó en el Lada que él mismo iba manejando. No prendió y tuvimos que salir a empujarlo para que arrancara.
¿Alguien se imagina a un ministro de este régimen empujando su Lada? Pues no y allí hay una diferencia esencial sobre los privilegios que se manejan en el país y que explican las razones por las cuales el saqueo nacional y las impúdicas cifras de la corrupción criolla se convierten en un tema esencial para explicar por qué estos señores están donde están.
Estas cifras no solo han servido para mantener una camada amplísima de funcionarios apegados como una garrapata al poder, sino también para haber creado una red de cómplices, presta nombres, testaferros, comisionistas, banqueros y empresarios que igual juegan para uno o para los dos lados y que son una base sólida de sustentación del status quo.
Decía el viejo Marx que “el ser social determina la conciencia…” para explicar que un entorno de privilegios y comodidades terminaba influyendo en la manera de pensar de la gente. Mi abuela, de manera más plástica, decía “gato que pisa la alfombra, mas nunca vuelve al tejado…”. Por eso miles de dirigentes rojos, civiles y militares, venidos de la nada, vestidos por la corrupción, van a defender esos privilegios y van a adaptar su manera de pensar a la vida muelle que tienen.
Ese fenómeno es el que ha hecho tan importantes las sanciones económicas individuales a los capitostes del régimen y a sus familiares y allegados. Las “crisis existenciales” que están generando en las familias y entornos de los más comprometidos con la corrupción es grande y está empujando como un ariete sobre el monolitismo del régimen.
¿Algo está cambiando, producto de esa presión? Por supuesto que algo está cambiando. La semana pasada dábamos cuenta de la «operación cambio de rostro para la negociación» que el gobierno ha puesto en marcha. Para la verdadera, no para la chimba a la que se han prestado como teloneros Bertucci, Fernández y otros personajes menores. En esa operación, la de verdad verdad, ha participado como protagonista Rafael Lacava. Un nuevo actor de la pieza, un actor necesario porque como allí saben que es cierto aquella máxima de Mc Luhan que nos advierte que “el medio es el mensaje”, pues han decidido cambiar el medio para ver si el mensaje de una negociación les es más creíble a los señores del norte del Rio Grande.
De manera entonces que el asunto va caminando. A la liberación de Holt, ha seguido la medida sobre varios presos políticos de cambiarlos de cárcel. Un tema que no es menor para un gobierno que aseguraba que se pudrirían en sus mazmorras y que acusaba a inocentes de los perores crímenes de nuestra legislación penal. Es un claro mensaje “A quien pueda interesar”. Se produce también en el marco del informe de expertos de la OEA que da pie para recurrir ante La Corte Penal De La Haya.
Para quienes han recibido la medida y para sus familiares se trata de un respiro mientras consiguen su libertad plena. A los venezolanos nos deja la apertura de una rendija en un muro cerrado a cal y canto. Nos deja además la maravillosa imagen de dignidad del general Vivas gritándole al mundo por las cámaras de VTV “Muera la tiranía, viva la libertad”.
Falta saber ahora si ocurre igualmente algo en relación con los militares presos de la última hornada. Están procesados por el delito de rebelión y son la expresión más nítida de la ola de malestar que recorre la Fuerza Armada. Si las cosas comienzan a moverse también allí, entonces podríamos estar hablando de una vertiginosa situación de «reacomodos» en el seno del régimen; podríamos incluso llegar a decir que la transición, o una forma de ella, se ha puesto en marcha.
¿Que pasara allí adentro? Algún día alguien nos echará el cuento.

@juliocasagar