¿Negociación, estupidez, capitulación o ingenuidad?, por Armando Martini Pietri

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Este 15D en República Dominicana, volverán a sentarse -todavía es un misterio quien sentó a quien- en la mesa de negociaciones benefactores que pretenden representar indebidamente a todo un país, que ya no les es afecto y, por el contrario, los adversa. Desaprovecharon y perdieron legitimidad, confianza y certidumbre. El dialogo sin condiciones previas afianza la dictadura.

Una demostración contundente, la chanza electoral del pasado 10D, con centros vacíos durante el día que reflejaban una escueta participación de tan solo un 20% y en la oscuridad de la noche, por arte de la trampa y el fraude se convirtieron en 47%, evidenciando la estafa continuada. Por si fuera poco, se asoma en la borrachera de la victoria pírrica de m…da, -como diría el difunto-, la amenaza de proscribir los partidos políticos que no participaron en la comedia. La arbitrariedad y abuso del régimen es patética. La pasividad de otros, dramática. ¡Participar es un derecho constitucional, no hacerlo, también!

Vulgar chantaje que pondrán sobre la mesa en Santo Domingo, torcerán cogotes de quienes desesperados por el pescueceo en cuñas y enganchar sus imágenes en postes callejeros con la leyenda de “presidente”; declaran sin rubor, que iniciaron consultas para elegir candidato único; no participaron en las municipales para presionar las presidenciales. Salimos de una farsa electoral y pretenden meternos en otra. ¿estupidez o simple ingenuidad? Perdieron la chaveta, en dictadura no se elige. Pero en La Española pedirán cacao, solicitaran indulgencia y prometerán no hacerlo otra vez, para que el régimen en su benevolencia perdone semejante atrevimiento y les permitan participar cual corderos -en rebaños separados- de la nueva tragicomedia presidencial adelantada, que solo servirá para legitimar y complacer la dictadura castrista.   

¿Cómo negociar en semejantes condiciones? A menos que, los esfuerzos en los convenios estén suscritos en la base de los principios éticos, morales y de buenas costumbres políticas. Es imperdonable dejar de lado e ignorar la conveniencia y lucha ciudadana para restituir cuanto antes la República, sin transitar ilusorios caminos, pretender falsas prebendas, y confundir unidad con pandillaje. No es solo cambiar o renovar a los rectores del CNE, ese es un punto, pero no puede ser el de honor. Hay que ir mas allá. Auditar y depurar en su totalidad el Registro Electoral Permanente; sincerar y reglamentar todo el sistema electoral que permita unas elecciones limpias, transparentes, sin abusos, violaciones ni mecanismos de presión social indebidos. De lo contrario, sería otro fraude. Debemos organizarnos para elegir, no para participar en farsas.

Otro de los empeños que debe estar presente, es la razón de la libertad. Injusto negar a los ciudadanos mejores formas de querellas y actuaciones que permitan remover el yugo totalitario, y dictatorial cubano castrista que estrangula, nos deja sin aliento y está asfixiándonos. Para los venezolanos, cada día que pasa, se somete y humilla como condición intolerable de miedo, hambre, enfermedad, desolación y pérdida de fe en el país; ¡quiero irme de Venezuela no hay futuro! Los tiempos de hambre no son los tiempos políticos. La paciencia ciudadana tiene límites, se desconoce cuándo se agota ni como reaccionará.

Una obstinación de principio debe ser la humanidad de un pueblo tiranizado en la desgracia, miseria e infortunio como política de Estado. Los negociantes cualesquiera que sean, están en la obligación de exigir las rectificaciones económicas necesarias a fin de impedir continuar atascados en el abismo de la barbarie. Es criminal postergar una solución de carácter humanitaria a los que padecen hambruna, malestares, sufrimiento y dolor, además, de una violencia desenfrenada, libertina e impune. En Venezuela dispone la delincuencia.

Más que delictivo es vergonzoso, inmoral, mugriento y de pusilánimes negociar los presos y exiliados políticos como monedas de cambio, peor aún, con una lista de preferidos establecida de amigos, simpatizantes y compañeros, que un idiota de lo más florido planteó; cuando lo que aplica es demandar con voz recia, sin titubeos, tartamudeos o vacilaciones, libertad plena para todos, sin restricciones, discriminaciones ni privilegiados.

La esperanza, es lo último que se pierde.

No debemos conformarnos ni darnos el lujo de perderla, mucho menos, cometer la bobería de convertirnos en emisarios de la resignación conformista y desolación melancólica. Jamás y nunca podemos plantearnos, dejarnos vencer.

Hay que aspirar y apostar a la mejor excelencia, al heroísmo de las grandes realizaciones a favor del país y sus ciudadanos. No desesperen ni se dobleguen, portentos siempre ocurren lejos de las parcelas politiqueras de insensatos egoístas que no logran ver más allá de su ombligo de intereses y conveniencias. Ignorarlos, olvidarse de ellos, son payasos y títeres decorativos de un trámite necesario del régimen castrista.

¿Será verdad que la capitulación ha sido acordada? Se especula que, entre los acuerdos y escenarios, está la realización en condiciones precarias de las elecciones presidenciales, renovación -en realidad, repartición- de rectores en el CNE, comisión conjunta para el levantamiento de sanciones, reconocimiento mutuo de la AN y la ANC, y finalmente, libertad de algunos -no todos- los presos políticos de acuerdo a un encogido inventario.

Es contrario al gentilicio de un pueblo y seriedad nacional, intercambiar la libertad de toda una nación por limosnas mezquinas.

Inadmisible, irracional e incoherente el reconocimiento total o parcial de la irrita y tramposa asamblea cubano castrista, que más de 40 naciones del mundo desconoce y Venezuela repudia; reconocerla es una afrenta, insulto y trastada; perderíamos apoyo internacional que tanta falta nos hace y que, por primera vez en años disfrutamos. Lo más grave, aceptar, que tenedores de bonos en su cabildeo, impongan el refinanciamiento de una deuda producto del robo colosal y abusivo del tesoro nacional, que hipotecará a generaciones de venezolanos. ¡Semejante exabrupto es contrario al decoro y la dignidad ciudadana!

@ArmandoMartini