Maduro firma acta de defunción chavista, por Armando Martini Pietri - Runrun
Maduro firma acta de defunción chavista, por Armando Martini Pietri

maduroTibisay

 

Delirante e intoxicado de fascismo, convoca a una Asamblea Constituyente a su retorcido saber y entender, al mejor estilo de los «soviets» bolcheviques de la desaparecida Unión Soviética y la castro-tiranía. Retuerce el marco constituyente para suspender el Estado de Derecho con base en una supra constitucionalidad en su beneficio, y oficializa un tiempo dictatorial. Es un golpe contra la Constitución promovida por Chávez, la muerte definitiva del proyecto chavista. El final de la Quinta República.

Maduro se instala en la ilegalidad y la Asamblea que busca estaría integrada por miembros de organismos afectos al PSUV, tratando de retrasar el definitivo fin del chavismo, algo que hace tiempo resulta inevitable. Tiene miedo, que participen en la elección de los constituyentistas,  aquellos sectores que hoy le adversan y constituyen no menos del 80% del país. Se saca de la manga roja una especie de “Constituyente Proletaria” obediente para instaurar, la dictadura maduro-comunista totalitaria. Abre la puerta para la formalización definitiva del Estado Asociado o colonia que será Venezuela de Cuba. El sueño madurista de su propia Sexta República.

Inapropiado considerar la parte jurídica, cuando especialistas calificados en derecho constitucional, han emitido opiniones diversas que exhiben razones que fundamentan a favor o en contra. Hay razonamientos para todos los gustos y conveniencias, también el oficialismo tiene constitucionalistas de ocasión y bien pagados para que detecten, inventen e implementen distorsiones y trampas.

Después de haber utilizado el control de los poderes públicos y al TSJ para dar un golpe de interpretación interesada, aprovecharon al Papa para enfriar la calle. Han usado como sádicos las armas y los aberrantes colectivos irregulares, para embestir cualquier protesta, saquear y atemorizar. Ahora pretende que una asamblea elegida por él elabore una nueva Constitución, sin molestarse en justificar por qué cree que la actual -redactada por su venerado mentor como elemento fundacional de la pretendida revolución bolivariana- ha caducado.

Lo malo para él y su corte de los milagros mediocres, es que no han podido silenciar al pueblo. El oficialismo necesita tiempo, se está asfixiando por los gases de su propia estulticia al punto de haber sacrificado por su desatino, la confianza de sectores que le brindaban apoyo y sostén de estabilidad y gobernabilidad; más dramático aun, con su torpeza y estupidez, ha logrado que el chavismo se canse de ser engañado y burlado.

Por todo ello, está obligado a recurrir a esta payasada circense de poca monta, acudiendo a una falsa estrategia de demócratas. La verdad es que no tienen el coraje para definirse claramente como comunistas, reverenciadores y servidores de los Castro y confesar que se mantendrán en el poder, utilizando sin recato ni pudor, el engaño, la mentira y victimización.

Socavaron la educación, la formación y los medios de comunicación, para mutilar la libertad de pensamiento; ignorantes y poco patrióticos oportunistas, bolichicos y enchufados, entregaron el país a cubanos que vienen a medrar y llevarse el dinero que el pueblo necesita para siquiera comer; eliminaron el sistema representativo para imponernos el participativo y también lo echaron a la basura, al anunciar que el voto secreto, directo y universal será eliminado a favor de serviles comunas inventadas.

¡Al carajo con el fraude, aceptarlo es peor que proponerlo! Esta demencia conservatoria del poder a costa de lo que sea, no puede ser permitida por el ciudadano al cual engaña y burla, no se debe continuar con la irracionalidad de maduristas que tienen a Venezuela por cárcel y como pranes defienden su territorio. La justicia se encargará de cobrar todo el dolor que está infligiendo, también llegara a quienes han celebrado y aplaudido sus despropósitos cuando tenían la posibilidad de impedirlo.

El conflicto generalizado se vuelve cada día más confuso y complicado. El escenario es variante, lo cual presume problemas de gobernabilidad y convivencia. Pareciera que no hemos visto aun la luz al final del túnel, por lo que el ambiente es volátil e incierto, difícil predecir. Lo que sí luce es que estamos en un punto de no retorno. No es posible apuntalar el país sin cambios profundos en el sistema político y económico actual, la base insustituible de esos cambios es remplazarlos, para enfrentarlos a una justicia renovada, seria, profesional, democrática y, por todo ello, incorruptible, imparcial y confiable. 

El ofrecimiento de elecciones regionales era un calmante de corta duración y con efecto temporal. La mayoría ciudadana está molesta, frustrada por lo devastador de la crisis y la realización de elecciones no garantiza mejora. Las elecciones son necesarias, pero nunca suficientes.

El oficialismo no es inmune a las divisiones, la profundización de las fisuras se hace evidente. Los últimos acontecimientos hacen mella, se sienten y aumentarán las contradicciones. La ruptura podría precipitar cambios, la desesperación y el fiasco diario los está llevando al precipicio cuando se les pide votar a favor de su propia destrucción. El engaño final de Maduro.

Oficialistas sectarios y fanáticos están convencidos, que al convocar el poder originario, se sabrá si se respeta la constitución o se tiene miedo al pueblo y a los diferentes movimientos sociales, porque es allí donde se produce el diálogo y el debate. Es una prueba de fuego, entran a medirse con el pueblo, serán ellos quienes defiendan sus derechos. ¿Cuál modelo de país y democracia defienden? Si se niegan demuestran no creer en el poder originario, depositario de la soberanía nacional. Es una jugada osada, atrevida, peligrosa y riesgosa que entrampa por grosera, manipuladora y embaucadora.  

No existe la menor duda que la convocatoria apresurada demuestra mortificación, angustia, tribulación, es anticonstitucional, sin partida de nacimiento ni forma refrendaría que la certifique, es el acta de defunción que confirma la muerte del chavismo. Con un agravante, que no es la solución a la crisis política-económica, por el contrario, es su profundización.

La rectitud, pundonor, decoro y respeto pasa por impedir a quien se instale en el peor golpismo, siga destrozando al país y a sus ciudadanos.

 

@ArmandoMartini