En estos largos y en apariencia interminables 17 años de chavismo, se han producido, varios eventos en los que los demócratas han tomado la calle de forma masiva para protestar. Más allá del desmantelamiento institucional y de la destrucción de la sociedad venezolana, como gran obra del bolichavismo, de forma esporádica, pero contundente, la masa ciudadana se ha acercado al terreno de la confrontación polÃtica directa.
No voy aquà a enumerar la larga lista de fechas en que se han tomado las calles contra el plan chavista primero y luego contra la dictadura una vez constituida. Pero, vale notar que, la primera gran marcha ciudadana se produjo el 23 de enero del 2002.
Infinidad de elecciones mediante, este jueves 1ro de septiembre  se produjo una nueva y muy numerosa, puede que sea de las más concurridas, protesta opositora.
Asà hemos recorrido 14 largos años de movimientos pacÃficos, pero sin eficiencia polÃtica.
El mayor riesgo  es que esa inmensa masa ciudadana se sienta sola. Frente a la aplanadora de una dictadura que avanza sin frenos.
El manifiesto leÃdo este jueves por la MUD  dejó ese mal sabor de desolación, ante la inmensidad de la convocatoria. De su lectura, no se extrae ninguna idea fuerte. No nos hizo sentir parte de un grupo, dispuesto a resistir.
Resulta polÃticamente imprudente, agradecer la asistencia y sin más, decirles será hasta otra oportunidad. Sin mensaje y sin la épica narrativa indispensable para mantener vivo, atento y dispuesto, prácticamente a todo un paÃs.
Hoy luce nuevamente desbordada una vocerÃa polÃtica opositora, que solo es capaz de la acción polÃtica que se limita a la tarima y al partidismo. Además de, poco creativa y a ratos hasta reaccionaria.
Algunos de los asistentes, el pasado jueves, con razón se sintieron abusados por unos convocantes, que se valieron de la música a todo volumen para no escucharlos. También vieron como hubo dinero para gorras, banderas y franelas con sÃmbolos de sus partidos, pero ni un vaso de agua se le repartió a los convidados.
Gestos, entre muchos otros, que no te hacen sentir parte de un grupo.
A la desconvocante retórica, se le suma el ritornello de los tenores de la opinión, evocando un fantasmal y constante miedo, por parte de la tiranÃa. Una matriz, que no genera emociones positivas fuertes, ni objetivas y menos aún palpables.
Asà amaneció Caracas el viernes 2 , sin marcas, sin trazas. Ninguna señal, como continuación de lo ocurrido el jueves.
Nuevamente, no se supo o no se quiso, darle al momentum la necesaria carga polÃtica. El manifiesto de la MUD, debió ser desafiante, exigente, buscando imponerse polÃticamente. El conformismo polÃtico es una enfermedad huérfana. Las ocasiones, se pueden volver cada vez más esporádicas.
En polÃtica se es ganador, solo cuando se logra hacer retroceder al poderoso.