Sin ganadores ni perdedores absolutos por María Elena Arcia Paschen
Sin ganadores ni perdedores absolutos por María Elena Arcia Paschen

Discusión

 

Aún cuando luzca disonante para muchos estoy convencida, luego de ver las experiencias de otros países que han tenido momentos de mucha tensión en su historia reciente, que en la situación que nos ha tocado vivir a los venezolanos hoy (creo que bien merecida la teníamos) no podemos ni debemos apostar a ninguna victoria absoluta de unos sobre otros, eso sería desconocer el país y sus diferencias.

Todo lo contrario, debe ser una contienda en la cual ninguna de las opciones pueda considerarse ni ganadora ni perdedora de forma absoluta.

La presencia moderadora ha sido la clave para sostener los Estados de bienestar más avanzados del mundo, modelo éste que se impuso luego de la Segunda Guerra Mundial en Europa y que ocasionó el período de crecimiento económico sostenido más exitoso del siglo XX, que contrasta con el modelo neoliberal que muchos consideran el adecuado.

En este punto quiero compartir una inquietud sobre las consecuencias que producen tanto los  excesos de libertad como de igualdad: los primeros nos hacen individualistas y generan exageradas diferencias y los segundos nos empobrecen y nos hacen irresponsables. Incluso aún en los modelos que propiciaron la “igualdad” como su bandera se pudo comprobar que siempre había unos más iguales que otros…. (Orwell dixit)

Pido disculpas por la pequeña digresión pero consideré importante en estos momentos sembrar una duda sobre qué debe considerarse el camino correcto para un país como Venezuela, aún cuando quizás esta desviación está más relacionada de lo que creemos con el título de esta nota.

Hay un hecho que no podemos negar y es que la persistencia de la mayoría absoluta en la vida política de nuestro maltratado país en los últimos 15 años ha oxidado los mecanismos de negociación otorgándole a esa otrora mayoría una patente de corso que los hizo casi omnipotentes. Los resultados los vemos hoy y si extrapolamos esa situación, sea que beneficie a la tendencia que sea, daría exactamente los mismos resultados luego de un tiempo.

Entonces vale la pena revisar otras experiencias para preguntarnos ¿la política moderna es confrontación o consenso?

La diversidad hace más ricos a los Gobiernos y por ende a todos los ciudadanos ya que puede conducir a reformas mucho más eficientes y menos corrupción.

Cuando no hay ganadores absolutos es necesario pactar acuerdos para gobernar, en cuyo caso aparecen de inmediato los controles de unos sobre otros y aquellos  más inteligentes y con visión del futuro se preparan para la negociación.

Es hacia allá a donde nos debemos dirigir por lo que es muy lamentable cuando vemos que muchas de los autodenominadas “élites” persisten en la división, confrontación, pareciendo no entender el país de hoy y haberse quedado anclados en un pasado que no queremos repetir. Los errores en política no suelen tener remedio y esto aplica para tirios y troyanos.

El considerarnos, por decir lo menos, dueños de la verdad absoluta y por ello merecedores de una victoria aplastante, nos nubla la visión y nos aleja de la necesaria humildad que requiere participar en las decisiones sobre el destino de un país que si algo tiene que nos cohesiona y nos pueda hacer retomar la senda del progreso, es la diversidad.

El reconocer nuestras diferencias y poder avanzar a pesar de ellas, nos hará mucho más fuertes y nos permitirá construir nuestro modelo particular que cuente con una plataforma sólida y un apoyo de los ciudadanos para enfrentar los distintos desafíos a los que nos expondremos en el futuro cercano. Nos vamos a necesitar todos y ese debe ser el mensaje!

@malarcia