Carta regulada de un secuestrado en Venezuela
¡Épale mi vida…! ¿Cómo has estado?, espero que no angustiada, porque eso está por prohibirse en las nuevas leyes chavistas venezolanas. Me imagino que te estarás preguntando por qué no he llegado a la casa… es que tú siempre te estás preguntando vainas, te conozco, mi vida… bueno, te cuento, un grupo de gentiles caballeros me está protegiendo de que no me pase nada malo, tú sabes, de los peligros que creemos hay en esta ciudad.
Ellos son unos señores muy amables de piel sensible, deduzco esto porque tienen unas máscaras, supongo que para protegerse del sol. Ellos pertenecen a una fundación que se encuentra en Venezuela y Colombia… sí… los tiene preocupados que vayan a cerrar la frontera porque viajan mucho a ese país… te conozco te dije ya.
Esos señores me esperaron a la salida de mi trabajo, ellos aguardaron a que me montara en mi camioneta, y se ofrecieron muy gentilmente a dar un paseo, tan amables son que no dejaron que maneje yo. Al principio me di cuenta que eran muy juguetones, porque me hicieron jugar al escondite en la parte de atrás del carro, sin que viera por dónde íbamos… muy simpáticos los señores.
La gente de esta fundación desean una colaboración para su causa, este es el monto (NO LO LEAS EN VOZ ALTA), envíalo a la dirección que aparece en la otra hoja anexa. Por favor trata de olvidar ya la cantidad de bolívares, porque la angustia te puede causar asma, y me enteré que está en proceso una nueva ley para regular la respiración, sabes que respirar es un derecho, mientras nuestra respiración no afecte a los demás, yo que ronco al dormir, me imagino que estaré próximo a ir preso.
Ah por cierto, ¿recuerdas que tenía una uña encarnada en el pulgar del pie derecho? Ya no me duele, estos señores también como que son médicos por que la curaron y son bastante precavidos, para que no se me encarne la uña nuevamente, decidieron eliminar el problema desde la raíz… Cortaron el pulgar.
Después de jugar a las escondidas, los señores me permitieron ver las partes que recorríamos… Mi vida, ¡Caracas es bastante grande!, estoy conociendo lugares que, ni me imaginaba, existían. Esto es una especie de turismo de aventura. ¡Qué emocionado estoy! Casi se me salen las lágrimas, pero de alegría, no vayas a pensar mal.
Bueno, te dejo, me están apurando, mientras me hacen un masaje con la culata de sus armas en el omoplato, sabes que sufro de stress, perdón que tengo una sensación de stress, o sea no lo siento, sino que creo que lo tengo, eso me pasa por ver tanta televisión y leer tantos periódicos. Hablando de los medios, evita que esta carta llegué a ellos, porque sabes los sensacionalistas que son, y pueden mal interpretarla.
Te quiero de manera regulada… Tu Vida.
P.D ¡No te angusties! Y además no se te olvide mandar la colaboración a la dirección que te dieron, apúrate “porfa”, estos gentiles señores quieren curarme otro dedo.
por Carlos José León: Humorista de radio y tv, ponente en talleres de humor, escritor
