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Así reseña la prensa global la Memoria y Cuenta presentada por Maduro

El País

Maduro profundiza en la apuesta económica de Chávez

El presidente de Venezuela abandona cualquier concesión al pragmatismo y decreta que la revolución bolivariana es irreversible

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 Caracas 16 ENE 2014 – 05:38 CET

La primera rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional del presidente Nicolás Maduro estuvo marcada por el recuerdo de su padre político Hugo Chávez. Lo que parecía una mención como tantas otras terminó de cobrar sentido con las novedades anunciadas. El gobernante venezolano ha decidido profundizar la apuesta económica ideada por el líder bolivariano dejando de lado cualquier concesión pragmática esbozada al comienzo de su mandato. “Construir ese modelo será la tarea principal de la revolución en los próximos cinco años, pero la tarea principal de la Nación será construir un nuevo modelo de paz”, dijo al final de su intervención.

Esa última frase fue quizá de las más esperadas de la noche. Mientras avanzaba en su copioso recuento –otro modo de homenajear a su fallecido antecesor, que estuvo hablando sin parar en 2012 en el mismo escenario durante nueve horas- parecía haberse diluido entre el alto Gobierno el efecto generado con el asesinato de la actriz Mónica Speary su exesposo. Maduro ha pedido a su ministra de Comunicación de Información, Delcy Rodríguez, la revisión a fondo de la programación de los canales que se ven en Venezuela. El Gobierno explica una parte importante del incremento de la violencia criminal del país con la oferta televisiva. Esa instrucción precedió una promesa con la cual Maduro comprometió su empeño. “Este año será el comienzo de un plan de pacificación social. Hay que reconstruir a Venezuela desde los valores sagrados de la paz y el respeto a la vida”.

El 4 de febrero, cuando se conmemoren 22 años de la intentona golpista que dio a conocer a Hugo Chávez, el vicepresidente del área social, Héctor Rodríguez, y el vicepresidente ejecutivo, Jorge Arreaza, deberán presentar al Presidente un plan concreto para reducir los índices de criminalidad. Se trata de una oferta que busca revertir el varapalo recibido por el Gobierno como consecuencia del homicidio de Spear. La matriz de opinión más extendida sugiere que la inseguridad se ha incrementado en el país en virtud de la cesión del principio de autoridad.

Fueron los anuncios económicos, sin embargo, los que coparon el mayor interés de los venezolanos. Hasta este miércoles el gobierno no había autorizado a los particulares el uso de las tarjetas de crédito locales para comprar a través de la web. En un país tan consumista como Venezuela el asunto ha tomado visos de preocupación. Se esperaba entonces el anuncio de una devaluación que finalmente no llegó. O llegó de forma encubierta, de acuerdo con el parecer de algunos economistas que comentaban la intervención de Maduro a través de las redes sociales. La Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) ha sido eliminada. Todo el trabajo de asignar dólares subvencionados por el Estado será asumido por el Centro Nacional de Comercio Exterior, que será presidido por Alejandro Fleming. El dólar oficial, de 6.30 bolívares por dólar, será mantenido al menos por este año.

El gobierno piensa fortalecer el Sicad, un segundo mecanismo creado en 2013 para asignar dólares, a través del cual se convocan a subastas semanales a sectores específicos de la economía por un monto que generalmente ronda los 100 millones de dólares. La tasa de cambio en esa modalidad es casi el doble de la oficial, 11.30 Bs por dólar. Los analistas consideran que al fortalecer el Sicad el gobierno ha hecho una devaluación implícita porque liquidará la mayoría de las importaciones a esta última tasa.

No fue el único cambio crucial para entender hacia dónde marcha la economía local. Maduro anunció además la fusión de los ministerios de la Banca Pública y de Economía. El gran damnificado es el pragmático ministro de Finanzas Nelson Merentes, quien volverá a presidir el Banco Central de Venezuela. En los primeros meses del nuevo gobierno Merentes fue partidario de flexibilizar el control cambiario, convocó al diálogo al empresariado y prometió que serían atendidas sus solicitudes de divisas preferenciales. Parecía ganarle la mano a uno de los ideólogos de la política económica chavista, el titular de Planificación Jorge Giordani. Al final la influencia de Giordani en el gabinete ha podido más. Proseguirán las importaciones para el Estado a la tasa de 6.30 Bolívares por dólar, habrá un control férreo de las importaciones del sector privado y una mayor impresión de dinero sin respaldo. Maduro pareció reivindicarlo al mencionarlo en dos pasajes de su discurso y al citar sus trabajos académicos. Giordani sonreía. “Se equivocaron los enemigos del gigante [uno de los tantos eufemismos usados para llamar a Chávez]. La revolución bolivariana no desapareció con su muerte”, agregó.

La mención a Chávez fue casi una constante, pero Maduro tampoco perdió la ocasión para mandar otros mensajes que revelan las contradicciones al interior del movimiento que lidera. En un inciso criticó a la ultraizquierda que hace vida dentro del proyecto bolivariano, que considera que el Presidente ha adoptado una corriente restauradora, lejana del socialismo ideado por Chávez. “Los dogmas solo han servido para infringir derrotas al movimiento popular”, dijo el gobernante en respuesta a esos señalamientos. Pareció una clara alusión al colectivo Grano de Maíz que ha denunciado la falsificación del “Plan de la Patria”, el último plan de gobierno redactado por el comandante presidente antes de ganar las elecciones de 2012. Tal vez estas críticas internas demuestren las amplias interpretaciones que tiene el legado del líder. Por un lado Maduro anuncia que no entregará más dólares a empresas fantasmas; por el otro también está consciente de que es imposible ser tan riguroso y que alguna que otro importador terminará recibiendo divisas subsidiadas para luego revenderlas en el mercado negro. En los próximos meses podría pagar un alto costo político si mantiene la obsesión de centralizar todas las importaciones y sustituye la labor que cumplía el sector privado.

La ofensiva económica –la fiscalización y eventual confiscación de mercancías para rematarlas a precios fijados por el Gobierno– continuará en los próximos meses. El comercio deberá ajustar los márgenes de ganancias. Para ello podrá echar mano de una Ley de Precios Justos, que aprobará con los poderes legislativos recibidos del Parlamento, y que establecerá un tope de 30% en las ganancias; de una superintendencia de precios justos y de los fiscales que contratará el Estado para vigilar hasta el último palmo del país. “Tengan la seguridad de que los fiscalizaremos a todos tarde o temprano”, vaticinó el Presidente.

 

ABC

Maduro establecerá un 30 por ciento de ganancia máxima en todas las actividades económicas de Venezuela 

Además, fusionará el Ministerio de la Banca Pública con el de Finanzas, bajo la dirección de Marco Torres

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El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha anunciado este miércoles la creación de un órgano jurídico que establecerá un 30 por ciento de ganancia máxima en todas las actividades económicas del país y nombra a Marco Torres como nuevo ministro de Finanzas, entre otras medidas que buscan mantener la ofensiva contra la “guerra económica”, lanzada supuestamente por la oposición política en connivencia con algunos empresarios.

En concreto, el mandatario ha asegurado que en las próximas horas saldrá en Gaceta Oficial la Ley Habilitante de Costos y Precios Justos, que establece las normas para la ganancia máxima por parte de los empresarios y ha añadido que el nuevo texto jurídico “tiene como objetivo resguardar las libertades y los derechos económicos y sociales del pueblo venezolano, así como ordenar la economía nacional”.

De la misma forma, ha anunciado que fusionará el Ministerio de la Banca Pública con el de Finanzas, bajo la dirección de Marco Torres, que hasta la fecha ejercía como ministro del primero de los organismos, durante su mensaje anual al pueblo venezolano, desde la Tribuna de Oradores de la Asamblea Nacional. “Voy a fusionar el Ministerio de la Banca Pública y el Ministerio de Economía y Finanzas y como ministro de Economía y Finanzas pondré a Marco Torres, quien es el actualmente el Ministro de la Banca Publica”, ha detallado el mandatario venezolano.

Según ha informado el portal de información venezolano Noticias 24, con esta fusión, el exministro de Economía y Finanzas, Nelson Merentes, pasará a ser el presidente del Banco Central de Venezuela, cargo que ya desempeñó en el pasado. “Irá al BCV para que aplique el conocimiento que nos ha demostrado en estos años”, ha concretado. Por otra parte, el jefe de Estado ha ratificado en su cargo a Rafael Ramírez como viceministro de Economía y “conductor central del gabinete económico” desde la presidencia de Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Finalmente, Maduro ha anunciado que la cartera de Comercio será dirigida por José Khan.

«Ni un solo dólar»

Finalmente, ha manifestado su intención de reestructurar los sistemas que administran las divisas en el país. Así, el mandatario prohíbe a los órganos administradores de las divisas que entreguen “ni un solo dólar” a las empresas fantasmas, ordenando tomar el control “pleno y absoluto” de la inversión de las divisas en Venezuela. “Ordeno a no hacer entrega de divisas a empresas fantasmas o que estén bajo sospecha por uso irregular de la moneda extranjera. A las mafias no les importa la alimentación de nuestro pueblo, por eso le esconden los alimentos y siguen imponiendo precios especulativos”, ha concluido el presidente, en declaraciones recogidas por el canal TeleSur.

 

La Nación de Argentina

Maduro apuesta a una devaluación en la sombra

Anunció que mantendrá el tipo de cambio a 6,30 bolívares por dólar, pero su valor llegaría a 11 bolívares en las subastas del Sistema Complementario de Divisas

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Por   | Para LA NACION

CARACAS.- En medio de la gran expectativa que había por su discurso ante la Asamblea Nacional, el presidente Nicolás Maduro adelantó ayer que mantendrá el cambio oficial a 6,30 bolívares por dólar durante todo el año: una apuesta del nuevo gabinete económico que esconde una devaluación “solapada”, al optar por las subastas del Sistema Complementario de Divisas (Sicad), donde el valor del dólar llegaría a 11 bolívares, y por la desaparición del omnipresente Cadivi durante una década, el órgano que administraba las divisas y que estaba condenado a muerte.

“Maduro opta por la peor vía: mantener el dólar a 6,30. ¿Qué significa? Que la impresión de billetes desde el Banco Central de Venezuela (BCV) va en aumento”, señaló el economista Asdrúbal Oliveros. “El gobierno se decanta por mantener el dólar a 6,30 para no anunciar una devaluación explícita, pero fortalece el Sicad”, explicó Luis Vicente León, presidente de la consultora Datanálisis.

Maduro confirmó al zar económico, el vicepresidente Rafael Ramírez -también presidente de la estatal Pdvsa-, y anunció la caída del pragmático Nelson Merentes, que perdió la batalla frente a los ortodoxos: deja de ser ministro para volver al BCV. El nuevo hombre fuerte de Economía y Finanzas será Marco Torres.

Los primeros análisis de los economistas sostienen que Venezuela jugará con dos tipos de cambio, a 6,30 para alimentos y medicinas, y otro más alto, el del Sicad, en torno a 11 bolívares por dólar. “Trasladar al Sicad los requerimientos de divisas es una devaluación solapada”, afirmó el experto Jesús Casique.

Venezuela mantiene un férreo control de cambio desde 2003, pero los largos trámites de obtención de dólares produjeron cuellos de botella para importadores y productores locales que necesitan moneda extranjera para comprar materias primas o productos del exterior.

En tanto, el presidente también anunció, para regocijo de sus diputados e invitados, que “en las próximas horas saldrá en la gaceta oficial la ley de precios justos, con las normas para que las ganancias tengan un máximo del 30%”. La ministra Andreína Tarazón dirigirá un nuevo organismo de Superintendencia de Precios Justos. “Un millón de inspectores, todo el pueblo inspector”, clamó Maduro.

En su primera comparecencia parlamentaria de envergadura en este año, la “Memoria y Cuenta 2013” (una especie de debate del estado de la nación), Maduro leyó hasta las comillas para añorar a Hugo Chávez y para atacar sin freno a la oposición y a los medios independientes, tras enfatizar que el chavismo no pretende eliminar la democracia.

El balance de la gestión del “hijo de Chávez”, que había despertado gran expectativa ante el anuncio de medidas económicas, se convirtió en una nueva reivindicación de la revolución bolivariana y en un ejercicio de justificación ante la grave crisis que padece el país, víctima según la narrativa revolucionaria de “la más brutal y despiadada guerra económica, de odio contra el pueblo”.

Capitalismo salvaje frente a revolución humanista, según se empeñó en justificar Maduro, que no reconoció ninguna culpa económica y desvió todos los problemas a otros factores políticos y empresariales.

“Alerta, pueblo, para las batallas pendientes del presente y del futuro”, advirtió, tras vincular a la “burguesía parasitaria” con el “funcionariado corrupto” del chavismo. “Vamos con mano de acero, que no nos tiemble ninguna decisión. No habrá arrepentimiento. A las mafias no les importa la alimentación de nuestro pueblo”, acusó en el mismo día que Venezuela se llenaba de colas en busca de esos mismos productos básicos.

“Ante los embates de la facción apátrida, pasamos a la ofensiva. Frente a cada agresión, debe surgir una ley para enfrentarla. Hoy contamos con una ley habilitante para enfrentar tanto abuso, tanto atropello. Cuando la ley me autoriza, no conozco imposibles”, dijo.

Maduro insistió en que la llamada burguesía camufla sus objetivos políticos detrás de “delincuentes”: esconde los alimentos, especulan con los precios?

“Se equivocaron los enemigos del gigante [por Chávez], la revolución no desapareció”, indicó el presidente, al enfatizar varias palabras (paz, democracia, amplias libertades) que la oposición pone en absoluta tela de juicio.

“Fue el año más difícil para la revolución bolivariana. Nada puede compararse con la magnitud de la pérdida que tuvimos: la desaparición física del comandante supremo. Desaparecía nuestro padre y guía, el grande hombre que siempre nos señalaba el camino, el más amoroso entre los amorosos”, leyó con alguna dificultad el presidente, lleno de ímpetu, pero poco acertado con sus giros y palabras.

Hubo ataques constantes contra la oposición y la burguesía, que en el discurso chavista se confunden de forma voluntaria. Y también contra el imperio, incluso gritando un “honor y gloria a Martin Luther King”, cuyo aniversario de su nacimiento se celebraba ayer.

“Tanto que repites la palabra independencia y cada día es más evidente tu intención de convertirnos en una colonia cubana”, contestó el diputado opositor Julio Borges, vía Twitter, a pocos metros del presidente. El dirigente de Primero Justicia fue saludado por Maduro en su entrada al hemiciclo.

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El País

Maduro profundiza en la apuesta económica de Chávez

El presidente de Venezuela abandona cualquier concesión al pragmatismo y decreta que la revolución bolivariana es irreversible

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 Caracas 16 ENE 2014 – 05:38 CET

La primera rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional del presidente Nicolás Maduro estuvo marcada por el recuerdo de su padre político Hugo Chávez. Lo que parecía una mención como tantas otras terminó de cobrar sentido con las novedades anunciadas. El gobernante venezolano ha decidido profundizar la apuesta económica ideada por el líder bolivariano dejando de lado cualquier concesión pragmática esbozada al comienzo de su mandato. “Construir ese modelo será la tarea principal de la revolución en los próximos cinco años, pero la tarea principal de la Nación será construir un nuevo modelo de paz”, dijo al final de su intervención.

Esa última frase fue quizá de las más esperadas de la noche. Mientras avanzaba en su copioso recuento –otro modo de homenajear a su fallecido antecesor, que estuvo hablando sin parar en 2012 en el mismo escenario durante nueve horas- parecía haberse diluido entre el alto Gobierno el efecto generado con el asesinato de la actriz Mónica Speary su exesposo. Maduro ha pedido a su ministra de Comunicación de Información, Delcy Rodríguez, la revisión a fondo de la programación de los canales que se ven en Venezuela. El Gobierno explica una parte importante del incremento de la violencia criminal del país con la oferta televisiva. Esa instrucción precedió una promesa con la cual Maduro comprometió su empeño. “Este año será el comienzo de un plan de pacificación social. Hay que reconstruir a Venezuela desde los valores sagrados de la paz y el respeto a la vida”.

El 4 de febrero, cuando se conmemoren 22 años de la intentona golpista que dio a conocer a Hugo Chávez, el vicepresidente del área social, Héctor Rodríguez, y el vicepresidente ejecutivo, Jorge Arreaza, deberán presentar al Presidente un plan concreto para reducir los índices de criminalidad. Se trata de una oferta que busca revertir el varapalo recibido por el Gobierno como consecuencia del homicidio de Spear. La matriz de opinión más extendida sugiere que la inseguridad se ha incrementado en el país en virtud de la cesión del principio de autoridad.

Fueron los anuncios económicos, sin embargo, los que coparon el mayor interés de los venezolanos. Hasta este miércoles el gobierno no había autorizado a los particulares el uso de las tarjetas de crédito locales para comprar a través de la web. En un país tan consumista como Venezuela el asunto ha tomado visos de preocupación. Se esperaba entonces el anuncio de una devaluación que finalmente no llegó. O llegó de forma encubierta, de acuerdo con el parecer de algunos economistas que comentaban la intervención de Maduro a través de las redes sociales. La Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) ha sido eliminada. Todo el trabajo de asignar dólares subvencionados por el Estado será asumido por el Centro Nacional de Comercio Exterior, que será presidido por Alejandro Fleming. El dólar oficial, de 6.30 bolívares por dólar, será mantenido al menos por este año.

El gobierno piensa fortalecer el Sicad, un segundo mecanismo creado en 2013 para asignar dólares, a través del cual se convocan a subastas semanales a sectores específicos de la economía por un monto que generalmente ronda los 100 millones de dólares. La tasa de cambio en esa modalidad es casi el doble de la oficial, 11.30 Bs por dólar. Los analistas consideran que al fortalecer el Sicad el gobierno ha hecho una devaluación implícita porque liquidará la mayoría de las importaciones a esta última tasa.

No fue el único cambio crucial para entender hacia dónde marcha la economía local. Maduro anunció además la fusión de los ministerios de la Banca Pública y de Economía. El gran damnificado es el pragmático ministro de Finanzas Nelson Merentes, quien volverá a presidir el Banco Central de Venezuela. En los primeros meses del nuevo gobierno Merentes fue partidario de flexibilizar el control cambiario, convocó al diálogo al empresariado y prometió que serían atendidas sus solicitudes de divisas preferenciales. Parecía ganarle la mano a uno de los ideólogos de la política económica chavista, el titular de Planificación Jorge Giordani. Al final la influencia de Giordani en el gabinete ha podido más. Proseguirán las importaciones para el Estado a la tasa de 6.30 Bolívares por dólar, habrá un control férreo de las importaciones del sector privado y una mayor impresión de dinero sin respaldo. Maduro pareció reivindicarlo al mencionarlo en dos pasajes de su discurso y al citar sus trabajos académicos. Giordani sonreía. “Se equivocaron los enemigos del gigante [uno de los tantos eufemismos usados para llamar a Chávez]. La revolución bolivariana no desapareció con su muerte”, agregó.

La mención a Chávez fue casi una constante, pero Maduro tampoco perdió la ocasión para mandar otros mensajes que revelan las contradicciones al interior del movimiento que lidera. En un inciso criticó a la ultraizquierda que hace vida dentro del proyecto bolivariano, que considera que el Presidente ha adoptado una corriente restauradora, lejana del socialismo ideado por Chávez. “Los dogmas solo han servido para infringir derrotas al movimiento popular”, dijo el gobernante en respuesta a esos señalamientos. Pareció una clara alusión al colectivo Grano de Maíz que ha denunciado la falsificación del “Plan de la Patria”, el último plan de gobierno redactado por el comandante presidente antes de ganar las elecciones de 2012. Tal vez estas críticas internas demuestren las amplias interpretaciones que tiene el legado del líder. Por un lado Maduro anuncia que no entregará más dólares a empresas fantasmas; por el otro también está consciente de que es imposible ser tan riguroso y que alguna que otro importador terminará recibiendo divisas subsidiadas para luego revenderlas en el mercado negro. En los próximos meses podría pagar un alto costo político si mantiene la obsesión de centralizar todas las importaciones y sustituye la labor que cumplía el sector privado.

La ofensiva económica –la fiscalización y eventual confiscación de mercancías para rematarlas a precios fijados por el Gobierno– continuará en los próximos meses. El comercio deberá ajustar los márgenes de ganancias. Para ello podrá echar mano de una Ley de Precios Justos, que aprobará con los poderes legislativos recibidos del Parlamento, y que establecerá un tope de 30% en las ganancias; de una superintendencia de precios justos y de los fiscales que contratará el Estado para vigilar hasta el último palmo del país. “Tengan la seguridad de que los fiscalizaremos a todos tarde o temprano”, vaticinó el Presidente.

 

ABC

Maduro establecerá un 30 por ciento de ganancia máxima en todas las actividades económicas de Venezuela 

Además, fusionará el Ministerio de la Banca Pública con el de Finanzas, bajo la dirección de Marco Torres

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El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha anunciado este miércoles la creación de un órgano jurídico que establecerá un 30 por ciento de ganancia máxima en todas las actividades económicas del país y nombra a Marco Torres como nuevo ministro de Finanzas, entre otras medidas que buscan mantener la ofensiva contra la “guerra económica”, lanzada supuestamente por la oposición política en connivencia con algunos empresarios.

En concreto, el mandatario ha asegurado que en las próximas horas saldrá en Gaceta Oficial la Ley Habilitante de Costos y Precios Justos, que establece las normas para la ganancia máxima por parte de los empresarios y ha añadido que el nuevo texto jurídico “tiene como objetivo resguardar las libertades y los derechos económicos y sociales del pueblo venezolano, así como ordenar la economía nacional”.

De la misma forma, ha anunciado que fusionará el Ministerio de la Banca Pública con el de Finanzas, bajo la dirección de Marco Torres, que hasta la fecha ejercía como ministro del primero de los organismos, durante su mensaje anual al pueblo venezolano, desde la Tribuna de Oradores de la Asamblea Nacional. “Voy a fusionar el Ministerio de la Banca Pública y el Ministerio de Economía y Finanzas y como ministro de Economía y Finanzas pondré a Marco Torres, quien es el actualmente el Ministro de la Banca Publica”, ha detallado el mandatario venezolano.

Según ha informado el portal de información venezolano Noticias 24, con esta fusión, el exministro de Economía y Finanzas, Nelson Merentes, pasará a ser el presidente del Banco Central de Venezuela, cargo que ya desempeñó en el pasado. “Irá al BCV para que aplique el conocimiento que nos ha demostrado en estos años”, ha concretado. Por otra parte, el jefe de Estado ha ratificado en su cargo a Rafael Ramírez como viceministro de Economía y “conductor central del gabinete económico” desde la presidencia de Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Finalmente, Maduro ha anunciado que la cartera de Comercio será dirigida por José Khan.

«Ni un solo dólar»

Finalmente, ha manifestado su intención de reestructurar los sistemas que administran las divisas en el país. Así, el mandatario prohíbe a los órganos administradores de las divisas que entreguen “ni un solo dólar” a las empresas fantasmas, ordenando tomar el control “pleno y absoluto” de la inversión de las divisas en Venezuela. “Ordeno a no hacer entrega de divisas a empresas fantasmas o que estén bajo sospecha por uso irregular de la moneda extranjera. A las mafias no les importa la alimentación de nuestro pueblo, por eso le esconden los alimentos y siguen imponiendo precios especulativos”, ha concluido el presidente, en declaraciones recogidas por el canal TeleSur.

 

La Nación de Argentina

Maduro apuesta a una devaluación en la sombra

Anunció que mantendrá el tipo de cambio a 6,30 bolívares por dólar, pero su valor llegaría a 11 bolívares en las subastas del Sistema Complementario de Divisas

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Por   | Para LA NACION

CARACAS.- En medio de la gran expectativa que había por su discurso ante la Asamblea Nacional, el presidente Nicolás Maduro adelantó ayer que mantendrá el cambio oficial a 6,30 bolívares por dólar durante todo el año: una apuesta del nuevo gabinete económico que esconde una devaluación “solapada”, al optar por las subastas del Sistema Complementario de Divisas (Sicad), donde el valor del dólar llegaría a 11 bolívares, y por la desaparición del omnipresente Cadivi durante una década, el órgano que administraba las divisas y que estaba condenado a muerte.

“Maduro opta por la peor vía: mantener el dólar a 6,30. ¿Qué significa? Que la impresión de billetes desde el Banco Central de Venezuela (BCV) va en aumento”, señaló el economista Asdrúbal Oliveros. “El gobierno se decanta por mantener el dólar a 6,30 para no anunciar una devaluación explícita, pero fortalece el Sicad”, explicó Luis Vicente León, presidente de la consultora Datanálisis.

Maduro confirmó al zar económico, el vicepresidente Rafael Ramírez -también presidente de la estatal Pdvsa-, y anunció la caída del pragmático Nelson Merentes, que perdió la batalla frente a los ortodoxos: deja de ser ministro para volver al BCV. El nuevo hombre fuerte de Economía y Finanzas será Marco Torres.

Los primeros análisis de los economistas sostienen que Venezuela jugará con dos tipos de cambio, a 6,30 para alimentos y medicinas, y otro más alto, el del Sicad, en torno a 11 bolívares por dólar. “Trasladar al Sicad los requerimientos de divisas es una devaluación solapada”, afirmó el experto Jesús Casique.

Venezuela mantiene un férreo control de cambio desde 2003, pero los largos trámites de obtención de dólares produjeron cuellos de botella para importadores y productores locales que necesitan moneda extranjera para comprar materias primas o productos del exterior.

En tanto, el presidente también anunció, para regocijo de sus diputados e invitados, que “en las próximas horas saldrá en la gaceta oficial la ley de precios justos, con las normas para que las ganancias tengan un máximo del 30%”. La ministra Andreína Tarazón dirigirá un nuevo organismo de Superintendencia de Precios Justos. “Un millón de inspectores, todo el pueblo inspector”, clamó Maduro.

En su primera comparecencia parlamentaria de envergadura en este año, la “Memoria y Cuenta 2013” (una especie de debate del estado de la nación), Maduro leyó hasta las comillas para añorar a Hugo Chávez y para atacar sin freno a la oposición y a los medios independientes, tras enfatizar que el chavismo no pretende eliminar la democracia.

El balance de la gestión del “hijo de Chávez”, que había despertado gran expectativa ante el anuncio de medidas económicas, se convirtió en una nueva reivindicación de la revolución bolivariana y en un ejercicio de justificación ante la grave crisis que padece el país, víctima según la narrativa revolucionaria de “la más brutal y despiadada guerra económica, de odio contra el pueblo”.

Capitalismo salvaje frente a revolución humanista, según se empeñó en justificar Maduro, que no reconoció ninguna culpa económica y desvió todos los problemas a otros factores políticos y empresariales.

“Alerta, pueblo, para las batallas pendientes del presente y del futuro”, advirtió, tras vincular a la “burguesía parasitaria” con el “funcionariado corrupto” del chavismo. “Vamos con mano de acero, que no nos tiemble ninguna decisión. No habrá arrepentimiento. A las mafias no les importa la alimentación de nuestro pueblo”, acusó en el mismo día que Venezuela se llenaba de colas en busca de esos mismos productos básicos.

“Ante los embates de la facción apátrida, pasamos a la ofensiva. Frente a cada agresión, debe surgir una ley para enfrentarla. Hoy contamos con una ley habilitante para enfrentar tanto abuso, tanto atropello. Cuando la ley me autoriza, no conozco imposibles”, dijo.

Maduro insistió en que la llamada burguesía camufla sus objetivos políticos detrás de “delincuentes”: esconde los alimentos, especulan con los precios?

“Se equivocaron los enemigos del gigante [por Chávez], la revolución no desapareció”, indicó el presidente, al enfatizar varias palabras (paz, democracia, amplias libertades) que la oposición pone en absoluta tela de juicio.

“Fue el año más difícil para la revolución bolivariana. Nada puede compararse con la magnitud de la pérdida que tuvimos: la desaparición física del comandante supremo. Desaparecía nuestro padre y guía, el grande hombre que siempre nos señalaba el camino, el más amoroso entre los amorosos”, leyó con alguna dificultad el presidente, lleno de ímpetu, pero poco acertado con sus giros y palabras.

Hubo ataques constantes contra la oposición y la burguesía, que en el discurso chavista se confunden de forma voluntaria. Y también contra el imperio, incluso gritando un “honor y gloria a Martin Luther King”, cuyo aniversario de su nacimiento se celebraba ayer.

“Tanto que repites la palabra independencia y cada día es más evidente tu intención de convertirnos en una colonia cubana”, contestó el diputado opositor Julio Borges, vía Twitter, a pocos metros del presidente. El dirigente de Primero Justicia fue saludado por Maduro en su entrada al hemiciclo.

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