Robert Kagan, a través de su libro “Of Paradise and Power. America and Europa in the New World Order”, popularizó un símil el cual señala que los europeos son de Venus y los estadounidenses son de Marte, en una clara alusión a la propensión de los Estados Unidos de América a recurrir al poder duro para solucionar asuntos en el ámbito internacional. Esto al contrario de la actitud siempre conciliadora, dialogante y de búsqueda del multilateralismo que usualmente emplean los europeos para el abordaje de situaciones de alta complejidad en el mundo. Es decir, según Kagan, los Estados Unidos son cultores de Marte, el Dios de la Guerra, mientras Europa es cultora de Venus, la Diosa del Amor.
Mucho menos popularizada es la aproximación que sobre el concierto internacional presenta Kagan en esa misma obra. Para el autor, el orden mundial podría representarse de manera similar al “far-west” americano. Así, en un ambiente anárquico, los Estados Unidos son el sheriff, quien normalmente impone la ley contra los forajidos que atentan contra el bien y el orden. Obviamente, muchas veces este sheriff se ve obligado a utilizar sus armas contra los bandidos. La mayoría de los parroquianos ven con muy buenos ojos dicha situación, a pesar de que realmente al sheriff nadie lo designó para cumplir con esta función.
En este “far-west”, continúa Kagan, Europa sería el cantinero, a quien no le gusta meterse en líos con nadie y está muy tranquilo sirviendo tragos, aun a los bandidos de la comarca. Los rufianes, fuera de la ley, están siempre pendientes del sheriff y cuando tienen la oportunidad lo atacan, buscando hacerle daño por cualquier medio. Por otro lado nunca molestan al cantinero, en fin ¿quién quiere dispararle al cantinero?
Siguiendo esa analogía, de seguro Kagan escribiría algo parecido a lo siguiente para representar la realidad latinoamericana.
Un alguacil de muy bajo nivel se rebeló contra los administradores de una de las comarca al sur, pero en vez de arrestarlo y ponerlo en la cárcel, los habitantes de la misma más bien lo seleccionaron como su nuevo administrador. Este se dedicó a modificar las leyes de la comarca para quedarse indefinidamente como su regente, mientras en paralelo culpa e insulta al sheriff por ser el causante de todos problemas de la misma y de sus alrededores. Pero no sólo ha hecho esto, sino que utiliza los dineros de los habitantes de la comunidad para regalárselos a sus amigos, siempre y cuando molesten al sheriff en todo lo que puedan.
Además, ahora, bajo su liderazgo, la mayoría de sus amigos se han convertido en administradores de sus respectivas comarcas, en algunos casos llegando a esa posición utilizando argucias y métodos violentos. Estos siguiendo los consejos de su líder igualmente con muchas trampas han modificado las leyes para perpetuarse como regentes. De hecho, uno de ellos murió por causas naturales y su esposa se mantiene siendo la administradora de ese territorio.
El cantinero dice que el administrador de la comarca del sur y sus amigos son muy simpáticos y los ven con muy buenos ojos, a pesar de que estos se aliaron con un pareja de hermanos bandoleros que han mantenido aterrorizados por 50 años a los habitantes de una isla del sur; se han dedicado a comprar muchas armas y permitir que grupos de forajidos se muevan libremente por sus territorios, unos para contrabandear licor y otros para planificar un ataque contra el sheriff.
En algunas ocasiones los administradores del sur se reúnen, atacan verbalmente al sheriff, se burlan de él y apoyan a unos cuatreros que asesinan y contrabandean en la comarca vecina del líder del grupo. Algunas comarcas con administradores preocupados han advertido que dicha camarilla está fuera de la ley y el propio sheriff ha acusado de malhechores a un grupo de colaboradores inmediatos del líder del grupo, colocándolos en su lista de personas indeseables. A pesar de ello, el sheriff ha señalado que el administrador del sur no representa una amenaza para los habitantes de su comarca y se mantiene comprando sus cosechas como habitualmente lo hacía a los administradores anteriores.
Cada día que pasa el sheriff se parece más al cantinero.
Leopoldo E. Colmenares G.