Se ha desatado una más que justificada polémica, dentro y fuera del país, acerca de la incorporación de Venezuela al Mercosur. Aunque el método de ingreso es irregular y valdría la pena seguir ahondando en éste, seguiremos el hecho tal y como los gobiernos de Argentina, Brasil y Venezuela los han querido presentar, es decir, como un fait accompli. Vamos a concentrarnos en exponer nuestra opinión con respecto a quiénes ganan y quiénes pierden con la presencia de Venezuela en Mercosur.
Ganadores
Gran ganador: Argentina. La llegada de Venezuela al Mercosur implica la apertura de un mercado para productos agrícolas argentinos, con el añadido de ser algo más que un aliado ideológico, pues en el gobierno venezolano hay avidez por sofisticar el mensaje político y lograr esa fórmula populista-militarista que en la región sólo ha logrado el peronismo. Pero no se queda allí, además de la influencia que Buenos Aires puede llegar a tener en las mentes de jerarcas del chavismo, está el tema geopolítico grueso de contrabalancear dentro del Mercosur al gigante Brasil. El tándem argentino-venezolano, que abiertamente se opone a las grandes potencias del norte (en especial si son las anglosajonas), ha venido aplicando una serie de maniobras diplomáticas y financieras que buscan disminuir la creciente influencia brasileña.
Gana mucho: Brasil. A pesar de las maniobras geoestratégicas de Argentina, secundada por Venezuela, Brasil sigue jugando con paciencia, esperando que Suramérica caiga en su manos como la fruta madura a la que no hay que arrancar. Incorporar a Venezuela es eliminar las pocas barreras que podrían haber quedado para sus exportaciones al país, tratando de hacer irreversible el desplazamiento económico de Colombia y afianzando la influencia sobre Caracas. En su proyecto de potencia mundial, Brasil debe lograr dos objetivos encadenados: presentarse, sobre todo frente a los EEUU, como el único interlocutor autorizado en el hemisferio de materia de seguridad; y ser el núcleo indiscutible de un bloque geopolítico basado en Suramérica. Para ambos es necesario demostrar que puede facilitar o restringir los objetivos de Venezuela, y nada mejor que una alianza para controlar a otro Estado.
Gana moderadamente: gobierno de Venezuela. La entrada al Mercosur es sin duda un triunfo exterior que se incluye en la actual agenda electoral. A ello se puede agregar el objetico geopolítico expuesto en el caso de Argentina, pero quizá lo más importante es lo que han dicho los voceros gubernamentales sin ningún empacho: podrán importar a menores costos. Siendo la senda del socialismo de Chávez la minimización del sector privado, ello en procura de la hegemonía nacional, la reducción en el costo de las importaciones en vital en un ambiente internacional en el cual hay incertidumbre sobre los precios del petróleo en el costo y mediano plazo.
Gana algo: Estados Unidos. Aunque la propaganda oficial venezolana se base en repetir que el ingreso al Mercosur es una estocada a los intereses de la gran potencia, lo cierto es que commodities como el crudo circulan sin restricciones, por lo que las exportaciones venezolanas de petróleo no mejorarán en su nuevo esquema de integración, manteniéndose la dependencia al mercado estadounidense. La ganancia de Washington es que, aunque suponga mejorar la posición de poder de Brasil, la intensificación de la influencia brasileña sobre Venezuela resulta conveniente en un marco de construcción de un espacio hemisférico de seguridad.
Perdedores
Pierde algo: sector industrial exportador estadounidense. No es el mayor mercado, pero Venezuela ha sido y es un importador de manufactura de los EEUU. El crecimiento de Brasil constituye una competencia importante en el mercado venezolano para la industria estadounidense, aunque mucha de esa industria esté buscando destinos más robustos en materia de consumo por volumen, y ya haya exportando buena parte de sus puestos de trabajo a otros países.
Pierde moderadamente: sectores conservadores de Paraguay. Como un hecho consumado en el que los principales miembros de Mercosur ganan, resultará difícil que cuando Paraguay se reincorpore pueda lograr la expulsión de Venezuela. El dique anti-chavista que fue el actual senado paraguayo seguirá teniendo posiciones privilegiadas dentro de su país, pero ahora se enfrentará con la presión venezolana desde dentro del mismo Mercosur. Es probable que Brasil ejerza capacidades de control, pero no podrá limitar siempre la autonomía venezolana, que además seguirá contando con el apoyo argentino en su búsqueda de debilitamiento relativo brasileño.
Pierde mucho: Colombia. El desplazamiento comercial de Colombia frente a Brasil viene operando desde mediados de la década pasada, y la llegada de Venezuela al Mercosur tiende a hacer irreversible el efecto. Colombia se viene preparando para el actual escenario desde los tiempos del primer gobierno de Uribe, negociando una serie TLC con la UE, China, Corea del Sur y EEUU, pero además, impulsando la conformación del Arco Pacífico Latinoamericano. No obstante, la geografía y la infraestructura colombianas apuntan hacia Venezuela, y no será fácil (ni barato) sustituir éste mercado.
Gran perdedor: sociedad venezolana. Es poco lo que Venezuela podrá exportar al Mercosur, pero ello se compensará con la exportación de puestos de trabajo ante la merma de la industria nacional, que en las actuales condiciones es incapaz de competir en los sectores agrícola e industrial con los de Argentina y Brasil (e incluso Uruguay). El poder del Estado importador se traducirá en mayor control sobre la sociedad y en la posible adaptación progresiva a un modelo de dependencia que encumbre al socialismo como modelo dominante.
Nota aparte. Los ganadores (y el escenario) inesperados: China y Rusia. No es sencillo determinar cuánto pueden ganar Beijing y Moscú en el ingreso de Venezuela al Mercosur, pero si podemos decir que son ganadores netos. China se ha convertido en el segundo destino de las exportaciones de petróleo venezolano, y los capitales chinos son fundamentales para que el gobierno de Venezuela pueda apuntalar su modelo hegemónico predominantemente importador. Rusia ha conseguido beneficios en los sectores militar, construcción y energía, pero lo más importante es minimizar, así sea un poco, la influencia estadounidense en Venezuela. Ambas potencias extrarregionales ganan, pero se abre una serie de escenarios poco prevista entre los BRIC, y es el de la competencia geopolítica directa entre ellos. Venezuela se aproxima a ser uno de esos escenarios.