Cuatro ferris oxidados revelan qué pasó con la flota comercial más potente de Venezuela - Runrun
Cuatro ferris oxidados revelan qué pasó con la flota comercial más potente de Venezuela

“ESTE BARCO ERA LO MAXIMO”, dice nostálgico el operario Eucario Caldera, mientras señala la todavía imponente silueta del “Lidia Concepción”. Pese a que la mitad del casco yace hundido bajo el agua, la parte aún visible da idea de la grandeza pasada del que hace no tanto tiempo fue uno de los ferris más modernos y veloces de Venezuela, difundió la BBC en un reportaje.

Entregado en 2002 a la naviera Conferry por el fabricante australiano Austal, el “Lidia” podía transportar más de 800 personas y cerca de 250 automóviles a una velocidad de 40 nudos por hora.”Si no estuviera amarrado, se habría hundido del todo”.

Uno de los más modernos de Venezuela

El barco lleva más de 4 años fuera de servicio en el puerto de la ciudad de Puerto La Cruz, en el estado Anzoátegui. No es el único. Botado en 2002, el Lidia Concepción era antes de su abandono uno de los transbordadores más modernos y veloces de Venezuela.
Aquí languidecen a merced del salitre y la corrosión los restos de la flota de Conferry, un día la naviera comercial más potente de Venezuela.

Estos buques zarpaban a diario desde aquí rumbo hacia la Isla Margarita, uno de los principales destinos turísticos del país, en un trayecto que duraba unas cuatro horas. “Esto era antes un puerto plenamente operativo, ahora tenemos un terminal completo abarrotado de plena chatarra”, explica este empleado de Conferry mientras recorre las instalaciones.

Hasta 4 barcos de grandes dimensiones lucen oxidados y escorados, como si una mano invisible los hubiera vencido. En su interior se acumulan los vestigios de la época en la que surcaban las aguas del Caribe.

En el “Rosa Eugenia” los chalecos salvavidas flotan en el agua que ha inundado una bodega en la que antes embarcaban los autos de los turistas y los camiones de mercancías. En su puente de mando, repleto de cristales rotos, el timón, la radio y otros instrumentos de navegación parecen aún dispuestos para una improbable nueva travesía.

A unos se les sumergió la popa, otros se escoraron por estribor debido al peso del agua que ya no podían achicar.

La historia de este naufragio paulatino se escribió por completo en Venezuela. La ficha técnica del Rosa Eugenia está hoy olvidada entre otro montón de cosas en el puente de mando del buque.

 

La “recuperación” de la nueva Conferry

Pese a ello, Chávez anunció un “plan de recuperación” y la ampliación de la compañía, que fue rebautizada como La Nueva Conferry.

Fue solo una más de las numerosas expropiaciones que el líder bolivariano ordenó como presidente de Venezuela.

Declarado partidario de que las “actividades económicas estratégicas” estuvieran directamente bajo propiedad y control del Estado, Chávez estatizó la principal compañía telefónica, Cantv, y la eléctrica Corpoelec, entre muchas otras.

El chavismo presenta las expropiaciones como la devolución al pueblo venezolano de la riqueza nacional que “el gran capital” le había arrebatado, pero los críticos aseguran que abrieron la puerta a la corrupción, paralizaron empresas que hasta entonces habían sido productivas y deterioraron los servicios públicos.

La eléctrica Corpoelec está hoy en el ojo del huracán por su incapacidad para normalizar el suministro eléctrico en el país.

 

Desmantelamiento y mantenimiento

La expropiación de Conferry acabó llevando a su paulatino desmantelamiento. Su agonía ha sido también la de la Isla Margarita como destino turístico.

Ignacio Casal, presidente de la Cámara de Turismo del estado Nueva Esparta, que comprende Isla Margarita, afirma que “el colapso de Conferry es una de las causas de la caída del turismo, que se ha sumado a la problemática económica del país”.

Eucario asegura que fue poco después de la expropiación cuando los barcos empezaron a dejar de recibir el mantenimiento adecuado y comenzaron los problemas.

Si antes eran enviados cada 24 o 30 meses a diques en Puerto Cabello, en Venezuela, o a la vecina isla de Curazao para recibir lo que en el argot naval se conoce como “mantenimiento mayor”, en la Conferry expropiada eso dejó de suceder, denuncian.

Incapaces de poner en marcha las bombas de achique por la falta de revisiones y repuestos, los buques acabaron sucumbiendo al peso del agua que inexorablemente se acumula en su sentina.

Solo el Virgen del Valle resiste en su base en el puerto de Guanta como único sobreviviente activo de la flota. Desde Guanta, sigue cubriendo la ruta que lleva a la Isla Margarita.

Fue adquirido junto con otros dos por orden del entonces ministro de Transporte del nuevo gobierno de Nicolás Maduro, el mayor general Hebert García Plaza.

Pero, según recuerda Eucario, los otros dos resultaron estar en mal estado y nunca entraron en servicio.

Un tribunal de Caracas ordenó en 2015 la detención de García Plaza, acusado de peculado doloso por su papel en esta transacción, pero el dirigente, ahora enfrentado a Maduro, nunca respondió por su supuesto delito y se cree que hoy está fuera del país.

Negocios turbios como este, y el irreversible marchitarse de la compañía, fueron lo que dejaron a sus empleados entre la desolación y la indignación.

 

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