Tres claves para entender las nuevas sanciones económicas de EEUU a Venezuela
Tras la nada sorprendente victoria de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales, nuevas sanciones a la economía venezolana por parte del Departamento del Tesoro de Estados Unidos limitan el campo de acción del gobierno.
Antes del 20 de mayo, funcionarios y actores políticos estadounidenses habían advertido al gobierno de Nicolás Maduro que, de llevar a cabo los comicios presidenciales, consideradas por una veintena de países como fraudulentas e ilegítimas, habrían consecuencias.
Estas se materializaron en la forma de nuevas sanciones económicas, que aumentan la presión sobre el régimen de Maduro, al limitar su capacidad de obtener liquidez, incluidas las cuentas por cobrar, del gobierno, la petrolera estatal PDVSA y el Banco Central Venezolano.
La intención detrás de las sanciones es “evitar que el régimen de Maduro venda o garantice ciertos activos financieros venezolanos, y para prohibir que el régimen gane dinero de la venta de ciertas entidades del Gobierno venezolano”, aseguró el presidente Donald Trump en un comunicado.
Altos funcionarios de la administración de Trump indicaron que esta orden también “cierra otra vía de corrupción que hemos observado que se usa: niega a los funcionarios venezolanos corruptos la capacidad de valorar indebidamente y vender activos públicos a cambio de sobornos”. De acuerdo a Bloomberg, los funcionarios se negaron a decir qué activos están preocupados de que Maduro pudiese vender.
El internacionalista e investigador del Atlantic Council, Mariano de Alba, quien ha estudiado las sanciones aplicadas a Venezuela, comentó a Runrun.es que esta nueva medida restringirá de manera muy importante las actividades económicas del gobierno. “Esto va a confirmar que es muy difícil tener una relación comercial con Estados Unidos y su sistema financiero”.
Las actividades económicas están en juego
Las medidas tomadas este lunes por el Departamento del Tesoro no pueden ser consideradas un embargo, aunque en la práctica se podrían ver efectos parecidos, señaló De Alba. Esta prohibición a entidades estadounidenses de involucrarse con la deuda venezolana o de PDVSA se suma a las sanciones que Trump aplicó a Venezuela en agosto del 2017, que impiden a Maduro transar bonos específicos con norteamericanos.
Desde las primeras sanciones financieras, la economía venezolana ha visto afectada sus actividades, detalló el internacionalista, pues los bancos y entidades financieras deben someter a mayor escrutinio las transacciones, lo que genera retrasos que no son nada convenientes para el comercio de un país.
Así, estas sanciones “dejan muy mal parada a cualquier transacción que tenga que ver con PDVSA en el sistema financiero de EEUU”. Más allá del impacto por la prohibición de la compra de deudas y facturas, el circulamiento de operaciones financieras venezolanas por el sistema genera un riesgo enorme para la otra entidad que esté haciendo tratos con el gobierno, que puede enfrentar consecuencias penales de violar el mandato de Trump.
En el medio de la presión está Citgo
La orden ejecutiva impide la venta, transferencia, asignación o compromiso de garantía por el gobierno de Venezuela de cualquier participación de capital donde el gobierno de Venezuela tenga 50% o más de participación. Esto significa que Maduro no podrá usar a ninguna empresa mixta para conseguir dinero rápido y fácil por parte de entidades estadounidenses. Citgo, la refinadora de petróleo de PDVSA en EEUU, está entre ellas.
Antonio de la Cruz, director ejecutivo del think thank Inter American Trends en Washington, dijo a Bloomberg que la decisión también “reduce la capacidad (de Venezuela) para financiarse utilizando su principal filial estadounidense, Citgo Petroleum Corporation”.
Cuentas por cobrar sin futuro
Venezuela, bajo el mandato del fallecido presidente Hugo Chávez, creó una serie de bloques internacionales para consolidar alianzas. Una de ellas es PetroCaribe, un programa a través del cual pequeñas naciones de Centroamérica y el Caribe compran petróleo a PDVSA por una porción del precio real, y el resto es financiado a bajas tasas de interés con 25 años para pagar, recogió Bloomberg.
La deuda que han reunido estos países es alta. Por ejemplo, la de compañías en Nicaragua en 2016 era de 3.2 mil millones de dólares según Fitch Ratings. Estas cuentas por cobrar podrían ser usadas como una ficha de canje por Venezuela, quien podría llegar a un acuerdo con otras compañías o países que accedan a comprar la deuda y pagar al gobierno un precio más bajo pero de manera rápida.
Aunque Maduro ha cobrado esa deuda directamente con los países de acuerdo al experto, la posibilidad de conseguir dinero rápido con ella, u ofrecerla como garantía, es ahora bloqueada por EEUU, dijo De Alba.
Además, las relaciones económicas con China y Rusia podrían verse afectadas por esta medida. La administración de Trump informó el financiamiento a Venezuela fue tema de discusión con una delegación china, aunque las conclusiones de tal encuentro no fueron publicadas. En el caso de Rusia, el incremento de las posibilidades de caer en problema legal por operaciones con Venezuela podría desestimar algunas actividades bilaterales, aunque hay que esperar a ver la reacción de Putin al respecto, concluyó el investigador.