Allegados del entrenador Richard Marín niegan todos los señalamientos que en el último mes alumnos y representantes del colegio han hecho en su contra. Sus parientes esperan, con ansias, los resultados de las pruebas de ADN del instructor que fueron analizadas para determinar si guardan relación con una muestra, que se presume es semen, hallada en el interior de la primera víctima de abuso sexual el 28 de junio
EL 30 DE JUNIO, LA VIDA del profesor de natación del Colegio Emil Friedman, Richard Marín, cambió por completo. Ese día el instructor, cuando fue apresado por una comisión de funcionarios del Cicpc por presuntamente estar involucrado en el abuso sexual de un alumno de seis años de edad, cambió su rutina laboral por una silla de la División de Investigación y Protección en Materia del Niño, Adolescente, Mujer y Familia de la policía judicial, ubicada en la avenida Urdaneta.
Desde hace 45 días el profesor Marín no ha trabajado en la institución educativa, ni en el gimnasio del Valle Arriba Athletic Club, o en la piscina del Theater Club; tampoco ha dado sus clases particulares durante los fines de semana. Todas sus funciones se resumieron a un mismo escenario que lo mantiene esposado con la mano izquierda a la silla en la que duerme, come y lee y, de acuerdo con lo que aseguran sus familiares, solo se levanta en los horarios permitidos para ir al baño.
“El profesor Richard Marín es hijo, profesor, esposo y padre de dos preciosidades. Es un hombre que ha dedicado toda su vida al deporte y al trabajo. No tiene ninguna mancha en su hoja de vida laboral ni personal. Su único punto en contra es ser malencarado, exigente, frontal, directo y para nada es meloso. Por el contrario, es muy serio. Quizá por eso los niños lo tildan de malo, cuando en realidad sólo es exigente y objetivo en su labor como docente. A la opinión pública le digo que antes de acusar, etiquetar, juzgar y condenar a alguien, es recomendable conocerlo, ponerse en sus zapatos y no hacer de jueces”, manifestó uno de los parientes del entrenador.
Los familiares de Richard Marín niegan las acusaciones que alumnos y representantes del Colegio Emil Friedman han hecho en su contra. Todos esperan, con ansias, los resultados de la muestra de ADN del instructor que fue analizada para determinar si guarda relación con una sustancia hallada en el interior de la primera víctima de abuso sexual el 28 de junio.
“No nos explicamos por qué demoraron tanto para hacer las pruebas de ADN de Richard si las muestras se tomaron el 13 de julio. Lo que tememos es que han querido politizar este caso para intervenir el colegio y han utilizado a Richard como un chivo expiatorio. Además, es importante que se sepa que varias solicitudes que han hecho los abogados de la defensa, como por ejemplo permitir que un psicólogo privado esté presente en las entrevistas de los niños, han sido rechazadas”, manifestó uno de los allegados de Marín que aseguró que los abogados no están siendo pagados por el colegio.
Llora por sus hijas
Para uno de los familiares del entrenador es curioso que quienes están involucrados en la investigación no han entrevistado a las dos hijas del profesor: “Si están investigando a Richard por abuso sexual, creo que uno de los pasos sería entrevistar a sus dos hijas para determinar si han sido víctimas. Él está muy afectado y llora por sus hijas, al igual que ellas por su padre. Cuando lo hemos visitado, por menos de 10 minutos, lo hemos encontrado con la mirada triste y apagada. Él es inocente. Un excelente hombre que siempre ponía de primero el trabajo ante cualquier cosa”.
Desde hace mes y medio, a la sede del Cicpc de la avenida Urdaneta llega un motorizado que le lleva comida de lunes a viernes al instructor: “Representantes de la categoría máster que vieron clases con Richard creen en su plena inocencia y se han organizado para traerle sus comidas con el motorizado. Estamos agradecidos porque hemos recibido mucho apoyo de quienes lo conocen y están seguros de su inocencia”, precisó un pariente del profesor.
Los familiares del profesor Richard Marín están a la expectativa de conocer cuál será el acto conclusivo que presente en los próximos días el Ministerio Público. El entrenador, sin embargo, ya viste el uniforme del Nuevo Régimen Penitenciario que por norma deben utilizar los presos que son trasladados a la cárcel de Tocuyito en el estado Carabobo. Ese fue el centro de reclusión que la Fiscalía le asignó el 4 de julio cuando le fue dictada la privativa de libertad al entrenador.
