Seguramente nadie pensó jamás que Omar se metería entre los 50 hiteadores más prolíficos de eso que llaman “El mejor beisbol del mundo”, pero el va hacia allá, derechito, porque para el siempre fue una meta.
Conozco a Omar Vizquel desde el bachillerato, cuando ya su nombre era mítico entre los jugadores de su categoría en el beisbol menor y se hablaba de sus “manos” .
No puedo decir que le molestaba que sólo se hablara de su increíble defensa, pero Omar siempre buscó ser un pelotero integral. Por eso se hizo ambidiestro, para equilibrar su “debilidad” ofensiva con habilidad.
Se fajó a trabajar su cuerpo para fortalecer sus brazos, su torso y piernas, no sólo buscando ser mejor en la pradera corta, sino para ayudar a la ofensiva y lo consiguió con mucho trabajo, disciplina y sacrificios.
En 1992 bateó para .294, en 1996 dejó su average en .297 y en 1999 se montó en el potro y dejó promedio de .333 y otra vez estuvo cerca en 2006 cuando golpeó para .295. De por vida batea .272 , un número frío que no revela que nunca ha sido un out fácil o un bate desestimable.
Jamás recibió un dólar por conectar imparables, pero siempre los buscó. Su gran cualidad fue esa defensa de la que hablan los 11 Guantes de Oro y el mejor porcentaje de fildeo de la historia.
Pues sus hits también lo llevarán a Cooperstown.
Pocos o nadie imaginó que Omar Vizquel estaría a esta hora con 2732 imparables, igualado en el lugar 53 de todos los tiempos con Tany Pérez, pero estoy segura de que el si, para Omar siempre fue su objetivo y tenacidad su palabra favorita.