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Y Jesús Aguilarte también está en Cuba por Juan Carlos Zapata

Un caso que ilustra una vez más las dos justicias es el del ex-gobernador de Apure, Jesús Aguilarte Gámez. Que no se resbale un funcionario de la oposición  porque saltándose toda la normativa legal, es inhabilitado, sin derecho a la defensa. O que un dirigente opositor incurra en algún desliz: va preso de una vez. Que se defienda después. En cambio, el ex-gobernador de Apure, Jesús Aguilarte Gámez, disfruta de otro trato. Así como se lee. Pese a las presiones de factores de su mismo partido que lo quieren ver procesado. En el asunto Aguilarte no hay mucho que buscar. Los elementos que le señalan quedaron a la vista con su renuncia al cargo. O mejor dicho, con la destitución de que fue objeto. Y es que eran tan obvias las irregularidades en su gestión, que hasta el mismo Chávez lo emplazó públicamente.

Chávez, quien lo impuso contra la opinión de sus partidarios. Las investigaciones avanzan, cierto. Hay dos funcionarios detenidos. Prohibición de enajenar y gravar para la ex-procuradora del Estado. Otra funcionaria de su entorno bajo la lupa. Los dos fiscales especiales designados en Caracas se acercan al punto clave: la figura del ex-gobernador. Todo porque el PSUV regional solicitó que se acelere el caso. Todo porque hay dirigentes regionales que no desean un caso más de impunidad. Sin descartar que la posición firme de  esos dirigentes regionales, les acarrea un riesgo, ya que Aguilarte siempre será un protegido del Presidente. Pero en Apure, el ex-mandatario se ha convertido en un peso muerto para el trabajo político y pone en peligro el triunfo electoral en el llano. “Recuperar la confianza significa procesar a Aguilarte”, señaló un diputado regional.

Y aquí está el elemento central. Se acerca la campaña. Si no es procesado, la oposición en Apure tendrá a su favor el argumento Aguilarte. Y al candidato seguro del PSUV, el gobernador designado, Ramón Carrizales, le conviene que no se le dé más largas a la decisión que haya que tomar. Pero ocurre que Aguilarte está en Cuba. Descansando. En chequeos médicos. Dicen que por una supuesta golpiza que le propinó un grupo en su casa de Maracay, casualmente en los días siguientes en que abandonaba el cargo. Pero qué raro, a un dirigente de la oposición, de inmediato se le dicta medida de prohibición del país. Aguilarte en cambio, salió directo para el mar de la felicidad. Allá ha coincidido con el Presidente, ahora enfermo en La Habana. ¿Se habrán visto? No hay fotos ni fuentes que lo confirmen.

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Un caso que ilustra una vez más las dos justicias es el del ex-gobernador de Apure, Jesús Aguilarte Gámez. Que no se resbale un funcionario de la oposición  porque saltándose toda la normativa legal, es inhabilitado, sin derecho a la defensa. O que un dirigente opositor incurra en algún desliz: va preso de una vez. Que se defienda después. En cambio, el ex-gobernador de Apure, Jesús Aguilarte Gámez, disfruta de otro trato. Así como se lee. Pese a las presiones de factores de su mismo partido que lo quieren ver procesado. En el asunto Aguilarte no hay mucho que buscar. Los elementos que le señalan quedaron a la vista con su renuncia al cargo. O mejor dicho, con la destitución de que fue objeto. Y es que eran tan obvias las irregularidades en su gestión, que hasta el mismo Chávez lo emplazó públicamente.

Chávez, quien lo impuso contra la opinión de sus partidarios. Las investigaciones avanzan, cierto. Hay dos funcionarios detenidos. Prohibición de enajenar y gravar para la ex-procuradora del Estado. Otra funcionaria de su entorno bajo la lupa. Los dos fiscales especiales designados en Caracas se acercan al punto clave: la figura del ex-gobernador. Todo porque el PSUV regional solicitó que se acelere el caso. Todo porque hay dirigentes regionales que no desean un caso más de impunidad. Sin descartar que la posición firme de  esos dirigentes regionales, les acarrea un riesgo, ya que Aguilarte siempre será un protegido del Presidente. Pero en Apure, el ex-mandatario se ha convertido en un peso muerto para el trabajo político y pone en peligro el triunfo electoral en el llano. “Recuperar la confianza significa procesar a Aguilarte”, señaló un diputado regional.

Y aquí está el elemento central. Se acerca la campaña. Si no es procesado, la oposición en Apure tendrá a su favor el argumento Aguilarte. Y al candidato seguro del PSUV, el gobernador designado, Ramón Carrizales, le conviene que no se le dé más largas a la decisión que haya que tomar. Pero ocurre que Aguilarte está en Cuba. Descansando. En chequeos médicos. Dicen que por una supuesta golpiza que le propinó un grupo en su casa de Maracay, casualmente en los días siguientes en que abandonaba el cargo. Pero qué raro, a un dirigente de la oposición, de inmediato se le dicta medida de prohibición del país. Aguilarte en cambio, salió directo para el mar de la felicidad. Allá ha coincidido con el Presidente, ahora enfermo en La Habana. ¿Se habrán visto? No hay fotos ni fuentes que lo confirmen.

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