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Las cuentas salen a flote por Juan Carlos Zapata

Un banquero saca cuentas. Un magnate de las telecomunicaciones. Varios altos funcionarios de PDVSA. Varios ex-altos funcionarios de PDVSA, destituidos o idos antes del desenlace. Un constructor de edificios. Un operador con residencia en Nueva York. Todos revisan y miran. Ahora es cuando los afectados por el affaire Illaramendi se miran y se lamentan. Es plata. Mucha plata. Y claro que hay plata propia. Pero hay plata de otros. Porque aquí opera la circunstancia de los testaferros y los intermediarios. Y opera la circunstancia del intermediario metido a consejero. La verdad es que desde la caída de Stanford, testaferros e intermediarios han llevado también sus golpes.& nbsp;La seguidilla ha sido dura. Más cuando algunos de los operadores que se fueron -y que perseguidos- ahora se niegan a rendir todas las cuentas bajo la excusa de que el perseguido es el operador, no el bolifuncionario, y el que ha corrido el riesgo es el operador, el testaferro, no el bolifuncionario, que sigue tranquilo, inscrito en el partido, vestido de rojo. Entonces, hay también los que para no rendir cuentas señalan: caramba, chico. La plata se perdió. Una mala decisión. Mala inversión. Hay que comenzar de nuevo. En fin, suben los precios de petróleo. Más plata en el horizonte.

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Un banquero saca cuentas. Un magnate de las telecomunicaciones. Varios altos funcionarios de PDVSA. Varios ex-altos funcionarios de PDVSA, destituidos o idos antes del desenlace. Un constructor de edificios. Un operador con residencia en Nueva York. Todos revisan y miran. Ahora es cuando los afectados por el affaire Illaramendi se miran y se lamentan. Es plata. Mucha plata. Y claro que hay plata propia. Pero hay plata de otros. Porque aquí opera la circunstancia de los testaferros y los intermediarios. Y opera la circunstancia del intermediario metido a consejero. La verdad es que desde la caída de Stanford, testaferros e intermediarios han llevado también sus golpes.& nbsp;La seguidilla ha sido dura. Más cuando algunos de los operadores que se fueron -y que perseguidos- ahora se niegan a rendir todas las cuentas bajo la excusa de que el perseguido es el operador, no el bolifuncionario, y el que ha corrido el riesgo es el operador, el testaferro, no el bolifuncionario, que sigue tranquilo, inscrito en el partido, vestido de rojo. Entonces, hay también los que para no rendir cuentas señalan: caramba, chico. La plata se perdió. Una mala decisión. Mala inversión. Hay que comenzar de nuevo. En fin, suben los precios de petróleo. Más plata en el horizonte.

Todavia hay más
Una base de datos de mujeres y personas no binarias con la que buscamos reolver el problema: la falta de diversidad de género en la vocería y fuentes autorizadas en los contenidos periodísticos.